domingo, 13 de enero de 2013

RITOS SEXUALES Y AMOROSOS EN LAS CULTURAS DEL MUNDO


"De las 2.570 páginas que he escrito, sólo 280 (es decir, un 10%), tratan de sexualidad. ¿Quién se atrevería a decir que este asunto sólo representa la décima parte de nuestras preocupaciones conscientes, tanto entre los indígenas como entre los europeos?"
Verrier Elwin, antropólogo.

 “No puedes ahumar bien el pescado fresco si le pones el fuego encima. 
Pon la leña debajo”  
Proverbio de la etnia gun.

En la tribu de los mendi, de Nueva Guinea, se produce un curioso cortejo amoroso llamado "tanim het". Durante el mismo, las parejas de enamorados se frotan mutuamente, cada vez con mayor rapidez. Finalmente, hacen el amor sobre el suelo, cubierto con hojas de caña de azúcar.


La localidad leridana de Isil, España, ha preservado una antigua fiesta de iniciación sexual: las Fallas de Isil. La tarde previa al solsticio de verano, los jovenes solteros suben a las cimas circundantes mas elevadas a buscar el fuego solar, al anochecer bajan cargando troncos prendidos a la espalda. En el pueblo les esperan las chicas solteras, cada una escoge a un chico, al que le da un ramito de plantas afrodisiacas y abortivas. Despues, pasan la noche juntos.


En 1938 se observó que las jóvenes Dahomey llevan en su mejilla izquierda una pequeña escarificación en forma circular. Dicha señal palidece cuando están emocionadas, y significa que es allí donde hay que besarlas. En la parte interna de los muslos llevaban una red de turbadores incisiones llamadas zidón ("empújame").



Entre los miembros de la etnia nuba, habitantes de la zona meridional de Sudán, el amor funciona de una maneras muy libre, pero plantea una gran exigencia física. Para acceder al interior de la cámara nupcial es necesario estar delgado y tener gran agilidad, ya que el único acceso a este espacio intimo es un pequeño orificio de 35 centímetros de diámetro, situado a un metro y medio de altura. El sistema resulta incómodo, pero tiene una finalidad muy precisa: proteger el habitáculo del viento, el calor, y sobre todo de las terribles serpientes. 


Cada muchacha designa a su compañero, levantando la pierna sobre los hombros del elegido. Este no puede mirar, solo guiarse por las sensaciones olfativas que desprende la joven, convenientemente embadurnada de aceites y cremas. Esta tribu considera el amor como una actividad refinada, que va unida a la música y la danza.


En el estado de Madya Pradesh, al noroeste de la India, los jóvenes muria son iniciados en la práctica del amor por otros chicos y chicas mayores en una choza comunal llamada "ghotul". Antes de realizar el acto amatorio, los adolescentes de ambos sexos acostumbran  a danzar alrededor del lugar. Actualmente, la visita de su territorio, que se halla bajo la vigilancia del ejercito indio, esta prohibida a los fotógrafos y cámaras extranjeros. Sin embargo, en 1991, el reportero Philippe Body pudo comprobar que la costumbre de acudir al ghotul seguía vigente. En los años cincuenta, un pastor ingles llamado Verrier Elwin, pasó un tiempo con los muria y les interrogó sobre la procedencia de esta institución. "Es para que los chavales nos dejen en paz!", bromeaba un viejo señalando a los niños, "¡menudos bichos! Estábamos hartos de sus jaleos, del ruido que armaban. Así que decidimos hacerles una casa". En realidad, admiten otros, se trata de alejar a los niños de la estera donde los padres se enlazan entre gemidos. Ocurre que los matrimonios son concertados por los parientes, incluyendo el pacto de la dote. Si tanto uno como la otra se han acostado con todos los miembros del ghotul, la curiosidad sexual habrá sido satisfecha, y las tentaciones adulteras se reducirán tras el matrimonio. Elwin perdió la fe para seguir la doctrina de Gandhi.




En Chad, antes de bailar frenéticamente ante los jóvenes, las muchachas de la tribu sara son objeto de un "curioso" ritual estético y erótico. Con una cuchilla, se les practica una incisión sobre el vientre hasta formar un dibujo. Después les arrojan ceniza en la cicatriz para aumentar el relieve.


En algunas partes del Congo y Abisinia, las matronas enseñan danzas eróticas a sus pupilas y las preparan para el acto sexual a fuerza de masajes íntimos.

En las montañas de Yunán (China), tiene lugar un caso único en el mundo. Allí, los campesinos "na" no se casan jamás, y los hijos carecen de padre conocido. Las mujeres permanecen durante toda su vida con sus hermanos y hermanas, cuidando en comunidad a los hijos de cada una. Mientras tanto, reciben ocasionalmente la visita nocturna de algún amante furtivo, que nunca será reconocido como progenitor. Es, quizá, el legado de una época en la que era frecuente que los padres murieran en guerras, vivieran como nómadas o fueran monjes budistas que habían hecho voto de castidad y, por consiguiente, no iban a reconocer a su descendencia. En ausencia de los hombres, las mujeres recogían las cosechas, daban de comer a las familias e imponían las normas. Por su parte , sus hermanos y tíos maternos visitarán las casas de otras mujeres. "Cuando un galán quiere probar una bella mujer que lo mira, le birla la cesta o el gorro. Si ella se enfada, no hay nada que hacer. Si sonríe, es que está dispuesta." cuenta el etnólogo chino Cai Hua. Ahora bien, "sin saberlo, una mujer puede ser fecundada por un medio hermano natural, un tío, o un sobrino desconocido, llegado de otro caserío" "El incesto sólo existe dentro de una misma casa". En la intimidad del hogar, el tabú es acatado con la mayor severidad: una chica no mira la televisión en compañía de un hermano o un tío materno, no anda en la oscuridad cerca de él, no baila ante sus ojos. Entre ellos, toda emoción compartida sería una vergüenza. Los mosuo tienen una tradición parecida.




En Níger, durante la celebración de la fiesta anual llamada "worso", que marca el fin de la estación de lluvias y la renovación de la vegetación, los jóvenes bororo se maquillan profusamente para participar en una suerte de concurso de belleza llamado geerewol. Los jóvenes bailan alineados frente al jurado, formado por las mujeres. La operación del maquillaje es primordial, y puede durar seus días y seis noches. Todos los danzantes van pintados de la misma manera con el fin de que sólo la belleza de cada uno sea el criterio de elección. Después, beben una infusión estimulante a base de hierbas y cortezas mezcladas con leche con el fin de aguantar en plenas condiciones. Mientras bailan, deben lucir lo blanco de sus ojos y su dentadura.Tras el desfile, ellas eligen pareja y se dirigen a los afortunados a consumar el acto sexual en la maleza. Las esposas insatisfechas pueden escoger un nuevo marido tras sacrificar un animal.


En el pueblo kalash, en la región de Hindu Kus, al norte de Pakistán, en el solsticio de invierno celebran una fiesta llamada chaumos, verdadera orgía verbal para exaltar el amor y la fecundidad. No faltan insultos entre los habitantes de distintas aldeas, y al final de la fiesta, los hombres se visten de mujeres y viceversa, y de esta guisa se lenzan todo tipo de obscenidades y provocaciones sexuales que encienden los deseos colectivos, también ayudados por el vino (no son musulmanes). Sólo después del sacrificio de cabras, pueden formarse las parejas por la noche. Se trata de acrecentar el deseo para que parejas y rebaños sean fecundados en los tiempos de abstinencia invernal. "El lenguaje del pene" dicen los kalsh, sirve para apretar lazos y regenerar fuerzas vitales.





Los u'wa constituyen un peculiar grupo étnico de 3.000 miembros que viven replegados en las verdes montañas cubiertas de selva tropical del noreste colombiano. Consideran que sus tierras son sagradas, y han conseguido rechazar a todos los intrusos, desde los españoles a los soldados del ejército colombiano o los guerrilleros. Entre sus costumbres figura una. Al llevar a la pubertad, las jóvenes deben cubrirse la cabeza con una máscara-gorro hecha de hojas de palmera, que lucirán a la vista de todos durante cuatro años, hasta el momento de su matrimonio.

En Groenlandia, entre los inuit, cuando llegaba un visitante se juega al "apagado de lámparas": los extranjeros son obsequiados con mujeres como bienvenida.






En las Islas Trobiand, el padre no llega a conocer a su hijo hasta pasadas seis semanas, en las que la madre está recogida en la choza. A partir de entonces, él se ocupará del pequeño tanto como la madre, pero nunca será reconocida su paternidad. El parentesco sigue únicamente la linea materna; de ella depende la adscripción al grupo familiar y la sucesión de los bienes y propiedades.


Entre los Huaorani, la sensualidad no se centra en los genitales ni es dominio exclusivo de la heterosexualidad adulta. Ellos no erotizan ni sexualizan su sensualidad: sensualizan la vida en común. No distinguen la sensualidad de otros placeres corporales, todos los distintos placeres corporales son simplemente "bienestar" en su vida común. Por ejemplo un huaorani no distingue entre el placer del coito y el placer que obtiene un niño cuando mama la leche materna. La necesidad de confortabilidad y de contacto físico no se interpreta como sexual, y el deseo de afecto no se toma como deseo de sexo. No erotizan las relaciones íntimas y tampoco tienen categorizaciones que distingan unos comportamientos sexuales de otros (homosexualidad, heterosexualidad, bisexualidad...). Los huaorani saben que el sexo es necesario para perpetuarse y por tanto toda su sexualidad va dirigida a fines reproductivos. Para ellos hacer sexo es simplemente dos personas (hombre y mujer) realizando el coito en una hamaca, con fines reproductivos. Como es difícil que una mujer se quede embarazada en el primer coito, todos deben contribuir a la creación de niños, de ahí que no sea raro que varios hombres pasen por la misma hamaca de una mujer. Repetir las relaciones sexuales se considera necesario para que una mujer quede embarazada y para que el feto crezca. 



“No puedes ahumar bien el pescado fresco si le pones el fuego encima. Pon la leña debajo”, reza el viejo proverbio de la etnia gun. No siempre es fácil descifrar los códigos y las claves ocultas en los cuentos y las historias eróticas africanas, pero Agnès Agboton, cuentacuentos beninesa e investigadora de la narración oral de su país, lo entendió. Entre los honvienu, un pueblo de Benín, la posición sexual del misionero (hombre arriba, mujer abajo) se considera superficial e incompleta. Dicho de otra manera: “Para que el humo penetre bien en el pescado, la leña debe arder debajo”. En Benin, cuenta, para decir “Te quiero” usan una expresión que significa “me gusta tu olor”. Así, esta cuentacuentos nos habla del problema que tuvo Mawu, el dios hacedor de todas las cosas, para colocar el sexo femenino (koto) en el lugar adecuado. Tras probar en la oreja y en la nariz, se inclinó por situarlo en una de las axilas, lo que generó graves problemas pues estaba demasiado evidente y aquella visión perturbaba a los hombres. Hasta que por fin, la diosa Minona dio con la clave y propuso la entrepierna como la mejor ubicación. Y el pueblo gun empezó a llamar al sexo femenino también con el nombre de nesuhue, que significa “el refugio del falo”.




La poliginia es una costumbre conocida entre algunas tribus africanas y de los árabes de alto rango, aunque también los mormones relanzaron el viejo hábito hebreo del matrimonio plural. Por ejemplo, en el reino azandé de Sudán, como los ricos tenían muchas mujeres, éstas se convertían en un bien escaso, así que los jóvenes guerreros de la corte tomaban como esposa a un adolescente de su mismo sexo que cumplía con todas las funciones sexuales, domésticas y agrícolas, hasta que se casaba con una mujer.  
La poliandria es admitida por muy pocos pueblos del mundo. Una de ellas es la etnia tibetana de ning-ba, en el noroeste de Nepal, donde se registra por ejemplo un curioso caso del matrimonio de una mujer con todos los hermanos de una familia. La mujer también hereda la propiedad de la tierra para evitar que ésta se fragmente. También se da la poliandría entre los tre-ba del Tíbet y entre los indígenas Bhotias / Butias de Kumaon.





El antropólogo Malinowski se debatía en su choza: "Me falta ella. Su cuerpo se me antoja idealmente bello y sagrado. Tengo sueños eróticos..." "He vuelto a ver en sueños a mis figuras ideales: Zenia, T., N., dormidas en una misma habitación, separadas por tabiques de chapa ondulada." escribía en su diario. Al estallar la Pimera guerra mundial, se vió atrapado en las islas Trobiand en Melanesia. "La castidad es una virtud desconocida para estos trobiandeses" escribía. Desde la pubertad, los adolescentes van al bukumatula, una casa apartada donde se ejercitan en las técnicas amatorias. Otra tradición establece que las muchachas no casadas sirvan la comida a los visitantes venidos de lejos, y que a los postres se ofrezcan en son de bienvenida. Las mujeres "persiguen a todo extranjero macho, le arrancan la hoja púbica y lo maltratan de la forma más ignominiosa" escribía en Los argonautas. Pero en las sociedades aparentemente más liberales hay reglas, tabúes que imposibilitan ciertas categorías de relaciones, nos dice.  

Y es que la promiscuidad del buen salvaje en el que soñaban Rousseau o el pintor Gauguin en Haiti, 
que murió sifilítico y desencantado, 
no existe.




Fuentes:
http://blogs.elpais.com/africa-no-es-un-pais/2012/12/la-le%C3%B1a-bajo-el-pescado-.html
Geo, una nueva visión del mundo. Nº 145 Feb. 1999.
http://es.scribd.com/doc/6669896/Antropologia-de-La-Sexual-Id-Ad-y-Divers-Id-Ad-Cultural


EL GENOCIDIO DE LOS GUARANÍES: POR UNA TIERRA SIN MAL


“Pienso en las condiciones en que vivimos: la pobreza, esas pequeñas casitas... No tenemos nada que comer, y sin embargo nuestra gente aún canta de alegría, de esperanza, siempre en busca de la Tierra sin Mal... Nosotros los indígenas no queremos dinero ni riquezas, ¿Saben lo que queremos? Sólo queremos suficiente tierra para vivir como deseamos”. 
Marta Silva, mujer guaraní.
  

En Brasil aún viven cerca de 46.000 guaraníes, cifra que les convierte en el pueblo indígena más numeroso de ese país. También se encuentran indígenas de este pueblo en Paraguay (cerca de las cataratas del Iguazú), Bolivia y Argentina. En Brasil moran tres tribus guaraníes: los kaiowá, los m'bya y los ñandeva, de las cuales la más numerosa es la de los kaiowá, palabra que significa “pueblo del bosque”. 

Y es que, antes de la llegada de los conquistadores, los guaraníes se llamaban a sí mismos “avá” o “awá”, palabra que quiere decir “hombre” y es sinónimo asimismo de “ser humano” o “pueblo”. La denominación de guaraní les vino dada por los conquistadores españoles (fueron uno de los primeros pueblos contactados), ya que ese vocablo era su grito de guerra, en los cuales existiría la frase guará-ny, "combatirles". Otra versión afirma que la denominación se tomó de la deformación de una palabra guaraní, guariní que significa precisamente "guerra" o "guerrear".




Hasta donde les alcanza la memoria, los guaraníes llevan buscando un lugar del cual les hablaban sus antepasados, una tierra donde la gente vive libre de dolor y sufrimiento. Es una especie de tierra prometida a la que llaman ‘la Tierra sin Mal', que han buscado siempre, recorriendo cientos de kilómetros. Ya en 1576, Pedro de Magalhães de Gandavo describió este hecho como un  


"constante deseo de buscar nuevas tierras, en las cuales imaginan que hallarán la inmortalidad y la paz eterna". 

Esta búsqueda permanente revela el carácter único de los guaraní, y aunque existen diferentes subgrupos de guaraní, todos comparten una religión que da importancia a la tierra por encima de todo. La tierra es el origen de toda vida, es el regalo del "gran padre", Ñande Ru. 

De todas formas, algunos antropólogos opinan que la Tierra sin Mal es más bien un estado psíquico, denominado “agujé”, que se alcanza mediante la acumulación de energía. Ningún mal puede aquejar al individuo que ha entrado en ese estado. Una de las formas de llegar al agujé es arrebatándoselo a alguien que ya lo posee en un grado elevado, aunque no suficiente como para librarse de todo mal. Por ejemplo, los guaraníes consideraban que los guerreros acumulaban mucha energía, por lo que, en tiempos antiguos, las guerras entre diferentes tribus guaraníes tenían como uno de sus objetivos, la acumulación de fuerza energética, obtenida robándosela los guerreros los unos a los otros, mediante la muerte. Y es que el canibalismo era un hecho en estas tribus en el pasado. 




Los guaraníes abandonaron hace siglos esta práctica. Hoy son otros los antropófagos. Y bien lo supo Borges cuando en una entrevista en Roma le preguntaron si en su tierra habían todavía caníbales: "Ya no", contesta Borges, "nos los comimos a todos."

Y es que los guaraníes siguen buscando su tierra, ahora más que nunca, porque la tala masiva de la selva ha convertido su hogar en vastas extensiones de pasto para el ganado y plantaciones soja y de caña de azúcar para elaborar biocombustibles. 
Como consecuencia de la deforestación, los guaraníes no pueden cazar ni pescar; las pocas tierras de cultivo que les han dejado no les permiten subsistir, por lo que la malnutrición está empezando a ocasionar la muerte muchos de ellos. La comunidad de Ypo’i en el estado de Mato Grosso do Sul, utilizaron un teléfono móvil para grabar la polución de sus aguas, su principal fuente de agua para beber, bañarse, cocinar y lavar la ropa.




Algunos guaraníes no tienen ni tan siquiera un pedazo de tierra, y han de vivir en los bordes de carreteras y caminos, en pequeños campamentos que montan y desmontan. Este es el caso de la comunidad guaraní-kaiowá de Takuára, que había intentado recuperar una pequeña parcela de su tierra ancestral, después de que ésta les hubiera sido arrebatada por un rico brasileño que posteriormente la convirtió en una extensa hacienda de ganado. Marcos Verón, su líder, condujo a su comunidad de vuelta a la hacienda. Comenzaron a construir sus casas y a plantar sus propias cosechas. Pero el terrateniente que había ocupado la zona los llevó a juicio y un juez ordenó que los indígenas abandonaran el lugar. Más de cien policías y soldados armados forzaron a los indígenas a abandonar su tierra una vez más. Finalmente acabaron viviendo bajo planchas de plástico al lado de una carretera.

Mientras aún se encontraba en Takuará, Marcos declaró:

"Esto que ves aquí es mi vida, mi alma. Si me separas de esta tierra, me quitas la vida."

Y sus palabras se cumplieron: en otro intento de regresar de forma pacífica a su tierra, los empleados del terrateniente le golpearon de forma brutal. Murió unas horas más tarde.






Muchas otras comunidades se han visto hacinados en pequeñas reservas (o campos de concentración, como lo llamaba el sioux Red Crow), ahora sobresaturadas de forma crónica. En la reserva de Dourados, por ejemplo, 12.000 guaraníes viven en poco más de 3.000 hectáreas.

Miles de indígenas trabajan ahora en las factorías de carbón, en los cañaverales o en algún frigorífico donde pollos y trabajadores son triturados al mismo tiempo. Mato Grosso do Sul está en cuarto lugar en el ranking nacional que registra trabajadores en situación de esclavitud elaborado por el Ministerio Público de Trabajo. En el cañaveral, “como el pago se realiza por producción, se trabaja para cumplir una cuota que crece con la mecanización." En 2008, cada 66 segundos se desosaban seis piezas de pollo entre patas y muslos. Unos 100 trabajadores por mes pedían su liquidación o, cuando ya no servían, eran despedidos.

La lucha tampoco parece ser una buena escapatoria: se estima que unos 200 guaraníes están en prisión con muy poco o nulo acceso a asesoramiento legal o a intérpretes, atrapados en un sistema legal absurdo.

Aún con todo, muchos guaraníes han intentado recuperar pequeñas parcelas de su tierra ancestral. La pequeña comunidad de Ñanderú Marangatú fueron expulsados a punta de pistola por los terratenientes. Demostrando una gran valentía, la comunidad regresó. Ahora viven en una pequeña fracción de aquello que les corresponde legalmente y el área que rodea de forma inmediata al asentamiento es patrullada por pistoleros a sueldo del terrateniente que, además, han violado a dos mujeres guaraníes.





“Esta sentencia es parte de la acción de genocidio / exterminio histórico de los pueblos indígenas de Brasil (…) Hemos perdido la esperanza de sobrevivir dignamente y sin violencia en nuestra tierra ancestral (…) vamos a morir todos en poco tiempo.”

“Queremos ser muertos y enterrados junto a nuestros ancestros aquí mismo, donde estamos hoy. Por ello pedimos al Gobierno y a la Corte Federal no ordenar el desalojo / expulsión, sino que solicitamos decretar nuestra muerte colectiva y el entierro de todos nosotros aquí. Pedimos que, de una vez por todas, se promulgue nuestra aniquilación / extinción total y que envíen varios tractores para excavar un gran agujero para enterrar nuestros cuerpos.”

“Hemos decidido, todos juntos, no salir de aquí, vivos o muertos”.


Y no son palabras banales: entre los guaraníes se están registrando altas tasas de suicidio. En los últimos 30 años, más de 625 indígenas guaraníes se han quitado la vida. Esto hace que su tasa de suicidio sea 19 veces mayor que la tasa nacional de Brasil. El 85% de los suicidas son jóvenes menores de 30 años. El más joven de ellos tenía sólo nueve años.

Para el antropólogo guaraní, Tonico Benites, también amenazado de muerte: “El suicidio de los indígenas es algo que está ocurriendo y que aumenta como resultado del retraso en la identificación y demarcación de nuestra tierra ancestral”.

“Los guaraníes nos estamos suicidando porque no tenemos tierra”, explicó una mujer guaraní. “En los viejos tiempos éramos libres. Ahora ya no lo somos. Así que los jóvenes miran a su alrededor y piensan que no les queda nada. Se paran a pensar, se sienten perdidos y después se suicidan”.

La película “Birdwatchers” es un retrato conmovedor de la pérdida guaraní de sus tierras. Cuando un colono de tercera generación que dice ser el propietario de las tierras se enfrenta al líder de la comunidad, el hombre guaraní se inclina, coge un puñado de tierra roja y empieza a comérsela. Con esta sencilla acción reivindica la interconexión entre su tierra y su pueblo.

“Nosotros los indígenas somos como plantas”, dijo la ya fallecida Marta Guaraní.  

“¿Cómo podemos vivir sin nuestra tierra, sin nuestro suelo?”.



Y no te olvides de hablar de Didac!




"Camina como hablas" dicen algunos indios norteamericanos. Implícate en la
Concentración en Barcelona frente al consulado de Brasil el 18 de enero, para exigir:

1- Paren la masacre del pueblo Guaraní-Kaiowà

2- Que deje de dar soporte a los terratenientes y ''paramilitars''

3- Que el Tribunal de Justicia del Brasil intervenga y condene a los responsables de las agresiones al pueblo Guaraní-Kaiowà.


Fuentes:
-Gracias por la divulgación, Alba Saudela!


http://www.survival.es/indigenas/guarani
http://www.survival.es/articulos/3248-suicidios-guaranies-impacto-en-la-psique-del-divorcio-entre-humanidad-naturaleza
http://www.rel-uita.org/internacional/ddhh/el_pueblo_guarani_kaiowa.htm
http://www.lagranepoca.com/articles/2007/05/05/555.html
http://www.ivoox.com/canticos-milenarios-del-pueblo-guarani-del-brasil-recopilados-audios-mp3_rf_1123686_1.html