domingo, 24 de febrero de 2013

LA FELICIDAD QUE SE COMPARTE: INATI EL UBUNTU


Conocer otras culturas nos brinda la oportunidad de abrir la mente a cómo culturas distintas buscan la felicidad en pequeñas cosas, como el hecho de tomarnos tiempo y respirar profundamente y reír con la familia, amigos o desconocidos. Cantar, bailar, pasear, hablar, e incluso trabajar juntos nos demuestra que la felicidad es algo que se comparte.

Los daneses tienen un concepto de su invención para buscar la satisfacción en los placeres elementales: hygge. Este término evoca una sensación de calor interno y de algo acogedor, como compartir una botella de vino tinto o una infusión junto a un cálido fuego o invitar a unos amigos íntimos a pasear junto al mar o en el monte, asar salchichas en la barbacoa en verano... O simplemente acurrucarte en el sofá con una manta y un buen libro. Es confort y una sensación de estar en paz con el mundo. 



El placer aumenta si de extraños se trata, acoger a un invitado desconocido entra dentro de la verdadera hospitalidad islámica, la diyâfa. En zonas de Asia central, sobre todo en las rurales, sigue siendo costumbre ofrecer de todo a los huéspedes, aunque eso sea todo lo que uno tenga, e incluso aunque el huésped sea un completo extraño. En Uzbekistán hay un dicho "Mehmon otanda ulugh" ("el invitado es más grande que el padre") Tradicionalmente, un anfitrión mataba a una oveja para alimentar a un extraño y ofrecía al visitante las delicias más selectas de la cabeza del animal, especialmente el ojo. Se trata de la convicción de la pertenencia común a la familia humana.



El apreciar juntos una buena comida o bebida se da en muchas culturas. Todos conocemos la ceremonia nipona del té, pero su homóloga es la ceremonia etíope del Buna, del café. En Etiopía, cuna de los cafés más selectos del mundo, su ritmo lento de vida se ejemplifica en un antiguo ritual de 3000 años para preparar el café que estimula todos los sentidos y se considera una experiencia terapeútica. La ceremonia la realiza una mujer que luce un tradicional vestido blanco y prepara con esmero los utensilios para elaborar el café sobre unas hierbas ceremoniales recién cortadas mientras el aroma del incienso envuelve los asistentes. Primero se lavan los granos del café verdes y se tiestan hasta que empiezan a crujir, abrirse y cambiar de color. A medida que la anfitriona los muele y prepara el café, los granos despiden un aroma inconfundible. Una vez hecho, el café se sirve con cuidado en una jebena con un pitorro muy largo. La etiqueta exige a los invitados que beban tres tazas; la tercera, llamada baraka, invoca una bendición. 




Los saharahuis occidentales tienen parecida ceremonia, llamada de los tres tes: "El primer té es amargo como la vida. El segundo es dulce como el amor. El tercero es suave como la muerte."




Aún sin tanta ceremonia elaborada, los suecos tiene otro concepto parecido: fika. Esta población es la mayor consumidora de café, una media de 4.5 tazas al día. La palabra fika se podría traducir como "tomar café" pero no hace honor a su nombre. Como el hygge danés, fika es tomarse un respiro en medio de la vida estresante, y el centro no es el café sino una buena charla con los demás, y una buena compañía.

Pero algo más importante que compartir placeres nutritivos es compartir una buena charla. En alemania, amigos y extraños interesados en temas comunes se reúnen para charlar, reír, crear conexiones y adoptar una perspectiva fresca sobre los asuntos que les inquietan en algo que llaman Stammtisches. El origen viene las reuniones de la élite de la población, que compartía las noticias locales en el restaurante o bar del pueblo. Pero desde 1990, las Stammtisches se han convertido en un modo de reunirse para que grupos de gente con pasiones o aficiones comunes puedan encontrarse y charlar. Se han formado en Alemania grupos en torno a prácticamente todo tema imaginable. En el almanaque se marcan las citas para encontrar amigos, para hacer deporte para descansar, para viajar etc. y así se abren reuniones planeada de personas, forzando conexiones gracias a un interés común.




Aún sin tanta ceremonia elaborada, los suecos tiene otro concepto parecido: fika. Esta población es la mayor consumidora de café, una media de 4.5 tazas al día. La palabra fika se podría traducir como "tomar café" pero no hace honor a su nombre. Como el hygge danés, fika es tomarse un respiro en medio de la vida estresante, y el centro no es el café sino una buena charla con los demás, y una buena compañía.

Pero algo más importante que compartir placeres nutritivos es compartir una buena charla. En alemania, amigos y extraños interesados en temas comunes se reúnen para charlar, reír, crear conexiones y adoptar una perspectiva fresca sobre los asuntos que les inquietan en algo que llaman Stammtisches. El origen viene las reuniones de la élite de la población, que compartía las noticias locales en el restaurante o bar del pueblo. Pero desde 1990, las Stammtisches se han convertido en un modo de reunirse para que grupos de gente con pasiones o aficiones comunes puedan encontrarse y charlar. Se han formado en Alemania grupos en torno a prácticamente todo tema imaginable. En el almanaque se marcan las citas para encontrar amigos, para hacer deporte para descansar, para viajar etc. y así se abren reuniones planeada de personas, forzando conexiones gracias a un interés común.





En Japón, el karaoke ("kara", vacío, y "okesutora" orquesta) es un excelente ejercicio para despojarse de inhibiciones en un esfuerzo en equipo. El estilo japonés del karaoke no es sólo frente al público de un bar, sino con varios amigos en una cabina privada. Cuando todo el mundo se entrega a la canción en cuerpo y alma, nadie lo critica. Es más, cuanto más alto y claro cantes y más pasión pongas en tu actuación, más te querrán tus amigos, pues ello les abrirá la puerta para hacer lo mismo.

También se puede probar con el baile conjunto, como la danza céilidh en Irlanda. Antaño se denominaba “céilidh” a un encuentro social de cualquier tipo, sin necesidad de que en éste tuviera lugar una danza. De hecho, muchas de estas ocasiones tenían un carácter no sólo festivo sino también literario, y además de danzar y cantar se recitaban cuentos, poemas, romances, refranes y adivinanzas.En las últimas décadas su significado ha ido cambiando y hoy “céilidh” hace referencia únicamente a la danza social de caracter comunitario, una estridente celebración de la vida donde lo más importante es unirse a la misma. Nadie te mirará enfadado si tropiezas con él, simplemente te verás arrastrado en la dirección correcta, girando aún más rápido y animado por las risas. Porque los céilidh consisten sobre todo en la craic (diversión), y es difícil estresarse cuando estás dando vueltas y vueltas alrededor de una estancia tan rápido que te preguntas qué pasará si tu compañero te suelta.



Pero no todo es diversión. El trabajo conjunto también se disfruta. En el archipiélago chileno de Chiloé se celebra la minga, un evento en el que los vecinos ofrecen su sudor y trabajo duro antes de la fiesta que le sigue. La tradición se arraiga en la historia de los pescadores y agricultores de subsistencia, que siempre han tenido que contar los unos con los otros en cuanto a trabajo físico duro se refiere: recoger cosechas de patatas, reparar un establo o incluso engranchar grupos de bueyes para colocar una casa entera sobre troncos y llevarla rodando a una nueva ubicación. Para agradecer la ayuda prestada, el anfitrión asa un cordero entero o celebra un banquete a base de marisco, al que aporta aún más alegría la chicha.



Todos estos ejemplos tiene algo en común: compartir. En las islas del Pacífico, sobre todo en Tokelau y las islas Cook, el compartir es un auténtico sistema que funciona, y se llama Inati. Siendo uno de los archipiélagos más aislados del mundo, el individualismo no es una opción. Tokelau comprende tres idílicos bajos atolones tropicales de coral, a un viaje de 20 horas en barco desde el puerto más cercano, Samoa, y sólo puede funcionar si su minúscula población trabaja junta y los que tienen ayudan a los que no tienen.Todos los días, la pesca fresca se coloca en la playa y el taupulega (consejo) de la aldea lo reparte según las necesidades de cada cual.

Al fin y al cabo, todo se reduce a que ningún humano existe en un contexto aislado. Es el ubuntu africano, todo lo que uno hace afecta a los demás, y el bienestar de uno depende del bienestar de todos. Esa forma de pensar convierte en intrínsecas la responsabilidad moral, la generosidad y la empatía. Ello significa que los africanos invitan de modo cotidiano a los desconocidos a sus hogares y los niños se crían con la ayuda de toda la comunidad, por ejemplo. Y dado que la interdependencia funciona en ambos sentidos, significa que la gente está dispuesta a aceptar ayuda así como a darla.


Fuentes:
http://blogs.denmark.dk/sharmi/2010/12/02/%E2%80%98hygge%E2%80%99-is-fundamental-to-danish-happiness/
http://www.webislam.com/glossary/diyafa_diyafa/
http://www.janeresture.com/tokelauan_culture/main.htm
"Secretos para la felicidad a través de las culturas del mundo" Geoplaneta..

No hay comentarios:

Publicar un comentario