Los fotógrafos Fabian Oefner y Bjoern Ewers, cada uno por su parte, dan a conocer estimulantes series protagonizadas por burbujas vistas a gran detalle, henchidas de color y psicodelia y aparentemente regidas por las leyes propias de un microcosmos paralelo.
La famosa enunciación hamletana que ganó renovado sentido desde que Borges la incluyó como epígrafe de su Aleph —«O God, I could be bounded in a nutshell, and count myself a king of infinite space»—, se toma frecuentemente como ejemplo de que el espacio puede descomponerse en múltiples, infinitas parcelas que conservan en sí mismas la complejidad suficiente del todo como para considerarse universos propios, mundos ínfimos y al mismo tiempo inmensos cuya medida depende de nuestra percepción y de la mirada que posemos sobre ellos.
Así, no sorprende que dos artistas contemporáneos, cada uno por su cuenta, hayan tomado a las burbujas como protagonistas de su obra. Estos fenómenos fluidos que, además, por la forma esférica que adoptan, evocan inmediatamente planetas frágiles, sujetos al vaivén y las circunstancias, prestos a reventar y destruirse pasados apenas unos pocos instantes desde su creación.
El fotógrafo suizo Fabian Oefner, en su proyecto “Iridient” (nombre que parece un reflejo entrecortado e interrumpido de la palabra “iridiscente”: un ingrediente onírico), capturó el momento en que burbujas de jabón colisionan con granos de azúcar, un violento choque que deviene en caótica síntesis psicodélica.
Por otro lado, el alemán Bjoern Ewers ideó una serie mucho más apacible pero igualmente admirable cromáticamente, pues en su caso las fotografías se limitan a maximizar los detalles lumínicos de pompas de jabón puestas contra un fondo negro, un contraste que da como resultado sorprendentes formas henchidas de colores que parecen propios de una realidad inexistente, paralela, dominada por anárquicas leyes psicodélicas.
La famosa enunciación hamletana que ganó renovado sentido desde que Borges la incluyó como epígrafe de su Aleph —«O God, I could be bounded in a nutshell, and count myself a king of infinite space»—, se toma frecuentemente como ejemplo de que el espacio puede descomponerse en múltiples, infinitas parcelas que conservan en sí mismas la complejidad suficiente del todo como para considerarse universos propios, mundos ínfimos y al mismo tiempo inmensos cuya medida depende de nuestra percepción y de la mirada que posemos sobre ellos.
Así, no sorprende que dos artistas contemporáneos, cada uno por su cuenta, hayan tomado a las burbujas como protagonistas de su obra. Estos fenómenos fluidos que, además, por la forma esférica que adoptan, evocan inmediatamente planetas frágiles, sujetos al vaivén y las circunstancias, prestos a reventar y destruirse pasados apenas unos pocos instantes desde su creación.
El fotógrafo suizo Fabian Oefner, en su proyecto “Iridient” (nombre que parece un reflejo entrecortado e interrumpido de la palabra “iridiscente”: un ingrediente onírico), capturó el momento en que burbujas de jabón colisionan con granos de azúcar, un violento choque que deviene en caótica síntesis psicodélica.
Fabian Oefner
Por otro lado, el alemán Bjoern Ewers ideó una serie mucho más apacible pero igualmente admirable cromáticamente, pues en su caso las fotografías se limitan a maximizar los detalles lumínicos de pompas de jabón puestas contra un fondo negro, un contraste que da como resultado sorprendentes formas henchidas de colores que parecen propios de una realidad inexistente, paralela, dominada por anárquicas leyes psicodélicas.
Bjoern Ewers
FUENTE: PIJAMASURF
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