Declina el esplendor su insomne llamarada,
El aceite de las lámparas azulea en los pabilos,
Las muchachas portan jarras de agua y tizanas.
El frío organiza su imperio lastimero
Estalla el erotismo del rubí en los granados,
Se almibara el azúcar en los últimos racimos.
En este instante en que nada puede recuperarse,
Todo es tasado por las manos del desguazador
Que arrebata gemas y destruye engarces.
Declina el esplendor su intensa llamarada
El sol enrojece las techumbres del pueblo.
La verdad, refulge, tiembla en la más bella lágrima.
FUENTE: BORCHERSWILMA
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