domingo, 27 de enero de 2013

JOHN FROM AMERICA: CULTOS CARGO


Años cuarenta, en medio de la nada, por todas partes lo único que puede verse es agua, el Océano Pacífico arropa a las pequeñas islas de Melanesia que lo salpican. Los habitantes de una de esas minúsculas porciones de tierra emergida viven aislados del resto del planeta. El único y esporádico contacto que han tenido en mucho tiempo eran con hombres raros portadores de un libro de oscura cubierta que hablaban de un dios desconocido y de adoptar costumbres que no les eran propias, irritantes intromisiones que nada bueno parecían presagiar.

Contactos más amigables y fructíferos eran los mantenidos con otros isleños pero, aparte de vecinos y misioneros, nadie más visitaba aquella esquina del globo. Ignorantes de lo que sucedía en el océano, donde dos grandes imperios luchaban en medio de una gigantesca guerra, los isleños se habían sorprendido al observar, lejos, muy lejos, sombras producidas por grandes navíos. Igualmente, a veces, se escuchaba un misterioso zumbido y, alzando la mirada hacia los cielos, un oscuro pájaro negro de robustas alas y vuelo veloz, cruzaba entre las nubes, muy alto.


Hasta que un día, en medio del asombro general, otro gigantesco pájaro oscuro sobrevoló el poblado y esta vez aterrizó. La isla que sobrevolaban era ideal para instalar, al menos temporalmente, un puesto de escucha y aprovisionamiento.
Una patrullera se acercó a la costa y, en la distancia, un destructor y varios buques de escolta y aprovisionamiento.
Los marines instalaron un puesto de escucha,con varias casetas prefabricadas, un generador, grandes antenas y un montón de suministros. Con el paso de las horas, tanto isleños como militares fueron entrando en contacto. Lo normal en esto casos era ofrecer regalos. El comandante del puesto inició la fiesta. Leche en polvo, cosas brillantes, chocolate… tabaco.



Pasaron los días, aquellos “dioses” controlaron las ondas de radio, mientras sus amigos isleños disfrutaban de inesperados objetos y contemplaban con asombro las máquinas portadas por aquellos hombres-dioses vestidos de verde. Algunos de los moradores de la perdida roca fueron bendecidos con el favor de los dioses, pues éstos sanaron sus enfermedades. Pero aquello no duró mucho.

Una mañana, como aquella en la que el pájaro negro descendió por primera vez, el puesto recibió la orden de regresar a la flota. Las tiendas desaparecieron, las antenas ya no se alzaban, los dioses se habían esfumado, la isla volvía a su aislamiento de costumbre. ¿Cómo hacer que volvieran? ¿Cómo suplicar por su regreso? ¿Cómo lograr alzar la voz hasta los cielos donde vivían los pájaros negros?

Pasaron los años, pero nadie olvidó los días en que los dioses llegaron con sus regalos. Habían observado cada detalle, asombrados, escucharon el lenguaje de aquellos extraños, no lo entendían, pero aprendieron algunas palabras, como Amerrica, aunque para ellos no tenían sentido alguno. Memorizaron las inscripciones con que el pájaro negro estaba decorado y las pinturas que daban carácter a la patrullera, no olvidaron las siluetas de otros pájaros negros que pasaron sobre la isla en aquel tiempo. Decidieron que, para recordar aquellos días y para lograr que los dioses regresaran, tenían que hacer una gran representación anual en conmemoración de la primera visita desde los cielos y el mar. Así nació todo un ritual que era celebrado con pasión por los isleños. Imitaron los rifles de los militares con largos palos, se vistieron con los colores de los uniformes que habían visto, reprodujeron la sagrada enseña de sus dioses, la bandera de los Estados Unidos, elevaron un bosque de ramas en recuerdo del radiotransmisor y formaron con rocas en la playa, o con pigmentos sobre sus cuerpos desnudos, figuras que rememoraban los “dibujos” vistos en los pájaros y los grandes peces metálicos, como USA o US NAVY.


Estos son los llamados por los antropólogos como cultos cargo. En medio de una cruel contienda entre las flotas japonesa y estadounidense, además de británicos, australianos y neozelandeses, las tribus de muchas islas de Oceanía o del interior de Nueva Guinea que, anteriormente, no habían tenido contacto con el exterior, se encontraron, de pronto, con visitantes maravillosos y poderosísimos, capaces de surcar las aguas, volar por el cielo a voluntad, podían curar enfermedades, portaban armas invencibles, alimentos nunca antes imaginados, eran capaces de cualquier cosa. Pero la guerra terminó y los “dioses” desaparecieron. El choque había sido brutal, el “primer contacto” dejó a muchas de aquellas gentes desorientadas. 

Algunos cultos cargo han sobrevivido, siendo el más conocido el de la isla de Tanna, en Vanuatu El origen se halla en los movimientos de las tropas estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial, que aparecieron súbitamente sobre el cielo de la isla arrojando todo tipo de provisiones. La historia quedó inmortalizada en la figura de "John From", un dios que vendrá de los cielos para traer todo tipo de mercancías y bienes materiales. El nombre proviene probablemente de algún aviador que se presentó ante ellos como “John from America”.
Hoy día, los seguidores de Jon Frum se siguen reuniendo en la isla de Tanna cada 15 de febrero para celebrar su particular ritual: un grupo de supuestos “soldados” desfila con sus fusiles de palo y la palabra USA trazada sobre su pecho. A continuación izan puntualmente la bandera estadounidense y realizan una serie de cánticos rituales con la esperanza de que Dios vuelva a lanzar sobre ellos su preciado “cargamento”.


Otro culto cargo es el que realizan la tribu de los Yaohnanen que espera otro Dios que regresará para cubrirles de regalos: el Duque Felipe de Edimburgo. Según la mitología Yaohnanen, el marido de la Reina de Inglaterra es el hijo de un antiguo espíritu que habita en las montañas de la isla de Tanna, y reinará sobre los miembros de la tribu a su regreso. A pesar de los miles de kilómetros que separan Londres de este pequeño archipiélago de la Melanesia, los nativos aseguran que el espíritu del príncipe Felipe se aparece con frecuencia y les habla. “No le podemos ver, – dice el jefe de la tribu - pero podemos escuchar su voz” Los antropólogos han determinado que en algún momento de la década de los años 50 las creencias ancestrales de los Yaohnanen se mezclaron con las noticias que los visitantes ingleses traían sobre la familia real británica y el choque de culturas dio lugar a una nueva y exótica creencia. También se habla de la influencia de una visita del propio Príncipe a la zona en 1974.

En su célebre Vacas, cerdos, guerras y brujas, el antropólogo Marvin Harris relata cómo uno de los profetas del cargo fue conducido a las ciudades occidentales para que viese con sus propios ojos de dónde surgían las mercancías. Lo llevaron a fábricas de cerveza, a hangares de reparación de aviones y a otros lugares de producción con la intención de mostrarle que todo aquello que creía mítico y divino en realidad provenía de fuerzas reales y materiales. Lo curioso del caso es que no lograron a convencerlo, sino todo lo contrario. El profeta no podía comprender por qué aquella riqueza no estaba distribuida igual entre todos. Sin duda, tenía que ser por alguna razón sobrenatural, porque, en una lógica no contaminada por el sistema, era imposible que algunos sin trabajar pudieran tener todo el cargo que quisieran, y otros, trabajando duro, apenas pudieran disfrutar de ese maná. Hoy, en pleno siglo XXI, todavía no sabemos muy bien como funciona la cosa. Pero lo que sí está claro es que no hay que mirar tan lejos para ver que los cultos cargo no son tan ajenos a nosotros.


Fuentes:
http://www.alpoma.net/tecob/?p=712http://www.fogonazos.es/2007/04/esperando-los-dioses.html
"Vacas, cerdos, guerras y brujas" Marvin Harris.

LA VERDADERA HISTORIA DE BLANCANIEVES

Blancanieves (Schneewittchen en alemán y Snow White en inglés) es un personaje que no necesita demasiadas introducciones. No obstante, la historia de Blancanieves que todos conocemos acaso nos reserve una o dos sorpresas que valen la pena mencionar. Para ello deberemos viajar al pasado y desde allí desandar el tortuoso camino de Blancanieves hasta sus formas actuales.


Durante mucho tiempo se creyó que el origen de Blancanieves se hallaba en la creación de Giambattista Basile, que el siglo XVI publicó su Pentamerón, El cuento de los cuentos, una antología de historias tradicionales en donde aparece el relato de Lisa, una niña de siete años que, tras un accidente con un peine mágico, entra en un estado inconsciente.Su familia la da por muerta y la entierran en un ataúd de cristal, lugar en donde la joven siguió creciendo hasta adquirir el cuerpo y las facciones de una mujer adulta.



Esta protohistoria de Blancanieves carece por completo de sus ingredientes más conocidos, como el espejo mágico, los siete enanos, la manzana envenenada, la reina malvada y el príncipe. Fue hasta muchos años después cuando se descubrió el verdadero origen de Blancanieves, un origen distinto al de otros cuentos populares ya que éste se basa en un personaje histórico.

En palabras de un entusiasta lector infantil, Blancanieves existió realmente.


EL CUENTO


Repasemos primero la historia de Blancanieves más conocida, y luego estudiaremos su verdadero origen.

Érase una vez una reina que, cosiendo, se pinchó el dedo y vio su sangre caer en la nieve. Entonces cuando deseó tener una hija con la piel tan blanca como la nieve, los labios rojos como la sangre y el pelo negro como la noche. Su deseó se cumplió en la silueta de Blancanieves.

Pero la reina murió tras de dar a luz, y el rey se casó con una bruja maliciosa que tenía un espejo mágico.



La bruja-reina solía preguntarle a su espejo:

-Espejito, espejito, ¿quién es en la mujer más hermosa del reino?
Y el espejo respondía cacofónicamente:
-Tú, mi reina, eres la más hermosa de todas.
Pero cuando Blancanieves creció se volvió demasiado bella como para que el espejo la ignore. De modo que ante la pregunta habitual éste respondió:
-Blancanieves es la más hermosa.

La bruja-reina envió a un sicario para asesinar a Blancanieves en el bosque. Para asegurarse del éxito de la empresa le exigió que le trajera el corazón de la niña. El asesino circunstancial, de hecho, un cazador pobre, se arrepintió, y le llevó a la bruja el corazón de un ciervo, que fue cocinado por el chef real y devorado alegremente por la reina.



En su escape, Blancanieves descubre una casa que pertenecía a siete enanos. Tras algunas negociaciones y regateos, Blancanieves se compromete a cocinar y mantener el lugar en orden a cambio de que le permitan vivir allí. Los enanos acceden y ejecutan prodigiosas acrobacias como muestra de gnómica alegría.

La reina, por su lado, se entera a través del espejo que Blancanieves está viva. Intenta asesinarla tres veces. La primera, mediante una cinta mágica, la segunda, con un peine de extraordinario filo; y por último, mediante una manzana envenenada. La joven cae en un sueño profundo, similar a la muerte. Los enanos, ejecutando las mismas cabriolas pero esta vez como muestra de aflicción, confeccionan un ataúd de cristal para seguir contemplando a Blancanieves aún después de muerta.



Eventualmente, un príncipe llega a la región. Oye la historia de Blancanieves y decide visitar su ataúd. La joven es tan hermosa que el príncipe gestiona con los enanos que éstos le permitan besarla. Al hacerlo, se desprende el pedazo de manzana que se había atorado en la garganta de la muchacha; ésta despierta y accede a un repentino matrimonio. Nunca se nos aclara como un "beso delicado como el rocío" puede liberar una tráquea.


La bruja-reina asiste a la boda en una corte vecina, desconociendo que la novia es, en realidad, Blancanieves, pero el príncipe ya ha preparado un plan bestial. La bruja es calzada con un par de zapatos de hierro calentados al rojo vivo, y se la obliga a bailar hasta caer prolijamente muerta.

Hasta aquí, la versión tradicional de Blancanieves, tal como se la puede leer en cualquier rincón del mundo. Los que se hayan quedado con la versión cinematográfica de Disney sin dudas encontrarán inexplicables discrepancias.


EL VERDADERO ORIGEN

Fue el historiador Karlheinz Bartels quien descubrió el verdadero origen del cuento de Blancanieves.

La historia original puede rastrearse hasta las márgenes del río Meno, en Alemania, donde en 1729 nació Maria Sophia Margaretha Catharina von Erthal, la verdadera Blancanieves.


El padre de esta niña fue Philipp Christoph von Erthal, diplomático de Lohr. En 1741, tras la muerte de la madre de Maria Sophia, Philipp se casó Claudia Elisabeth Maria von Venningen, condesa imperial de Reichenstein.


La "madrastra de Blancanieves", de carácter violento y autoritario, que aprovechó las ausencias diplomáticas de su marido para favorecer a los hijos de su primer matrimonio.


La prueba central de que María Sophia es en realidad Blancanieves es el “Espejo Mágico”, o espejo parlante del cuento. El castillo de Lohr poseía un fastuoso espejo que hoy en día se halla en el museo de Spessart.

Éste fue el regalo de bodas de Philipp a su segunda esposa, la bruja-reina del cuento. Su manufactura es tan delicada que el marco del espejo posee propiedades acústicas notables. Se dice si alguien habla cerca de él, por sus aberturas puede oirse un extraño eco que parece responder las preguntas que se le formulan.

Más aún, sobre el marco puede leerse una inscripción que parece reflejar perfectamente la vanidad de la "bruja": Amour Propre, literalmente, "amor propio".


¿Pero dónde se encuentran los siete enanos? -se preguntará el lector ávido de confirmaciones- En las estribaciones del Höhenweg, las Siete Montañas de Spessart, donde hoy en día se hallan los despojos de las minas de Bieber, en las que trabajaba un número considerable de niños envejecidos por la dura labor.


El sarcófago de cristal también procede de allí, ya que en aquella región se manufacturaban majestuosos cofres funerarios traslúcidos.

El cronista oficial de la familia Erthal, M.B. Kittel, describe a Maria Sophia como una joven hermosa y llena de virtudes, “un ángel caritativo y bondadoso; activo contra la pobreza y la indigencia”.

Toda la región la consideraba una especie de hada sobrenatural, y las crueldades de su madrastra quedaron doblemente expuestas a causa de la ceguera parcial de la muchacha, producto residual de la varicela.



Esta historia fue recogida por los hermanos Grimm, siempre atentos a las tragedias clásicas, y en 1812 la primera historia de Blancanieves y los siete enanitos fue arrojada sobre las imprentas 
europeas con algunas alteraciones que intentaban disimular el verdadero origen del cuento.



El cine hizo el resto, haciendo prácticamente imposible hallar a la ciega María Sophia en el rostro lívido de Blancanieves.

Fuente: [Elespejogotico-Lord Aelfwine, wikipedia, ciudadseva]