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viernes, 6 de mayo de 2016

12 FRAGMENTOS DE CARL GUSTAV JUNG SOBRE EL AMOR



EXPLÍCTAMENTE, CARL GUSTAV JUNG ESCRIBIÓ MUY POCO SOBRE EL AMOR; SIN EMBARGO, A LO LARGO DE SU OBRA ES POSIBLE ENCONTRAR DESPERDIGADAS SINGULARES PERLAS AL RESPECTO QUE NOS AYUDAN A COMPRENDER SU NATURALEZA PROBLEMÁTICA



Que el amor es un problema se trata de una afirmación que puede entenderse en varios sentidos, pero quizá el más adecuado de todos los posibles sea mirarlo como un asunto que implica dificultad y que requiere de nuestra atención y nuestros recursos para resolverlo.

Un problema que, además, ocurre en al menos dos grandes esferas, la social y la subjetiva, la cultural y la psíquica: por un lado, la idea del amor está moldeada por cientos y cientos de años de civilización y cultura, por los afluentes disímiles de la sexualidad, la moral, la religión, el derecho, la familia, el arte y otras muchas instituciones sociales que dan marco a la idea de "amor" y de esa manera ofrecen al sujeto, paradójicamente, la dificultad de amar. Del otro lado, subjetiva y psíquicamente el individuo recibe esto y en algún momento de su existencia, en el mejor de los casos, encuentra y construye su posibilidad de amar con lo que le es dado y le fue posible tomar. Esta tensión entre subjetividad y cultura es indisociable del amor y, en buena medida, está en el origen de la consideración y la experiencia del amor como un problema.

Una evidencia bastante sencilla para sustentar la naturaleza conflictiva del amor, más allá de lo que todos podemos aportar al respecto, está en todas las páginas y la tinta que desde siempre se han gastado para intentar explicarlo o entenderlo. Desde El banquete de Platón (al menos en Occidente) hasta un libro al que últimamente hemos aludido con frecuencia en Pijama Surf, La agonía del Eros, de Byung-Chul Han, hay más de 20 siglos de esfuerzo intelectual en torno al amor, una generación después de otra relevándose en el intento de desanudar la madeja del vínculo amoroso y sus particularidades.

Entre estos trabajos y pensadores se encuentra uno que aunque destacó magistralmente en la investigación de los asuntos de la psique, según sus comentadores dedicó poco al problema del amor. Esto, al menos, explícitamente. Hablamos de Carl Gustav Jung, probablemente el discípulo más adelantado de Sigmund Freud y, ya fuera de la égida del maestro, uno de los más brillantes exploradores de la mente humana.

Acotábamos ese “explícitamente” porque, en términos generales, del psicoanálisis podría decirse lo mismo que Borges dijo del ajedrez y de su jardín de senderos que se bifurcan: por momentos puede parecer que en psicoanálisis no se habla nunca de amor porque en realidad todo el tiempo se está hablando de amor, el amor es el gran tema del psicoanálisis. Lo más obvio a veces es lo que más nos pasa por alto. La singularidad de este discurso, esta forma de hablar del amor, quizá podría ser que la perspectiva de esta disciplina sobre el amor es amplia, casi a la manera dantesca del amor como una suerte de élan vital que se encuentra en todo lo que hacemos, desde el amor que damos a una persona hasta el amor que ponemos en nuestro trabajo o en esas actividades que por cotidianas parecerían que están exentas de amor, pero no es así: regar una planta, ver a un amigo, cocinar, incluso limpiar nuestra casa o bromear con un compañero de trabajo.

Jung, aun siendo un ángel rebelde del psicoanálisis, comparte parcialmente dicha aproximación al amor. Los fragmentos aquí reunidos provienen de un tomo editado por Trotta en febrero de 2011 que, como decíamos, no es propiamente un trabajo que Jung dedicó al amor, sino más bien una colección de párrafos tomados de distintos escritos y que lo tienen como un eje común en torno al cual orbitan, como astros en apariencia distantes pero unidos invisiblemente por la misma fuerza de atracción.

***

El amor es siempre un problema, con independencia de la edad de la persona de quien se trate. En la etapa de la infancia el problema es el amor de los padres; para el anciano el problema es lo que ha hecho con su amor.



El problema del amor se me aparece como una montaña monstruosamente grande que con toda mi experiencia no ha hecho más que elevarse, precisamente cuando creía casi haberla escalado.



El problema del amor pertenece a los grandes padecimientos de la humanidad, y nadie debería avergonzarse del hecho de tener que pagar su tributo.



El amor verdadero establece siempre vínculos duraderos, responsables. Necesita libertad sólo para la elección, no para la realización. Todo amor verdadero, profundo, es un sacrificio. Se sacrifican las propias posibilidades o, mejor dicho, la ilusión de las propias posibilidades. Si no requiere este sacrificio, nuestras ilusiones evitarán que se establezca el sentimiento profundo y responsable, con lo que se nos privará también de la posibilidad de la experiencia del verdadero amor.



El amor tiene más de una cosa en común con la convicción religiosa. Mal caballero de la dama de su corazón es quien se echa atrás ante la dificultad del amor. El amor se comporta como lo hace Dios: ambos se entregan sólo a su servidor más valiente.



Es la incapacidad de amar la que roba al hombre sus posibilidades. Este mundo solamente es vacío para aquel que no sabe dirigir su libido a las cosas y personas para hacérselas vivas y bellas. Lo que, por tanto, nos obliga a crear un sustituto a partir de nosotros mismos no es la carencia exterior de objetos, sino nuestra incapacidad de abrazar amorosamente algo que está fuera de nosotros.



La implicación del amor en todas las formas de vida, en la medida en que es general, es decir, colectiva, constituye la menor dificultad en comparación con el hecho de que el amor es también, eminentemente, un problema individual. Esto quiere decir que pierden su validez cualquier criterio y regla general.



Seguramente nos agobien las dificultades de la vida y las contrariedades de la lucha por la existencia, pero tampoco las situaciones externas muy difíciles pueden obstaculizar el amor, por el contrario, pueden estimularnos a realizar los esfuerzos más grandes. Las dificultades reales no podrán nunca reprimir la libido de forma tan duradera como para que surja una neurosis.



El amor libre sólo sería posible si todos los seres humanos fueran capaces de los máximos esfuerzos morales. Pero la idea del amor libre no se ha inventado con esa finalidad, sino para hacer parecer fácil algo difícil. Propias del amor son la profundidad y la sinceridad del sentimiento, sin las que el amor no es amor sino mero capricho.



Es muy difícil para un hombre racional admitir qué pasa realmente con su Eros. Una mujer no tiene mayor dificultad en reconocer que el principio de su Eros es el estar vinculada, pero a un hombre, cuyo principio es el Logos, se le hace muy difícil.



Aquí se trata de lo más grande y de lo más pequeño, de lo más lejano y de lo más cercano, de lo más alto y de lo más hondo, y nunca puede decirse una cosa sin la otra. Ninguna lengua se encuentra a la altura de esta paradoja. Sea lo que sea que pueda decirse, ninguna palabra expresa la totalidad.



Los hombres pueden andar con mujeres de la vida alegre y no obstante insistir en su propia corrección; y las mujeres pueden escaparse con auténticos diablos y sostener sin embargo que son esposas fieles. Nos tenemos que resignar al hecho de que el mundo es muy serio y, al mismo tiempo, muy ridículo.

FUENTE: PIJAMASURF

EL ARTE DE IGOR MORSKI REFLEJA MAGISTRALMENTE LAS TERRIBLES VERDADES DEL MUNDO ACTUAL

EL ARTISTA POLACO SE DESCRIBE A SI MISMO COMO "UN COMPOSITOR DE IMÁGENES" Y A TRAVÉS DE SU OBRA INTENTA LLEVAR MENSAJES FUERTES Y PROVOCATIVOS SOBRE EL LADO OSCURO DE NUESTRO MUNDO.



La cantante y activista de los derechos civiles, Nina Simone, dijo alguna vez que desde su punto de vista, la función del artista era reflejar sus tiempos, sin importar su crudeza. El arte se alimenta del contexto, lo refleja y de esta forma pone en evidencia sus componentes y dinámicas al exagerarlos, transformarlos y dotarlos de nuevos significados. Cuando esto se logra y va de la mano de la maestría técnica del oficio, el arte transgrede, provoca, invoca y en ocasiones nos toca con tal profundidad que no volvemos ha ser los mismos. En este sentido el arte es transgresor, pero también creador y restaurativo. Friedrich Nietzsche capturó esto cuando dijo que “tenemos el arte para no morir de la verdad”.

La obra del diseñador e ilustrador polaco Igor Morski, es un ejemplo de esto. A través de técnicas mixtas, arte gráfico, manipulación fotográfica, dibujo y recientemente trabajos en 3D, este artista ha logrado capturar aspectos terribles de nuestro mundo que de otra forma sería aún más difícil atestiguar. Mensajes sobre la libertad, el consumismo, la objetivación del cuerpo femenino, el calentamiento global, el racismo, el neo esclavismo, la evolución y otros tantos más son los motivos detrás de las imágenes de Morski quien al respecto
ha declarado:

“Siempre he buscado una visión clara. Una ilustración en la prensa con frecuencia ha servido para comentar un texto o incluso, por algunos ha sido usado como un substituto. He estado buscando declaraciones y expresiones fuertes, pero me he alejado de los tabloides como presentación.

La otra cuestión es que nosotros los polacos tenemos un tipo específico de sensibilidad. Las guerras y muchos otros horrores que han embargado a nuestro país, han hecho aceptable para nosotros una narrativa que sería difícil de aceptar en cualquier otro sitio. Me di cuenta de esto cuando llevé un par de excelentes pósters polacos a Holanda. Estos causaban miedo a quienes los miraban. El artista usado por ejemplo como una alegoría, un laberinto de escaleras en una cabeza humana, en Polonia, la gente se enfocaba en el significado oculto, los Holandeses estaban poniendo su atención en la “mutilación” de la cabeza. Lo estaban interpretando muy literalmente”.

Además del arte,
Morski está interesado en la genética y la física teorética. Pero cuando se le ha pedido definir lo que hace se ha descrito como “un compositor de imágenes”. Su obra, quizá resulte tan inclasificable como él, pero justamente en ello radica su originalidad y su valía.
















FUENTE: PIJAMASURF

FOTOS DE LA VIDA EN UN BASURERO HATIANO

Todas las imágenes cortesía de Giles Clarke/Getty Images Reportage.

En 2010, un terremoto de 7 grados en la escala de Richter sacudió Haití, matando a miles de personas. El apoyo mundial se sintió inmediatamente; Brad Pitt y Angelina Jolie donaron 1 millón de dólares, y Sean Penn creó una fundación de apoyo a las víctimas. Pero luego la gente dejó de interesarse en la isla y se concentró en otros desastres, otras catástrofes.



Todas las imágenes cortesía de Giles Clarke/Getty Images Reportage.

En 2010, un terremoto de 7 grados en la escala de Richter sacudió Haití, matando a miles de personas. El apoyo mundial se sintió inmediatamente; Brad Pitt y Angelina Jolie donaron 1 millón de dólares, y Sean Penn creó una fundación de apoyo a las víctimas. Pero luego la gente dejó de interesarse en la isla y se concentró en otros desastres, otras catástrofes.

El fotógrafo Giles Clarke ha visitado Haití desde 2011 y ha realizado talleres de fotografía con estudiantes del Cine Institute, la única escuela de cine gratis en Haití. Su última serie, Waste in Time, documenta la vida de 2.000 haitianos que trabajan en un vertedero del Gobierno, a las afueras de Puerto Príncipe.









VICE: Cuéntame sobre este basurero que descubriste durante tu estadía en Haití.
Giles Clarke: Solía ser un depósito que se llenó de escombros del terremoto. Este lugar era la única fuente de agua para una comunidad empobrecida llamada Cité Soleil, que era conocida por ser el tugurio más peligroso del hemisferio occidental; todavía lo es.

¿Cómo te enteraste de su existencia?
Empecé a conocer la zona poco a poco y luego, investigando, me enteré de este basurero. De hecho, lo puedes ver a la distancia cuando estás en Cité Soleil. Es una inmensa montaña de mierda en llamas. Son 200 hectáreas de desechos humeantes.

Le pedí a un periodista local que me llevara y en cuanto llegué supe que esto era algo de otro planeta. Había personas que andaban por ahí con trapos encima y con sus caras cubiertas. Mejor dicho, se trataba de un lugar completamente aislado del mundo con toda esta gente rebuscando materiales reciclables como aluminio o botellas de metal.











Has tomado fotos en todo el mundo y, obviamente, buscar en la basura es algo central en las economías de muchos países pobres. ¿Por qué quisiste fotografiar este basurero en específico?
La diferencia de este es que el basurero solía ser una fuente de agua. Es un poco un símbolo de la corrupción haitiana... que creo que es el país número 163 en términos de corrupción. La peor parte es que todos los camiones que van allá son del Gobierno y, sin embargo, no hay regulación alguna sobre lo que se desecha. No hay proveedores médicos. Puedes verlo en las fotos. Las personas trabajan en las peores condiciones.

¿Cómo responden los haitianos a que fotografíes sus vidas?
No fui bienvenido desde el principio. El lugar es hostil. Pero volví un par de veces, y finalmente me aceptaron. En ese momento empecé a tomar fotos. Muchas de estas personas son menores de 18, algunos huyen de la justicia. Se está germinando una violencia de pandillas; se habla mucho sobre drogas. Es una versión del infierno en la Tierra, pero también es la fuente de trabajo y el hogar de más 1.500 personas.









¿Cómo haces para equilibrar el deseo de llamar la atención sobre esta situación horrible en que viven las personas sin ser amarillista?
Yo pienso que hay historias que simplemente tienen que ser contadas... Estas personas son un símbolo de corrupción en Haití, porque su fuente de agua fue arrebatada y jamás se las remplazaron. No hay asistencia médica, no hay regulación de desechos y no hay otras alternativas de empleo. Así que vi el basurero más o menos como símbolo de lo que es: de muchas formas, es una sociedad podrida en la que sólo un pequeño porcentaje se beneficia.

Visita la página de Giles Clarke.










FUENTE: VICE