Obligados a vivir en campos de concentración en plena época moderna, rodeados por puestos de control militares del Gobierno.
No pueden salir ni trabajar fuera de los campamentos. No tienen acceso a atención médica básica o alimentos. La mayoría de los grupos de ayuda no están autorizados a entrar o trabajar en los campamentos, obligando así a los residentes a usar sus propios medios para su sustento y atención médica.
Generalmente, les niegan a los periodistas el acceso al lugar para asegurarse, así, que el mundo no se entera de una desaparición gradual y deliberada. Aquellos que han logrado huir a los países vecinos, tienen que refugiarse en campamentos funestos e improvisados, con un constante temor a ser encarcelados o deportados.
Son una minoría musulmana de alrededor de un millón de personas en el estado de Rajine, en el oeste de Myanmar (Birmania). A pesar de vivir en el país por generaciones, son tratados como inmigrantes ilegales. Ellos son los rohingyas...
No pueden salir ni trabajar fuera de los campamentos. No tienen acceso a atención médica básica o alimentos. La mayoría de los grupos de ayuda no están autorizados a entrar o trabajar en los campamentos, obligando así a los residentes a usar sus propios medios para su sustento y atención médica.
Generalmente, les niegan a los periodistas el acceso al lugar para asegurarse, así, que el mundo no se entera de una desaparición gradual y deliberada. Aquellos que han logrado huir a los países vecinos, tienen que refugiarse en campamentos funestos e improvisados, con un constante temor a ser encarcelados o deportados.
Son una minoría musulmana de alrededor de un millón de personas en el estado de Rajine, en el oeste de Myanmar (Birmania). A pesar de vivir en el país por generaciones, son tratados como inmigrantes ilegales. Ellos son los rohingyas...