El fotógrafo Marcus Bleasdale dejó su trabajo en una banca de inversión hace dos décadas luego de escuchar a sus colegas discutir cómo la masacre de los Balcanes afectaría las tasas de cambio. Desde entonces, su trabajo como fotoreportero en zonas de conflicto, sobre todo en el Congo, ha mostrado el lado más oscuro del capitalismo actual: la fantasía de modernidad y tecnología que viven unos pocos en los países desarrollados o en vías de desarrollo se sostiene a través del sometimiento y opresión de los más pobres del planeta.
En el número con el que la revista National Geographic celebra 125 años de fotoreportajes, Bleasdale contribuye con una serie de fotos captadas en duras condiciones de una mina de oro en el Congo. Bleasdale, junto con Jeffrey Gettleman del New York Times, estuvo a principios del 2013 en el Congo del Este para documentar el trabajo de la población local en las minas controladas por la milicia que controla la explotación minera, la cual vende minerales como tantalio, tungsteno, estaño y, naturalmente, oro, a compañías que producen partes de los gadgets que usamos todos los días: teléfonos, computadoras, impresoras y consolas para videojuegos.
Niños-soldados con rifles de asalto, pobladores escapando de las brutales masacres de la milicia, enfermedades gastrointestinales y violaciones masivas son la realidad diaria en el centro del continente africano. Pero según Bleasdale, mucho ha cambiado para bien desde que el conflicto estalló con toda su fuerza en 1999. En el 2010, el Congreso de EU pasó una iniciativa que requería que las compañías públicas dieran a conocer la procedencia de sus materias primas, con el objetivo de cortar el suministro de recursos financieros para las guerrillas de África y buscar minas “verdes” de donde los materiales necesarios para la fabricación de gadgets pudieran extraerse.
Las compañías de tecnología también están poniendo de su parte para desarrollar soluciones que no requieran materiales de zonas de conflicto, y entre ellos van a la cabeza Intel, Motorola y HP, además de Apple, quienes buscan extraer estaño, tántalo, tungsteno y oro de fundidoras en áreas libres de conflicto. Nintendo, por otro lado, permanece utilizando estos metales para hacer vibrar sus controles, a pesar de los reclamos de asociaciones humanitarias.
El panorama, según Bleasdale, es que “a los mineros [en las minas "verdes"] se les está pagando más dinero que a los mineros de las minas administradas por la milicia y de las minas en territorio rebelde. Y la comunidad se está beneficiando mucho más de ello”, según entrevista conCo.Exist. Para el periodista, la industria “debe llegar a un punto de madurez en que hayan muchas más minas que puedan ser clasificadas como minas verdes. Y una vez que esa masa crítica ocurra, entonces realmente siento que los congoleses verán la diferencia en la economía local. Está llegando justo a ese momento crítico.”
En el número con el que la revista National Geographic celebra 125 años de fotoreportajes, Bleasdale contribuye con una serie de fotos captadas en duras condiciones de una mina de oro en el Congo. Bleasdale, junto con Jeffrey Gettleman del New York Times, estuvo a principios del 2013 en el Congo del Este para documentar el trabajo de la población local en las minas controladas por la milicia que controla la explotación minera, la cual vende minerales como tantalio, tungsteno, estaño y, naturalmente, oro, a compañías que producen partes de los gadgets que usamos todos los días: teléfonos, computadoras, impresoras y consolas para videojuegos.
Niños-soldados con rifles de asalto, pobladores escapando de las brutales masacres de la milicia, enfermedades gastrointestinales y violaciones masivas son la realidad diaria en el centro del continente africano. Pero según Bleasdale, mucho ha cambiado para bien desde que el conflicto estalló con toda su fuerza en 1999. En el 2010, el Congreso de EU pasó una iniciativa que requería que las compañías públicas dieran a conocer la procedencia de sus materias primas, con el objetivo de cortar el suministro de recursos financieros para las guerrillas de África y buscar minas “verdes” de donde los materiales necesarios para la fabricación de gadgets pudieran extraerse.
Las compañías de tecnología también están poniendo de su parte para desarrollar soluciones que no requieran materiales de zonas de conflicto, y entre ellos van a la cabeza Intel, Motorola y HP, además de Apple, quienes buscan extraer estaño, tántalo, tungsteno y oro de fundidoras en áreas libres de conflicto. Nintendo, por otro lado, permanece utilizando estos metales para hacer vibrar sus controles, a pesar de los reclamos de asociaciones humanitarias.
El panorama, según Bleasdale, es que “a los mineros [en las minas "verdes"] se les está pagando más dinero que a los mineros de las minas administradas por la milicia y de las minas en territorio rebelde. Y la comunidad se está beneficiando mucho más de ello”, según entrevista conCo.Exist. Para el periodista, la industria “debe llegar a un punto de madurez en que hayan muchas más minas que puedan ser clasificadas como minas verdes. Y una vez que esa masa crítica ocurra, entonces realmente siento que los congoleses verán la diferencia en la economía local. Está llegando justo a ese momento crítico.”
© Marcus Bleasdale/National Geographic
© Marcus Bleasdale/National Geographic
© Marcus Bleasdale/National Geographic
© Marcus Bleasdale/National Geographic
FUENTE: PIJAMASURF
No hay comentarios:
Publicar un comentario