lunes, 28 de marzo de 2016

BAILANDO BAJO LA LLUVIA - CUENTO SOBRE ACTITUD RESILIENTE


Bailando bajo la lluvia/FUENTE: WEBISLAM


Una mujer muy sabia desperto una mañana, se miró al espejo y notó que solamente tenía tres cabellos en su cabeza.

"Hmmm"- Pensó. "Creo que hoy me voy a hacer una trenza".

Así lo hizo y pasó un día maravilloso.

El siguiente día se despertó, se miró al espejo y vió que tenía solamente dos cabellos en su cabeza.

"Hmmm"- Dijo. "Creo que hoy me peinaré con la raya en medio".

Así lo hizo y pasó un día grandioso.

El siguiente día cuando despertó, se miró al espejo y notó que solamente le quedaba un cabello en su cabeza.

"Bueno"- Dijo ella, "ahora me voy a hacer una cola de caballo".

Así lo hizo y tuvo un día muy, muy divertido.

A la mañana siguiente cuando despertó, corrió al espejo y enseguida notó que no lo quedaba un solo cabello en la cabeza.

"¡Qué bien! - Exclamó. "¡Hoy no voy a tener que peinarme!".

EL SEDIENTO Y EL MURO - CUENTO

En un jardín rodeado de altos muros había una fuente; en lo alto del muro un hombre enfermo de sed miraba con gran deseo el agua. De repente quitó un ladrillo de adobe del muro y lo tiró a la fuente. El sonido que hizo al caer en el agua llegó a sus oídos como si fuera la voz del dulce y bello compañero, y el agua le pareció que era vino. El placer que produjo este sonido en el hombre fue tal, que más y más rápido extraía ladrillos y los tiraba al agua.
El agua dio un chillido: “Ay ¿por qué me arrojas ladrillos? ¿qué ganas con ello?” El hombre sediento le respondió: “¡Oh dulcísima agua! dos beneficios hay en esta acción: en primer lugar, para el que está sediento el escuchar el sonido del agua es como escuchar la música de la lira, su melodía regala vida, al muerto lo revive; es como el sonido de la tormenta primaveral para el jardin de hierba y narcisos; el sonido del agua es como la limosna para el pobre; el anuncio de la libertad para el preso; es el perfume de Dios que desde el Yemen llegó a Muhammad; el perfume del puro y bello José que en sus vestidos reconoció su padre Jacob. Y el segundo beneficio es éste: yo cada vez que lanzo un ladrillo a la dulce agua, más cerca de ella estoy, pues el muro se rebaja".”
Doblarse y postrarse ante Dios es como extraer los ladrillos: cada vez que quitas un ladrillo de orgullo, tu muro de soberbia se rebaja y te acercas más al agua de la vida y de la verdad. Cuanto más sediento se está, más rápido se extraen los ladrillos y cuanto más se está enamorado de la melodía del agua, ladrillos más grandes se sacan.


Cuento de Yalal ad-Din Muhammad Baljí