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lunes, 14 de marzo de 2016
UN PAÍS LLAMADO CUERPO: FANTASIOSAS IMÁGENES DE LA INVESTIGACIÓN MÉDICA DEL PASADO
LA IMAGINACIÓN HA SIDO UN COMPONENTE INDISPENSABLE EN LA HISTORIA DE LA MEDICINA Y LA INVESTIGACIÓN SOBRE EL CUERPO HUMANO; AQUÍ UNA BREVE TRAVESÍA AL RESPECTO POR EL ACERVO DIGITALIZADO DE LA WELLCOME LIBRARY
En la idea más común o sencilla que tenemos de Historia –así, con mayúscula, podemos pensar que ésta se encuentra únicamente en los grandes acontecimientos, en las guerras y las invenciones, en los discursos de personajes importantes, en las jornadas de protesta y los derrocamientos de un líder político, etcétera.
Sin embargo, un enfoque un tanto más completo nos hace ver que la Historia más bien está hecha de historias, y que los actos y decisiones de los grandes nombres que conocemos tan bien son tanto o más importantes que los actos y decisiones cotidianas del resto del género humano. De ahí la posibilidad de hacer microhistoria, o historia de las ideas, historia de la vida cotidiana, historia de las mentalidades, de los objetos, de la cocina y más. Porque todo, fragmentariamente y como conjunto, nos dice algo de nuestro pasado (y también de nuestro presente), del camino que poco a poco, tramo a tramo, nos tiene en el punto donde nos encontramos ahora.
En este sentido, quizá una de las historias más ambiciosas que podrían trazarse sea la de la imaginación de una sociedad o aun una época. Si ya la imaginación es en sí misma fascinante –sus creaciones, las formas y figuras que surgen de la fantasía, los límites hacia los cuales empuja a la realidad concreta, tomarla como un rastro que puede seguirse en sus múltiples ramificaciones es, un poco, querer navegar un mundo desconocido e impredecible, lleno de los monstruos que tiene cada uno en su biografía y paisajes excéntricos de los que podrían encontrarse las circunstancias que los originaron. Sería, un poco, como adentrarse en un fractal o en un cuarto lleno de espejos y pasadizos, en donde cada detalle que quisiéramos mirar más de cerca nos lanzaría de lleno a un universo propio, colmado a su vez de invenciones inesperadas.
Bajo esta premisa te invitamos ahora a mirar estas imágenes que compartimos y que proceden todas de la Wellcome Library, institución con sede en Londres fundada en 1949 por Sir Henry Wellcome, farmacéutico nacido en Estados Unidos pero que adquirió la ciudadanía británica por desarrollar lo más importante de su labor en el Reino Unido.
Además de establecer una de las grandes farmacéuticas de su época (Burroughs Wellcome & Company, que eventualmente daría origen, junto con otras, a la multinacional GSK), Sir Wellcome fue también un coleccionista apasionado de prácticamente cualquier objeto relacionado con la ciencia médica, interés que le llevó a acumular un acervo de más de 125 mil piezas, de libros a aparatos e incluso el cepillo de dientes de Napoleón (?). Así fue como nació la Colección Wellcome, de la cual la biblioteca es sólo una parte. Cabe mencionar que si ahora nos ocupamos de este acervo es porque la Wellcome Library ha emprendido la titánica y loable labor de digitalizar su catálogo, que comprende lo mismo libros medievales que tomos del siglo XIX o grabados renacentistas.
Recientemente, como parte de esta tarea, la institución liberó para el dominio público más de 100 mil imágenes, de las cuales ofrecemos ahora esta selección, como una breve muestra de los cruces entre imaginación y realidad (recordemos que provienen de libros médicos, científicos en algún sentido) pero quizá sobre todo como una sugerencia de ruta, una invitación a la ensoñación de una travesía, un “¿Qué pasaría si…”, a la manera de “La flor de Coleridge”:
Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño, y le dieran una flor como prueba de que había estado allí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano… ¿entonces, qué?
Más imágenes en The Public Domain Review
En la idea más común o sencilla que tenemos de Historia –así, con mayúscula, podemos pensar que ésta se encuentra únicamente en los grandes acontecimientos, en las guerras y las invenciones, en los discursos de personajes importantes, en las jornadas de protesta y los derrocamientos de un líder político, etcétera.
Sin embargo, un enfoque un tanto más completo nos hace ver que la Historia más bien está hecha de historias, y que los actos y decisiones de los grandes nombres que conocemos tan bien son tanto o más importantes que los actos y decisiones cotidianas del resto del género humano. De ahí la posibilidad de hacer microhistoria, o historia de las ideas, historia de la vida cotidiana, historia de las mentalidades, de los objetos, de la cocina y más. Porque todo, fragmentariamente y como conjunto, nos dice algo de nuestro pasado (y también de nuestro presente), del camino que poco a poco, tramo a tramo, nos tiene en el punto donde nos encontramos ahora.
En este sentido, quizá una de las historias más ambiciosas que podrían trazarse sea la de la imaginación de una sociedad o aun una época. Si ya la imaginación es en sí misma fascinante –sus creaciones, las formas y figuras que surgen de la fantasía, los límites hacia los cuales empuja a la realidad concreta, tomarla como un rastro que puede seguirse en sus múltiples ramificaciones es, un poco, querer navegar un mundo desconocido e impredecible, lleno de los monstruos que tiene cada uno en su biografía y paisajes excéntricos de los que podrían encontrarse las circunstancias que los originaron. Sería, un poco, como adentrarse en un fractal o en un cuarto lleno de espejos y pasadizos, en donde cada detalle que quisiéramos mirar más de cerca nos lanzaría de lleno a un universo propio, colmado a su vez de invenciones inesperadas.
Bajo esta premisa te invitamos ahora a mirar estas imágenes que compartimos y que proceden todas de la Wellcome Library, institución con sede en Londres fundada en 1949 por Sir Henry Wellcome, farmacéutico nacido en Estados Unidos pero que adquirió la ciudadanía británica por desarrollar lo más importante de su labor en el Reino Unido.
Además de establecer una de las grandes farmacéuticas de su época (Burroughs Wellcome & Company, que eventualmente daría origen, junto con otras, a la multinacional GSK), Sir Wellcome fue también un coleccionista apasionado de prácticamente cualquier objeto relacionado con la ciencia médica, interés que le llevó a acumular un acervo de más de 125 mil piezas, de libros a aparatos e incluso el cepillo de dientes de Napoleón (?). Así fue como nació la Colección Wellcome, de la cual la biblioteca es sólo una parte. Cabe mencionar que si ahora nos ocupamos de este acervo es porque la Wellcome Library ha emprendido la titánica y loable labor de digitalizar su catálogo, que comprende lo mismo libros medievales que tomos del siglo XIX o grabados renacentistas.
Recientemente, como parte de esta tarea, la institución liberó para el dominio público más de 100 mil imágenes, de las cuales ofrecemos ahora esta selección, como una breve muestra de los cruces entre imaginación y realidad (recordemos que provienen de libros médicos, científicos en algún sentido) pero quizá sobre todo como una sugerencia de ruta, una invitación a la ensoñación de una travesía, un “¿Qué pasaría si…”, a la manera de “La flor de Coleridge”:
Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño, y le dieran una flor como prueba de que había estado allí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano… ¿entonces, qué?
Más imágenes en The Public Domain Review
FUENTE: PIJAMASURF