De la fotografía se cree, a veces ingenuamente, que tiene la capacidad de “fijar el instante”, de conservar en una imagen el testimonio de un momento y de esta manera eternizarlo, abolir la fugacidad del presente y, a cambio, extender ese instante sobre el tiempo, como una sucesión de ondas concéntricas animada por la fuerza de la memoria.
Sin embargo, sabemos bien que eso es solo una ilusión, un simulacro. La realidad es más que la imagen, e incluso esta, incluso con la fotografía, nunca se obtiene completa, cabal.
Prueba de ello ―así sea mínima― fue la limitación técnica que por muchos tuvo la fotografía de solo obtener tomas monocromáticas. Si bien hubo algunos experimentos a mediados del siglo XIX para poder tener color en las imágenes, esta capacidad se consiguió solo un siglo después.
En esta ocasión compartimos algunas fotografías de ese periodo que, en nuestro imaginario, se nos presenta solo en blanco y negro, como si el pasado no ocurriera más que en escala de grises, solo que con una súbita obtención de color, en un contraste que quizá a mucho genera un cortocircuito mental con respecto a una época remota, que pervive solo en los libros de historia.
Las imágenes pertenecen al libro Colorized Photographs y, entre otras, se encuentra la célebre de Joseph Goebbels tomada por Alfred Eisenstaedt, conocida como “los ojos del odio”; también otra muy conocida de Einstein en pantaloncillos cortos y sandalias, sentado en la roca de una playa, una de las más emblemáticas del genio.
Se trata, en suma, de un ejercicio que combina imaginación y realidad, dos momentos de la percepción en ese proceso mediante el cual se inventa el relato de nuestro pasado.
Sin embargo, sabemos bien que eso es solo una ilusión, un simulacro. La realidad es más que la imagen, e incluso esta, incluso con la fotografía, nunca se obtiene completa, cabal.
Prueba de ello ―así sea mínima― fue la limitación técnica que por muchos tuvo la fotografía de solo obtener tomas monocromáticas. Si bien hubo algunos experimentos a mediados del siglo XIX para poder tener color en las imágenes, esta capacidad se consiguió solo un siglo después.
En esta ocasión compartimos algunas fotografías de ese periodo que, en nuestro imaginario, se nos presenta solo en blanco y negro, como si el pasado no ocurriera más que en escala de grises, solo que con una súbita obtención de color, en un contraste que quizá a mucho genera un cortocircuito mental con respecto a una época remota, que pervive solo en los libros de historia.
Las imágenes pertenecen al libro Colorized Photographs y, entre otras, se encuentra la célebre de Joseph Goebbels tomada por Alfred Eisenstaedt, conocida como “los ojos del odio”; también otra muy conocida de Einstein en pantaloncillos cortos y sandalias, sentado en la roca de una playa, una de las más emblemáticas del genio.
Se trata, en suma, de un ejercicio que combina imaginación y realidad, dos momentos de la percepción en ese proceso mediante el cual se inventa el relato de nuestro pasado.
Londres, 1945
La caída del Hindenburg, 1937
Arqueros japoneses, circa 1860
Crédito: Jordan J. Lloyd
Vista desde el Capitolio de Nashville, 1864
Leñador desempleado y su esposa, 1939
Audrey Hepburn
Albert Einstein en Long Island, 1939
Crédito: Paul Edwards
Joseph Goebbels, ministro de propaganda del régimen nazi, 1933
Crédito: Alfred Eisenstaedt
Tropas británicas abordo de un tren, en camino al Frente, 1939
Oscar II, rey de Suecia y Noruega, 1880
Crédito: Sanna Dullaway
Walt Whitman, 1887
Mark Twain, circa 1900
Elizabeth Taylor, 1956
Charles Darwin, 1874
Crédito: Sanna Dullaway
Abraham Lincoln, 1865
Crédito: Sanna Dullaway
Louisville, Kentucky, 1937
Crédito: Sanna Dullaway
Autoinmolación de Thich Quang Duc, 1963
Crédito: Sanna Dullaway
Nikola Tesla
Explosión atómica
Crédito: Sanna Dullaway
Charlie Chaplin, 1916
FUENTE: PIJAMASURF