viernes, 25 de octubre de 2013

CIUDADES DORADAS DESCANSAN SOBRE LA CABEZA DE UN HIPOCAMPO

Los paisajes urbanos de Hu Shaoming son una especie de cuento de hadas narrando una historia bella y trágica. Ciudades doradas que se sostienen de la cabeza de un caballito de mar o que cuelgan de cabeza de un paraguas flotante.

Hu explica que la pieza del hipocampo, titulada “Ciudad de sueños” se trata de la naturaleza rota dentro su premisa de cuento de hadas. Una alegoría que representa a la naturaleza como el hipocampo sosteniendo los sueños urbanos de la humanidad, y que un día inevitablemente acabará exhausta. Quizá cuando el caballo de mar se canse de mantener a la ciudad en la superficie, ésta se hundirá con él.

La serie dorada llamada “Paraguas” contiene 2,000 edificios individuales hechos del metal de botones, de accesorios de ropa, utensilios, contenedores de comida, muebles y otras pequeñas cosas de la vida diaria. Para él, estos representan la manera en que la cultura tradicional china se está degradando.

Cuando estos detalles triviales de la vida son reflejados en el mosaico magnificente del compás antiguo del feng shui, yo siento a la cultura china descentralizada, puesta en el encanto cultural único de Japón”, apuntó Hu.












FUENTE: PIJAMASURF


ENCUENTRAN FASCINANTES MICROESTRUCTURAS EN PERÚ

fence-1

Una misteriosa estructura que ha aparecido en el Amazonas en Perú –que parece una torre rodeada de una cerca de picket— está desconcertando a los científicos.

La estructura encontrada es increíble. Presenta una torre central (o un pico) rodeada por una barda reforzada con hilos horizontales y verticales que en conjunto parecen formar una sofisticada barda. La estructura mide menos de dos centímetros y –lo más interesante de todo– nadie sabe qué la hizo.

fence-4

La primera de estas fue encontrada hace apenas tres meses por Troy Alexander, un graduado de Georgia Tech, quién descubrió la bizarra formación en la parte de abajo de una lona azul cerca del Centro de Investigación Tambopata, en el sureste de Perú. Poco después encontró tres más sobre los troncos de la selva. Desde entonces ha estado subiendo fotografías para que alguien, algún científico, le explique qué son.

Hasta ahora no ha habido consenso en cuanto a qué construyó este diminuto complejo de seguridad, pero los entomólogos que han visto las imágenes están realmente interesados en averiguar. Lo más seguro, dicen, es que sea producto de algún artrópodo ya que el material parece ser una especie de seda.

Sea lo que sea que lo haya hecho, la construcción es sin duda muy bella. Y además, la cualidad detectivesca del caso le añade una estupenda nota a la etntomología. Los tendremos al tanto de los descubrimientos que se vayan revelando.

FUENTE: PIJAMASURF



LOS MINEROS QUE EXTRAEN LOS MINERALES QUE UTILIZAN TUS GADGETS (IMÁGENES)

El fotógrafo Marcus Bleasdale dejó su trabajo en una banca de inversión hace dos décadas luego de escuchar a sus colegas discutir cómo la masacre de los Balcanes afectaría las tasas de cambio. Desde entonces, su trabajo como fotoreportero en zonas de conflicto, sobre todo en el Congo, ha mostrado el lado más oscuro del capitalismo actual: la fantasía de modernidad y tecnología que viven unos pocos en los países desarrollados o en vías de desarrollo se sostiene a través del sometimiento y opresión de los más pobres del planeta.

En el número con el que la revista
National Geographic celebra 125 años de fotoreportajes, Bleasdale contribuye con una serie de fotos captadas en duras condiciones de una mina de oro en el Congo. Bleasdale, junto con Jeffrey Gettleman del New York Times, estuvo a principios del 2013 en el Congo del Este para documentar el trabajo de la población local en las minas controladas por la milicia que controla la explotación minera, la cual vende minerales como tantalio, tungsteno, estaño y, naturalmente, oro, a compañías que producen partes de los gadgets que usamos todos los días: teléfonos, computadoras, impresoras y consolas para videojuegos.

Niños-soldados con rifles de asalto, pobladores escapando de las brutales masacres de la milicia, enfermedades gastrointestinales y violaciones masivas son la realidad diaria en el centro del continente africano. Pero según Bleasdale, mucho ha cambiado para bien desde que el conflicto estalló con toda su fuerza en 1999. En el 2010, el Congreso de EU pasó una iniciativa que requería que las compañías públicas dieran a conocer la procedencia de sus materias primas, con el objetivo de cortar el suministro de recursos financieros para las guerrillas de África y buscar minas “verdes” de donde los materiales necesarios para la fabricación de gadgets pudieran extraerse.

Las compañías de tecnología también están poniendo de su parte para desarrollar soluciones que no requieran materiales de zonas de conflicto, y entre ellos van a la cabeza Intel, Motorola y HP, además de Apple, quienes buscan extraer estaño, tántalo, tungsteno y oro de fundidoras en áreas libres de conflicto. Nintendo, por otro lado, permanece utilizando estos metales para hacer vibrar sus controles, a pesar de los reclamos de asociaciones humanitarias.

El panorama, según Bleasdale, es que “a los mineros [en las minas "verdes"] se les está pagando más dinero que a los mineros de las minas administradas por la milicia y de las minas en territorio rebelde. Y la comunidad se está beneficiando mucho más de ello”, según entrevista conCo.Exist. Para el periodista, la industria “debe llegar a un punto de madurez en que hayan muchas más minas que puedan ser clasificadas como minas verdes. Y una vez que esa masa crítica ocurra, entonces realmente siento que los congoleses verán la diferencia en la economía local. Está llegando justo a ese momento crítico.”


© Marcus Bleasdale/National Geographic

© Marcus Bleasdale/National Geographic

 


© Marcus Bleasdale/National Geographic


© Marcus Bleasdale/National Geographic

FUENTE: PIJAMASURF


EL PROGRESO DE MOLONG: LA DEFORESTACIÓN DE LOS PENAN



“Los que vienen de fuera siempre dicen que traen el progreso, pero todo cuanto traen son promesas vacías. Por lo que realmente luchamos es por nuestra tierra. Por encima de cualquier cosa, es lo que necesitamos." Arau, hombre penan, Sarawak, Malasia, 2007
Los penan practican el "molong", palabra que significa "nunca tomar más de lo necesario".


Imponer el “desarrollo” o el “progreso” a los pueblos indígenas no les hace ni más felices ni más saludables. De hecho, los efectos son desastrosos advierte Survival, ONG por los derechos de los indígenas.

"El progreso impuesto ha destruido a muchos pueblos y amenaza a muchos más. Unos lo saben y deciden mantenerse aislados. Otros tienen una relación más estrecha con los foráneos; algunos reciben atención sanitaria destinada a contrarrestar los efectos de las enfermedades introducidas y la devastación generada por la pérdida de sus tierras.

El factor más importante, con diferencia, para el bienestar de los pueblos indígenas es que sus derechos territoriales sean respetados.

 

Este estudio no niega los logros de la ciencia, ni defiende una visión romántica que añora una mítica edad de oro. Tampoco es un rechazo al cambio: todas las sociedades cambian constantemente. Pero las estadísticas muestran que cuando se les fuerza a abandonar sus tierras, su salud y su bienestar se deterioran, y las tasas de depresión, adicción y suicidio se disparan. Éstos son hechos demostrables. Los proyectos que desalojan a los indígenas de sus tierras e imponen el “progreso” causan una miseria incalculable. Esto no es sorprendente: el “progreso”, la convicción de que “nosotros” sabemos más, comparte con el colonialismo el efecto de apropiación de tierras y recursos nativos. Los pueblos indígenas no sobreviven a esta situación. Por el contrario, cuando están en sus propias tierras y eligen su propio desarrollo, simplemente prosperan."

“¿Qué clase de desarrollo es éste que acorta la vida de las personas? Se infectan de VIH/SIDA. Nuestros niños reciben palizas en la escuela y no quieren ir. Algunos comienzan a prostituirse. No se les permite cazar. Pelean porque están aburridos y se emborrachan. Están empezando a suicidarse. Nunca antes vimos algo así. ¿Esto es desarrollo??" se pregunta Roy Sesana, bosquímano gana, de Botsuana.
Jumanda Gakelebone, también bosquímano, añade: “Estos lugares (campos de reasientamiento) han convertido a nuestra gente en ladrones, mendigos y borrachos. Yo no quiero esta vida. Primero nos hacen indigentes al quitarnos nuestras tierras, nuestra caza y nuestro modo de vida. Luego dicen que no somos nada porque somos indigentes!" "Nadie puede decirme como vivir. Si yo fuera al ministro y le dijera "váyase de su casa" pensaría que estoy loco"


El impacto de dos culturas que se encuentran siempre ha tenido sus peligros. El antropólogo Wade Davis contaba un ejemplo drástico pero real. En 1957, cinco misioneros cometieron el grave error de lanzar desde el avión fotografías en actitud amistosa a los huaorani (Ecuador), una tribu que jamás había visto un objeto bidimensional. Concluyeron que era la tarjeta de visita del diablo y mataron con sus lanzas a los cinco misioneros.

Hoy, los choques culturales son mucho menos inocentes, y en pos de un "desarrollo" colonialista, tienen consecuencias devastadoras. La multinacional suiza Nestlé, la empresa alimentaria más potente del mundo, impulsa una promoción irresponsable de la leche en polvo en detrimento de la leche materna en países del sur. La leche en polvo, disuelta en agua no potable y administrada con un biberón no esterilizado, provoca la muerte de un gran número de niños y la desnutrición de muchos de ellos. Según UNICEF, cada año mueren 1.5 millones de bebés por ser alimentados con leche en polvo.

“No es que los yanomami no quieran el progreso u otras cosas que tienen los hombres blancos. Lo que quieren es poder elegir y que el cambio no les venga impuesto, lo deseen o no. No estoy diciendo que esté en contra del progreso. Creo que es muy positivo cuando los blancos vienen a trabajar entre los yanomami, a enseñar a leer y escribir, y a plantar y usar plantas medicinales. Para nosotros, esto es progreso. Lo que no queremos son las empresas mineras, que destruyen la selva, o a los mineros que traen tantas enfermedades. Estos blancos deben respetar a nuestra tierra yanomami. Los mineros traen armas, alcohol y prostitución, y destruyen toda la naturaleza donde quiera que van. Para nosotros, esto no es progreso. Queremos progreso sin destrucción.” afirma Davi Kopenawa, líder y chamán yanomami.



Un ejemplo esclarecedor que cuenta Davis en la revista de National Geographic es el caso de los penan, Malasia. A medida que se talan los árboles, privados de sus sustento tradicional, se trasladan a sentamientos del gobierno construidos con la intención de sacar a los nativos de los bosques. Como resultado, menos de 300 de los aproximadamente 7000 penan siguen siendo nómadas.

Tu'o, hombre penan, se disculpa al antropólogo invitado por la cena: "¿Cómo se puede dar de comer a los invitados en un asientamiento? No es como en el bosque, donde hay comida en abundancia. Aquí sólo podemos sentarnos y mirar a los invitados, sin poder ofrecerles nada. Esta casa está bien construida, y tenemos colchones y almohadas. Pero las almohadas no se comen."

Long Iman es un campo de reasientamiento con una casa comunal de madera con el tejado de cinc y grandes habitaciones vacías, y con un río sucio de agua no potable, lleno de lodazales donde juegan los niños. Recientemente, programas de turismo por parte del gobierno permiten viajes organizados a estos asentamientos para que los habitantes del pueblo puedan vender sus artesanías. Sin embargo, pocos equipamientos prometidos (escuelas y clínicas) han llegado a construirse, y los que hay, se encuentran a largas distancias. Tampoco hay trabajo, y el poco que hay es en explotaciones forestales, destruyendo el bosque del que vivían.

Peter Brousius, antropólogo, vivió entre los penan casi cuatro años, y cuenta:

 

"La tierra está llena de significados culturales. Sólo para los ríos tienen más de 2.000 nombres, cada uno de ellos con su propia historia. Las excavadoras y las carreteras destruyen (...) la resonancia cultural del paisaje, todos los sitios con significado biográfico, social e histórico, quedan ocultos y se produce una especie de amnesia colectiva. "

"Los penan son tan profundamente diferentes" cuenta Ian Mackenzie, lingüista canadiense que lleva años recopilando la lengua de esta comunidad "No tienen escritura, de modo que todo su vocabulario depende del conocimiento del mejor contador de historias. Hay un palabra para "el" "ella" y "ello", pero seis para "nosotros". Existen ocho palabras para sagú, porque es la planta que les permite sobrevivir. Compartir es una obligación, así que no hay una palabra para "gracias". Aunque en los asentamientos se está perdiendo esta tradición: no hay suficiente comida para repartir.

Y continua: "Pueden nombrar cientos de árboles pero sólo tienen una palabra para bosque. Su universo se divide en "tana 'lipeh, tana 'lalun, tierra de sombra, tierra de abundancia, y tana 'tasa' la tierra que ha sido destruida."

"En otros lugares en los que vivamos" afirma Asik, uno de los pocos penan nómadas que quedan, refiriéndose a los campos de reasientamiento, "el sagú ha desaparecido, han destruído los árboles y la tierra está asolada. Los animales se han ido y los ríos están llenos de barro. Nosotros dormimos en troncos duros, pero tenemos mucha comida".



Los jabalíes son la principal fuente de carne para los nómadas penan, pero su número ha decrecido porque los leñadores cortan los árboles frutales de los que se alimentan. Como practican “molong”, palabra en idioma penan que significa "nunca tomar más de lo necesario", ponen poca presión sobre el bosque: dependen del bosque y les suministra todo lo que necesitan. Son cazadores excepcionales que cazan su presa utilizando un “lepud” o cerbatana, hecha del árbol bilian de madera magnífica y esculpida con una precisión increíble con la ayuda de taladro de hueso. La madera no está rajada como en otros sitios, de manera que el calibre tiene que ser preciso casi al milímetro, incluso con palos que miden 3 metros. Las flechas están hechas de la palmera sagú y con puntas de látex venenoso, procedente de un árbol del bosque, que puede matar a un hombre en cuestión de minutos. Todo lo que cazan lo dividen.



Asik conoce las hojas que curan, las que matan, y hierbas mágicas que se cree otorga poderes a los perros de caza y disipan las fuerzas de la oscuridad. Hay árboles que producen extrañas resinas y gomas que luego intercambian con mercaderes nómadas, enredaderas que producen guita y fibra para hacer cestas, una liana que arde durante días y permite transportar fuego. La planta más importante es la palmera sagú, el árbol de la vida. Asik ha talado varias en una mañana. Unicamente se cortan los troncos más grandes; los retoños más pequeños se preservan cuidadosamente para cosechas futuras. Esto es lo que se llama "molong". En un lecho de hojas frescas, extrae su pulpa que, mezclada con agua, se convierte en una pasta espesa que al secarse se convierte en harina de sagú. En una tarde, aseguran suficiente comida para una semana.

En una hora, levantan lamin, refugios construídos en una hora que les servirán de casa durante un mes. Los hombres y los niños cortan palos y rattan para hacer la estructura, las mujeres recogen hojas de palmera para hacer el tejado. Dos familias de cinco adultos y once niños, comparten una olla, una cazuela china, varias piedras de afilar, algunos dardos y cerbatanas, una caja de hojalata con llave, dos linternas, un radiocassette, tres cintas, ocho perros y dos monos.



"No hay nada romántico en esta gente desamparada, desnutrida y acosada por las enfermedades" señaló el primer ministro Mahathir Mohamad en 1990. James Wong, ministro de Vivienda y Sanidad Pública, por su parte señaló que "No queremos que corran por ahí como animales. Nadie tiene derecho ético de privar a los penan de del derecho a integrarse en la sociedad malaya"


Muchos políticos malayos han criticado a las ONG´s por meterse en asuntos nacionales de Malasia y las han acusado de intentar inhibir proyectos de desarrollo y de mantener a los penan sin desarrollo y sin asimilarse con el resto de la sociedad malasia. Muchos consideran la forma de vida de los penan incivilizada y anticuada. Un ejemplo de esta perspectiva es un poema frecuentemente recitado por el ex ministro de medioambiente y turismo, Datuk James Wong.


“O penan, Vagabundos del Árbol en la selva.
Adónde el futuro os llevará?...
Quizás nos parezcáis desaventajados y pobres,
Pero qué más puede ofreceros la civilización?...
Mas aún la sociedad y limpia la conciencia
Podría mirar vuestra miseria con indiferencia,
Sobre todo ahora que la nación sacudió la dependencia
Sin aún levantar la mano que ayude a nuestro hermano?
En cambio permitirle subsistir con cerbatana y chawats [taparrabos]
Curiosidad antropológica de arte y naturaleza?
Ay, el destino al final es vuestra decisión,
Seguid siendo lo mismo – ¡o pasad el Rubicón!”



La tasa de deforestación de Malasia es la más alta del mundo tropical (142 km²/año), con una pérdida total de 14.860 km² desde 1990. Casi ha desaparecido la selva tropical de la tierra baja de Borneo, que es el hábitat primario de los penan, y que al mismo tiempo tiene los árboles más valiosos.

Maybury-Lewis, antropólogo, afirma que "el genocidio, el exterminio físico de un pueblo, está condenado internacionalmente, pero el etnocidio, la destrucción de la forma de vida de un pueblo, no sólo no está condenado, sino que además se defiende como política adecuada".



Y asegura: "La idea de que las sociedades indígenas son incapaces de cambiar y están condenadas a desaparecer es errónea. Las culturas sólo desaparecen cuando las aplastan fuerzas externas y las condiciones que se les imponen no les permiten adaptarse."


Fuentes:
http://assets.survivalinternational.org/static/files/news/PPM_informe_resumido.pdf
http://www.ourplanet.com/tunza/issue0403sp/pages/nothing_11.html
http://www.wildasia.org/main.cfm/ideas_lab/Neck_Ring_Girls
http://www.ted.com/talks/wade_davis_on_endangered_cultures.html

MÁSCARAS AFRICANAS: EL ROSTRO DE LOS ESPÍRITUS

Las señoritas de Avignon, de rasgos esculturales y alargadas, fueron fruto del contacto de Picasso con la famosa máscara Fang, el Ngil que el pintor español descubrió en el taller de Derain en 1907.


No es una excepción. El arte africano ha sido fuente de inspiración para los nombres más destacados de la historia del arte europeo como Vlaminck, Matisse, Picasso, Derain y Braque, desde el siglo XIX.


Pero las máscaras africanas no son trozos de madera más o menos decorativos, sino símbolos religiosos y sociales con una función reguladora en la vida del poblado. Generalmente se utilizan en ritos agrarios, funerarios, festivos e iniciáticos, son garantes de lacohesión y de la regulación social en el seno del grupo. Según su vocación, se reúnen durante las ceremonias religiosa, educativa, terapéutica o judicial.


En los ritos funerarios, la máscara capta la fuerza vital que se escapa de un ser cuando muere, controla esa fuerza vital y evita que dañe a la colectividad y la distribuye en beneficio de todos.


Como parte de las celebraciones como la cosecha de cultivos, las máscaras se utilizan para suplicar a los dioses por lluvia y una tierra fértil para los cultivos, así como para comunicarse con los ancestros.


 

Como parte de una iniciación, preside un cambio, una transición: de niño/a a hombre/mujer, de ciudadano a guerrero, de la siembra a la cosecha.


Algunas mascaradas son meramente lúdicas, como puede ser un desfile o una danza que afianza la identidad cultural de una comunidad.
En el momento del baile, la máscara protege al que la porta, y no es que interprete otro papel, sino que le convierte durante ese tiempo en otro ser. Cuando alguien se coloca la máscara, puede hablar de otra forma, moverse de otro modo, comportarse de otra manera... porque la línea que separa realidad e ilusión, dios y hombre, vida y muerte se desdibuja. Se considera máscara también al vestido, aunque lo más importante es la cabeza, donde reside la fuerza vital.


La fotógrafa y profesora de bellas artes, Phyllis Galembo, lleva más de 20 años viajando a África y su diáspora para documentar el arte de la mascarada.


"Es su creatividad. No es sólo la máscara, sino todo el conjunto y la singularidad del atuendo ritual"


Mientras estuvo en Nigeria, Galembo comenzó a interesarse por “aso-ebí” un rito en el que familias enteras se visten con trajes idénticos en festivales públicos para demostrar su parentesco. Después, viajó fotografiando desde Benin a Bahía, las visiones del Vodou Haitiano, los disfraces de Halloween y por último, Maske, las máscaras africanas. Un trabajo que la misma autora define tanto “artístico como antropológico”.


“Lo que más me importa en mi trabajo es documentar cómo la gente consigue vivir una vida aceptable bajo condiciones adversas. Como observadora artística me fascina la belleza que sobrevive incluso en las barriadas más pobres de nuestro planeta."


“Siempre me ha fascinado cómo un trozo de tela puede transformar una persona común en un ser mágico, sea en el teatro, en un lugar sagrado o en la calle. Visitando estos rituales, tuve la maravillosa oportunidad de investigar mi propia obsesión por atuendos elegantes, en forma de retratos. Un par de veces fui literalmente invitada a dejar aparte mi Hasselblad y a participar en la ceremonia.”


“A lo largo de un proyecto, me esfuerzo por acercarme a la gente que me planteo fotografiar. Siempre llevo conmigo un asistente que sea de la región. Ejercen de intérprete, organizan encuentros y solicitan los permisos correspondientes a las autoridades, los grupos religiosos y demás. También trato de entablar un diálogo fructífero con los miembros y los líderes de los grupos religiosos. Estos contactos a veces se convierten en amistades que duran muchos años. Como amiga y fotógrafa documental implicada es fácil conseguir acceso incluso a los lugares más sagrados.”


Un jovén de Haití sostiene las herramientas de las revoluciones modernas, una pistola y un teléfono. El pasado de Haití se encuentran en las cuerdas que simbolizan el sufrimiento de los esclavos.





En Benin, este extraño personaje aparece en una ceremonia en honor a las mujeres llamada Agnoli. Se conoce como "la sabiduría no se vende en el mercado"






En la variopinta región de Cross River, en Nigeria, existe una gran cantidad de tradiciones de máscaras. En la aldea de Alok una talla de Mmai Wata, un espíritu acuático femenino relacionada con la salud y la riqueza, corona el tocado de un hombre disfrazado.





Otros espíritus representan a la naturaleza.



 

En Eshinjok, una trupe de acróbatas llevan fibras tejidas a mano y teñidas de vivos colores, adornadas con conchas, cascabeles y tapones de botella.






Durante las fiestas de Freetown, Sierra Leona, los clubes sociales desfilan por las calles de la ciudad guiados por un diablo ancestral. 




En Kroo Bay, representan al espíritu del ciervo, propio de una sociedad cazadora, con una máscara tradicional de madera, unos guantes comprados y una armadura que en realidad es una red con rodajas de calabaza.






De Francia a Bulgaria y de Italia hasta Finlandia, cientos de comunidades rurales europeas también conservan la costumbre de disfrazarse de bestias diabólicas y animales indomables, a través de espectaculares atuendos confeccionados con pieles de oso, cuernos de cabra y ramas de la vegetación más frondosa. En esta ocasión, fue Charles Fréger quien fotografió decenas de comunidades rurales a lo largo de 18 países en losque siguen celebrando estos ritos.


domingo, 13 de octubre de 2013

LA TALLA 38 OCCIDENTAL VISTA POR UNA MUJER FEMINISTA ÁRABE

Tánger a la vista, toca hacer la maleta. Acción a la que sigue la pregunta: ¿qué llevas para vestir allí en Marruecos? Respuesta: mi ropa. Con que sea de mi talla, tanto a mi cuerpo como a las y los marroquís, creo que les parecerá una vestimenta extranjera correcta.

Este pequeño dialogo pre-viaje me lleva a recordar con una sonrisa la experiencia vestimentaria de la genial Fatema Mernissi, como mujer feminista árabe, en Occidente y no me resisto a compartirlo. ¡Ahí va dicha experiencia y su reflexiva visión de nuestra talla 38!
El harén de las mujeres occidentales es la talla 38

“Mientras intentaba encontrar, sin éxito, una falda de algodón en unos grandes almacenes en Estados Unidos, oí por primera vez que mis caderas no iban a caber en la talla 38. A continuación viví la desagradable experiencia de comprobar cómo el estereotipo de belleza vigente en el mundo occidental puede herir psicológicamente y humillar a una mujer. Tanto, incluso, como la actitud de la policía pagada por el Estado para imponer el uso del velo, en países con regímenes extremistas como Irán, Afganistán o Arabia Saudí.


La elegante señorita del establecimiento me miró de arriba abajo desde detrás del mostrador y, sin hacer el menor movimiento, sentenció que no tenía faldas de mi talla: ¡Es usted demasiado grande! – dijo.

- ¿Comparada con qué? – repliqué.

- Pues con la talla 38. Lo normal es una 36 o una 38. Las tallas grandes, como la que usted necesita, puede encontrarlas en tiendas especiales.

Era la primera vez que me decían semejante estupidez respecto a mi talla.

- Y ¿se puede saber quién establece lo que es normal y lo que no? – pregunté a la dependienta como queriendo recuperar algo de mi seguridad si ponía a prueba las reglas establecidas. – ¿Quién ha dicho que todo el mundo deba tener la talla 38? – bromeé, sin mencionar la talla 36, que es la que usa mi sobrina de doce años, delgadísima.

- La norma está presente en todas partes, querida mía. En las revistas, en los anuncios. Es imposible no verlo. Si aquí se vendiera la talla 46 ó 48, que son probablemente las que usted necesita, nos iríamos a la bancarrota. Pero ¿en qué mundo vive usted, señora? Lo siento, pero no puedo ayudarla, de verdad.

- Pues vengo de un país donde no existen las tallas en la ropa de mujer – repliqué-. Yo misma me compro la tela, y la costurera del barrio o un artesano me hacen la falda que le pido a medida. De hecho, si quiere que le diga la verdad, no tengo ni idea de qué talla uso.

- ¿Quiere usted decir que no vigila su peso? – me preguntó con cierta incredulidad.”
Fatema Mernissi a partir de esta experiencia reflexiona sobre nuestra violencia simbólica en el último capítulo de su obra “El harén en Occidente”, uno de esos pequeños grandes libros de obligada lectura.

nathan-altman-retrato-de-anna-ajmátova-pintores-y-pinturas-juan-carlos-boveri

Fatema concluye que “a diferencia del hombre musulmán, que establece su dominación por medio del uso del espacio (excluyendo a la mujer de la arena pública), el occidental manipula el tiempo y la luz. Este último afirma que la mujer es bella cuando aparenta catorce años y al dar el máximo de importancia a esa imagen de niña y fijarla en la iconografía como ideal de belleza, condena a la invisibilidad a la mujer madura”. Mernissi añade que no se ataca directamente la edad, sino que se enmascara como opción estética. “En efecto, en aquella tienda no solo me sentí repentinamente horrorosa, sino también inútil. Mientras los ayatolás consideran a la mujer según el uso que haga del velo, en Occidente son sus caderas orondas las que la señalan y marginan… El objetivo es el mismo en ambos casos.” Prosigue: “el poder del hombre occidental reside en dictar cómo debe vestirse la mujer y qué aspecto debe tener. Es el hombre quien controla la industria de la moda, desde la cosmética hasta la ropa interior. Me di cuenta de que Occidente es la única parte del mundo donde las cuestiones de la moda femenina son un negocio dirigido por hombres. En países como Marruecos la moda es cosa de mujeres.”

Esta es la visión acerca de la violencia simbólica occidental para una mujer árabe culta como Fatema Mernissi. Una visión que personalmente me impactó cuando la leí por primera vez, en tanto que como mujer occidental era la primera vez que sentía sobre mi cultura patriarcal la mirada crítica de una persona de origen árabe, una mirada feminista y taninflexible como nuestras miradas cotidianas al uso del velo y otras costumbres de la cultura patriarcal árabe. Fue un choque enriquecedor. Verse a través de los ojos de “el otro” siempre lo es.

El fragmento que aquí he reproducido, resumido, su autora lo vivió y escribió hace más de una década, sin embargo no parece tan lejano. Por el contrario, resulta muy actual tanto en las cuestiones que aborda acerca del control sobre la mujer en occidente como aquellas relativas al mundo árabe. Cierto que, a distintos ritmos, se están produciendo avances positivos en ambos hemisferios, pero es un hecho que son lentos y que situaciones como las que vivió la escritora marroquí en aquella tienda estadounidense a finales de los 90, actualmente siguen presentes en nuestro día a día femenino.



Una de las últimas exclamaciones de Fatema Mernissi en este pasaje es: “¡Qué espanto si a los fundamentalistas les diera por imponer no solo el velo, sino también la talla 38!” Añado: ¡qué espanto si a los gurús de la moda occidental les diera por enmascarar de opción estética no solo la talla 38, sino también el velo! Doble e igual espanto si como mujeres de una cultura u otra, culquiera de ellas no son nuestra real, consciente y libre elección.


Fatema Mernissi, nacida en Fez en 1940, estudió Ciencias Políticas y fue becada por la Sorbona para un doctorado en la universidad de Brandeis, Estados Unidos. Historiadora, ensayista, doctora en sociología y profesora en la Universidad Mohamed V de Rabat. También ha sido asesora de varios organismos como la UNESCO o la BIT. Es una de las intelectuales marroquíes más conocidas en Europa, destacando por su defensa de los derechos de la mujer y por ser una autoridad mundial en estudios de El Corán, así como por el estudio del impacto de las nuevas tecnologías en el mundo islámico.

Mernissi defiende un concepto humanista donde las mujeres tienen que asumir su papel luchando con la palabra, el arma principal para lograr la igualdad, y un enfoque por la lucha por los derechos humanos y la revolución a través de la mejora de las habilidades de comunicación.

En 2003 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, junto a Susan Sontag.

FUENTE: SSOCIOLOGOS




sábado, 12 de octubre de 2013

¿LAS MUJERES INVENTARON EL ARTE? COMPARACIÓN DE HUELLAS DACTILARES EN PINTURAS RUPESTRES ASÍ LO SUGIERE

UN ESTUDIO COMPARATIVO DE LAS PINTURAS RUPESTRES ENCONTRADAS EN 7 CUEVAS DE ESPAÑA Y FRANCIA SUGIERE, CONTRA LA IDEA DOMINANTE Y COMÚNMENTE ACEPTADA, QUE FUERON LAS MUJERES QUIENES TUVIERON POR VEZ PRIMERA LA IDEA DE LA REPRESENTACIÓN ARTÍSTICA.

cueva

Imagen: Roberto Ontanon Peredo





La idea masculina, patriarcal, de la historia nos ha hecho creer que el arte es una invención de los hombres. Si, por ejemplo, ensayamos un ejercicio imaginativo y pensamos en las primeras personas que con pigmentos elementales representaron escenas de su cotidianidad en las paredes de las cuevas que habitaban, casi de inmediato, casi naturalmente, asignamos a esas personas el género masculino, porque de algún modo hemos sido formados en esa idea.

Ahora, sin embargo, un descubrimiento arqueológico podría revolucionar dicha concepción y hacer ver que en realidad las inventoras de la actividad artística fueron mujeres, quienes al parecer tuvieron por vez primera y de manera sostenida este impulso creativo, mucho más que los hombres que vivieron en el mismo tiempo.

Dean Snow, arqueólogo de la Universidad Estatal de Pennsylvania, analizó las pinturas hechas a mano de 7 cuevas repartidas entre Francia y España, en particular las huellas dactilares que se distinguen en los trazos. Al comparar la longitud relativa de los dedos de quienes pintaron las imágenes, Snow concluyó que al menos 3 de cada 4 huellas dactilares son de mujeres.


Manos impresas en la cueva de El Castillo, en Cantabria, España; presumiblemente, de un hombre la de la derecha, de una mujer la de la izquierda (Imagen: Roberto Ontanon Peredo)

“Ha habido un prejuicio masculina en los estudios durante mucho tiempo. La gente ha hecho muchas presunciones injustificadas sobre quién hizo estas cosas y por qué”, declaró el arqueólogo a la National Geographic Society, cuyo Comité para la Investigación y la Exploración apoyó su trabajo.

De acuerdo con Snow, en vista de que las escenas retratadas se refieren en casi todos los casos a animales como mamuts, caballos o bisontes, la tendencia fue asociar a estos con los posibles cazadores que los buscaron como alimento, una actividad que, por otro lado, se ha convenido en que fue casi exclusiva de los hombres. Sin embargo, esto no implica que ellos fueron también quienes tuvieron la idea de pintar al animal, pues una vez cazado este, eran las mujeres quienes se encargaban de administrar lo obtenido.

Pero aun sin considerar esta incipiente división del trabajo, la comparación de los indicios materiales dejados en las pinturas parece otorgar la razón al arqueólogo.

FUENTE: PIJAMASURF

miércoles, 9 de octubre de 2013

EL HERMANO SINIESTRO - VOCES ANÓNIMAS

El vínculo que une a los hermanos es algo tan poderoso y especial que ha generado infinidad de relatos que pretenden reflejar qué tan profundo puede llegar a ser ese lazo. Y qué tan peligroso, también.
Algunas de estas historias nos hablan de conexiones entre hermanos realmente poderosas. Tan poderosas, en algunos casos, que parecen trascender lo estrictamente físico, o incluso continuar más allá del implacable límite que impone la muerte.
Esta es la historia de Edward Mordrake, un joven que nació en el siglo XIX en la Inglaterra victoriana. Perteneciente a una familia de la realeza , apuesto, inteligente y con excelentes aptitudes para la música, Edward podría haber sido la envidia de muchos. Pero guardaba un secreto. Un oscuro secreto.


lunes, 7 de octubre de 2013

INDÍGENAS DE SIBERIA: YAMAL SIGNIFICA EL FIN DEL MUNDO.


"Cuando pasan junto a un árbol lo saludan, y cuando hacen un fuego le agradecen su calor con unas gotas de leche, té o vodka."


"La globalización les está alcanzando y creen que lo suyo no vale nada, tienen complejo de inferioridad. Los niños a los 10 años ingresan en internados en las ciudades, y allí se pasan el día delante del televisor y sus promesas."
Carmen Arnau Muro, antropóloga.


¿Te imaginas vivir a 70 grados bajo cero?

El 10% de Siberia son indígenas. Son 30 tribus, cada una con su cultura y su lengua. Aunque algunos pueblos indígenas, como los sakha (o yakutos) y los komi, poseen sus propias repúblicas dentro del estado ruso, muchos otros grupos menores están en zonas más remotas.
Hoy en día, el 10% de los pueblos indígenas de Siberia vive de forma nómada o seminómada, en comparación con el 70% de hace sólo 30 años.


"No son nómadas, pero tienen gran movilidad. Son los que siempre se escapan de la administración rusa, del servicio militar y de las cárceles. Rusia ha intentado controlarlos, pero es difícil llegar hasta ellos. Eso les ha permitido mantener sus creencias chamanísticas" explica Carmen Arnau Muro, antropóloga.



Esta mujer se apasionó por Siberia todavía siendo niña, después de haber leído el libro "Cuentos
mágicos de Siberia". Su primera expedición a Siberia data de 1997. Tras realizar un viaje a la región donde viven los chorses, continuó con muchas otras expediciones anuales, siempre en solitario. Describió a numerosos chamanes y sus rituales y anotó la letra de sus canciones. "He estado en numerosos poblados donde no habían visto a ningún extranjero", cuenta.





"Tengo allí un pequeño centro de investigación. El entorno es increíble, la atmósfera está limpísima, sin luz eléctrica ni coches. Hay una paz y una energía indescriptibles."


Estos indígenas hablan 30 lenguas que proceden de una gran variedad de familias lingüísticas: algunas no poseen semejanza con ninguna otra lengua, y ninguna tiene parecido con el ruso.


Los Sakhas, Sajá, o Yakutos viven en la república de Sajá (Yakutia), también conocido como el “polo del frío”. Se dedican principalmente a la caza, la pesca y la cría de caballos y ganado, y viven en yurtas. Es la república más grande en lo que a superficie se refiere: tres millones de kilómetros cuadrados. Además es una de las regiones más ricas de la Tierra: de aquí se extrae el 40% del oro ruso, así como uno de cada cinco diamantes del planeta."Aunque a los indígenas, esto no les llega" asegura la antropóloga. "Son gente brava y dura. cuando estuve de profesora, pasaban semanas con una niebla blanca con 40-45º bajo cero. Viven de lo que cazan y pescan, y en la tundra también tienen manadas de renos."


"Hay sitios en los que hay una amplitud térmica de 100º. En Yakutia, en verano puede llegar a los +35º grados y en invierno a los -70º"


Los Evenki fueron en sus orígenes un pueblo nómada, por lo que solían vivir en campamentos formados por diversas tiendas conocidas como cuoluozi.


Habitan una amplia zona de la taiga siberiana, también en Yakurtia, que puede alcanzar los 45º bajo cero. Los evenki son hábiles jinetes y muchos de ellos se dedican a la cría de renos. A partir de los siete años, los niños de este pueblo aprenden a montar estos animales para poder acompañar a sus padres en los trabajos de pastoreo. Usan unas sillas de montar especialmente adaptadas para poder montar a los renos, que también usan como animales de carga, en lugar de para arrastrar trineos, como hacen otras etnias. Nunca se comen a sus renos domésticos, mientras que sí cazan y comen los salvajes. Adoran a los espíritus de sus antepasados así como al fuego, al que consideran un dios. Antes de empezar a comer, los evenki tienen que realizar un ritual de saludo al dios del fuego. También adoran a los osos y después de matar a uno de estos animales se realizan rituales con el fin de dar un "entierro del viento" a las bestias. Los entierros del viento consisten en dejar los restos del cadáver al aire libre para que sean devorados por los cuervos.


"Creen en lo mismo que defiende la física quántica, que cada uno de nosotros somos una parte del todo. Para ellos, las plantas, los animales, las piedras, las montañas, los ríos... no son ajenos a nosotros, por eso son tan humildes y respetuosos con la naturaleza.
Dicen que nosotros no somos ni más ni menos que los otros seres. Para ellos, las plantas y los animales tienen espíritu, es decir, energía, alma, un sentir al que podemos apelar. Cuando hacen ritos de sacrificio, le piden primero permiso al animal, que puede aceptar o no."


"Llama la atención ver cómo esa gente habla con la naturaleza. Cuando pasan junto a un árbol lo saludan, y cuando hacen un fuego le agradecen su calor con unas gotas de leche, té o vodka. Ven la vida en todo lo vivo y lo respetan." explica Carmen.


Los Nenets, Nenezos, Yuracus, Samoyedos, Saamod o Saamid habitan en los distritos autónomos de Nenetsia, Yamalo-Nenets y Janti-Mansi y en el krai de Krasnoyarsk.


En la lengua de los indígenas nénets, Yamal significa el fin del mundo; es un lugar remoto, azotado por el viento, de permafrost, ríos serpenteantes y arbustos enanos, y desde hace más de mil años es el hogar de los pastores de renos del pueblo nénets. Los pastores nénets siempre se han trasladado con sus renos estacionalmente y han viajado por ancestrales rutas migratorias.


Aunque han sido influenciados por el cristianismo ortodoxo a partir de la conversión forzada,las creencias tradicionales animistas se han conservado y conviven con ellas. Num es considerado como dios supremo que habita en todos los elementos naturales e incorpora en sí mismo todos los fenómenos atmosféricos. Gobierna el mundo de los muertos Nga, hijo de Num, a veces representado como la "tierra vieja". Gran variedad de espíritus gobiernan la tierra y las aguas que impregnan todos los seres vivos. También están los espíritus domésticos de la chimenea (haehe), que son representados en figurillas antropomorfas de madera y piedra y pueden heredarse de padre a hijo. Entre estas figuras es muy importante la muñeca que representa la "anciana del chum", que protege el espacio de la tienda doméstica.


Sergei Hudi afirma que "La tierra lo es todo para nosotros. Todo. Los renos son nuestro hogar, nuestra comida y nuestro medio de transporte. Los abrigos de los nénets están hechos de piel de reno, y se cosen con los nervios del animal. Las herramientas y algunas partes del trineo, con sus huesos. Las cubiertas de las tiendas de campaña, de forma cónica (llamadas choom o miya) también se hacen con la piel de este animal. Cada nénets tiene un reno sagrado, que no puede tirar de un trineo o ser sacrificado hasta que ya no pueda caminar."


Hoy en día, la subsistencia de estos y los restantes pueblos se ve amenazada por la degradación ambiental que causan la industria de hidrocarburos y las empresas madereras. Sus derechos territoriales siguen sin ser reconocidos. Carmen a través de sus charlas, conferencias, libros, museo... intenta que, al menos, sean conocidos. Y en numerosas entrevistas que ella da, entre otras cosas, cuenta:


"Su solidaridad es absoluta y espontánea. Tienen unas normas muy civilizadas. No es que sean más
buenos que nosotros, sino que es una estrategia para sobrevivir. Nunca se puede negar ayuda, te piden algo y hay que hacerlo. Si te piden algo es porque realmente lo necesitan o lo quieren, no es un capricho. Allí, negarle la ayuda a alguien es un deshonor. Es impensable que una anciana le pida a un joven que le corte leña para el invierno y éste le diga que está ocupado. O ponerse a comer y no compartirlo."


"Le contaré una cosa curiosa. Los que se encargan de la sanidad de los chorses, un pueblo de la taiga siberiana, aseguran que no hay ni un solo caso de violencia doméstica. Las sociedades cazadoras recolectoras son las más igualitarias del mundo.


Porque no acumulan, no guardan para mañana, viven al día. Allí la mujer y el hombre son socios, comparten el trabajo duro, los mismos problemas. Se necesitan mutuamente. No tienen tan mitificada la sexualidad como nosotros y no la entienden como una propiedad de uno sobre otro. Cada cual se casa con quien quiere sin ningún tipo de presión familiar, y practican una cierta permisividad sexual. Tanto el hombre como la mujer pueden tener algún episodio de infidelidad sin que nadie se escandalice por ello. Y la mujer es muy independiente: en verano coge su caballo y se va a ver a sus parientes a otros pueblos durante varios días."


"En Siberia del sur, los chamanes y chamanas no toman ningún tipo de alucinógeno, entran en el estado modificado de conciencia a través de la música del tambor. De esa forma se comunican con los espíritus de la naturaleza para obtener ayuda, curar o adivinar. El chamanismo no necesita templos y es muy respetuoso.
No piden nada a cambio. Una vez llegué a un poblado en busca de una chamana, pero se había ido unos días a recoger el heno. Yo, con mi mentalidad occidental, me quejé. “No se preocupe”, me dijo un chaval. Al anochecer vi llegar al chaval con la chamana toda sudada y acalorada: “¿Necesita ayuda?”, me preguntó. Me dio una vergüenza horrible, yo sólo quería hacerle unas preguntas. En otra ocasión contraté a un chico y un par de caballos para visitar una población lejana. Teníamos que partir al amanecer, pero el chico no llegó hasta la tarde. Lo vi venir con una sonrisa de oreja a oreja.
Me enfadé, y el chico, apenado, me respondió: “Debería saber que si no he venido es porque no he podido”. Es otra filosofía."


"La mayoría de esas poblaciones tiene problemas de alcoholismo. Creo que es una forma de suicidio de los indígenas. Están muy frustrados. La globalización les está alcanzando y creen que lo suyo no vale nada, tienen complejo de inferioridad. Los niños a los 10 años ingresan en internados en las ciudades, y allí se pasan el día delante del televisor y sus promesas."


El escritor Yuri Rytkheu, de la tribu siberiana chukchee, nieto de chamán, describió el modo de vida de los chukchee y cómo se vio influenciado por la Unión Soviética. Fue crítico con la "civilización" y con cómo los pueblos indígenas eran tratados en lo que él llamó un "genocidio silencioso".


"No podía mostrar, no podía hablar de ello, sobre los problemas que la civilización está haciendo en un mundo de naturaleza virgen. Por eso recibí en repetidas ocasiones la máxima censura. A mí me acusaron de espía cuando recogí material sobre los desastres ambientales, la evidencia más convincente con fotografías de la tundra herida." criticaba.



Fuentes:
http://www.etnomuseosiberia.org/index.htm
https://www.facebook.com/etnomuseo.siberia?fref=ts
http://carmenarnaumuro.com/conferen.htm
http://www.survival.es/articulos-fotos/3200-los-nenets-de-siberia
http://adoptaenrusia.net46.net/pueblossiberianos.pdf
http://www.rg.ru/2004/03/25/chukcha.html
http://sp.rian.ru/news/20070825/74315960.html
http://www.elmundo.es/albumes/2012/03/02/indigenas_nenets/index.html

FUENTE: UNAANTROPOLOGAENLALUNA

ANÁLISIS DEL CONSUMO ACTUAL: VIVIR ES CONSUMIR (I)



-Mira mi nuevo reloj, me lo acabo de comprar por 1500€.

-¿Por qué te ha costado tanto?

-Es un Rolex, sumergible a 100 metros.

-¿Y vas a bucear tan profundo alguna vez?

-No lo sé… Pero, ¿a que es bonito?


Hoy en día el sistema económico pone al alcance de las personas todo tipo de productos y bienes para el consumo, desde lo más básico, como alimentos o prendas de vestir, hasta lo más extraño, como gorras que pueden sujetar latas de refrescos.

El consumo como concepto no hace referencia a nada malo ni perjudicial. Podemos definirlo como el simple hecho de consumir para satisfacer necesidades o deseos. El problema llega cuando esta actividad se vuelve patológica. Entonces ya no hablamos de ‘consumo’, sino de ‘consumismo’. La Real Academia Española (RAE) define el consumismo como “la tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios.”

El modelo de bienestar de la sociedad actual se basa en la posesión y acumulación de bienes, lo cual sirve de justificación para que prolifere el consumismo entre las personas. Si el objetivo de la vida es tener muchas cosas, la principal actividad que se ve beneficiada es, lógicamente, el consumo. La posesión y acumulación de bienes suele darse siempre de forma inmoderada, tal y como apunta la definición de la RAE.

El término inmoderado parece ser un adjetivo demasiado subjetivo. ¿Qué es ser un consumidor inmoderado? ¿cuántos iPods hay que comprar para considerarlo algo inmoderado?. Las definiciones de la Real Academia destacan por ser objetivas y rigurosas, así pues, que incluya el adjetivo inmoderado en la definición de ‘consumismo’ puede sorprender. La RAE definemoderar como evitar el exceso, por lo tanto inmoderado es algo que no lo hace.

La utilización del calificativo inmoderado encuentra su explicación con la siguiente pregunta: ¿Hasta qué punto necesitamos lo que compramos? ¿En nuestro consumo necesario para nuestras vidas? Todo aquello que se consume sin ser realmente una necesidad puede considerarse como un exceso, en tanto en cuanto excede las necesidades básicas para la vida de un individuo. Así pues, decir que el consumo actual es inmoderado ya no es algo subjetivo, sino que se ha convertido en algo objetivamente cierto: todos consumimos inmoderadamente, porque consumimos en exceso. No necesitamos todo lo que compramos. La mayor parte de nuestras compras son excesos que se nos antojan necesarios.




Necesitamos lo que compramos en la medida en que nos auto-convencemos (o nos convencen) de que el producto en cuestión nos va a ayudar a ser más felices y a vivir mejor. En ese sentido, con la sociedad de consumo el individuo tiene como principal actividad consumir.



Para muchos autores que la defienden, la sociedad de consumo es reflejo de un alto nivel de desarrollo socioeconómico, que se manifiesta en el incremento de la renta de cada individuo. Consideran también que este tipo de sociedad basada en el consumo constante ofrece a las personas la posibilidad de adquirir bienes y servicios cada vez más diversificados, y que eso contribuye a mejorar la calidad de vida y produce una mayor igualdad social, ya que son muchos los individuos que pueden hacerse con una gran cantidad de productos que, según las tesis de los defensores del sistema, contribuirán a hacer sus vidas mucho mejores y más felices.

Así pues, el principal argumento para la defensa de la sociedad de consumo se apoya en que el consumo contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas y que ayuda a las sociedades a desarrollarse. Lo autores pro-consumo olvidan que en esta sociedad ideal donde las personas pueden comprar cualquier cosa que quieran, hay muchos que no pueden consumir, ya que el principal requisito para disfrutar de la sociedad de consumo, moderna y desarrollada, es tener dinero. En la sociedad actual sigue habiendo millones de pobres, incluso en países desarrollados, que no pueden participar en la sociedad de consumo.

Aunque quizás no es tan importante que participen, ya que el consumo de hoy en día no se puede entender como la actividad que permite sobrevivir a las personas.

La principal característica que diferencia al consumo de masas tal y como lo conocemos hoy del consumo tradicional en otras épocas de la historia es el objetivo que motiva a las personas a consumir. Si antes se consumía para cubrir necesidades básicas (comprar comida, ropa…), actualmente la mayor parte de la actividad consumista tiene como objetivo satisfacer los deseos de los consumidores, que consideran necesarios los bienes que demandan.

Uno de los rasgos del sistema económico y del consumo actual es que crea necesidades artificiales. Mediante la constante publicidad y otras técnicas, convencen y atrapan a las personas en el círculo vicioso del consumo, del que es muy complicado salir una vez se ha entrado.

Una vez dentro del ‘circo del consumo’, un sinfín de productos, anuncios, ofertas y posibilidades se aparecen ante los ojos del individuo, que, abrumado por todas esas luces, sonidos e imágenes, se siente incapaz de evitar comprar alguno de los productos que tiene ante él. Muchas veces incluso, la falsa necesidad se crea segundos después de ver por primera vez un producto. Verlo en el escaparate de la tienda y darse cuenta de que es indispensable para poder seguir caminando por la calle. ¡¿Cómo he podido vivir sin esto?! Pocas semanas después, el objeto en cuestión estará olvidado en algún baúl, o quizás estropeado y tirado a la basura.

En definitiva, el fenómeno del consumismo depende cada vez más del deseo que de la necesidad.

Pero el consumo actual no sólo tiene como objetivo cubrir necesidades o satisfacer deseos, además sirve para distinguir a las personas entre sí, evidenciando aun más el sistema de clases sociales que forma nuestra sociedad hoy en día.

Como hemos comentado, para consumir sólo es preciso una cosa: tener dinero. A partir de ahí, todo depende de la cantidad de dinero de que se disponga. A más dinero, más productos. O, también, a más dinero, productos más caros.

Cuanto más caro es un producto menos gente lo puede poseer. Esta regla básica explica el sistema de clases. No es lo mismo una falda de la tienda del barrio que un vestido de Chanel, por lo tanto, no es igual la mujer que lleva esa falda a la que viste el vestido. Son dos mujeres diferentes. Diferentes socialmente.

Pero aunque es la vestimenta el rasgo que las diferencia exteriormente, en realidad el factor diferencial es el dinero. La cantidad de dinero. Aunque eso no se puede ver ni saber con certeza, se puede deducir, entre otras cosas, por la manera en que visten.

Precisamente por eso la mujer que tiene más cantidad de dinero decidió no comprar la falda de la tienda de barrio (aunque podía hacerlo). Si hubiera comprado esa sencilla falda y la hubiera llevado puesta por la calle, nadie podría haber sabido cuánto dinero tiene en realidad. Para mostrar en qué estrato social se encuentra, gracias a su dinero, la mujer con posibilidades compró el vestido de Chanel. Y así, cuando pasea por la calle, no hay dudas sobre su posición. Todos pueden ver que ella es diferente a los demás. Es más que los demás.

Con la expansión del consumo por distintos escalones sociales, esta realidad ejemplificada con la falda y el vestido se observa también a niveles de mucha menos opulencia y riqueza. En la misma clase media de la sociedad (incluso en algunos sectores de la clase baja) ya observamos los mismos comportamientos entre personas que, aunque son social y económicamente parecidos, pretenden diferenciarse a través de los productos que consumen.

Así, el joven de barrio que tiene una moto más grande es mejor que el que la tiene más pequeña, o el que puede llevar pantalones de Levi’s es más que el que lleva un pantalón de chándal. También es mejor tener el último modelo de gafas de sol, y llevar un teléfono móvil de gran tamaño.

Así pues, una de las funciones del consumo es proporcionar al individuo formas de distinguirse de otros grupos de distinto nivel social. Las empresas y las marcas lo saben, y ofertan sus productos como exclusivos, punteros e inigualables. Ante esos astutos anuncios publicitarios, es fácil rendirse a la tentación de ser la chica o el chico más exclusivo, puntero e inigualable del barrio.

Lo curioso es que, en el afán de distinguirse de los demás mediante la compra de objetos y productos aparentemente únicos, las personas, en esta sociedad actual, caen en la paradójica situación de que cada vez son más parecidas entre sí.

Con el consumo de masas desenfrenado se avanza hacia una progresiva pérdida de identidad personal, ya que los ciudadanos (que en realidad ya no son ‘personas’, sino ‘consumidores’) responden ante modelos de consumo idealizados mediante las efectivas técnicas de marketing. Es decir, hay un gran número de personas que consumen sintiéndose especiales y que realmente forman parte de un mismo grupo social, en el que todos los individuos tienen un comportamiento y una cultura similar.

El consumidor de clase media español tiene los mismos hábitos que el consumidor de clase media italiano, y ambos se parecen cada vez más a sus semejantes brasileños, coreanos o saudíes. Todos ellos consumen las mismas marcas de ropa, escuchan las canciones de los mismos ídolos juveniles, llevan en las orejas los mismos cascos de música, utilizan los mismos teléfonos móviles y ven las mismas películas en el cine.

La globalización cultural puede considerarse en realidad una occidentalización. Aun sumido en crisis económicas, políticas y sociales, Occidente sigue siendo el centro del mundo, muy especialmente en lo que a cultura y consumo se refiere. Es en Occidente donde nacen las marcas y las empresas que venden sus productos alrededor del mundo.

Regresando a la homogeneización que fomenta el hecho de consumir masivamente, hay que añadir otro apunte interesante: el consumo connota socialización. En la medida que un individuo se reconoce con determinadas marcas, se reconoce con los otros consumidores de esas marcas y se distingue de otros que no son como él.

El cliente de una marca de gafas de sol tenderá a encontrar más afinidad con las personas que lleven esas gafas, ya que el consumo forma parte de la cultura, y en esta sociedad actual todos aquellos que son iguales en sus hábitos de consumo pueden considerarse también iguales en su cultura. Así pues, se crean culturas nuevas a raíz de los productos que se consumen (principalmente por el tipo de prendas que se visten o el tipo de música que se escucha).

Por otra parte, el consumo, además de atender a necesidades básicas, atiende a lo aspiracional. Las personas quieren ser algo más. Y eso no se consigue usando siempre los mismos pantalones ni teniendo siempre el mismo televisor. Siempre existe la posibilidad de hacerse con un producto nuevo y mejor, y, como existe la posibilidad, existe también el deseo.

La sociedad se expresa a través del consumo. Como ya hemos dicho no basta con cubrir una necesidad. Actualmente con el consumo se deben conseguir otro tipo de beneficios, como el reconocimiento en un grupo social.

Si se tiene sed, se puede consumir agua, pero hay muchas más opciones que el agua para cubrir esa necesidad. El mercado te ofrece cientos de bebidas y refrescos. Aunque son mucho más caros que el agua, ésta se torna un bien demasiado simple y sencillo como para consumirlo en público. Es mejor comprar una lata de un refresco que transmita a los demás lo activo, joven y moderno que uno es. El agua no transmite ningún valor. Las bebidas comerciales sí.

Así, hemos llegado a convertirnos en una sociedad materialista, consumista y muy competitiva. La competitividad tiene su reflejo también en el consumo, ya que el hecho de comprar cada año un teléfono móvil o un bolso nuevos no responde a una necesidad real, sino a un deseo de ser mejor (o aparentarlo) en este mundo en el que vivimos. Aquel que sólo tiene un abrigo, o que vive en un piso pudiendo vivir en un chalet, es considerado como un perdedor.

Porque es mucho mejor tener un armario lleno de abrigos y chaquetas para poder llevar uno distinto cada día. Es mejor tener dos coches que uno. Es mejor cambiar el teléfono por el último modelo, que vivir siempre con el mismo móvil. Es mejor volver con bolsas del centro comercial, que volver con las manos vacías. Es mejor tener muchas cosas que tener tan sólo las suficientes.

El que no consume no está disfrutando la vida al completo porque, hoy en día, vivir es consumir.

Artículo de Juan Pérez Ventura, columnista de este blog.


FUENTE: SSOCIOLOGOS

LOS ÁRBOLES RETORCIDOS DE SLOPE POINT

Slope Point es el punto más meridional de la Isla Sur (Nueva Zelanda). Las corrientes de aire frío del océano Antártico recorren 2.000 kilómetros sin encontrar tierra hasta llegar a este lugar.
La fuerza extrema y constante de estos vientos ha conseguido modelar en mágicas formas retorcidas a los árboles. Slope Point es un lugar casi deshabitado (en un radio de 8 kilómetros viven 58 personas) donde la presencia del hombre se limita a la cría de ovejas. Los pastores para intentar proteger a sus animales del persistente viento plantaron árboles. Al crecer las ramas se orientaron al norte de forma caótica por la fuerza de los vientos fríos del Polo Sur. En estas fotografías se puede apreciar la singular belleza de este lugar; creado por la Naturaleza, y también por el hombre para proteger a sus animales domésticos.































































FUENTE: KURIOSITAS