BACATÁ
Mujer adormida en la sabana:
en tus senos nace el sol: Mi vieja, mi joven, mi niña…
Virgen esquilmada en tu aborigen nombre:
Quixada esculcó tu seno.
Y tus hijos masacrados
No supieron por qué:
¿Por qué morir? ¿Si el vivir es normal?
¡Esos! Que viste como dioses examanos
y adoraste; cuando al clavar tu pecho con un fierro
se volvieron cuadrúpedos y humanos;
¡Esos! Se comieron tus hijas, tus costumbres,
tus canciones, Tus Fotutos, tus hermanos.
Tu sucinta lengua magra y musical
fue extirpada, escarnecida en vivo.
Y en la pica de escarnio fue vergüenza
y se trocó en campana
que en blanco catafalco te obligaron a usar.
El sabio muisca, el auténtico vate,
“final de la labranza” –Bacatá– te llamó.
Y un arrogante aparecido de León y Castilla,
el estulto ignorante de tu nombre tan propio,
gentilicio de ultranza te acomodó: “La India”…
Te arrebató cultivos, se adueñó de tus heras.
Y en la avaricia doró su corazón…
Y vidrió de esmeraldas su mirada …
Y en hipócrita conciencia fementida
predicó el Bien y alimentó galeras.
Entre alaridos y llantos de tus niños
–tus quimeras –…
Que corrieron perseguidos por los perros
buscando a CHIA entre los cerros
mientras TÚ alimentabas los hijos de los fierros
y curabas las heridas del heridor perverso.
Amamantaste nietos, sus cachorros e incestos;
¡Adoptaste los hijos del intruso!
¡Acogiste su modo, lengua, uso!
Y cultivaste a Todos a niveles de Atenas…
y los amas sin veto…
¡Cómo eres noble!
Esos hijos que en justicia
desterraron a sus padres injustos,
Que Libertad y Orden
pregonaron gloriosos,
hoy en día se trenzan
en lucha de titanes y lobos
por ideas del norte,
por ideas de estepa,
por ideas prestadas,
por batallas ajenas…
¡Cómo eres noble!
Los perdonas, los acoges y los mimas;
entre harapos o tules, entre rojos y azules;
entre guarapo o “donas”, entre improperios, rimas,
consideras como prole a la gleba,
al artesano, a las Figuras:
Ciclistas, raponeros, artistas, pregoneros,
científicos y sabios, prostitutas o curas.
Y tu cara tan limpia, por momentos tiznada
por bombas o por sangre; por oprobio signada.
Alegre en los destellos de diciembre;
Aterida en tus nieblas.
Lacrimosa en siniestros terremotos,
cantas fútbol, cuentas votos,
siempre con chistes cachacos o pastusos.
Periodistas gritones, estudiantes o “rusos”´
alegres y sufridos, ”Pilos”, inventores ilusos.
A todos los toleras, los amas. De la base a la cima.
Y con amor de Nana… atemperó hasta el clima.
Mas tus hijos –acaso– ¿cuidan andenes, parques?
¿luminarias, aseo, antejardín, letrinas?...
¿Cuándo se harán las filas? ¿Los turnos, los permisos?…
¿Se acatarán semáforos, señales…no romperán avisos?
¿El respeto al Anciano, al Infante, al Lisiado?…
¿a la Dama, al letrado?... ¿Al erario, al tesoro?
¿Esos serán –quizá– “los derechos humanos” ?...
Ni anarquía ni engaño:
“Con engaño ni pizca
con rectitud de Muisca,
Transparencia de gúipa”
como lo quizo el Zipa.
En fin:
Como al niño (“porque niños seguimos”…)
De Soacha a Suba,
a Chapinero…Sonriendo TÚ les dices:
“!Ah carachas!” …te quiero.
Daniel José Morales Vargas
Bogotá, septiembre de 2.005
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