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A pesar de no tener agua corriente ni electricidad, niños y adultos han podido acceder al aprendizaje digital.
La biblioteca local les ofrece wifi, smartphones, lectores electrónicos (e-readers) y libros digitales desde Dickens hasta Dostoyevsky.
Generaciones anteriores no han podido acceder a libros, pero hoy en día los niños tienen cientos de títulos para elegir, cambiando su perspectiva y brindando nuevas oportunidades.
Los lectores electrónicos fueron donados por http://Worldreader.org, una organización benéfica con sede en Barcelona. Así como los títulos precargados en los dispositivos, hay otros 39 000 títulos disponibles para teléfonos móviles básicos en una red 2G.
La gran paradoja
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En África, gracias a este tipo de iniciativas, las innovaciones tecnológicas son de fácil acceso para los habitantes, pero la realidad es que grandes sectores de la sociedad ni siquiera han podido tener una revolución agrícola.
La ciudad de Rwinkwavu es un claro ejemplo de ello, una comunidad de 30 000 personas, principalmente poblada por agricultores pobres que andan en bicicletas juntando plátanos pero que al mismo tiempo acceden a libros electrónicos y usan smartphones.
Fomentando el aprendizaje
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En Rwanda, la cultura de la lectura es realmente baja, por eso han establecido este tipo de iniciativas de forma gratuita, para que las personas puedan acceder a libros y hasta realizar talleres informáticos.
Lo cierto es que a pesar de la paradoja de la sociedad, la tecnología se ha convertido en una herramienta de empoderación. Cuando salió la noticia del virus Zika en Brasil, los doctores y los habitantes de Rwanda pudieron investigar e interiorizarse mejor sobre el virus.
Durante el día, los habitantes trabajan en los campos, pero a la noche se juntan en la biblioteca para poder acceder a losprogramas de lectura electrónica.
Fomentar a los adultos poco instruidos para leer más ha traído grandes beneficios para la comunidad. Los adultos se sienten capaces de mucho más, han aprendido a escribir cheques bancarios, entender la banca, escribir cartas y hasta solicitar puestos de trabajo. Ya no se sienten intimidados y cada vez más hombres, mujeres, y niños aprovechan esta herramienta que les permite crecer.
Betsey Dickey es fundadora y directora ejecutiva de la organización sin fines de lucro: Ready 4 Reading, detrás de la iniciativa de la biblioteca y cuenta que al principio los habitantes se mostraban un poco escépticos porque no entendían, pero a medida que se fueron sumando, la comunidad entera entendió su importancia.
Para todo el continente
El proyecto de la ciudad de Rwinkwavu no es algo inusual en África. La organización Worldreader asegura que han podido canalizar sus libros digitales en cientos de escuelas y bibliotecas en 14 países de África subsahariana, pudiendo llegar a más de 100 000 niños y con la colaboración de más de 350 editores. Ahora se piensan crear nuevos proyectos para Camerún y Namibia.
Sin duda, también hay desafíos y obstáculos, como la falta de disponibilidad de libros en idiomas locales o la conectividad irregular en algunos lugares. Sin embargo, gracias a organizaciones como Worldreader se ha demostrado una rápida absorción de la tecnología por los habitantes.
Es fundamental que existan este tipo de iniciativas, que le permitan a África mejorar su educación y crear más igualdad y oportunidades para todos.
FUENTE: BATANGA