jueves, 7 de marzo de 2013

LOS HEREDEROS DE LOS INICIADOS DEL ANTIGUO EGIPTO 2/2


Una de las historias que se repiten en el mundo antiguo es la figura del héroe o semidios que toma el fuego o el conocimiento de los “dioses” y lo ofrece a las personas elegidas. Los llamados Observadores, entre los que figuran Azazel y Shemyaza, dieron conocimientos avanzados a seres humanos, de acuerdo con el Libro de Enoc. Azazel es el nombre de una entidad espiritual y su origen es hebreo, significando “chivo expiatorio“, tal como se indica en el Levítico. Se origina de dos palabras de raíz: aze, significando la cabra, y azel, significando la salida. Otro posible origen del nombre es que sea un derivado de las palabras hebreas -az, que significa áspero, escarpado, y -el-, poderoso o luminoso, que es un sufijo que se aplica a casi todos los ángeles caídos. Parece que podría ser una alusión a la montaña desde donde se despeñaban las cabras para su sacrificio. Azazel es mencionado en el libro apócrifo de Enoc (también llamado Enoch o Henoch), y más tarde en la literatura judía. De acuerdo al Enoc, Azazel era el líder de los grigori, que significa observadores o vigilantes, también conocidos como hijos de Elohim. Son un grupo de ángeles caídos de la mitología judeocristiana mencionados en algunos textos apócrifos Bíblicos y en el Libro del Génesis. En estos textos se menciona que los Grigori fueron seres que se aparearon con las “hijas del hombre“, naciendo de esta unión una raza de gigantes conocida como los Nephilim. Según el Libro de Enoc, los Grigori suman 200, pero sólo sus líderes son mencionados: “Estos son los nombres de sus jefes: Samyaza, que era su líder, Urakabarameel, Akibeel, Tamiel, Ramuel, Dan’el, Azkeel, Saraknyal, Asael, Armers, Batraal, Anane, Zavebe, Samsaveel, Ertael, Turel, Yomyael y Azazyel (también conocido como Azazel). Estos eran los prefectos de los doscientos ángeles, y el resto eran todo con ellos”.Algunos grupos de teólogos creen que estos textos se refieren en general a estos seres como un grupo de ángeles castigados por Yahweh (y por ello considerados ángeles caídos) por haberse enamorado y copulado con las mujeres humanas de la Tierra, y por haber enseñado a los hombres la creación de armas y el arte de la guerra, entre otros conocimientos.


La religión católica, a partir de las interpretaciones de san Agustín de Hipona, abandonó esta antigua definición de ángeles, indicándose desde entonces que la expresión hijos de Dios se refiere a los descendientes de Set. En el Génesis se conserva parte de este relato, en el que se habla de estos ángeles refiriéndose a ellos como hijos de Elohim, que tomaron para sí mujeres y engendraron gigantes (llamados nephilim). El motivo, según la Biblia, por el que Elohim (en realidad es plural y quiere decir‘señores‘) no aceptó estos hechos, estaría indicado en la siguiente frase: “No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; pero vivirá ciento veinte años“. Siendo la interpretación de esta frase que Elohim no deseó que permaneciera para siempre su espíritu (esencia de vida) en el hombre, ya que con ello el hombre conseguiría la inmortalidad y viviría para siempre. En el Libro de Enoc, libro tenido como sagrado por la Iglesia ortodoxa etíope pero considerado apócrifo por otras iglesias cristianas, además de nombrar al número y los nombres de los principales Grigori, también explica el tipo de castigo que sufrieron estos seres y sus hijos. Al unir ambos textos se da a entender que el castigo de estos ángeles se habría realizado después de la creación del hombre, a diferencia de otros mitos que relacionan estos hechos con Lucifer, del que se indica que habría sido castigado antes de la creación bíblica del mundo. Sin embargo hay que tener en consideración que en el libro de Enoc se cuenta que, ya antes de estos sucesos, se había castigado a siete estrellas parecidas a grandes montañas (¿?). “Ellas arderían, en la prisión de las estrellas y de los poderes del cielo por haber transgredido el mandamiento de Yahweh, desde el comienzo de su ascenso, por lo cual Elohim se irritó contra ellas y las encadeno hasta el tiempo de la consumación de su culpa para siempre, en el año del misterio“.


En el Libro de los Jubileos, texto apócrifo escrito probablemente en el siglo II o III a.C, se menciona que estos ángeles son hijos de los Elohim, un antiguo plural mayestático del Dios hebreo o el posible indicio de un origen politeísta del judaísmo. En este libro se dice que estos seres eran gigantes que habían bajado a la Tierra con la tan “humana” pretensión de tener compañía femenina. Los Elohím les habían enviado a la tierra para enseñar a la humanidad la verdad y la justicia, pero estos decidieron pactar y desobedecer su misión y las reglas establecidas. Este texto ofrece una versión diferente del propósito por el cual los Observadores o Vigilantesbajaron inicialmente a la Tierra, y complementa la descripción de éstos seres. Azazel es particularmente significativo entre los grigoriporque fue él quien enseñó a los hombres a forjar armas de guerra así como a las mujeres a hacer y utilizar cosméticos. Se dice que las enseñanzas de Azazel crearon tal iniquidad entre los hombres que Dios decidió destruir toda la vida en la Tierra con una gran inundación, salvando solamente a Noé, su familia y a siete parejas de cada especie de animales, que escaparon a la destrucción viviendo durante un año en el Arca que Dios le mandó construir. El nombre Azazel se encuentra en el Levítico, pero no como una entidad o espíritu, sino como el nombre de una ceremonia llamada del chivo expiatorio, que consiste en enviar a un chivo expiatorio a vagar por el desierto junto con otra cabra a la cual se sacrifica ante Dios. Después, el “azazel” es conducido fuera del desierto y se libera como prueba de que la comunidad ha quedado libre de culpa. El símbolo más importante de estos Observadores es el dios griego Prometeo (muy parecido a lo que se dice sobre Baphomet), que se dijo que salió de los Montes Cáucasos. En la mitología griega, Prometeo es un Titán amigo de los mortales, venerado por robar el fuego de los dioses y darlo a los humanos para su uso, razón por la que fue castigado. Como introductor del fuego y del sacrificio, Prometeo es considerado el protector de la civilización humana. En Atenas Prometeo tenía un altar desde donde partía una carrera de antorchas celebrada en su honor, en la que ganaba el primero que alcanzaba la meta con la antorcha encendida.


Se dice que Prometeo era hijo de Jápeto y de la oceánide Asia. Era hermano de Atlas, Epimeteo y Menecio, a los que superaba en astucia. No tenía miedo a los dioses, y en cierta ocasión ridiculizó a Zeus por su poca perspicacia. Sin embargo, Esquilo afirmaba en su “Prometeo encadenado” que en realidad era hijo de Gea o Temis. Según una versión minoritaria, el gigante Eurimedonte violó a Hera cuando ésta era una niña y engendró a Prometeo, lo que causó la furia de Zeus. Se afirma que Prometeo fue un gran benefactor de la humanidad. Una de las anécdotas que se cuenta de él es que planeó engañar a Zeus al realizar el sacrificio de un gran buey, que dividió en dos partes: en una de ellas puso la piel, la carne y las vísceras, que ocultó en el vientre del buey, y en la otra puso los huesos pero los cubrió de apetitosa grasa. Dejó entonces elegir a Zeus la parte que comerían los dioses. Zeus eligió la capa de grasa y se llenó de cólera cuando vio que en realidad había escogido los huesos. Desde entonces los hombres queman en los sacrificios los huesos para ofrecerlos a los dioses, pero la carne se la comen. Indignado por este engaño, Zeus privó a los hombres del fuego. Pero Prometeo decidió robarlo, así que subió al monte Olimpo y se dice que lo cogió del carro de Helios (o Apolo) o de la forja de Hefesto y lo devolvió a los hombres en el tallo de una cañaheja, que arde lentamente. De esta forma la humanidad pudo calentarse. En otras versiones (como en el Protágoras de Platón), Prometeo robó las artes de Hefesto y Atenea, llevándose también el fuego porque sin él no servían para nada, y proporcionando de esta forma al hombre los medios con los que subsistir. Para vengarse por esta nueva ofensa, Zeus ordenó a Hefesto que hiciese una mujer de arcilla llamada Pandora, a la que Zeus infundió vida y la envió por medio de Hermes a Epimeteo, el hermano de Prometeo, en cuya casa se encontraba la caja que contenía todas las desgracias con las que Zeus quería castigar a la humanidad. Epimeteo se casó con Pandora para aplacar la ira de Zeus por haberla rechazado una primera vez a causa de las advertencias de su hermano para que no aceptase ningún regalo de los dioses, por cuya razón recibió el castigo de ser encadenado. Pandora terminó abriendo la caja, tal y como Zeus había previsto, vengándose de la humanidad, Zeus se vengó también de Prometeo e hizo que le llevaran al Cáucaso, donde fue encadenado por Hefesto con la ayuda de Bía y Cratos. Zeus envió un águila, hija de los monstruos Tifón y Equidna, para que se comiera el hígado de Prometeo. Siendo éste inmortal, su hígado volvía a crecerle cada noche, y el águila volvía a comérselo cada día (¿?).


Este castigo había de durar eternamente, pero Heracles (o Hércules) pasó por el lugar de cautiverio de Prometeo de camino hacia el jardín de las Hespérides y le liberó disparando una flecha al águila. Esta vez no le importó a Zeus que Prometeo evitase su castigo, al proporcionar esta liberación más gloria a Heracles, que era hijo de Zeus. Prometeo fue así liberado, aunque debía llevar con él un anillo unido a un trozo de la roca a la que fue encadenado. Agradecido, Prometeo reveló a Heracles el modo de obtener las manzanas doradas del jardín de las Hespérides. Sin embargo, en otra versión Prometeo fue liberado por Hefesto tras revelar a Zeus que si tenía un hijo con la nereida Tetis, este hijo llegaría a ser más poderoso que su padre, quienquiera que éste fuera. Por ello Zeus evitó tener a Tetis como consorte y el hijo que tuvo ésta con Peleo fue Aquiles quien, tal y como decía la profecía, llegó a ser más poderoso que su padre. La Biblioteca mitológica recoge una versión según la cual Prometeo fue el creador de los hombres, modelándolos con barro. Esto nos lleva a creer que en realidad fue el dios sumerio Enki, el creador del Homo Sapiens. Prometeo se ofreció ante Zeus para cambiar su mortalidad por la inmortalidad de Quirón cuando éste fue herido accidentalmente por Heracles, lo que le produjo una herida incurable. Prometeo puede ser clasificado entre los dioses tramposos, como Loki en la mitología nórdica quien, al igual que Prometeo, es un gigante más que un dios, que está asociado al fuego y fue castigado a ser encadenado a una roca y atormentado por una serpiente. Algunos creen que el tema se tomó prestado de la saga de Nart de los pueblos del Cáucaso, aunque las analogías con Loki parecen revelar una fuente indoeuropea más antigua. Las sagas de los Nart son una serie de cuentos originarios del Cáucaso. Forman la mitología básica de las tribus del área; algunas son simplemente historias, pero otras tienen valor como mitos de creación y antigua teología. Los abjasos, circasianos, osetas y ubijé tienen versiones de las sagas de Nart. Los Nart eran una raza de gigantes. Algunos de los personajes que aparecen a menudo en las sagas son: Sosruko, que es un embaucador y un tramposo; Satanaya, la madre de los Narts, representa la fertilidad y es la matriarca; Tlepsh es un herrero. Algunos de los temas de las sagas son comunes con la mitología griega. La historia de Prometeo encadenado al monte Elbrus es similar a una parte de las sagas de los Nart. Estos temas compartidos son vistos por algunos como indicativos de una antigua proximidad entre los pueblos del Cáucaso y los antiguos griegos. Otro indicio sería el mito del Vellocino de oro, en el que la Cólquide se suele colocar en lo que actualmente es Georgia o Abjasia.


David Vaughan Icke, nacido el 29 de abril de 1952 en Leicester, Inglaterra, es un escritor y conferenciante británico. Desde 1990 se ha dedicado a buscar “quién/quienes controlan el mundo.”. Escribió un interesante ensayo, titulado “The Biggest Secret: The Book That Will Change the World”, en que he basado parte de este artículo. Icke es un ex jugador de fútbol, reportero, presentador deportivo, y portavoz del Partido Verde del Reino Unido. También es autor de más de veinte libros, en los cuales explica sus puntos de vista junto a los resultados de sus indagaciones sobre diferentes temas, principalmente referidos al supuesto control mundial por unos pocos seres humanos y con especial hincapié en los Illuminati (en su mayoría magnates y miembros de diferentes realezas) actuando conjuntamente con seres extraterrestres (reptiloides) mutantes, los cuales llevarían ejerciendo su dominación sobre la humanidad desde los albores de ésta. Según Icke hay una fuerza oculta que controla a la humanidad, los llamaIlluminati, aunque reconoce que es una sociedad secreta sin nombre. Esta sociedad secreta u “hombres en las sombras” tienen una agenda que tiene como principal objetivo la instauración de un gobierno mundial de corte fascista; una dictadura controlada por las élites mundiales, muy en la forma de lo descrito por George Orwell en su novela 1984. Esta elite mundial está conformada por varias familias poderosas, dentro de las cuales Icke posiciona a los Bush, los Rockefeller, los Rothschild y la familia real de Inglaterra entre otros. Además argumenta que todos tienen la misma línea sanguínea, que viene esparciéndose por las aristocracias mundiales desde los reyes de Sumeria hasta los actuales ya nombrados.


Y ahora hacemos un desvío provisional en nuestro guión. Según el filosofo alemán Ludwig Andreas Feuerbach (1804 –1872), “es el hombre el que ha creado a Dios”. Cuando los iniciados en el Rojismo culminan la iniciación y descubren que ellos mismos son dioses, es decir, que ellos son seres capaces de transformar su realidad y la realidad que los envuelve, abrazan la Filosofía Rojista. Ésta sirve para operar sobre el medio a los iniciados de mayor grado del Rojismo. Pero, ¿qué es la Filosofía Rojista? Los filósofos socialistas utópicos más destacados fueron el francés Saint Simon (1760-1825), el inglés Robert Owen (1771-1858) y el francés Charles Fourier (1772-1837). Saint Simon creía en la conjunción armoniosa de sabios-banqueros, empresarios y trabajadores y en la reforma social dirigida a la clase social más pobre. Owen esencialmente defendía una ética laboral, con condiciones humanas en el trabajo, salarios altos, formación de los obreros, cuidado y formación de los niños, escuelas de calidad… Y Fourier, por su parte, apoyaba las asociaciones agrícolas o falansterios, núcleos humanos constituidos por 1.620 individuos. Los tres grandes filósofos del socialismo utópico creían que el egoísmo promovido por las ideas liberales tenía graves carencias e idearon sociedades socialistas utópicas para corregirlo. Uno de los filósofos socialistas revolucionarios más ilustres fueron Adam Weishaupt, fundador de los Illuminati en los bosques bávaros, la famosa noche de Walpurgis o noche de las brujas. Otros fueron los que dirigieron laConspiración de los Iguales (1796-1797), dirigida por François-Noël Babeuf. Asimismo, podemos indicar a Pierre Joseph Proudhom (1809-1865); y Auguste Blanqui (1805-1881). Los Iguales, también conocidos como la “Conspiración de los Iguales” (La conjuration des Égaux) fue un movimiento revolucionario que se desarrolló hacia 1795-1796 en Francia. En enero de 1796, la represión llevada a cabo por Napoleón Bonaparte, que ocupaba la jefatura del Ejército del Interior, contra François Noël Babeuf y su entorno (cerró el Club del Panteón), da lugar como reacción la creación de la “Conspiración de los Iguales”, dirigida por Babeuf, Augustin Darthé, Filippo Buonarroti, Sylvain Maréchal, Félix Lepeletier, Antoine Antonelle, etc. creándose el llamado «Directoire secret de Salut Public», compuesto por siete miembros, entre los que se encontraban Babeuf y Darthé.


Lanzando una campaña propagandística destinada a agitar a las clases populares con el fin de lograr la igualdad real que, aunque ya promulgada por la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano en 1789, no era puesta en práctica por las represiones que ejercía Napoleón en territorio francés. Babeuf decía: “No queremos la igualdad escrita en una tabla de madera, la queremos en nuestras casas, bajo nuestros techos“. Según este grupo, la igualdad real sólo llegaría gracias a una Revolución Social que, sucesora de la Revolución Francesa se constituiría como otra revolución, que sería la última y definitiva. Así, por el optimismo imperante en la época, se anunció que pronto llegaría esta nueva revolución: la Revolución Popular. La campaña debía terminar con un levantamiento para derrocar al Directorio y poner en vigor la Constitución de 1793, que nunca había sido aplicada. Pero el Directorio está informado al detalle de la conspiración (posiblemente gracias a Fouché o Grisel) y el 10 de mayo de 1796 los conjurados son detenidos por la policía. El filosofo alemán Adam Weishaupt, tanto en su iniciación como en su filosofía, defendía un socialismo revolucionario de signo libertario, con apuesta por el golpe revolucionario por parte de una élite bien adiestrada, la erradicación de la monarquía, la propiedad privada, el Estado, etc. La tripleta de la Conspiración de los Iguales (Babeuf, Darché y Buonarroti), así como Blanqui, defendían un socialismo revolucionario similar. Y Proudhom tenía alguna variante y, por eso, ha sido considerado el precursor del socialismo libertario o anarquismo. El socialismo utópico filosofaba sobre el mundo. El socialismo revolucionario tenía un programa concreto y aspiraba a transformarlo, mediante la acción revolucionaria.


Los filósofos del socialismo científico o comunismo fueron principalmente Karl Marx y Friedrich Engels (1820-1895). Karl Marx, natural de Tréveris (Prusia, Renania), dedicó toda su vida a sentar las bases de una metodología científica que condujese al comunismo, siendo sus obras más destacadas El Manifiesto del Partido Comunista y El Capital. El socialismo científico o comunismo, según fue expuesto por Marx, se fundamentó en el materialismo histórico, la lucha de clases, la fundación del partido comunista por parte del proletariado, la toma del Poder, la dictadura del proletariado, la apropiación por parte del proletariado de los medios de producción, la distribución de la riqueza y la eliminación de las clases sociales y el Estado. Friedrich Engels, por su parte, fue el compañero perfecto para Marx, firmando con él varias de sus obras. Los filósofos del socialismo libertario o anarquismo fueron esencialmente los rusos Mikhail Bakunin y Pietr Alexievich Kropotkin. Bakunin sentó las bases del anarquismo, destacando sus obras Federalismo, Socialismo y Antiteologismo, Política y anarquía y Dios y el Estado. El anarquismo de Bakunin defendió la destrucción de toda autoridad, de la propiedad, del Estado mediante la revolución, así como la apropiación de los medios de producción, el colectivismo (a cada uno se le da el producto de su trabajo), así como otras medidas. El anarquismo comunista posterior de Kropotkin abogó por rechazar el colectivismo que daba a cada cual el producto de su trabajo, a favor de la igualdad de distribución y el comunismo. LaFilosofía Rojista es una nueva reformulación del socialismo que respeta el legado de los filósofos utópicos, pero que sólo se nutre del legado de los filósofos socialistas revolucionarios, socialistas científicos (comunistas) y socialistas libertarios (anarquistas). La Filosofía Rojista recopila lo mejor de esos filósofos, a la vez que rechaza sus errores, basándose en la experiencia histórica, lo cual la convierte en la filosofía de la postmodernidad y sitúa al Rojismo como Sistema de iniciación postmoderno.

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La Filosofía Rojista sirve como herramienta útil, para operar sobre el medio, a los iniciados de la Orden Illuminati, la Sociedad O.T.O. (Ordo Templi Orientis), el Rojismo y los caballeros de Malta. La Filosofía Rojista defiende el concepto de que el hombre es el único dueño del mundo y de su destino y que a él le corresponde la transformación de su realidad y de la realidad que lo envuelve, en consonancia con el Rojismo. El Rojismo y la Filosofía Rojista defienden en última instancia al hombre, en medio de una ausencia progresiva y definitiva de dioses, a la vez que le otorgan a aquel la capacidad de transformación de su realidad y del medio. LaFilosofía Rojista defiende la consciencia ideológica del hombre “dueño del mundo y de su destino”, como “motor” de toda transformación. Es la consciencia ideológica la que determina que el hombre, siendo el único dueño del mundo y de su destino, actúe con un sistema, un planteamiento o un modo de vida determinado. Una consciencia ideológica basada en el socialismo, y en la igualdad y la libertad, provocará que se luche por dichas causas. La consciencia ideológica, es decir, el factor ideológico convenientemente grabado en las mentes de los dirigentes y las masas, es un requisito indispensable para ser indestructibles y transformar el medio, con libertad e igualdad, emancipando a la humanidad, según la tesis defendida por la Filosofía Rojista y por el Rojismo. La Filosofía Rojista defiende que la consciencia ideológica, fundamentada en el socialismo, la igualdad y la libertad, es la que se sobrepone y determina en última instancia el triunfo del materialismo. Por tanto, puede decirse que la Filosofía Rojista defiende un materialismo coronado por la consciencia ideológica, una idealidad material, a la vez que rechaza el idealismo como influyente o determinante. El filósofo comunista Karl Marx consiguió decantar la balanza hacia el materialismo, pero no dio importancia a la determinante consciencia ideológica, una idealidad material, sin la cual el materialismo fracasa. Bakunin, en Dios y el Estado, explica:“¿Quiénes tienen razón los idealistas o los materialistas? Una vez planteada así la cuestión, vacilar se hace imposible. Sin duda alguna los idealistas se engañan y sólo los materialistas tienen razón… Toda la historia intelectual y moral, política y social de la humanidad es un reflejo de su historia económica”. La Filosofía Rojista defiende la dialéctica materialista, atea, racional, consciente y defensora del hombre como “motor” de toda transformación, frente a la dialéctica idealista, la cual subyuga al hombre a la voluntad de dogmas, de ideales metafísicos, de Dios…


La Filosofía Rojista es internacionalista y aspira a un Nuevo Orden Mundial socialista más justo y libre que emancipe a toda la humanidad. Defiende que los valores del socialismo deben ser los valores del toda la humanidad y, por eso, aspira a proyectarlos en el plano internacional. El filósofo comunista Friedrich Engels, sobre el necesario internacionalismo, escribió: “La revolución comunista no será una revolución puramente nacional, sino que se producirá simultáneamente en todos los países civilizados”. Y el Rojismo sin complejos hace suyo todo el internacionalismo defendido por la Filosofía Rojista. De hecho, la extensión internacional de la Orden Illuminati y la Sociedad O.T.O. son sólo un ejemplo de ello. La Filosofía Rojista es una filosofía revolucionaria, es decir, profundamente transformadora de la sociedad. Según la Filosofía Rojista, existen dos vías para acceder al poder y desarrollar la revolución: la vía democrática-parlamentaria y la vía revolucionaria-violenta. En el primer caso, un partido político se prepara, forma a sus cuadros, afilia a un notable número de personas e inicia la conquista del poder, presentándose a unas elecciones democráticas. En el segundo caso, las posibilidades son diversas: una guerra popular encabezada por un partido socialista o comunista, una revolución puntual encabezada por un partido de la ideología citada o un golpe revolucionario de una élite bien adiestrada y armada. Los filósofos socialistas revolucionarios Adam Weishaupt y Louis Blanqui, el filósofo comunista León Trotski , o algunos filósofos anarquistas eran partidarios del golpe revolucionario duro por parte de una élite. Trotski, filósofo y revolucionario ruso relacionado con la toma comunista del poder en Rusia en octubre de 1917 y defensor del internacionalismo y de la Revolución permanente, antes de tener que abandonar la URSS por sus diferencias con Stalin, apuntó lo siguiente sobre el golpe revolucionario comunista: “El pueblo entero es demasiado para la insurrección. Se necesita una pequeña tropa, fría y violenta, instruida en la táctica insurreccional… Es un plan demasiado vasto, es una estrategia que abarca demasiado territorio y demasiadas gentes. No es ya una insurrección: es una guerra. Para ocupar Petrogrado no hay necesidad ninguna de tomar el tren en Finlandia. Cuando se parte de demasiado lejos, se detiene uno a veces a mitad del camino… Hay que atenerse a la táctica, operar con poca gente en un terreno limitado, concentrar sus esfuerzos sobre los objetivos principales, dar directa y duramente. No creo que eso sea tan complicado. Las cosas peligrosas son siempre extraordinariamente sencillas. Para triunfar no hay que desconfiar de las circunstancias desfavorables ni fiarse de las que son favorables. Hay que herir en el vientre: eso no hace ruido. La estrategia de usted requiere demasiadas circunstancias favorables: la insurrección no necesita nada. Se basta a sí misma”.


La Filosofía Rojista es una filosofía útil para aquellos iniciados del Rojismo que han completado la iniciación y operan sobre el medio, siendo considerada la reformulación socialista de la postmodernidad, lo cual convierte al Rojismo en un Sistema de iniciación postmoderno. Cuando el iniciado culmina la iniciación en el Rojismo, mediante el tantra y la cábala, se transforma en el andrógino divino, en el andrógino alquímico, en el propio Dios, descubriendo que puede transformar su realidad y toda la realidad que lo envuelve. Es entonces cuando ha superado todas las fases de la alquimia y la última fase de la Alquimia, que es el “Rubedo” o “Citrinitas“, la Obra en Rojo o Dorado, donde se alcanza el “cuerpo de diamante“. Se puede decir que es entonces cuando, gracias a Baphomet y a una ruta iniciática unida a él, se ha descubierto su poder real. Y es que sin Baphomet la iniciación no puede ser completada, porque falta conocimiento, Luz y una ruta iniciática que exalta al hombre a su condición de dios, el HOMO EST DEUS. La Filosofía Rojista, la psicología científica, etc., realizarán el resto en el Sistema. Por todos estos motivos, los iniciados de alto grado que han experimentado esa fase alquímica, la Obra al Rojo, tienen el deber de exaltar la figura del dios de la Luz, en el proceso iniciático, abandonando cualquier duda al respecto. Como conclusión, cabe decir que, en el psicoanálisis, la figura del dios de la Luztiene su importancia para Freud. De manera no sistemática, a lo largo de su obra y su correspondencia, Freud elaboró un psicoanálisis aplicado al dios de la Luz, que él denominó Satán, ya que como hebreo así lo conocía en su tradición. Primero, descubrió que éste era una representación del inconsciente. Después, lo asoció al padre malo. Los Illuminati aceptan lo primero, porque es cierto que existe una relación entre el inconsciente y el dios de la Luz, Baphomet. Con el tantra y la cábala, el iniciado penetra en su inconsciente y descubre a Baphomet en su interior. Pero discrepan de lo segundo. El padre malo no es Satán, sino el dios esclavista. Para ellos, el dios de la Luz sería el abuelo, con quien pacta el hijo que lucha contra su padre (dios esclavista), en pleno proceso de rebelión.


La orden de los Iluminados (Illuminatenorden en el original alemán, compuesto de Illuminaten, derivado del latín illuminati,‘iluminados‘, y Orden) fue una sociedad secreta fundada en 1776 por Adam Weishaupt en Baviera, Alemania. Nueve años después detuvo su actividad al prohibírsele actuar en ese electorado. Numerosos mitos y teorías conspirativas se centran en una presunta supervivencia suya y sus supuestas actividades, entre las que se cuentan la Revolución francesa, la lucha contra el cristianismo, y supuestas pretensiones de dominio mundial. El profesor de derecho eclesiástico y filosofía práctica de la universidad de Ingolstadt, Baviera, Adam Weishaupt (1748-1830), fundó el primero de mayo de 1776, con dos alumnos suyos, la «Asociación de los perfectibilistas» (“Bund der Perfektibilisten“). Como símbolo de la organización eligió el mochuelo de Minerva, la diosa romana de la sabiduría. De trasfondo se encontraba el clima intelectual universitario, prácticamente dominado por los jesuitas, orden disuelta tres años antes. Weishaupt, con veintiocho años, era el único profesor de Ingolstadt sin pasado en la Compañía y se encontraba correspondientemente aislado del cuerpo docente, también debido a su entusiasmo por las ideas ilustradas. Para ofrecer protección a los alumnos de las intrigas jesuíticas, que presuponía por todas partes, pero sobre todo para proporcionarles acceso a literatura crítica eclesiástica contemporánea, fundó la «Asociación de sabiduría secreta», en cuyos comienzos no era más que un círculo de lectores anticlericales de un máximo de veinte miembros. Aparte de esto, el fundador vio en la Orden Rosacruz, una orden mística espiritual perteneciente a la masonería, un mal siempre creciente que debía combatirse. Weishaupt informó de sus razones para la fundación de la sociedad en su carta Pythagoras oder Betrachtungen über die geheime Welt- und Regierungskunst.


Pero dos hechos fueron decisivos. En 1776 un oficial en Burghausen, llamado Ecker, había fundado una logia orientada hacia la alquimia y que había comenzado a extenderse velozmente. Un miembro suyo llegó a Ingolstadt, para anunciarse y atraer a los más brillantes entre los estudiantes. Por desgracia su selección recayó precisamente en aquellos a quienes Weishaupt también les había echado el ojo. El pensamiento de haber perdido de esta forma a jóvenes tan prometedores, y verlos ahora acercándose a la alquimia; fue para él insoportable. Por esto fue a pedirle consejo a un joven, en quien había puesto toda su confianza. Y le animó a utilizar su influencia sobre los estudiantes mediante la fundación inmediata de una sociedad. La orden tomó un primer impulso en 1778 cuando un antiguo alumno suyo y presidente del Palatinado Renano la reorganizó. Weishaupt propuso como nuevo nombreBienenorden, la ‘Orden de las abejas’, porque se imaginaba que los afiliados deberían recopilar el néctar de la sabiduría dirigidos por una abeja reina. Pero al final se prefirió Bund der Illuminaten (‘Unión de los Iluminados’) y después, Illuminatenorden (‘Orden de los Iluminados‘). De la asociación para el conocimiento derivó una orden secreta, que no podía negar que su modelo organizativo se basaba en la Compañía de Jesús. Una siguiente reorganización sucedió en 1780, tras la adhesión del aristócrata sajón Adolph von Knigge. Tal como el propio Weishaupt confesó, no existía «en absoluto, sólo en su cabeza». Y en 1782 Freiherr le proporcionó a la orden una estructura paramasónica, con Weishaupt y Knigge entre otros como directores sobre el llamado «Areópago», o «Colina de Ares». Según la leyenda, se llamaba así porque Ares había sido juzgado por los dioses y exonerado de ser ajusticiado por dar muerte a Halirrotio, hijo de Poseidón, que había violado a la hija de Ares, Alcipe. Por otra parte, y también según la leyenda, allí fue juzgado Orestes por el asesinato de su madre Clitemnestra. En su origen, el consejo del Areópago dependía del rey y se componía únicamente de Eupátridas. La influencia de éstos aumentaba a medida que iba disminuyendo el poder del rey, hasta el siglo VII a. C., en el que estos últimos llegaron a gobernar.


Tras las reformas de Solón, sus miembros eran escogidos entre los arcontes (magistrados) cuyos cargos eran inamovibles y representaban a los ricos en oposición a los aristócratas, si bien constituían un organismo menos exclusivo. Este tribunal controlaba a los magistrados, interpretaba las leyes y juzgaba a los homicidas. Sus poderes políticos fueron recortados y, en cierta medida, limitados por Clístenes, pero mantuvieron el poder hasta las Guerras Médicas. Con el rápido progreso de las instituciones democráticas, sus poderes resultaban incongruentes. Los arcontes perdieron su prestigio y su poder político en el 487 a. C. y ya no eran escogidos entre los hombres más importantes de la sociedad, sino que eran elegidos por sorteo. Con esta nueva distribución los Iluminados consiguieron reclutar a muchos masones e infiltrarse en logias enteras. De trasfondo estaba la crisis iniciada hacia 1776 entre los niveles altos masónicos alemanes con la ruptura de la estricta observancia templaria. Karl Gotthelf von Hund und Altengrotkau había conseguido atraerse a las diferentes logias hacia su mandato mediante un rito que aseguraba era herencia de laorden Templaria, disuelta en 1312. Durante muchos años había afirmado mantenerse en contacto con «Superiores desconocidos» que le habían iniciado en la francmasonería. Como al fallecer, en 1776, ninguno de los «Superiores desconocidos» contactara con ellos, se produjo una gran confusión en la logia. En la convención masónica de la estricta observancia, acontecida en Wilhelmsbad entre el 16 de julio y el 1 de septiembre de 1782, Knigge y su segundo, Franz Dietrich von Ditfurth, representante de los Iluminados y un ilustrado radical, se ganaron el liderazgo de su orden. El sistema templario fue abandonado, y la orden de la Rosacruz quedó en minoría en su esfuerzo por mantener esa tradición. Ambos iluminados consiguieron incluso, junto a Johann Christoph Bode, ganarse a un representante principal de la estricta observancia. El número de miembros aumentó rápidamente. Sin embargo, este éxito suponía a la vez el comienzo del final. Knigge amenazó epistolarmente con delatar sus secretos a los jesuitas y a los rosacrucianos, reforzando la desconfianza y las preocupaciones de Weishaupt, ya que Knigge y Bode hubieran incorporado al príncipe Karl von Hessen-Kassel , Ferdinand von Braunschweig, el duque Ernst von Sachsen-Gotha y Carl August von Sachsen-Weimar, todos ellos representantes de la autoridad absolutista. Estas sospechas no estaban infundadas, pues Carl August y su consejero privado Goethe se habían afiliado con el único fin de investigar a la Orden.


Como resultado se agudizaron las discrepancias entre Weishaupt y Knigge, hasta el punto de que la orden amenazaba con disolverse. En febrero de 1784 se convocó en Weimar un tribunal arbitral. Para sorpresa de Knigge el juicio del congreso, en el que participaron entre otros Goethe, J. G. Herder y Herzog Ernst von Sachsen-Gotha, era que debía construirse un nuevo Areópago. Pero era previsible que el fundador de la orden siguiera siendo influyente aún sin presidencia formal en el Areópago, lo que significaba una clara derrota para Knigge. Se acordó el silencio y el primero de julio Knigge abandonó la orden. En los años siguientes Knigge se apartó de querer arreglar el mundo mediante sociedades secretas. Por su parte Weishaupt le entregó la dirección de la orden a Johann Martin, conde de Stolberg-Roßla. Durante las disputas internas las asociaciones secretas habían atraído sobre sí la atención de las autoridades bávaras. Eran el blanco de sospechas de asesinatos afines a la ilustración, que pretendían alterar el orden tradicional, infiltrándose entre los funcionarios públicos para alcanzar un «Estado razonable». Consecuentemente, el 22 de junio de 1784 el príncipe elector Karl Theodor prohibió todas las «comunidades, sociedades y fraternidades» fundadas sin su aprobación. El dos de marzo de 1785, bajo presión de Peter Frank, canciller barón de Kreittmayr, el barón rosacruciano de Törringy otros cortesanos, se promulgó un edicto adicional, que esta vez prohibía a los Iluminados y a los Francmasones llamándolos por su nombre y considerándolos traidores y enemigos de la religión. Mediante registros domiciliarios se confiscaron varios papeles de la orden que aportaron sucesivos indicios sobre la radicalidad de sus propósitos. Documentos encontrados a un mensajero difunto informaron sobre el nombre de un miembro. Ese mismo año el papa Pío VI aclaró en dos cartas al obispo de Freising (18 de julio y 12 de noviembre), que la adhesión a la orden era incompatible con la fe católica.


A consecuencia de las prohibiciones de 1784-1785 se produjeron las persecuciones de miembros de la orden. Se llegó a registros domiciliarios y confiscaciones, y algunos consejeros y oficiales perdieron el puesto, algunos miembros fueron desterrados, pero nadie resultó encarcelado. El mismo Weishaupt, cuyo papel fundador se desconocía al principio, resultó sospechoso, pero sólo huyó cuando tuvo que admitir la fe católica. Primero huyó a la ciudad imperial libre de Ratisbona y en 1787 otra vez a Gotha, donde Herzog Ernst le proporcionó una consejería áulica sinecura. En abril de 1785 el conde Stolberg-Roßla declaró la orden oficialmente suspendida, tras aboliciones temporales. Bode aprovechó la coyuntura para conservar la asociación activa. E intentó resucitarla con ayuda de la Iglesia minerval de Weimar y la Orden de los amigos invisibles. Pero debió abandonar en 1790 debido al clima estrictamente antiiluminista de los años revolucionarios. Los investigadores están generalmente de acuerdo en que la desarticulación de la orden de los Iluminados fue completa. El 16 de agosto de 1787 se promulgó un tercer y más estricto edicto de prohibición del reclutamiento de miembros para Masones e Iluminados, so pena de muerte. Pero continúan los rumores de una supervivencia de los Iluminados. Estas promulgaciones desataron una primera histeria antiiluminista, y especialmente se sospechaba de las agitaciones de las asociaciones secretas ilustradas radicales. Una segunda ola, claramente más enérgica, sucedió durante la Revolución francesa, pues el miedo a los jacobinos se fundió con el anterior a los Iluminados. En este estado anímico, el ministro de Estado bávaro Maximilian von Montgelas –quien a su vez había sido iluminado– hizo prohibir todas las organizaciones secretas al llegar al poder, en 1799, y otra vez en 1804.


Cómo de fuerte era la fascinación pública por las misteriosas e inquietantes sociedades secretas e iniciáticas, en los años de la Revolución francesa, se nota por diversas obras literarias de la época, desde Der Geisterseher de Schiller hasta Der Groß-Cophta de Goethe y las inquietantes sociedades de Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister, pasando por Jean Paul, con su Die unsichtbare Loge (1793). La orden de los Iluminados estaba comprometida con el modelo ilustrado. La meta era la mejora y el perfeccionamiento del mundo en el sentido de libertad, igualdad y fraternidad y la mejora y perfeccionamiento de sus miembros (de ahí también el viejo nombre Perfectibilistas). Weishaupt escribió en 1782 en un discurso: “Quien también generalmente quiere iniciarse en la libertad, la amplia iluminación en general: pero la Iluminación no consiste en el conocimiento de palabras, sino de cosas, no se trata de la comprensión de conocimientos abstractos, especulativos, teóricos, que inflan el espíritu, pero no mejoran el corazón“. Según Weishaupt, el medio para alcanzar la libertad era principalmente la educación, pero no sólo la aportación externa de conocimientos, sino la formación de la moralidad, que debería capacitar a los individuos para autodominarse. Por lo tanto serían superfluas otras formas de dominio, como el despotismo de los príncipes absolutistas, pero también el despotismo espiritual ejercido por la Iglesia católica. Los modales de las viejas costumbres serían también condición y camino para una sociedad libre e igualitaria sin príncipes ni iglesia.


Como Weishaupt explicó en su discurso, la historia misma estaría de su parte. Recurriendo a pensadores como Joachim von Fiore,presentó una historia filosófica: en la «Infancia de la humanidad» no había ni dominio ni propiedad ni ansias de poder. Eso comenzó en la «Época juvenil», con el surgimiento de los primeros estados, que se desviaban más y más hacia el despotismo. De ahí surgió la nostalgia del paraíso perdido y de la ausencia de dominio: «el despotismo mismo debería ser el medio para facilitar el camino a la libertad», escribió Weishaupt en una redacción para su orden. En el «tiempo de la madurez» el género humano superará el despotismo sin violencia, a través de la nostalgia, de la libertad, mediante la ilustración y mediante el autodominio, que Weishaupt impartía. Difundir esta ilustración y devolver los hombres a la «tierra prometida», debía de ser la tarea de las escuelas ocultas de sabiduría, a quienes Weishaupt les presuponía una línea tradicional ideal, desde los protocristianos hasta los masones. Aunque es verdad que los francmasones declaraban ser apolíticos, los Iluminados les servirían como máscara. Finalmente un «Tiempo de decadencia» iniciará un nuevo ciclo. En esta representación histórica se mezclan el milenarismo medieval y las utopías modernas, las profecías premodernas de un mundo redimido y los pronósticos modernos. Weishaupt compatibilizó ambos mensajes contradictorios. Por un lado, predicó el quietismo, que exoneraba a sus miembros de cualquier responsabilidad del progreso histórico. Y, por el otro, exigía un activismo subversivo que socavara activamente el sistema de gobierno imperante. Cuál de ambos aspectos primaría, lo dejó pendiente. Eso significa, por una parte, que era solo cuestión de esperar, pues el tiempo del despotismo absolutista finalizaría casi por sí mismo desde una lógica interna.


Weishaupt sostenía que los iluminados participarían con su actividad, incluso mediante su mera presencia, en la abolición del despotismo. La abolición del sistema absolutista no debería pues conseguirse mediante la vía revolucionaria, sino por los recursos personales políticos. Querían conquistar más y más posiciones claves estatales absolutistas, para sucesivamente conducirlas a su propia disolución. En los últimos estadios utópicos, sobre si el estado sería realmente disuelto tras alcanzar el poder, o si simplemente los iluminados los reemplazarían por una especie perfeccionada de despotismo ilustrado, es algo sobre lo que Weishapt no dio datos. Los Iluminados fueron una de las muchas sociedades y asociaciones dedicadas a la formación de la opinión pública durante la ilustración, tal como Jürgen Habermas describió, en 1962, en Historia y crítica de la opinión pública. La posibilidad de traspasar las fronteras estatales para apoyarse en sociedades lectoras, en diversas asociaciones caritativas, en los francmasones, en los rosacruces o incluso en las sociedades secretas como los Iluminados. A diferencia de otras sociedades, los Iluminados tenían un programa político explícito, mientras que entre los francmasones se producían disputas religiosas, confesionales o políticas. También se reconoce a los masones por su afiliación, y no son, a diferencia de los iluminados, estrictamente secretos. Aunque los Iluminados adoptaron aspectos masónicos como la logia y la jerarquía, también es cierto que ni pertenecían a la misma orden ni cooperaban en organizaciones francmasónicas nacionales, como la Gran Logia o el Gran Oriente.


Para infiltrarse mejor en ellos, Knigge dotó a la orden de una estructura basada en la masónica, con grados titulados de manera imaginativa, cada uno de los cuales tenía su propio ritual iniciático y «secreto», que se les revelaba a los iniciados. Se introduciría a novicios en la esencia de la logia y la sociedad secreta, compuesta de los grados «novicio», «minerval» (derivado de Minerva), e «iluminado inferior». La «clase masona», tomada de la masonería, contenía el grado «peón», «oficial», «maestro», «iluminado mayor» e «iluminado regente». Coronaba la orden la clase mistérica, compuesta por los grados «sacerdote», «Regent», «Magus» y «Rex» (‘gobernante‘), y cuyos reglamentos y ritos, debido al breve tiempo que aparentemente sobrevivió, no llegaron a redactarse. Asimismo, como mistificación de gran efecto publicitario, cada miembro de la orden recibía al iniciarse un nombre secreto, que nunca era cristiano, Weishaupt se llamó a sí mismo con el significativo nombre de Espartaco, el cabecilla de las revueltas de los esclavos romanas; Knigge era Filón de Alejandría, un filósofo judío; Goethe recibió el nombre de Abaris, un mago escita. También la geografía recibía nombres secretos (Múnich se llamaba Atenas; el Tirol, Peloponeso; Fráncfort era Edessa; e Ingolstadt, Eleusis). Incluso la fecha se indicaba según un calendario secreto de nombres mensuales persas y cuya numeración anual comenzaba en el 632. Los nombres de la orden contribuían a la igualdad entre iluminados: ya que los dos primeros grados sólo se llamaban por los nombres de la orden. No podían saber unos de otros, quién era noble, quién burgués, quién profesor universitario, quién sólo camarero o estudiante. Aparte de esto, formaban parte de un rígido programa educativo, que la orden imponía a sus miembros.


Cada iluminado debía no sólo dar explicaciones a su guía espiritual, sino que también recibía de sus superiores una cuota de conocimientos mensual, en la que obras deísticas e ilustradas ocupaban un lugar principal y en grado creciente. Su evolución moral y espiritual debía hacerla constar en un diario llamado cuaderno Quibuslicet (del latatín “quibus licet”, ‘a quién le está permitido leerlo‘). En caso de que estuvieran mal hechos o no contuvieran los avances previstos, el superior de la orden respondía con una carta de reproche. Junto a la completa igualdad dentro de los grados, había una división jerárquica muy marcada entre los distintos escalafones. Esta se mostraba ya en los juramentos, que cada iniciando debía prometer solemnemente: «Eterno silencio, firme lealtad, fidelidad y obediencia a todos los superiores y estatutos de la orden». Además de la estricta jerarquía había que añadir la estructura esotérica de la orden, lo que significa que a los novatos se les engañaba conscientemente sobre la auténtica meta. El verdadero objetivo de la orden era socavar los regímenes terrenales o espirituales y apropiarse del dominio mundial. En los grados superiores de la orden se les revelaría el “mayor de todos los secretos”. Reinhart Koselleck, en Kritik und Krise, nos dice: ”que tantos desean con ansia, tan a menudo han buscado estérilmente el arte de regir a los hombres, de conducirlos a lo bueno […] y después guiarlo todo, con lo que los hombres hasta ahora sueñan y sólo a los más iluminados les parece posible“. El arcano más profundo de los Iluminados era su propio sistema de dominio moral, ya practicado entre los numerarios, pero que también debía aplicarse fuera. Este fraude y tutelaje a los miembros de grados inferiores pronto provocó críticas, incluso dentro de la orden. La condición de las mejoras del individuo era el conocimiento de todos sus secretos.


Esto parece haberlo adoptado de su peor enemigo: los jesuitas, cuya obediencia era ciega y su efectiva manipulación humana se efectuaba mediante la penitencia. La orden permanecía, como el investigador Agethen constató, unida a sus enemigos por un cruce dialéctico. Para emancipar al individuo del dominio mental y espiritual eclesiástico, se aplicó el método jesuítico de examen de conciencia. Para transportar al cortejo triunfal ilustrado y de la razón, se tenía un sistema extremo y un montaje místico, que recordaba las ensoñaciones rosacruz. Y para finalmente liberar a la humanidad del despotismo principesco y real, se avasallaba a los miembros con un sistema de auténtico control y psicotécnicas totalitarias. Los Iluminados tuvieron algo de éxito: a comienzos del año 1780 llegó la orden, en setenta ciudades del reino, a tener entre mil quinientos y dos mil miembros, de los cuales un tercio eran masones. Los puntos clave eran Baviera y las ciudades turingias Weimar y Gotha. Fuera de Alemania sólo puede demostrarse su presencia en Suiza. Eberhard Weis investigó exhaustivamente la estructura social de la orden y descubrió que cosa de un tercio de sus miembros eran nobles y por lo menos un doce por ciento, clérigos. Casi el setenta por ciento de los iluminados habían recibido formación académica, el número de trabajadores manuales rondaba un veinticinco por ciento, un número muy superior al de los comerciantes, que con un diez por ciento estaban claramente infrarrepresentados.


Casi las tres cuartas de los iluminados se componía de funcionarios y demás trabajadores públicos, que, de cara a la meta de la organización de derribar el estado absolutista, no puede sorprender. El mismo Weishaupt presumía con orgullo, en 1787, que la orden había conseguido incorporar a más de una decima parte del funcionariado bávaro. Especialmente significativo era el éxito en la infiltración en los colegios censores bávaros, que, hasta la intervención del príncipe elector en 1784, se componía casi exclusivamente de iluminados. Y acorde a ello fueron las intervenciones de la autoridad: se prohibieron escritos de ex jesuitas y otros escritos clericales, incluso hasta libros de rezos. Y, en cambio, se fomentó la literatura ilustrada. Este éxito temporal no puede esconder que la orden estaba compuesta en su mayor parte de académicos segundones, que acudían a ella porque se esperaban oportunidades, basadas en el concepto de infiltración de Weishaupt. Estas metas les resultaban desconocidas a los novatos. La meta real, a saber, la de formar las elites políticas e intelectuales de la sociedad, aparentemente apenas la consiguieron. Aparte de las excepciones (Goethe, Herder, Knigge), todos los representantes significativos de la baja ilustración alemana o se mantuvieron apartados (Schiller, Kant, Lessing, pero también Lavater), o se fueron decepcionados por la rígida estructura. De la amenaza real para los estados bávaros, debido al «ratón de biblioteca Weishaupt y sus camaradas, utopistas en el buen sentido y en el ridículo», no puede haber duda. Pero el reto que les supuso a los viejos poderes fue aún demasiado grande. Quienes apoyan las teorías conspirativas, citan como ejemplo la presunta existencia de una serie de cartas escritas entre los años 1870 y 1871, que se conservarían en los archivos de la biblioteca del Museo Británico.


Esta correspondencia se produjo entre un antiguo militar confederado llamado Albert Pike, de hecho el único representante de la Confederación, y a la vez miembro activo del Ku Klux Klan, honrado con una estatua en Washington D.C., y el francmasón y carbonario Giuseppe Mazzini, un filósofo y político italiano que se esforzó por unificar los estados italianos y que había sido seleccionado por los Illuminati para dirigir sus operaciones mundiales, en 1834. De todos modos, el Museo Británico desmiente la existencia de dichas cartas. Según William Guy Carr, en Peones en el juego, 1955, en una de las cartas fechada el 15 de agosto de 1871, Pike le hace saber a Mazzini el plan de los Illuminati para el futuro del mundo: “Fomentaremos tres guerras que implicarán al mundo entero. La primera de ellas permitiría derrocar el poder de los zares en Rusia y transformar ese país en la fortaleza del comunismo ateo necesaria como una oposición controlada y antítesis de la sociedad occidental. Las divergencias causadas por los “agenteur” (agentes) de los Illuminati entre los imperios británico y alemán serán utilizados para provocar esta guerra, a la vez que la lucha entre el pangermanismo y el paneslavismo. Un mundo agotado tras la guerra, no interferirá en el proceso de construcción de la “nueva Rusia” y el establecimiento del comunismo, que será utilizado para destruir los demás gobiernos y debilitar a las religiones“.


Y sigue: “La segunda guerra mundial se desataría aprovechando las diferencias entre la facción ultraconservadora y los sionistas políticos. Se apoyará a los regímenes europeos para que terminen en dictaduras que se opongan a las democracias (Nazismo, Fascismo, Comunismo y Socialismo) y provoquen una nueva convulsión mundial cuyo fruto más importante será el establecimiento de un Estado soberano de Israel en Palestina que venía siendo reclamado desde tiempos inmemoriales por las comunidades judías. Esta nueva guerra debe permitir consolidar una Internacional Comunista bastante fuerte para equipararse a la facción cristiana/occidental. La tercera y definitiva guerra se desataría a partir de los enfrentamientos entre sionistas políticos y los dirigentes musulmanes. Este conflicto deberá orientarse de forma tal que el Islam y el sionismo político se destruyan mutuamente y además obligará a otras naciones, una vez más divididas sobre este asunto, a entrar en la lucha hasta el punto de agotarse física, mental, moral y económicamente… Liberaremos a los nihilistas y a los ateos, y provocaremos un formidable cataclismo social que en todo su horror mostrará claramente a las naciones el efecto del absoluto ateísmo, origen del comportamiento salvaje y de la más sangrienta confusión. Entonces en todas partes, los ciudadanos, obligados a defenderse contra la minoría mundial de revolucionarios, exterminará a esos destructores de la civilización, y la multitud, desilusionada con el Cristianismo, cuyos espíritus deístas estarán a partir de ese momento sin rumbo y ansiosos por un ideal pero sin saber dónde hacer su adoración, recibirán la verdadera LUZ a través de la manifestación universal de la doctrina pura de “Lucifer”, sacada a la vista pública finalmente. Esta manifestación resultará del movimiento reaccionario general que seguirá a la destrucción del Cristianismo y ateísmo, ambos conquistados y exterminados al mismo tiempo“.


También se les ha hecho responsables de la Revolución francesa. Esta grave sospecha fue formulada por primera vez en 1791 por el párroco francés Jacques François Lefranc en su libro “Le voile levé pour les curieux ou les secrets de la Révolution révéles à l’aide de la franc-Maçonnerie” (“El velo destapado para los curiosos o los secretos revolucionarios de la ayuda francmasona”). Su posterior difusión se debe a otros dos autores, que poco después compusieron extensas obras sobre los orígenes revolucionarios franceses: el exjesuita francés Augustin Barruel y el erudito escocés John Robison. Ambos intentaron, con mutua independencia, demostrar que no desataron la revolución ni la permanente presión del tercer estado, ni la difusión de los ideales ilustrados, ni la mala cosecha del año previo ni tampoco la mala gestión de la crisis por el rey Luis XVI, sino que fueron los Iluminados. Para esto aportan principalmente tres pruebas: Casi todos los cabecillas revolucionarios importantes eran masones. De todos modos, la equiparación incondicional de ambas sociedades es discutible. En el ámbito germano, extendió principalmente estas teorías el fugaz diario conservador Eudämonia (1795-1798). Hasta hoy no han perdido estos escenarios conspirativos su fascinación. Hasta hoy circulan muchas teorías, según las cuales los Iluminados sobrevivieron a su prohibición y son responsables de numerosos hechos. Disfrutan de una especial popularidad las teorías conspirativas según las cuales habrían influido el surgimiento de los Estados Unidos. La única reminiscencia real de los Iluminados de Baviera, es la Orden Illuminati, cuyo Gran Maestre era Mike Melo, fracmasón y reconocido por el Supremo Consejo Iluminista del Sur de los Estados Unidos que fuera presidido en tiempos anteriores por Albert Pike. A los Iluminados se les representa con asiduidad en las novelas populares, por ejemplo en la trilogía “Illuminatus“, de Robert Shea y Robert Anton Wilson, en “El péndulo de Foucault“, de Umberto Eco, o en “Angeles y Demonios“, de Dan Brown. Aquí se les representa como tejedores de complots turbios o conspiraciones demoníacas.


Una de las características de la mentalidad masónica de fines del siglo XVIII y principios del XIX, fue su convicción de que podían transformar el mundo. Muchos masones,-especialmente los que se inspiraron en las ideas de Adam Weishaupt y su secta de los Illuminati, creían que contaban con una herramienta capaz de imaginar el futuro y conducir a la humanidad hacia ese futuro. En otras palabras, Benjamin Franklin, y muchos de sus hermanos, creían literalmente en que podían crear el futuro del hombre. A la luz de los hechos, es posible que debamos admitir que lo lograron. Pero para comprender el modo en que estas organizaciones actuaron debemos leer a Paolo Zanotto, que escribió un brillante ensayo sobre uno de los más controvertidos masones del siglo XVIII. La obra, titulada “Benjamin Franklin, Apostolo della Modernità“, expone una síntesis de la época y de muchos de sus protagonistas. Es una investigación aguda, extensamente documentada, que logra reunir todos los ejes del conflicto humano de la época en la que colisionaron dos visiones del mundo y en las que se transformarían para siempre los conceptos de religión, filosofía, moral y economía. Cabe destacar su lucidez en el análisis del fenómeno masónico. Zanotto se aparta rápidamente de la versión clásica de la historia masónica y explica de qué modo la masonería se fragmentó hasta alcanzar corrientes que se alinearon en campos antagónicos. La idea de una masonería universal en la que se expresa una unidad de ideas y de acción, es desarmada por el autor con una notable claridad que desmitifica y coloca a las fracciones enfrentadas en el campo de las tensiones políticas y religiosas. Porque más allá del imaginario popular en torno a los masones, exacerbado por algunas ficciones contemporáneas, resulta paradójico que la misma institución reuniese a hombres tan diferentes en sus ideas como Benjamín Franklin y Joseph de Maistre, por dar un ejemplo. Pero el texto avanza con valentía sobre otros aspectos no menos controvertidos, pues la imagen espiritual de este Padre Fundador de los Estados Unidos, casi puritana en la visión de muchos pedagogos, queda expuesta en el ángulo menos conocido: Su desprecio por la Iglesias, en particular la Iglesia Católica, o sus vínculos con los círculos de libertinos ingleses y franceses, reunidos en los dudosamente célebres Hell-Fire Clubs, a los que también pertenecieron otros notorios libertinos, entre ellos el Duque de Warthon, 6° Gran Maestre de la Gran Logia de Inglaterra.

Zanotto introduce al lector en el mundo masónico. Explica las raíces de esta sociedad iniciática que sufrirá permanentemente el acoso de organizaciones clandestinas, tales como la de los Iluminados de Baviera, o de los movimientos y clubes revolucionarios que hacen de la Iglesia y de la Monarquía sus principales enemigos. Pero al mismo tiempo rescata el aspecto central de la masonería describiendo la multiplicidad de Ritos y Obediencias, sin olvidar que, en todo caso, el punto de convergencia se encuentra en el carácter iniciático que aun se percibe en sus Templos. Según Martín Lozano, en su obra “La Fundación de la República Norteamericana”, el 4 de julio de 1776 los delegados de los trece Estados de Nueva Inglaterra proclamaban la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América. De los trece firmantes del Acta de Independencia, nueve eran francmasones, a saber: Ellery, Franklin, Hancock, Hewes, Hooper, Paine, Stockton, Walton y Whipple. La influencia de la francmasonería se haría patente desde el principio en todos los ámbitos del naciente estado norteamericano, modelando sus componentes ideológicos y políticos e inspirando buena parte de su simbología. Inmediatamente después de proclamar la Declaración de Independencia, el Congreso reunido en Filadelfia adoptó una resolución, encargando a John Adams, Benjamín Franklin y Thomas Jefferson la confección del sello oficial del nuevo Estado. Finalmente fue aprobado el diseño definitivo propuesto por el secretario del Congreso, Charles Thomson, maestre de una logia masónica de Filadelfia dirigida por Benjamín Franklin. El reverso de dicho sello no es sino una trascripción de la simbología iluminista. En su parte central figura una pirámide truncada de trece escalones, el último de los cuales contiene una fecha escrita en caracteres romanos: MDCCLXXVI, esto es, 1776, también año de fundación de los Illuminati. Coronando la cima de la pirámide aparece un triángulo radiante con un ojo en su interior. Tal ideograma era el símbolo de los Illuminati, y el que figuró en las portadas de los textos jacobinos más radicales durante la Revolución Francesa. El reverso del Gran Sello (The Great Seal) incluye también dos leyendas, una en su parte superior, circundando el triángulo, que reza “Annuit Coeptis“, y otra en su parte inferior, que circunda la base de la pirámide y dice “Novus Ordo Seclorum“.


En 1933, el presidente Franklin Delano Roosevelt, que era francmasón del grado 32, de los “sabios”, y que como tal, sabía a qué dios servía, ordenó que el reverso del Gran Sello norteamericano se imprimiera en la cara posterior del billete de un dólar. Por lo tanto, en el billete de un dólar americano, si uno se fija bien, ve lo siguiente: En la base de la pirámide egipcia se lee una fecha en números romanos: 1776. Debajo de la extraña pirámide, se lee en latín, no en inglés: “NOVUS ORDO SECLORUM”, que se traduce por: “NUEVO ORDEN DE LOS SIGLOS” o, “NUEVO ORDEN DE LOS TIEMPOS”. Como podrá apreciarse, las referencias a un “Nuevo Orden” y a una “Nueva Eraa, no son nada nuevas. Esta frase, tomada del filósofo romano Virgilio (autor de la Eneida), es interpretada en su sentido más superficial como una equiparación del Estado norteamericano con la antigua Roma Imperial. Pero en la simbología iluminista, la leyenda en cuestión no se refiere a nada de eso, sino a la “Nueva Era de Acuario“, que habría de suceder a la Era de Piscis o Era Cristiana. Por lo tanto, ese “Novus Ordo Seclorum” (Nuevo Orden Mundial) está estrictamente ubicado en una próxima era de negación absoluta de todo lo que implica Elohim. Otra acepción del término “NOVUS ORDO SECLORUM”, implica el carácter humanista y anti-Creador de este “Nuevo Orden”. Es decir, de la humanidad para la humanidad, descartando al Elohim YAHWEH, pero declarando el levantamiento de un hombre que se atribuirá, y le atribuirán, absoluta naturaleza divina. Ese será elAnti-Mesías de las Escrituras (Revelación); el modelo del hombre-divino que la serpiente del paraíso inculcó a Eva. Encima de la extraña pirámide truncada y coronada por un ojo encerrado en un triángulo, puede leerse en latín: “ANNUIT COEPTIS”. La leyenda “Annuit Coeptis” se traduce como “(él) ha favorecido nuestra empresa“, refiriéndose al ojo encerrado en el triángulo, que representa a una fuerza providencial, y que muchos siempre han pensado que se refería a YAHWEH.

Ahora bien, ese ojo encerrado en el triángulo que corona la pirámide egipcia, no es el ojo de YAHWEH. La Biblia dice que Elohim tiene ojos, en plural, (Prov. 3: 4; Esdras 5: 5). Los que se mueven en el mundo de lo oculto, saben que ese es el “ojo de Horus”, el ojo de Lucifer. El triángulo es a su vez un símbolo ocultista. El propietario de ese ojo no es sino el mismo que se hace llamar en la masonería Gadu (el gran Arquitecto del universo), y no es otro sino el mismo Satán. En los últimos tres grados de la masonería, (Sabios, Elegidos y Adeptos), conocen los integrantes de los mismos a quien sirven realmente. No es al Elohim YAHWEH, sino a Lucifer. Así pues, cuando en el Sello Oficial de los Estados Unidos aparece “Annuit Coeptis”, es decir, “(él) ha favorecido nuestra empresa“, ese “él”, refiriéndose al ojo del triángulo, no es Elohim, sino el mismísimo Lucifer. Ese mismo ojo luciferino, es un símbolo de la masonería, así como un símbolo adoptado por la iglesia de Roma. El “ojo de Horus”, es en realidad el propio Satanás, antiguo Lucifer. Según el Dr. Alberto Rivera, ex jesuita de alto rango, que posteriormente renunció a la orden, reveló que tanto la Francmasonería como los Illuminati, así como una gran lista de siglas y grupos, no son sino creaciones de los Jesuitas. Ignacio de Loyola, fundador de la Orden de los Jesuitas, creó también los Illuminati, poniéndolos bajo la cobertura de la institución romana católica. La intención era que los Illuminati fueran capaces de llegar a controlar la economía mundial, la banca internacional, las fuerzas militares; así como a ser maestros en toda suerte de poder de la magia, controlando las religiones del mundo. Según Alberto Rivera, la Orden trabaja con magos a nivel mundial. No en vano en la Biblia se dice que la palabra de YAHWEH nos informa de que la gran ramera de Revelación 17, es la “madre de las abominaciones de la tierra”.


Cuando empezó a divulgarse que Loyola había fundado los Illuminati, los jesuitas hicieron que otro miembro fiel llamado Adam Weishaupt, jesuita bajo el juramento, fingiera dejar la Orden Jesuita y afirmara ser el originador de los Illuminati en Baviera, el 1 de mayo de 1776. Esto fue hecho para que el mundo creyera que no existe conexión entre los Illuminati y la Iglesia católica romana. La orden de los Iluminados fue una sociedad secreta que se dice fue fundada en 1776 por Adam Weishaupt, en Baviera. Nueve años después detuvo su actividad al prohibírsele actuar en esta región. Afirmaba que su meta era hacer superfluo el dominio de unos humanos sobre otros mediante la Ilustración y el perfeccionamiento moral. Pero numerosos mitos y teorías conspirativas se centran en sus supuestas actividades, entre las que se cuentan la Revolución francesa, la lucha contra la Iglesia católica y sus intenciones de dominio mundial. Los iniciados de la redes de sociedades secretas siempre han utilizado un lenguaje secreto o clave de comunicación, mediante la utilización de determinadas frases, palabras, gestos o símbolos. Tienen una verdadera obsesión por sus rituales y símbolos, que a su vez son un medio por el que pueden ser identificados. Uno de sus símbolos más empleados son las antorchas encendidas, que son un símbolo del conocimiento y del Sol. Cuando un iniciado llega a cierto nivel en la pirámide se dice que es un “iluminado“. El 1 de mayo es el día en que los brujos y satanistas tienen una de sus principales festividades anuales, así como los sindicalistas vindican sus demandas. Ahora bien, recuerden la fecha que consta en la base de la pirámide del billete de 1 dólar: 1776. La supuesta misma fecha del nacimiento de los Illuminati; ¿coincidencia?; no. Básicamente se estaría hablando de toda la actividad humana sobre el planeta, concretada en cinco puntos básicos: 1. Un Nuevo Orden político Mundial; 2. Un Nuevo Orden económico Mundial; 3. Un Nuevo Orden legislativo Mundial; 4. Un Nuevo Orden militar Mundial; 5. Un Nuevo Orden religioso Mundial. En otras palabras, una dictadura a escala mundial…

Ocupando los lugares más altos en los gobiernos internacionales, Parlamento Europeo, iglesias, y demás instituciones a nivel global, los Illuminati, a través de un sin fin de sociedades secretas denominadas “1000 points of light” (1000 puntos de luz), están guiando al mundo globalizado hacia su “Novus Ordo Seclorum” (Nuevo Orden Mundial). Y aquí tenemos a los dos últimos Papas del Vaticano anunciándolo a bombo y platillo, como la solución esencial para la supervivencia del planeta, y de la humanidad. Más concretamente, los objetivos de “la Orden”, se conocen; y son seis: 1. El establecimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional, controlado directamente por una Junta Mundial, con dos únicas monedas: El Euro y el Dólar americano. 2. El establecimiento del que, sólo en apariencia, será un gobierno democrático único mundial; sin embargo, estará controlado absolutamente bajo “la Orden”. 3. La conquista y sujeción por medios económicos de las dos superpotencias; EEUU y Rusia. 4. El establecimiento de los Estados Unidos de Europa (Unión Europea), la que será el imperio dominante en el único gobierno mundial. 5. La introducción del dirigente supremo mundial para presidir el único gobierno mundial. 6. El establecimiento de una sola religión mundial que coordinará todas las religiones de la tierra bajo un supremo pontífice, complemento del supremo dirigente político mundial. Todos estos objetivos están ya prácticamente conseguidos de hecho, salvo los dos dirigentes supremos mencionados. Y esto se hará una vez que se reconstruya el Tercer Templo en Jerusalén, ya que debe haber un gran conflicto para que los Estados Unidos desaparezcan como potencia en beneficio de Roma. El primer intento humano de traer un gobierno mundial secular, lo encontramos en el Génesis, cuando la humanidad postdiluviana levantaba la torre de Babel. YAHWEH destruyó aquella torre y desperdigó a todos aquellos hombres por toda la tierra, confundiendo su lengua. De nuevo, y por un poco de tiempo, aparecerá el Milenio de Satán, que durará sólo siete años, aunque la manifestación de la maldad aparecerá a partir de la segunda mitad de esos siete años, es decir, tres años y medio, o 42 meses (según Revelaciones). Esos discursos acerca del “Nuevo Orden Mundial” pronunciados entre otros, por Juan Pablo II y recientemente, por Joseph Ratzinger (Benedicto XVI), no son palabras huecas, vacías y vanas, sino que han de entenderse como un aviso preclaro de las intenciones del dios de este mundo, respecto a lo que está por venir sobre este planeta de forma inminente: “Y la Bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad“.


El Conde Alessandro di Cagliostro (Palermo, Sicilia, 1743 – 1795), fue un médico, alquimista, ocultista, Rosacruz y masón, que recorrió las cortes europeas del siglo XVIII. Nació en el seno de una familia pobre en Palermo, Sicilia. La identificación de Cagliostro con Giuseppe Balsamo no es del todo segura, ya que se basa principalmente en el testimonio no fidedigno de Theveneau de Morande, espía francés y chantajista, y más tarde en su confesión a la Inquisición, obtenida a través de la tortura. Cagliostro afirmaba haber nacido en una familia cristiana de noble cuna, pero que había sido abandonado al poco de nacer en la isla de Malta. También aseguraba que siendo niño viajó a Medina, La Meca y El Cairo, y al regresar a Malta, fue iniciado en la Soberana Orden Militar de Malta, donde estudió alquimia, la Kabala y magia. Fundó el Rito Egipcio de la Francmasonería en La Haya, donde se iniciaba a hombres y mujeres en la misma logia, y tuvo influencia en la fundación del Rito Masónico de Misraim. Cagliostro fue bien conocido en Nápoles y más tarde en Roma, donde conoció y desposó a Lorenza Feliciani. Viajaron juntos a Londres, donde fue iniciado en la francmasonería, posiblemente por el Conde de Saint Germain. Adoptó como símbolo secreto el Ouroboros (la serpiente que se muerde la cola). Al cabo de poco tiempo fundó el Rito Egipcio de la Francmasonería en La Haya. Viajó por Rusia, Alemania y Francia, extendiendo el campo de influencia del Rito Egipcio y presentándose como un “curandero magnético” de gran poder. Su fama creció de tal forma que fue incluso recomendado a Benjamin Franklin durante una estancia en París. Fue un extraordinario falsificador. En su autobiografía, Casanova relata el encuentro con Cagliostro, que fue capaz de falsificar una carta suya, a pesar de ser incapaz de entenderla. Nos cuenta el historiador de religiones Serge Hutin, que la Orden de Los Iluminados (primeramente llamados “Perfectabilistas”) fue fundada, el 1 de mayo de 1776, en Ingolstadt (Baviera), por lo que también se les conoce como “Los Iluminados de Baviera”. El fundador se dice que fue Adam Weishaupt, joven de veintiocho años de edad que enseñaba derecho canónico en la Universidad de dicha ciudad. Weishaupt tenía ideas de reforma social sumamente “avanzadas” y fundó dicha Orden con el fin de hacerlas triunfar.

Consiguió que entraran en la Sociedad numerosos francmasones que habían roto con la regla que prohibía las discusiones religiosas o políticas en las Logias. En su apogeo, la Orden contaba, en 1783, con seiscientos miembros sólo en Baviera y cierto número de afiliados en toda Europa. Pero, “oficialmente”, el éxito habría de ser de corta duración, según dicen sus apologistas. ¿Cuáles eran la organización y los fines de esta sociedad secreta masónica? El fin último de los Iluminados era nada menos que la Anarquía, en el sentido filosófico del término: “He propuesto —decía Weishaupt— una explicación de la Francmasonería, ventajosa desde todos los puntos de vista, por cuanto se dirige a los Cristianos de todas las confesiones, los libra gradualmente de todos los prejuicios religiosos, cultiva y reanima las virtudes de sociedad por una perspectiva de felicidad universal, completa y rápidamente realizable, en un Estado donde florecerán la libertad y la igualdad, un Estado libre de los obstáculos que la jerarquía, la clase, la riqueza, arrojan continuamente a nuestro paso… No tardará en llegar el momento en que los hombres serán dichosos y libres”. Ciertos historiadores han atribuido a la Francmasonería propiamente dicha los propósitos de los Iluminados que, al contrario, trataban de confiscar la institución en provecho propio. Así, Benjamín Fabre escribe, en su obra “Un iniciado de las sociedades secretas superiores” (París, 1913), en relación a la finalidad de los Masones: “Nada de autoridad, así pues, nada de gobierno; nada de leyes, de modo que nada de legislador; nada de familia; nada de sociedad; no más nacionalidades; no más fronteras, no más patrias”. Los progresos de la Orden fueron muy grandes después de la adhesión, en 1782, de un francmasón ilustre, el barón Von Knigge, que fue jefe del círculo de Westfalia. Pero Knigge se cansó pronto de los modales autoritarios de Weishaupt y en respuesta éste lo acusó de “fanatismo” y de “mojigatería”, diciendo que había dejado una parte demasiado grande del elemento religioso en el ritual.


Por último, el barón se retiró de la sociedad que en ese momento estaba seriamente amenazada. Ya en 1787 el Elector de Bavierahabía ordenado una investigación sobre esta Orden, cuyos designios revolucionarios comenzaban a conocerse. Después de la defección de Knigge, cuatro afiliados, alarmados, se asustaron y fueron a revelar todo al Elector, declarando que “la Orden abjuraba del cristianismo, que se entregaba a placeres epicúreos, justificaba el suicidio, repudiaba el patriotismo y la lealtad como prejuicios de espíritus estrechos, condenaba la propiedad privada, permitía que se hiciera el mal cuando de él había de salir un bien, y en fin, colocaba los intereses de la Orden por encima de toda otra consideración”. En 1785 quedó oficialmente disuelta la orden. Weishaupt fue destituido de su cátedra y expulsado de Baviera, así como otros tres altos dignatarios. En muchos sentidos Prometeo era una representación previa de Jesús, que murió por la Humanidad, por lo que es factible que la historia de Jesús fuese inspirada, en parte, por la leyenda de Prometeo. En el Rockefeller Center en Nueva York hay una estatua de oro de Prometeo (oro, el metal solar de los dioses), que está sosteniendo el fuego, de acuerdo con la leyenda. La Estatua de la Libertad es otro símbolo de la Hermandad que resalta el símbolo de la antorcha encendida. Se sabe que la Estatua de la Libertad fue regalada a Nueva York por francmasones franceses. Estas estatuas de la libertad son las representaciones de la Reina Semíramis o Isis, con los rayos del Sol alrededor de su cabeza, ya que las antiguas civilizaciones simbolizaban el Sol de este modo. En realidad no están sosteniendo la antorcha de la libertad, sino la antorcha de los iluminados. Puede que no sea una simple casualidad que en la tumba del presidente Kennedy, en el cementerio de Arlington, encontremos una antorcha encendida, que representa la llama eterna. Tampoco parece casual que francmasones levantaron un obelisco, con una representación de la antorcha, en Dealey Plaza, Dallas, a poca distancia del lugar donde Kennedy fue asesinado. En el Túnel Pont de L’Alma en París, donde murió Diana, Princesa de Gales, podemos ver un símbolo de la misma llama eterna sostenida por dos representaciones de estatuas de la libertad. No deja de ser significativa esta presencia de antorchas junta a tumbas de personajes famosos.

La antorcha encendida en los Juegos Olímpicos tiene el mismo significado. Es curioso que el centenario de los Juegos Olímpicos se celebrase en Atlanta en lugar de Grecia, donde se supone se iniciaron dichos juegos. Una posible razón para esta decisión era el simbolismo de la legendaria Atlanta, la diosa y cazadora, que se decía que era tan gran atleta que ningún hombre la podía vencer. Todos a quienes derrotaba en una carrera tenían que sufrir la muerte, y muchos fueron muertos antes de que uno de los atletas se las arreglase para engañarla dejando caer manzanas doradas para desviar su atención. También se dice que Atlanta podría ser un centro importante para el propuesto Nuevo Orden Mundial. Por otra parte, es evidente que además de la actividad “exotérica”, pública, de la sociedad, hay una profunda raíz hermética. Sólo un no iniciado, como Serge Hutin, aceptaría ciertos “datos históricos” sin ver más allá. Adam Weishaupt, ¿era realmente el nombre del jefe de la orden? Adam que nos hace pensar, quizás no tanto en el Adán del catecismo escolar sino en Adam Kadmon, el hombre universal arquetípico de la Cábala hebrea. Y Weishaupt, que significa, después de todo, “cabeza de sabio”. ¿Es sólo una casualidad o esconde un mensaje? Como el mítico Christian Rosenkreutz, alguien a quien se le supuso una historia, un nacimiento, una vida, una muerte, pero eso resultó ser sólo literatura. Según Faber-Kaiser: “Es marcada la influencia de los preceptos de los Iluminados en la inminente Revolución Francesa; se dice que Mirabeau y el duque de Orleáns (el futuro Luís Felipe II) habían estado afiliados a la misma”. A este respecto debemos indicar que la Comisión Trilateral es una agrupación de personas privadas de las altas finanzas, del mundo de los negocios y de la política, procedentes principalmente de Norteamérica, Europa Occidental y Japón, que brinda a la élite procedente de la masonería de las distintas orientaciones unas posibilidades contacto, con vistas a una colaboración secreta que abarca todo el mundo. El objetivo ideológico de la Comisión Trilateral es el mismo que el del Council for Foreign Relations (Consejo para Relaciones Exteriores), fundado en 1921 por el banquero norteamericano John Pierpont Morgan (Banca Morgan), y conocido también como «el Gobierno Invisible».


El sector político entronca con los Iluminados, que representan altos grados de la masonería. Se considera que hay escasamente unas cien organizaciones que pertenecen al mundo de la masonería. Esta trama secreta de planificación del destino de la humanidad explica que Karl Marx escribiera sus obras londinenses por encargo de Nathan Rothschild, que en 1808 fundó el banco N.M. Rothschild & Sons y cuyo apellido curiosamente significa «escudo» o «protector de los rojos». Los cheques con los que le pagó pueden verse en el Museo Británico. Marx participó en la fundación de la Primera Internacional en 1864. La idea del alemán Adam Weishaupt, que fundó la cúpula de los Iluminados el 1 de mayo de 1776, era el camino a través de la anarquía. El que su fundación tuviese lugar el día siguiente de la noche de las brujas de Walpurgis, y el hecho de que este día fuera consagrado como festivo, como el ‘Día del Trabajo’, aclara todavía más la estrecha relación que existe. El hecho de que, además, el sello de los Iluminados aparezca con la fecha de 1776 en el dólar americano, asombra a aquéllos que no saben que Washington fue tan masón como su rival Jefferson. Si hablamos del poder efectivo, debemos mencionar a los Rockefeller y, más importantes aún, a los Rothschild. En sucesión ascendente siguen los del Grupo Bilderberger, un club formado en mayo de 1954 e integrado por los 500 hombres y organizaciones más ricas e influyentes del mundo, que se afirma que se proponen la instauración del «Nuevo Orden Mundial».


Otro símbolo importante para la Hermandad de Babilonia es la pirámide truncada. Quienes han observado el plano de la plaza Dealey, donde Kennedy fue asesinado, afirman que tiene forma de una pirámide truncada, mientras que Dealey en realidad significa “Línea de la Diosa“, compuesta por Dea (diosa) y ley (línea de Ley o del dragón, tal como explicamos en el artículo “Las sendas del Dragón”). La pirámide truncada y el “Ojo que todo lo ve”, como en el Gran Hermano de Orwell, están representados en el reverso del Gran Sello de los Estados Unidos y en el billete de un dólar. El “Ojo que todo lo ve” en realidad representa el ojo de Horus y también se relaciona con el llamado “tercer ojo“, o el vórtice del chakra en el centro de la frente, a través del que utilizamos nuestra vista psíquica. Según la leyenda egipcia, Osiris fue asesinado por Set, mientras que Set fue muerto por Horus, que perdió un ojo, de donde viene la referencia al ojo de Horus. El presidente Franklin Delano Roosevelt hizo imprimir este símbolo en el billete de un dólar en 1933. Era un símbolo de las sociedades secretas en Europa mucho antes de que existiesen los Estados Unidos y que se remonta al mundo antiguo. El número de estados en América en la época de la independencia, 13, tampoco fue coincidencia. Trece, el sagrado doce y uno, es un antiguo número místico. Sobre los dos lados del Gran Sello pueden verse 13 estrellas sobre la cabeza del águila. Curiosamente el lema “E Pluribus Unum” tiene 13 letras, al igual que “Annuit Coeptis”. También vemos que el águila sujeta 13 hojas con 13 bayas en su garra derecha y 13 flechas en la izquierda. Hay 72 piedras, otro número místico relacionado con la Precesión del Equinoccio (ver artículo: “La interrelación entre la Tierra y los otros cuerpos celestes”), en la pirámide organizada en 13 hileras. La comprensión de esta Precesión del Equinoccio dio lugar a muchos mitos y leyendas en la historia de la Humanidad. Cuando el movimiento Precesional continuó orientando el Equinoccio a una nueva constelación, las diferentes culturas percibieron esto como una Nueva Edad. Como el Sol de Equinoccio de Primavera aparecía surgir en la constelación de Tauro, las personas percibieron esto como la Edad del Toro; la Edad del Carnero cuando subió a la constelación de Aries; la Edad del Pez al subir en Piscis, y así sucesivamente.


En referencia a este número 72, muchas civilizaciones en la Tierra eran conscientes de este ciclo natural de la Tierra (movimiento precesional) y lo incorporaron en sus cosmologías y conceptos del Tiempo de distintas maneras. Cada una reflejaba una interpretación y significado ligeramente diferente, pero todos consideraron el Ciclo Precesional como involucrando nada menos que el proceso cósmico de la evolución de la vida, influyendo sutilmente en todas las formas de vida de la Tierra para moverse a niveles más altos de organización y complejidad. Vino a simbolizar el proceso espiritual del despliegue de la conciencia en nuestro planeta. Lo que es importante aquí es que esta creencia estaba realmente basada en un notable ciclo astronómico: cada 72 años, el Solsticio y el Equinoccio del Sol parecían moverse un grado hacia atrás, a través de las constelaciones, como la manecilla de un reloj, indicando las horas del día. El águila se desarrolló a partir del símbolo del ave fénix, el ave del Sol sagrada de los antiguos egipcios y fenicios. Manly Palmer Hall (1901- 1990), autor canadiense sobre ocultismo, mitología y religiones, dice que el sello original incluía al ave fénix, y es conocido que un diseño para el Gran Sello presentado por William Barton, en 1782, incluía a un ave fénix sentada sobre un nido en llamas. También el símbolo del Rito Escocés de la Masonería es el águila doble con una cabeza mirando en ambas direcciones, como representación del símbolo de Nimrod. Este mismo símbolo aparece en dos retratos de George Washington. La obra más conocida de Manly Palmer Hall es “The Secret Teachings of All Ages”. En 1973, Hall recibió el grado honorífico 33º de la masonería de Rito Escocés Antiguo y Aceptado sin, al parecer, haber sido iniciado en una logia simbólica. El águila es un símbolo ampliamente usado por la Hermandad y puede ser encontrado en los escudos de armas de muchos países, incluyendo, sorprendentemente, a países musulmanes como Egipto, Libia e Irak. Era un símbolo importante para los Nazis, pero también aparece en púlpitos y atriles utilizados por las religiones cristianas.

Sellos parecidos al Gran Sello de los Estados Unidos pueden encontrarse, incluso retrocediendo en el tiempo hasta los 4.000 a.C., en Egipto, Babilonia, Asiria e India. El primer sello real inglés fue el de Eduardo el Confesor, que reinó entre los años 1042 y 1066. Se convirtió en un modelo para todos los futuros sellos británicos y estadounidenses. Las frases latinas, situadas encima y debajo de la pirámide truncada en el Gran Sello y en los billetes de un dólar, anuncian la llegada de un Nuevo Orden Mundial. La fecha escrita en números romanos en la parte inferior de la pirámide, 1776, se cree que se relaciona con la Declaración de la Independenciaestadounidense que se produjo este año. Pero ocurrieron otros acontecimientos importantes este mismo año que podrían sugerir otras razones para escribir esta fecha: el primero de mayo de este mismo año de 1776 se fundó la orden de los Iluminati bávaros, por Adam Weishaupt. También se fundó la Casa Rothschild y el economista Adam Smith, que parece estaba relacionado con sociedades secretas, publicó su famosa obra “La Riqueza de las Naciones”. Tal vez solo fuesen casualidades. Adam Weishaupt empleó su orden de los Iluminati para infiltrarse en la masonería. Tal como hemos indicado, Weishaupt fue Jesuita. Y el fundador de los Jesuitas, el español Ignacio de Loyola, parece que formó una sociedad secreta dentro de esta orden católica, a cuyos iniciados se les llamaba “Alumbrados” o “Iluminados“. Weishaupt creó 13 grados de iniciación en los Iluminati, igual que el número de niveles en la pirámide del Gran Sello. Según expertos en simbología, el plano de las calles de Washington, DC, como todas las ciudades importantes de la Hermandad, están llenas de simbolismo esotérico. Por ejemplo, las calles alrededor del edificio del Congreso están diseñadas para señalar los lugares donde el Sol sale y se pone en el solsticio de invierno y verano. También puede observarse un hexagrama o Estrella de David. Obeliscos y cúpulas figuran profusamente en los monumentos y edificios significativos para la Hermandad. El obelisco es un antiguo símbolo fálico que representa la energía masculina y la energía solar, mientras que la cúpula representa la energía femenina y la energía de la luna. A menudo se encuentran juntos o cerca uno del otro. Este es el simbolismo del Salón Oval (que representa el útero, femenino) en la Casa Blanca, que mira hacia el monumento a Washington, el gran obelisco de piedra, con clara simbología fálica o masculina. Estos símbolos atraen y generan poderosas energías.


El obelisco también simboliza el pene del dios del Sol egipcio, Osiris. De acuerdo con la leyenda, después de que Osiris fuese cortado en pedazos por su rival, Set, la Reina Isis logró hallar todos los pedazos, excepto su pene. Un obelisco proveniente de Alejandría, en Egipto, se eleva en el Central Park de Nueva York. Y otro obelisco similar fue erigido en el siglo XIX, durante el reinado de la Reina Victoria, sobre las antiguas tierras Templarias, junto al río Támesis, no lejos de las Cámaras del Parlamento. Se conoce como la Aguja de Cleopatra y estuvo originalmente ubicada en Heliópolis, la ciudad egipcia del Sol, desde el 1500 a.C., antes de que fuera trasladado a Alejandría. A su lado se han colocado sendas esfinges. Otro obelisco egipcio, que fue construido en Luxor hace unos 3.200 años, está colocado en la Plaza de la Concordia, en París. Las calzadas interiores del Congreso americano y las dos calles principales alrededor, dibujan la figura de un búho sentado en una pirámide. El búho es un símbolo del terrorífico Moloch, a quien han sido sacrificados niños durante miles de años. También tenemos la torre Eiffel, que en realidad es otro obelisco gigantesco camuflado. El domo, palabra griega que significa Lugar de los Dioses, representa a una cúpula construida mediante arcos de perfil semicircular, parabólico u ovoidal y rotados respecto de un punto central de simetría. Atrae y controla la energía, tal como lo hacen las pirámides. Podemos observar que muchas de las grandes catedrales son construidas alrededor de una cúpula enorme porque sus constructores y diseñadores conocían el poder de la geometría para enfocar la energía en un lugar concreto. La gran cúpula dorada sobre el santuario Islámico en el Monte del Templo, en Jerusalén; la cúpula de San Pedro en el Vaticano, en Roma, y la iglesia deSanta María, en Florencia, son ejemplos de lo que decimos. Si analizamos las principales ciudades de la Hermandad podemos observar que tienen, por lo menos, un edificio importante con cúpula. En la Ciudad de Londres podemos ver la catedral de Saint Paul, diseñada por un iniciado llamado Sir Christopher Wren, después de que el Gran Incendio de Londres hubiese destruido la antigua ciudad. Como un reflejo de la catedral de Saint Paul, nos encontramos con el Panteón, en Paris. Y el edificio del Congreso en Washington es otra versión de la cúpula de la catedral de Saint Paul.


En la plaza Leicester, en Londres, hay un tragaluz en forma de cúpula con círculos concéntricos, a la que curiosamente se le llama Notre Dame. Fue construida en 1865 sobre un lugar muy relacionado con los antiguos caballeros Templarios y reconstruido a fines de la década de 1950. El edificio incluye una piedra procedente de la Catedral de Chartres y un mural con la escena de la crucifixión, pintado por el artista francés Jean Cocteau, Gran Maestre del Priorato de Sión, lleno de simbolismo oculto y geometría sagrada. Su mural incluye un Sol negro, un símbolo clásico de la Hermandad, proyectando sus rayos hacia el cielo, y un hombre con un ojo dibujado en forma de pez, que bien podría representar al Nimrod babilónico. En Roma tenemos la cúpula en el Vaticano, situado en un antiguo lugar de adoración a Mithra (Sol). Y, ¡oh sorpresa!, al lado de la cúpula encontramos el sempiterno obelisco, en la plaza San Pedro. En Londres se construyó recientemente la Cúpula del Milenio cerca de la línea del meridiano de Greenwich, junto al observatorio de Greenwich, que también fue diseñado por Sir Christopher Wren, el mismo que diseñó la catedral de Saint Paul. Es en este punto en que todos los relojes y husos horarios son sincronizados, por lo que también sincronizamos la percepción temporal de la mente colectiva. La medición usada en la cuadrícula de tiempo Greenwich es tiempo solar. Al otro lado del río Támesis, enfrente de la Cúpula del Milenio, está el mayor edificio/obelisco en Europa, el edificio Muelle Canario. Recientemente en Barcelona se ha construido otro edificio/obelisco: la Torre Agbar. Otra vez en las ciudades más significativas de la Hermandad se encuentra un rascacielos de forma de obelisco, debido al efecto que tiene sobre el campo de energía y el aprovechamiento de la energía solar. El Big Ben, el famoso reloj de las Cámaras del Parlamento, en Westminster, también representa un obelisco. La palabra “ben” quiere decir “montaña” en cimérico y gaélico y en el antiguo Egipto “Ben” se relaciona con la piedra sagrada “ben ben” sobre la cima de los pilares en On (Heliopolis), la ciudad del Sol. Estos pilares se simbolizaron mediante los obeliscos y se decía que eran el lugar donde los dioses bajaron a la Tierra. Según las leyendas, el ave “bennu”, que inspiró el ave fénix, se sentaba sobre la piedra “ben ben”.


Las estrellas de cinco puntas invertidas en las calles de Washington apuntan al Congreso y a la Casa Blanca. Los planos de las principales ciudades han sido diseñados en base a las leyes de la geometría sagrada, de la misma manera en que antiguamente fueron diseñadas las grandes catedrales, los templos y los círculos de piedra, como Stonehenge. De la misma manera que en Londres, después del gran incendio de 1666, fue diseñada la nueva ciudad de Washington de acuerdo con estas leyes. Los distintos símbolos, formas y ángulos generan diversas energías que pueden hacer vibrar el campo de energía del lugar tal como se desee, tanto en sentido positivo como negativo. Cualquiera que esté dentro de ese campo será afectado por él. El Mayor Pierre Charles L’Enfant, un francmasón francés, fue el encargado de reconstruir la nueva Washington y su trabajo se basó en planos preparados por Thomas Jefferson y George Washington, fundadores de los Estados Unidos, aunque se supone que otros personajes, con un mayor conocimiento esotérico, habrían sido los verdaderos arquitectos. Jefferson, sin embargo, tenía grandes conocimientos esotéricos y, cuando murió, se encontró entre sus pertenencias un sistema de claves muy similar al de los antiguos manuscritos secretos Rosacruces. Según algunos investigadores, Jefferson fue un Gran Maestre de los Rosacruces y se sabe que era un experto en astronomía y astrología, al igual que Benjamin Franklin. L’Enfant había peleado en la Guerra de Independencia y él, como Washington, era un miembro de la Sociedad de Cincinnati, que era una sociedad secreta para oficiales estadounidenses y franceses durante la Guerra de Independencia. En esta sociedad se introdujo la membresía hereditaria, que era pasada al hijo mayor. George Washington fue su presidente hasta su muerte. Benjamin Franklin (Boston, 17 de enero de 1706 – Filadelfia, 17 de abril de 1790) fue un político, científico e inventor estadounidense. Fue uno de los Padres Fundadores de Los Estados Unidos. Benjamín Franklin, prócer de la masonería norteamericana, ostenta con legítimo mérito la paternidad de la idea de la revolución buena, a la vez que ha sido, sin lugar a dudas, su gran estratega y el más inteligente de sus propagandistas. La vida de Benjamín Franklin coincide con una época de cambios profundos en el mundo occidental, particularmente en Europa y América del Norte.

Muchos historiadores se han preguntado seriamente si la Revolución Norteamericana fue obra de la masonería, y la Independencia de los Estados Unidos de América un triunfo masónico. La respuesta es compleja pero, tal como ya hemos mencionado, podemos encontrar en los entresijos de la obra de Paolo Zanotto (Benjamin Franklin, Apostolo della Modernità“) algunas claves. De hecho, Benjamín Franklin entendió tempranamente que la masonería jugaría un rol preponderante en la unidad política y social de las colonias, actuando como factor socializador, de confraternidad y unidad de objetivos. Se puede afirmar que el ejército norteamericano era, en realidad, el ejército del masón Washington y que todo su estado mayor fue integrado por masones. El propio marques de La Fayette llegó a reconocer, ante oficiales y camaradas, que sólo tuvo acceso a posiciones de mando luego de haber sido iniciado francmasón. Del mismo modo, el masón Benjamín Franklin preparó, durante años, la política exterior de la Revolución operando principalmente en Francia y en Inglaterra, donde importantes sectores masónicos apoyaban la independencia de las colonias, asunto que se vio reflejado en el propio Parlamento Británico. En definitiva, todo el proceso revolucionario norteamericano está íntimamente asociado a la masonería y ningún ciudadano de los Estados Unidos de América dejaría de reconocer la influencia de esta Sociedad en la construcción de la Nación. Desgraciadamente, las anotaciones del diario de Washington y las cartas de Jefferson con Pierre Charles L’Enfant , así como el plano original de las calles de la ciudad, han desaparecido. L’Enfant fue despedido después de un año, pero se continuó con sus planes. En 1909 sus restos mortales fueron exhumados y llevados por una escolta militar al Capitol Hill para yacer de cuerpo presente durante tres horas. Miles de personas fueron para presentar sus respetos y fue vuelto a enterrar en el Cementerio Nacional de Arlington. Curiosamente el cementerio de Arlington se construyó en los terrenos de Vernon House, donde estaba la casa de George Washington y donde la orden estadounidense de los Caballeros Templarios celebraba sus ceremonias. Se marcó el límite de diez millas cuadradas de Washington y en el centro fue construido el edificio del Congreso, Capitol Hill, llamado así en honor del lugar sagrado de las sociedades secretas romanas llamado Colina Capitolina.


Se afirma que Capitol Hill no es un edificio político, sino un templo a la Hermandad y bajo su cúpula hay una estancia con una cripta. Debajo del piso de la cripta, señalado por una estrella de cinco puntas, hay una misteriosa tumba vacía. Dicen que estaba pensada para el cuerpo de George Washington, que decidió ser enterrado en otro lugar. También se dice, que una vez muertos, los cuerpos de algunos presidentes y personajes importantes como Kennedy, Lincoln, McKinley, Garfield, Harding, Taft, Hoover, Wilson, Stevens, Dewey, Pershing, MacArthur, L’Enfant y dos soldados desconocidos fueron colocados sobre un catafalco encontrado en la tumba. Un catafalco es la estructura sobre la que el cuerpo del difunto es llevado durante un cortejo fúnebre o puesto para estar de cuerpo presente. El mismo formato de una tumba bajo una cúpula se encuentra en la tumba de San Pedro, bajo la Basílica, en el Vaticano. Tal como hemos indicado, el edificio del Congreso es un templo para una sociedad secreta que se originó en el mundo antiguo. En el plano de las calles de Washington, centrado en Capitol Hill y la Casa Blanca, hay símbolos astrológicos, que se relacionan exactamente con ciertas constelaciones, hexagramas, estrellas de cinco puntas, escuadras, compás masónico, calaveras, etc… Tal como antes hemos indicado, las calles de Washington se relacionan con los puntos donde el Sol sale durante los solsticios de invierno y verano, justo como fueron diseñados los antiguos túmulos, templos y círculos de piedra. Algunas calles se cruzan en ángulos de 33 grados y otras marcan la precesión de los equinoccios. Algunos personajes influyentes se reúnen periódicamente en el Bohemian Grove, en California, y toman parte en ceremonias bajo un búho de piedra de más de 12 metros. El Club Bohemia (o “Bohemian Grove“) fue fundado en 1872, y cuenta con cerca de 2000 miembros, exclusivamente masculinos. Es una organización secreta y oculta, donde se reencuentran altos dirigentes de la economía, de las finanzas y de la política. Allí se discuten asuntos del mundo y se habla sobre estrategias políticas o económicas. Pero sobre todo, participan en ceremonias paganas de inspiración druídica, particularmente con una hoguera nocturna delante de una inmensa estatua de búho, que es una representación de Moloch, divinidad babilónica, y de Lilith, una divinidad mesopotámica. El búho es también el logotipo del Club. Los participantes son en su mayoría americanos, pero también han participado algunos insignes personajes europeos.

Moloch, Moloch Baal o Baal era un dios de los fenicios, cartagineses y cananitas. Era considerado el símbolo del fuego purificante, que a su vez simboliza el espíritu. Se le identifica también con Cronos y Saturno. Como resultado de una catástrofe ocurrida en el origen de los tiempos, el espíritu de Moloch se había transformado a sí mismo en oscuridad al convertirse en materia. De acuerdo con las creencias fenicias y la herejía gnóstica, el hombre era la encarnación de esa misma tragedia, y para redimirse de ese pecado era necesario ofrecer sacrificios a Moloch. Generalmente Moloch es representado como una figura humana con cabeza de carnero o becerro, sentado en un trono y con una corona u otro distintivo de realeza, como un báculo. Los sacrificios preferidos por Moloch eran los niños, especialmente los bebés, por ser los seres más impregnados de materia, característica que los adultos perdían con el tiempo al desarrollar su espíritu. En los templos en los que se rendía culto a Moloch se encontraba una enorme estatua de bronce del dios. Dicha estatua era hueca y la figura de Moloch tenía la boca abierta y los brazos extendidos, con las manos juntas y las palmas hacia arriba, dispuesto a recibir el holocausto. Dentro de la estatua se encendía un fuego que se alimentaba continuamente durante el holocausto. En ocasiones los brazos estaban articulados, de manera que los niños que servían de sacrificio se depositaban en las manos de la estatua, que por medio de unas cadenas se levantaban hasta la boca, introduciendo a la víctima dentro del vientre incandescente del dios. Durante el sacrificio, los sacerdotes del templo hacían sonar tambores, trompetas y tímbalos, de manera que no oían los llantos de los niños. ¡Realmente terrorífico! Lilit (o Lilith) es una figura legendaria de origen mesopotámico. Se le considera la primera esposa de Adán, anterior a Eva. Abandonó el Edén por propia iniciativa y se instaló junto al Mar Rojo, uniéndose allí con Asmodeo, que sería su amante. Más tarde, se convirtió en una bruja que raptaba a los niños en sus cunas por la noche y se unía a los hombres como un súcubo, engendrando hijos (los lilim) con el semen que los varones derraman involuntariamente cuando están durmiendo. Se la representa con el aspecto de una mujer muy hermosa, con el pelo largo y rizado, generalmente pelirroja, y a veces alada. El origen de Lilit parece hallarse en Lilitu y Ardat Lili, dos demonios femeninos mesopotámicos, relacionadas a su vez con el espíritu maligno Lilu. En los nombres de esta familia de demonios aparece la palabra lil, que significa ‘viento’, ‘aire’ o ‘espíritu’. Los judíos exiliados en Babilonia llevaron a su tierra de origen la creencia en esta criatura maligna, cuyo nombre, adaptado a la fonética del hebreo como Lilith, se puso en relación con la palabra parónima hebrea ‘noche’. El origen de la leyenda que presenta a Lilit como primera mujer se encuentra en una interpretación rabínica del Génesis.


Antes de explicar que Yahvéh dio a Adán una esposa llamada Eva, formada a partir de su costilla, el texto dice: «Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó». Si bien hoy suele interpretarse esto como un mismo hecho explicado dos veces, otra interpretación posible es que Dios creó en primer lugar una mujer a imagen suya, formada al mismo tiempo que Adán, y sólo más tarde creó de la costilla de Adán a Eva. La primera mujer a la que alude el Génesis sería Lilit, la cual abandonó a su marido y el jardín del Edén. Esta leyenda está vinculada a una tradición judía: la costumbre de poner un amuleto alrededor del cuello de los niños recién nacidos, con el nombre de tres ángeles (Snvi, Snsvi, Smnglof). El Génesis Rabba, recopilado en el siglo V en Palestina, señala que Eva no existía todavía en el sexto día de la Creación. Entonces Yahvéh había dispuesto que Adán diese nombre a todas las bestias, aves y otros seres vivientes. Cuando desfilaron ante él en parejas, macho y hembra, Adán, que ya era un hombre de veinte años, sintió celos de su amor, y aunque copuló con cada hembra por turnos, no encontró satisfacción en el acto. Por ello exclamó: «¡Todas las criaturas tienen la pareja apropiada, menos yo!», y rogó al Dios que remediara esa injusticia. El símbolo del búho puede encontrarse en el billete de un dólar si se observa con una lupa muy potente. Y pueden ser identificadas estrellas de cinco puntas en el plano de calles de Roma, en la ciudad vieja de Jerusalén, en la región alrededor deRennes-le-Chateau, famosa como posible escondrijo de un tesoro templario, en la zona de las pirámides en Giza, en Londres y otras ciudades y lugares. Cruzando el río Potomac desde Washington encontramos el edificio del Pentágono, que fue alineado a la constelación de Tauro. Es un pentágono que está en el centro de una estrella de cinco puntas. Si nos movemos a través del centro de la estrella de cinco puntas de la Casa Blanca se llega a un edificio con el aspecto de un templo egipcio, en que pueden verse dos representaciones de esfinges y una imagen enorme del Sol naciente. Este extraño edificio es la Oficina Central Suprema del grado 33º del Rito Escocés de la Masonería. Y todo parece indicar que muchos jefes de gobierno son masones de grado 33. En el jardín detrás de este edificio hay un busto de George Washington como el primer francmasón Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Este edificio contiene la mayor colección de reliquias francmasónicas del mundo. En el museo Smithsoniano hay una extraordinaria estatua de mármol de George Washington que fue exhibida una vez en Capitol Hill. Fue encargada por el Congreso en el siglo XIX y esculpida en Florencia, Italia, por Horatio Greenough. Cuando la estatua fue descargada en el Patio de la Marina de Washington en 1840, las personas estaban horrorizadas ante lo que vieron.

Washington fue retratado sentado en una silla, desnudo hasta la cintura, con una hoja colocada en sus partes púdicas. ¿Por qué se representaría de esta extraña manera? En realidad hicieron la estatua a la imagen de Asmodeo, que se dice era el guardián delTesoro de Salomón y una representación del cual fue encontrada entre las pertenencias del Abad Sauniere, el misterioso sacerdote de Rennes-le-Chateau, que colocó una estatua de Asmodeo en la entrada de su iglesia. Asmodeo es nombrado como el demonio principal en el Talmud hebreo. El diseño de calles de Washington ha sido ampliado con el paso de los años, pero ha sido hecho de acuerdo con un plan que parece haber sido determinado desde el principio. Lo mismo ha ocurrido con algunas estructuras en el mundo antiguo, como la zona de Giza. Los monumentos de Jefferson y Lincoln fueron añadidos al plano de calles de Washington temprano en el siglo XX. El edificio de Jefferson está basado en un diseño del Panteón en Roma. Como todos estos edificios clave, están construidos al lado de espacios con agua. El edificio representa el Sol y el agua es la Luna que refleja el Sol. El monumento de Washington, de 169 metros, completado en 1885, es el mayor obelisco de piedra del mundo. La piedra angular había sido puesta por la Gran Logia de Francmasones del Distrito de Columbia. Las ubicaciones de las ciudades y centros de la Hermandad se relacionan con lugares donde la energía solar y cósmica es más poderosa. El antiguo símbolo del círculo y la cruz todavía es usado hoy en el lenguaje simbólico secreto. Representa el progreso del Sol a través de los 12 meses y de los 12 signos del zodíaco. Esto ha motivado la cruz celta, que sorprendentemente es el logotipo de la OTAN y el emblema de la CIA. En el centro financiero de la Ciudad de Londres, frente a la catedral de Saint Paul, hay representado un círculo del zodíaco con un Sol negro en el centro. El Sol negro es de simbolismo inverso e indica el uso negativo de la energía solar y del Sol galáctico. Los Nazis también se refirieron al Sol negro. El caballo blanco era un símbolo del Sol fenicio. Este mismo símbolo del círculo y la cruz fue usado por los fenicios y puede ser visto en las representaciones de su diosa Barati. El Arco del Triunfo, en Paris también es un símbolo de la Hermandad. Se relaciona en parte con la piedra en la cima que mantiene el arco unido y le da la fuerza.


El Arco de Triunfo está en el centro de un círculo del que salen 12 calles. Sobre el círculo alrededor del Arco de Triunfo hay 12 puntos que dibujan una estrella de 12 puntas. Otra vez el Sol en el centro del círculo dividido en 12 segmentos. La calle principal que pasa por este dibujo son los famosos Champs Elysees. Si estamos debajo del Arco de Triunfo, junto a la “llama eterna” del soldado desconocido, pueden verse los Champs Elysees hasta el obelisco egipcio de la Place de Concorde. En la misma línea se encuentra otro arco, similar al Arco de Triunfo, pero mucho más pequeño que, a su vez, está en línea con la gran pirámide de vidrio negro construida delante del Museo del Louvre. En su momento levantó gran polvareda el que se construyera tal estructura al lado de la arquitectura clásica del Louvre. La razón no tenía nada que ver con la arquitectura sino con la energía ligada al diseño geométrico de la ciudad. Una pirámide negra similar, con una esfinge enorme y un obelisco, ha sido construida en Las Vegas, ciudad también relacionada con la Hermandad. La representación del león figura a menudo en la heráldica porque es un símbolo antiguo del Sol, como probablemente se representa en la Esfinge. El pez simboliza el signo de Piscis y también al legendario Rey de Babilonia, Nimrod, que era representado como un pez. La paloma simboliza su pareja, la Reina Semíramis. Mientras la paloma representa la paz para la mayoría de la gente, se dice que simboliza la muerte y la destrucción para la Hermandad. Los romanos solían venerar a una deidad a quien llamaron Venus Columba. Venus y la paloma son asociados a la Reina Semíramis, en Babilonia. Columba es también la diosa Afrodita, que simboliza muerte y destrucción, los aspectos negativos de la energía femenina. De aquí que figure en tantos sitios significativos el nombre de Columbia. El más obvio es Alejandría justo sobre la frontera del Distrito de Columbia, en Virginia (la virgen = Isis o Semíramis). Y si miramos algunos logotipos de organizaciones con el nombre de Columbia podemos ver a una dama sosteniendo la antorcha encendida. Tres símbolos principales de la Hermandad son la antorcha encendida, la rosa roja y la paloma. Las palomas pueden ser vistas junto a cruces maltesas en los cetros que utiliza la Reina de Inglaterra en sus ceremonias.

Cetros y varas eran símbolos del poder en el antiguo Egipto. La cruz maltesa o extendida fue encontrada en cuevas en las anteriores tierras fenicias de Cappadocia, ahora Turquía, que se remontaban a muchos miles de años y se hizo la cruz de losCaballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén (Caballeros de Malta), de los Caballeros Templarios y, curiosamente, también de los nazis. En efecto, los nazis utilizaban toda una parafernalia de símbolos: la Cruz de Malta, la esvástica invertida, la calavera y huesos y el águila. Los símbolos de los tres partidos políticos principales en el Reino Unido son la antorcha encendida (Conservadores), la rosa roja (Laboristas) y la paloma (Liberal-demócratas). Las hojas de laurel y las 33 secciones en el círculo que figuran en el símbolo de Naciones Unidas son una herencia de los francmasones. El logotipo es azul, un color masónico. El símbolo de la Unión Europea es también azul. En el uniforme de fuerzas policiales británicas y estadounidenses se encuentran los cuadrados negros y blancos de los francmasones y los Templarios, así como también en el suelo de las grandes catedrales y de la iglesia en Rennes-le-Chateau. Cuando los presidentes estadounidenses ponen su mano sobre su pecho mientras escuchan el himno nacional también están llevando a cabo parte del ritual masónico. Otra señal de la Hermandad es extender su brazo con los dos dedos exteriores señalando hacia arriba y los dos dedos del medio sostenidos abajo por el pulgar. Éste es el símbolo de los cuernos de Nimrod o Baphomet, que es también el símbolo de los Observadores, como Azazel, la “cabra“. Un cuadrado encima de otro significa el control de todo lo que es correcto y todo lo que es equivocado, todo lo que es justo y todo lo que es injusto, todo lo que es positivo y todo lo que es negativo. El cuadrado doble, u estrella de ocho puntas, puede ser visto en el vestíbulo del Parlamento británico y una lista larga de fuerzas policiales mundiales rodean su insignia con el mismo símbolo. La cruz doble de la Casa de Lorena es el origen de la frase hacerle “double cross“, indicando traición o manipulación. Este mismo símbolo puede ser encontrado en algunas grandes corporaciones. También resultan curiosos los nombres muy simbólicos dados a naves espaciales, a aviones militares, y embarcaciones navales como Hermes, Nimrod, Atlantis, y el Columbia.


La flor de lis es otro antiguo símbolo que es extensamente utilizado por la realeza y puede verse en las cercas alrededor de muchos edificios. También puede verse en una de las puertas de la Casa Blanca. Fue usada por los Merovingios en Francia y simboliza al dios babilónico Nimrod, y a Lilith. La rosa roja es otra firma de la Hermandad. Pero el símbolo más evidente son los haces, de los que viene la palabra fascismo. Era un símbolo usado extensamente en el Imperio Romano y consta de varillas atadas juntas alrededor de un hacha. El simbolismo es de personas y países unidos juntos bajo una dictadura centralizada común: el hacha. El simbolismo del Sol y del rito sexual son usados constantemente en publicidad por las corporaciones relacionadas con la Hermandad. Estas palabras y símbolos se comunican con el subconsciente humano y afectan a las personas sin que ellos sean conscientes de eso. Pero el simbolismo no tiene que ser negativo. Es sólo una forma de comunicación y también ha sido usado para mantener vivos los conocimientos por ésos que tienen una intención positiva para la humanidad. El Conocimiento es neutral; es el uso de él lo que es positivo o negativo. Las cartas del Tarot fueron usadas para pasar conocimientos prohibidos. De aquí la razón de porqué la iglesia ha condenado las cartas del Tarot. En los siglos que siguieron a la eliminación de los Cátaros, en Francia, el tarot fue utilizado por artistas viajeros y gitanos. Algunos investigadores dicen que las cartas del Tarot fueron introducidas a Europa por los cruzados que regresaban de Oriente y que las habían adquirido a sectas místicas en el Medio Oriente. Pero lo que se olvida a menudo es el papel jugado por los gitanos y por qué han sido perseguidos tan a menudo, sobre todo por Adolf Hitler. Existe la leyenda de que sacerdotes de Alejandría salvaron lo que pudieron cuando la gran biblioteca esotérica en Alejandría fue quemada y se hicieron nómadas, con su propia lengua, y simbolizaron sus conocimientos en el Tarot.

Cuando los gitanos son mencionados en registros ingleses en la época de Enrique VIII, son descritos como “personas estrafalarias, que se llaman a sí mismos egipcios“. El término Tarot se cree que se deriva de dos palabras egipcias: Tar que significa camino, y Roque significa real. Indicaría el camino real a la sabiduría si el conocimiento es usado apropiadamente y no malévolamente. El juego del ajedrez también es muy simbólico. Fue jugado en China e India mucho antes de que llegase a Europa. Una forma del ajedrez, más parecido a las damas, fue jugada por los faraones en Egipto. El tablero de ajedrez consta de 64 cuadrados negros y blancos, simbolizando el piso de la Casa de los Misterios. Los “equipos” del ajedrez negros y blancos simbolizan la lucha eterna entre lo negativo y lo positivo. Los 64 cuadrados en un tablero de ajedrez se relacionan con el sistema esotérico chino conocido como el I Chin, que consta de 64 hexagramas. Los cantautores conocidos como trovadores durante los siglos doce y trece cantaban las alabanzas a su “dama“. El nombre trovador mismo nos lleva de regreso al Norte de África porque viene del término árabe “tarab dour“, significando Casa del Deleite, un vestigio de la ocupación musulmana del sur de Francia. Escondieron a su “dama” detrás de la María bíblica para que no los condenaran a muerte, pero el significado verdadero de su “dama” era Isis. Después vendrían las leyendas del Rey Arturo y su búsqueda del Santo Grial, historias que claramente se harían eco de los mitos de Mithra, Horus, etc., en su simbolismo del Sol, Isis y la Mesa Redonda astrológica. Como podéis ver, el simbolismo es básico para hacer un seguimiento de las sociedades secretas basadas en la antigua Hermandad de Babilonia.


Pareciera haber una continuidad esotérico-histórica a través de las edades. Por lo pronto, hay que establecer la relación causal entre las distintas asociaciones, para sacar conclusiones. Todas, hablan de las raíces del Nuevo Orden Mundial. Posiblemente el origen deba remontarse a la época de la erección del Templo de Salomón, cuando el rey judío ordena a Hiram y Lamek la construcción del mismo. De Hiram, ya sabemos cómo terminó: tres aprendices celosos dieron cuenta, tal vez físicamente, tal vez, simbólicamente, de su vida. Y, dicen sus seguidores, allí nació la Masonería. Ciertos historiadores dicen que esto es pura leyenda y que para hallar sus fundamentos más remotos tenemos que esperar hasta el siglo XVIII, casualmente, el siglo que vio nacer la orden de Los Iluminados, pero las influencias esotéricas de hebreos y caldeos tuvieron tierra fértil entre los egipcios, de muchos de cuyos rituales también se alimenta esa orden. Los Templarios y, siglos después, los Rosacruces, se dicen herederos. Si unos primeros que los otros, es ahora una discusión bizantina. Si la Masonería es tan remota como se atribuye, los Templarios pueden ser sus sucesores. Si no lo es, muchas investigaciones reivindican para aquella la heredad de éstos últimos, que nos hacen recordar el grado de “Caballero Rosacruz”, tan caro en ciertas elevadas esferas masónicas. Mientras todo parece apuntar a que los Templarios, tras su persecución, buscaron refugio en su “Secretum Templi”, seguramente América, donde ciertos antropólogos e historiadores los rastrean hasta el Amazonas y tal vez el propio Cono Sur sudamericano, los Rosacruces se basaron en la Orden de Cristo (en Portugal), la de losHospitalarios (en Francia) y el llamado “Colegio Invisible” en Gran Bretaña, docta cofradía de sabios que luego devendría en la Real Sociedad de Ciencias de Gran Bretaña, que, por muy “científica” que pareciera, era sin embargo fuertemente esotérico. Allí es donde se difunde el primer manifiesto rosacruz.

Recordemos que a esta sociedad perteneció Francis Bacon, genio científico y presunto autor de las obras de Shakespeare, cuya mansión es llamada por sus allegados “el Temple”, y que sostenía en sus obras que el verdadero poder mundial estaba en manos de quienes él denominaba los tres Superiores Desconocidos, líderes de una sociedad conocida como el Templo de Salomón. LaOrden de Cristo, a partir del descubrimiento “oficial” de América, tuvo plena influencia en el devenir político de las nuevas colonias, no sólo portuguesas, como lo prueba la constitución en tierras americanas de la Logia de San Juan, a la que perteneciera Benjamín Franklin, creador del Gran Sello característico de los billetes de dólar y “factótum” de la independencia de Estados Unidos, en 1776, casualmente el mismo año en que queda constituida en Europa la Orden de Los Iluminados. A Franklin, está claro, lo acompañaron 56 firmantes de la Constitución, de los cuales 53 eran masones. Mientras tanto, en Europa, la orden de Los Iluminados tenía enorme influencia en Francia y en la Revolución, tanta como en la misma, y en el modelo librepensador heredado después, tendrían Danton y Lafayette, quienes venían de hacer algo parecido en América. Los Iluminados y la Revolución Francesa despertaron honda pasión en Italia y la constitución de los carbonarios, a la que pertenecieron Mazzini y Garibaldi quien, preanunciando quizás a sus remotos descendientes espirituales, se encargó de dejar unas cuantas cuentas pendientes en Argentina; al frente de buques ingleses y franceses. A ellos se sumó también el general sudista norteamericano Albert Pike, reconocida autoridad también de la Masonería Escocesa. Pero no nos desviemos de nuestro hilo conductor: Mazzini funda la Logia P1, de la cual devienen, con el tiempo, la Logia P2, que en tiempos recientes cierto caballero apellidado Gelli usó para blanqueo de dinero, ocasionando la casi bancarrota del Vaticano y, lo que es más penoso, de muchas economías tercermundistas. Asimismo, debemos mencionar la Liga de los Hombres Justos, que bajo la advocación del barón Rothschild fomenta y difunde los trabajos de Engels y Marx y que en 1848 provocaría el nacimiento de la Liga Comunista y en 1864 la Primera Internacional. Otra facción de la Liga de los Hombres Justos, con el poeta W. B. Yeats a la cabeza, decide dedicarse a actividades más esotéricas y funda la “Golden Dawn” o “Amanecer Dorado”, que en los años 20 del siglo XX constituye su filial alemana bajo el nombre de Sociedad Thule. De ella deberíamos escribir extensamente en otra oportunidad.


Durante muchos años fue Secretario de Actas de la Sociedad Thule un oscuro ex cabo del ejército alemán, de nombre Adolf y de apellido Hitler. Pero volvamos un poco atrás. Estábamos hablando de los amigos de Franklin. Muchos de ellos fueron los artífices de la asunción de quien fuera el segundo presidente de los Estados Unidos, John Quincy Adams, ocultista que formaba parte de la llamada Sociedad de los Dragones. Miembros de esta sociedad fueron responsables del diseño urbanístico de la ciudad de Washington, en el cual se reconoce un indudable sello metafísico. Y a la misma sociedad perteneció Abraham Lincoln, confeso ocultista y espiritista, cuyo pensamiento siempre influyó, y no precisamente por sus ideales libertarios de la esclavitud, en otro presidente, grado 33 de la Masonería, llamado Franklin D. Roosevelt. Sí, el mismo que internacionalizó el concepto del “New Deal”, identificable en las propuestas escritas por Los Iluminados de Baviera. Con respecto a Lamek, tras la construcción del templo de Salomón partió con las tribus “perdidas” de Israel, con rumbo a América. Jacques de Mahieu y el nunca hallado Coronel Fawcett los supusieron en la Amazonia o más al sur también. Hay huellas extrañamente templarias en el centro de Argentina y en la Patagonia. Y, desde hace décadas, la Municipalidad de Gualeguaychú, en la provincia de Entre Ríos, que tratara de destruir Garibaldi, viene inútilmente tratando a nivel oficial de conseguir subvenciones para exhumar, en sus parajes, lo que historiadores locales sostienen son “restos de un probable barco fenicio y un puerto de ultramar de más de tres mil años”. ¿Fenicios en América? De Mahieu y Fawcett ya habían especulado sobre ello, y no conocieron Gualeguaychú. No sabemos si hubo fenicios en América y mucho menos si los hubo en Argentina. Pero, el sur de la Argentina fue un gran mar primigenio y su ondulada geografía habla de actividad orogénica muy reciente, muy diferente del resto de la región. Hace unos años se encontró un esqueleto parcialmente fosilizado de una ballena y, remontándonos mucho más atrás en el tiempo, se han encontrado desde antiquísimos trilobites y amonites hasta calcáreos restos de conchas marinas en las colinas circundantes. Parece que hay una especie de continuidad escondida desde los tiempos de Salomón hasta los actuales

Una de las historias que se repiten en el mundo antiguo es la figura del héroe o semidios que toma el fuego o el conocimiento de los “dioses” y lo ofrece a las personas elegidas. Los llamados Observadores, entre los que ya indicamos que figuran Azazel y Shemyaza, dieron conocimientos avanzados a seres humanos, de acuerdo con el Libro de Enoc. Se pueden encontrar sus raíces ideológicas en lord Shelburne y en sus discípulos Jeremy Bentham, pensador inglés y padre del utilitarismo, John Stuart Mill, filósofo, político y economista inglés representante de la escuela económica clásica y teórico del utilitarismo, David Hume, filósofo, economista , sociólogo e historiador escocés, Anne Robert Jacques Turgot, barón de Laune, más conocido como Turgot, político y economista francés, François Quesnay, economista francés de la escuela fisiocrática, Thomas Robert Malthus, clérigo anglicano y erudito británico con gran influencia en la economía política y la demografía, David Ricardo, economista inglés de origen judío sefardí-portugués, y Adam Smith, economista y filósofo escocés, uno de los mayores exponentes de la economía clásica. William Petty FitzMaurice (1737, Dublín –1805, Londres), estadista británico, es conocido con el sobrenombre de conde Shelburne de 1761 a 1784 fecha en la cual le nombraron marqués de Lansdowne, transmitido por su esposa Sophia Carteret hija de John Carteret, segundo conde Granville por herencia de la familia Granville. Hijo de John FitzMaurice, primer conde de Kerry (Irlanda) y de Anne Petty, hija y heredera de William Petty. William Petty no tuvo descendencia masculina, así que transmitió el apellido y los títulos a John, que se convirtió así en conde de Shelburne. Fue nombrado vizconde FitzMaurice en 1751 y conde de Shelburne en 1753. Después de estudiar en Christ Church (Oxford) de la Universidad de Oxford, entró en el ejército para servir en la Guerra de los siete años como coronel y ayudante de campo del rey (1760). Fue elegido diputado por Wycombe en 1761 y entró en la Cámara de los Comunes, pero la muerte de su padre le llevó a la Cámara de los Lores como segundo conde de Shelburne y barón de Wycombe. Formó parte del gobierno de William Pitt, obteniendo el cargo de Secretario de Estado (1766-1768), donde defendió una política de conciliación hacia las colonias norteamericanas, lo que motivó que fuera relevado del cargo. En 1782, aceptó formar parte del gobierno de Lord Rockingham si el rey reconocía a los Estados Unidos de América. En el curso de su mandato, Lord Rockingham murió; Shelburne le reemplazó como Primer Ministro. Su proposición de ley sobre el libre cambio entre Inglaterra y los Estados Unidos le puso en dificultades por la oposición de Fox y Lord North. Tuvo que dimitir en 1783.



Casi todos ellos pertenecieron al servicio secreto de inteligencia británico y trabajaban para la Compañía de las Indias Orientales. Ya en nuestros días, este programa está presente en instituciones tan reconocidas como el Club de Roma, la Comisión Trilateral, el Club Bilderberg, la Fundación Giorgio Cini, instituida el 20 de abril 1951 en memoria del conde Giorgio Cini, y de la que han salido muchas de las corrientes ocultistas, el Instituto Aspen, un tipo de think tank, y varias decenas de organizaciones cuya finalidad es extender los movimientos neomalthusianos bajo una apariencia de progresismo y de modernidad post-industrial. La operación ha triunfado y aparentemente es un éxito, pues parecía que el imperio soviético no podría caer por acciones desde dentro y que fiar su desmoronamiento a una intervención exterior equivaldría a asumir un riesgo de destrucción nuclear compartido. Las acciones desde dentro fueron protagonizadas por las fuerzas políticas agrupadas en torno a la figura de Gorbachov y de su enigmática esposa Raisa, quienes, a cambio del aparente harakiri del sistema, han puesto en marcha los mecanismos necesarios para hacer saltar por los aires la Alianza Atlántica, los Estados-Nación europeos, y la voladura controlada del Partido Comunista, que se inició hace años con el debate chino-soviético y con la lenta sustitución de los partidos comunistas europeos por la socialdemocracia en la hegemonía de la izquierda mundial. La Europa pro-feudal, ocultista, financiera, volvió a encontrar el camino de Moscú para meter definitivamente a Lenin en la tumba. El revolucionario se había reído de ellos. Hizo peligrar los intereses coloniales de Gran Bretaña y los intereses financieros de las grandes familias oligárquicas radicadas en Venecia, Génova y Lombardía. Para estos círculos había resultado prioritaria, a comienzos de siglo XX, la mutua destrucción de Rusia y de Alemania.

Antes habían orquestado la guerra ruso-japonesa e inducido a Rusia a librar guerras contra Austria y Turquía para que se destruyeran mutuamente. El servicio de inteligencia del Kaiser recurrió a los servicios de Parvus para tratar de parar la guerra. Aleksandr Izrail Lazarevich Gelfand (Parvus) nació en el seno de una familia judía el 8 de setiembre de 1867 en Berezino, hoy parte de la República de Belarús y entonces, del Imperio Ruso. No creció en dicha ciudad, sino en el puerto ucraniano de Odessa, sobre el Mar Negro, una ciudad donde había una colectividad judía muy importante, inclinada a expresar su frontal rechazo al autoritarismo y el antisemitismo oficiales través de la adhesión a ideales de izquierda. Aleksandr se sintió atraído por ellos desde muy joven y, tras doctorarse en filosofía en Zürich, Suiza, decidió radicarse en Alemania y unirse al poderoso partido socialista. Cuando comenzó a trabajar como periodista en medios cercanos a la agrupación, adoptó el seudónimo literario de Alexander Parvus. Su trabajo le sirvió para conocer a importantes líderes de la izquierda europea, como Lenin, León Trotsky, Gueorgui Plejánov, Rosa Luxemburgo y Wilhelm Liebknecht. Pronto se reveló como un intelectual sumamente agudo. Prefigurando la explicación de los ritmos del capitalismo, debida a Josef Schumpeter, señaló en 1901 que, con la maduración de determinadas áreas de la economía (debidas a nuevas tecnologías y al aumento del comercio internacional y de las transacciones financieras globales) “el capital inicia un período de avance extraordinario“. Semejante tesis bordeaba la herejía para un marxista, supuestamente convencido de la inevitable declinación del capitalismo, pero fue una adecuada previsión de un ciclo de crecimiento global que sucedió a la Depresión de 1873-1896 y se prolongó hasta el comienzo de la Gran Guerra de 1914. Su análisis de la Guerra Ruso – Japonesa de 1904-1905 fue también extraordinariamente penetrante. Contra la creencia general de toda Europa, afirmó que Rusia perdería la guerra y que, a consecuencia de ella, se vería afectada por un estallido revolucionario. La perspicacia del enfoque no sólo le dio un enorme prestigio en los círculos socialistas (su amigo y discípulo Konrad Haenisch lo llamó “la mente más brillante de la Segunda Internacional“), sino que también despertó la atención de otros inesperados lectores, tales como los servicios secretos del Imperio Alemán, que consideraban a Rusia como a un muy probable enemigo futuro. Desde ese momento, Parvus sería un hombre a quien seguirle los pasos.


Y quien lo hiciera detectaría con facilidad dos debilidades que se llevaban mal con la militancia en los austeros partidos de los trabajadores: la buena mesa y la compañía femenina de pago. Para cultivar ambos placeres hacía falta dinero, un dinero que no le sobraba. A partir del análisis del conflicto ruso – japonés, Parvus desarrolló la idea de que se podía usar una guerra contra un enemigo exterior para provocar una revuelta interior, y también sentó las bases del concepto de “revolución permanente” que desarrollaría su amigo Trotsky. Tras la derrota rusa, volvió a su país natal usando falsos pasaportes austrohúngaros, y participó en la Revolución de 1905. La intentona fue un fracaso, pero esto no lo desanimó. Aprovechando la crisis que la derrota había causado en la economía y en la confianza de la población, Parvus publicó un artículo, en diciembre de ese año, en el que anticipaba un inminente colapso. El análisis partía de datos reales, pero era notablemente exagerado. La intención de su autor, sin embargo, no era describir adecuadamente el estado de las finanzas de la odiada autocracia de los Romanov, sino desatar una crisis bancaria y crear condiciones propicias para una nueva revuelta. Nuevamente fracasó, y en 1906 fue arrestado y condenado a cumplir tres años de exilio en Siberia. Logró escapar a Alemania, pero no sabía entonces que nunca más podría pisar el suelo de su país de origen. Al regresar a Alemania, escribió un libro, “En la Bastilla Rusa durante la Revolución“, a partir de sus experiencias en las cárceles zaristas. Entonces sobrevino un acontecimiento decisivo en su futuro, ya que llegó a acuerdo con el escritor marxista ruso Máximo Gorki para administrar los derechos de representación teatral de su obra “Los bajos fondos“. La obra superó las 500 representaciones y arrojó un considerable beneficio de 130 mil marcos oro alemanes, que Gorki había decidido ceder, en su mayor parte, al Partido Social Democrático de Rusia, reservándose para sí apenas un 25 %. Pero pasaban las semanas y el dinero no aparecía. Parvus se había fugado con el dinero. Gorki estuvo a punto de demandarlo por estafa, pero fue disuadido por Rosa Luxemburgo, que lo convenció de que esa disputa judicial era un desastre para la reputación del partido.

Parvus se radicó en Estambul, donde residió por cinco años. Allí se enriqueció notablemente con el comercio de armas y suministros durante las sucesivas guerras balcánicas que comenzaron en 1912 y que serían el preludio de la Gran Guerra. Para ello fue vital su estrecha vinculación con los Jóvenes Turcos, un movimiento nacionalista que buscaba revitalizar el Imperio Otomano. Se convirtió en editor de su diario, Turk Yurdu, y en el principal asesor político y financiero de los jefes del movimiento, conocidos como el triunvirato de los Pashás. Uno de ellos era Enver Pashá, que aparece en la historieta “La casa dorada de Samarcanda”, de la serie Corto Maltés del año 1980, creada por Hugo Pratt. También fue asesor de su ministro de Finanzas, Djavid Bey. Sus excelentes contactos no se limitaban a la elite otomana, sino que también era socio de la compañía alemana Krupp y de la británica Vickers. Esto despertó automáticamente las sospechas de que, además de ser muy hábil para conseguir socios, Parvus colaboraba con los servicios secretos de Su Majestad. Desatada la Gran Guerra en el verano europeo de 1914, y con ella las hostilidades entre Alemania y Rusia, Parvus vio llegar una oportunidad de oro para derribar al odiado régimen zarista. Hizo llegar al Estado Mayor alemán, a través del embajador en Estambul, Barón Hans Freiherr von Wangenheim, un plan para paralizar a Rusia mediante una huelga general, financiada por servicios secretos del Káiser. La colaboración entre los círculos revolucionarios rusos y el conservador Imperio Alemán podía resultar paradójico y hasta inverosímil, pero no carecía de lógica. Convenía al propósito alemán de derrotar o, al menos, debilitar a su gigantesco enemigo, y convenía a los propósitos bolcheviques de toma del poder. Para Lenin y otros socialistas radicales, la guerra no era más que un inútil conflicto inter-imperialista al que habían llamado, infructuosamente, a boicotear. Los trabajadores europeos, en vez de masacrarse entre sí para beneficio de sus respectivas burguesías parasitarias, debían unirse para acabar con el capitalismo. En este marco conceptual, la derrota militar de Rusia era el mal menor. La caída de la autocracia zarista era el primer episodio de la revolución mundial de los trabajadores. ¿Qué importaba la derrota si, más temprano que tarde, los camaradas alemanes se harían con el poder en Berlín?


Pero Parvus no sólo recomendaba apoyar a los bolcheviques, sino también fomentar brotes separatistas entre las minorías étnicas oprimidas por el imperio zarista, como los finlandeses, los polacos, los ucranianos y los georgianos. Los alemanes hasta le dieron un nombre a esta política de fomentar revoluciones en la retaguardia de sus enemigos: Revolutionerungspolitik, un enfoque que pronto comenzaron a aplicar con los irlandeses, por entonces todavía forzados a ser parte del Imperio Británico. Pero sus enemigos replicaban con pueblos sojuzgados por Berlín y sus aliados como los polacos, los checos o los árabes, a través del legendario Lawrence de Arabia. Von Wagenheim ayudó a Parvus a viajar a Berlín, adonde llegó el 6 de marzo de 1915. El plan fue aceptado, y entonces Parvus pasó a Suiza en mayo de 1915. Allí, según el espionaje austrohúngaro, se dedicó primero a canalizar millonarios fondos alemanes para financiar diarios publicados por exiliados rusos en París. En Berna hizo contacto con un receloso Lenin, que, pese a reconocer su utilidad, desconfiaba de sus intenciones y trató de evitar el trato directo todo lo que le fue posible. Parvus le ofreció financiamiento, y llegó a planear con Lenin la ruta de los fondos, a través de empresas pantalla, como el Instituto para el Estudio de las Consecuencias Sociales de la Guerra, que Parvus estableció en Copenhague, en la neutral Dinamarca. Propuso asignarle el manejo de la operación a Nikolai Bujarin, pero Lenin dudaba de su capacidad y discreción, y entonces propuso a Yakov Ganetsky, Karl Radek y Moisei Uritsky. Parvus también montó una compañía de comercio exterior que sirvió de pantalla para el envío de información y de fondos. Lavaba dinero de los servicios secretos alemanes comprando mercancías en Europa Occidental, que luego vendía en Rusia. La operatoria fue muy eficaz y, además de alcanzar sus fines, hizo a su cerebro aún más rico. Pero la vinculación de Ganetsky con el tráfico de armas llamó la atención de los siempre eficientes servicios secretos británicos, quienes pronto detectaron sus conexiones con Parvus y con la embajada alemana en Estambul. Cuando Lenin se dio cuenta de que se había descubierto que estaba siendo financiado por los servicios del Káiser, ordenó suspender la operación.

Por lo que se sabe, Lenin no llegó a recibir el dinero. Las pruebas que se han esgrimido en ese sentido, los Documentos Sisson, son considerados una falsificación debida a los separatistas finlandeses, ansiosos de conseguir apoyo de Estados Unidos para su independencia de Rusia. La reputación de Parvus sufrió otro golpe en 1916, pero esta vez entre los alemanes. En el invierno de ese año fracasó una operación coordinada por él para desatar una crisis bancaria en San Petersburgo, y a consecuencia de ello, los servicios secretos le retiraron su apoyo. Entonces fue a buscarlo en la Marina germana, que le aceptó un plan para debilitar a la flota rusa del Mar Negro, mediante una serie de sabotajes. El éxito le permitió recobrar su prestigio, y entonces tuvo un golpe de suerte. Tras una sucesión de desastres militares, amotinamientos de tropas y protestas masivas, el Zar Nicolás II decidió abdicar el 15 de marzo de 1917. Lo sucedió un gobierno provisional centrista, encabezado por Aleksandr Kerenski, que cometió el tremendo error de continuar una lucha irremediablemente perdida. El Estado Mayor alemán decidió que era un momento ideal para aplicar el plan de Parvus, y lo llamó para que sirviera de contacto con Lenin. Pero esta vez no se trataba de financiar sus actividades, sino de algo mucho menos comprometedor para ambas partes: dejarlo cruzar Alemania en su camino de regreso a Rusia desde Suiza. Lenin aceptó tras algunas vacilaciones, ya que pensaba que, al llegar a Rusia, sería arrestado de inmediato, algo que no sucedió. Y, por su parte, el Estado Mayor le puso como condición que no hablara con socialistas alemanes. El tren partió de Suiza el 8 de abril y, tras un par de combinaciones vía marítima hacia y desde Suecia, Lenin y una veintena de sus compañeros llegaron a San Petersburgo (entonces Petrogrado). Antes de cumplirse siete meses, estaba en el poder.


Uno podría suponer que el prestigio de Parvus se acrecentase enormemente, pero sucedió todo lo contrario. Lenin nunca le perdonó haberlo relacionado con los reaccionarios generales prusianos y no le dejó retornar jamás a Rusia. Y, por su parte, los socialistas alemanes lo consideraron un traidor. Para ellos, como es fácil de entender, su principal preocupación no era derrocar al Zar sino a su enemigo, la dictadura militar, que gobernaba Alemania tras reducir al Káiser a la condición de títere. Sin embargo, y pese a estas severas y casi unánimes imputaciones de deslealtad, justo es decir que jamás hubo prueba alguna de que Parvus hubiera entregado a un camarada a las autoridades de ninguna nación. En marzo de 1918, Lenin pidió la paz a Alemania y sus aliados. Así, Rusia salió de la guerra europea, pero sólo para caer en una guerra civil todavía más cruel y desesperada. A fines de 1918 se derrumbaron las Potencias Centrales, al Káiser le llegó el turno de la abdicación al igual que el Zar Nicolás II, que, para ese entonces, ya había sido ejecutado junto con toda su familia, y los socialistas alemanes se lanzaron a imitar a sus camaradas rusos. Pero Alemania no era Rusia. Los propios socialdemócratas de Fiedrich Ebert y Gustav Noske, compañeros de partido y de lucha antes de la guerra y en el poder debido a ella, desataron una brutal represión que se cobró la vida de miles de revolucionarios, entre ellos la de la famosa Rosa Luxemburgo. Inmensamente rico y todavía joven, ya que apenas había pasado los 50 años, Parvus se compró un castillo en las afueras de Zürich, la ciudad de su juventud. Allí dio rienda suelta a un apetito libertino que horrorizaba a sus ascéticos camaradas de antaño. Organizaba fastuosas cenas que, invariablemente, terminaban en orgías escandalosas; fue por esa razón que los suizos lo deportaron a su patria de adopción. En 1920 se retiró a vivir a una mansión situada en las afueras de Berlín, en la Isla del Cisne. La misma tenía 32 habitaciones, además de un mayordomo, un ejército de criados de librea y un chef a su exclusivo servicio. Parvus, el amigo de Trotsky, el antiguo prisionero del Zar, hasta estableció una rigurosa etiqueta propia para todos aquellos que lo quisieran visitar. Que, por cierto, eran muchos y muchas. En sus salones, a resguardo de la hiperinflación y de las hordas revanchistas de ultraderecha, bellezas del cine de la República de Weimar y la alta sociedad alemana intimaban con miembros del cuerpo diplomático, mientras antiguos ministros del Imperio departían amablemente con sus antiguos perseguidos, los curtidos militantes de la socialdemocracia, ahora gobernante.

Entre una delicatessen y la siguiente, el anfitrión se permitía criticar el Tratado de Versalles, anunciaba que una nueva guerra, aún peor que la de 1914-18, era inevitable, y hasta enmendaba un error y le devolvía a Gorki el dinero del que se había apropiado. Su principal preocupación, más allá de sus negocios editoriales, entre ellos, el semanario socialista muniqués Die Glocke, pasó a ser la escritura y publicación de sus memorias. Era un personaje bastante conocido y era uno de los blancos favoritos de las operaciones de prensa de la ultraderecha alemana, que le imputaban desde organizar una supuesta revuelta paneuropea a mediados de 1919 hasta reunirse con el presidente alemán Ebert, un socialista moderado, al que pretendían descalificar. Olvidado, execrado por una historia oficial soviética que, durante el estalinismo, hasta cayó en la ignominia de cargar las tintas en su origen judío, Parvus murió el 12 de diciembre de 1924. Su cuerpo fue incinerado e inhumado en un cementerio berlinés. Se esperaba que Lenin sirviera de elemento desestabilizador del estado zarista, que ayudaría a extender a Alemania el fermento radical, que se adheriría a la estrategia anglo-veneciana de desmembrar a Rusia, a Turquía y al Imperio Austrohúngaro, para hacer de ellos un amasijo balcanizado de pequeños estados regionales en permanente conflicto. Parvus, patrón de Trotsky, en 1905, y de otros muchos líderes bolcheviques en 1917, trabajaba en realidad para el más importante y hermético político veneciano de la época, el conde Volpe di Misurata, el artífice de ese enclave ficticio llamado Libia y coordinador de las guerras balcánicas que condujeron a la Primera Guerra Mundial. Giuseppe Volpi di Misurata, conde di Misurata (Venecia, 1877-Roma, 1947), fue un político y financiero italiano. En 1906 aseguró para Italia el monopolio del tabaco de Montenegro. Presidió el Comité de Movilización Industrial, creado al estallar la I Guerra Mundial, y en 1919 formó parte de la delegación de su país en el Tratado de Versalles. Gobernador general de Tripolitania (1921- 1925). Afiliado al Partido nacional fascista (1922), fue ministro de Hacienda de Mussolini (1925-1926). Lenin se montó en el tren de Parvus, entró clandestinamente en Rusia, pero no respondió a lo que se esperaba de él. Curiosamente, el siglo XX acabó casi como empezó, si se mira atentamente el mapa.


Muy pocas de las grandes familias oligárquicas que dirigían el mundo entonces dejan de hacerlo hoy. Disponen de más poder y más sofisticado. Lo que está en juego son decenas y decenas de países cuyo destino creen construir en libertad, sin advertir quizás que se hallan en las mismas manos que consideran inacabada la obra iniciada por sus perversos antepasados, tal vez desde hace miles de años. También hay que referirse a la relación que existía entre uno de los integrantes más importantes del discutido proyectoMajestic-12, el doctor Vannevar Bush, antepasado de la familia homónima que ha ocupado, hasta hace poco, el poder en Estados Unidos. Majestic-12 es el nombre en clave, según los creyentes del origen extraterrestre del fenómeno ovni, de un presunto comité secreto de científicos, líderes militares y oficiales del gobierno formado en 1947, bajo la dirección del presidente estadounidense Harry S. Truman. En 1801, conforme a las reglas establecidas, la Orden entró en los Estados Unidos en un período de silencio. Sin embargo, seguía con una fuerte actividad en Francia, Alemania, Inglaterra, Suiza, Rusia, España y en Oriente. En 1892, en Europa , donde La Orden estaba activa y bajo la tutela de la Rosacruz Kabalistica, se celebran en Paris los Salones de La RosaCruz, una exposición de Arte y Pintura, donde Joséphin Péladan (1858-1918), es el encargado de promover su difusión. En 1909, Harvey Spencer Lewis, estudiante de esoterismo y especialmente interesado por la filosofía rosacruz, se trasladó a Francia con el fin de encontrarse con los responsables de la Orden. Después de pasar numerosos exámenes y diversas pruebas, fue iniciado en Toulouse y encargado oficialmente de preparar el resurgimiento de la Orden de la Rosa-Cruz en América. Cuando todo estuvo preparado para este resurgimiento, fue publicado en los Estados Unidos un Manifiesto para anunciar el nuevo ciclo de actividad de la Orden que, a partir de ese momento, es conocida por el nombre de “Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz” (A.M.O.R.C.). Nombrado Imperator, Harvey Spencer Lewis desarrolló las actividades de la Orden en América y comenzó a poner las enseñanzas rosacruces por escrito, utilizando para ello los archivos que le habían sido confiados por los rosacruces de Francia. Después de la segunda guerra mundial, este método de enseñanza fue ampliado en el mundo entero. Así fue como la A.M.O.R.C. se convirtió en la depositaria de la auténtica Tradición Rosacruz en todos los países en los que podía ejercer libremente sus actividades. Desde 1939 a 1987 Ralph M. Lewis fue el Imperator de La Orden Rosacruz. Gran místico, escritor y filósofo, fortaleció la Orden a nivel espiritual y la expandió a nivel material hasta ser hoy una Gran Fraternidad Internacional. Elegido por unanimidad por los miembros del Consejo Supremo para la función de Imperator, en el momento actual es Christian Bernard, un francés, quien asume la más alta responsabilidad de la A.M.O.R.C. Cómo tal, y ayudado por todos los Grandes Maestros, él es quien garantiza las actividades rosacruces en todos los países del mundo.

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