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viernes, 25 de octubre de 2013

CIUDADES DORADAS DESCANSAN SOBRE LA CABEZA DE UN HIPOCAMPO

Los paisajes urbanos de Hu Shaoming son una especie de cuento de hadas narrando una historia bella y trágica. Ciudades doradas que se sostienen de la cabeza de un caballito de mar o que cuelgan de cabeza de un paraguas flotante.

Hu explica que la pieza del hipocampo, titulada “Ciudad de sueños” se trata de la naturaleza rota dentro su premisa de cuento de hadas. Una alegoría que representa a la naturaleza como el hipocampo sosteniendo los sueños urbanos de la humanidad, y que un día inevitablemente acabará exhausta. Quizá cuando el caballo de mar se canse de mantener a la ciudad en la superficie, ésta se hundirá con él.

La serie dorada llamada “Paraguas” contiene 2,000 edificios individuales hechos del metal de botones, de accesorios de ropa, utensilios, contenedores de comida, muebles y otras pequeñas cosas de la vida diaria. Para él, estos representan la manera en que la cultura tradicional china se está degradando.

Cuando estos detalles triviales de la vida son reflejados en el mosaico magnificente del compás antiguo del feng shui, yo siento a la cultura china descentralizada, puesta en el encanto cultural único de Japón”, apuntó Hu.












FUENTE: PIJAMASURF


ENCUENTRAN FASCINANTES MICROESTRUCTURAS EN PERÚ

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Una misteriosa estructura que ha aparecido en el Amazonas en Perú –que parece una torre rodeada de una cerca de picket— está desconcertando a los científicos.

La estructura encontrada es increíble. Presenta una torre central (o un pico) rodeada por una barda reforzada con hilos horizontales y verticales que en conjunto parecen formar una sofisticada barda. La estructura mide menos de dos centímetros y –lo más interesante de todo– nadie sabe qué la hizo.

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La primera de estas fue encontrada hace apenas tres meses por Troy Alexander, un graduado de Georgia Tech, quién descubrió la bizarra formación en la parte de abajo de una lona azul cerca del Centro de Investigación Tambopata, en el sureste de Perú. Poco después encontró tres más sobre los troncos de la selva. Desde entonces ha estado subiendo fotografías para que alguien, algún científico, le explique qué son.

Hasta ahora no ha habido consenso en cuanto a qué construyó este diminuto complejo de seguridad, pero los entomólogos que han visto las imágenes están realmente interesados en averiguar. Lo más seguro, dicen, es que sea producto de algún artrópodo ya que el material parece ser una especie de seda.

Sea lo que sea que lo haya hecho, la construcción es sin duda muy bella. Y además, la cualidad detectivesca del caso le añade una estupenda nota a la etntomología. Los tendremos al tanto de los descubrimientos que se vayan revelando.

FUENTE: PIJAMASURF



LOS MINEROS QUE EXTRAEN LOS MINERALES QUE UTILIZAN TUS GADGETS (IMÁGENES)

El fotógrafo Marcus Bleasdale dejó su trabajo en una banca de inversión hace dos décadas luego de escuchar a sus colegas discutir cómo la masacre de los Balcanes afectaría las tasas de cambio. Desde entonces, su trabajo como fotoreportero en zonas de conflicto, sobre todo en el Congo, ha mostrado el lado más oscuro del capitalismo actual: la fantasía de modernidad y tecnología que viven unos pocos en los países desarrollados o en vías de desarrollo se sostiene a través del sometimiento y opresión de los más pobres del planeta.

En el número con el que la revista
National Geographic celebra 125 años de fotoreportajes, Bleasdale contribuye con una serie de fotos captadas en duras condiciones de una mina de oro en el Congo. Bleasdale, junto con Jeffrey Gettleman del New York Times, estuvo a principios del 2013 en el Congo del Este para documentar el trabajo de la población local en las minas controladas por la milicia que controla la explotación minera, la cual vende minerales como tantalio, tungsteno, estaño y, naturalmente, oro, a compañías que producen partes de los gadgets que usamos todos los días: teléfonos, computadoras, impresoras y consolas para videojuegos.

Niños-soldados con rifles de asalto, pobladores escapando de las brutales masacres de la milicia, enfermedades gastrointestinales y violaciones masivas son la realidad diaria en el centro del continente africano. Pero según Bleasdale, mucho ha cambiado para bien desde que el conflicto estalló con toda su fuerza en 1999. En el 2010, el Congreso de EU pasó una iniciativa que requería que las compañías públicas dieran a conocer la procedencia de sus materias primas, con el objetivo de cortar el suministro de recursos financieros para las guerrillas de África y buscar minas “verdes” de donde los materiales necesarios para la fabricación de gadgets pudieran extraerse.

Las compañías de tecnología también están poniendo de su parte para desarrollar soluciones que no requieran materiales de zonas de conflicto, y entre ellos van a la cabeza Intel, Motorola y HP, además de Apple, quienes buscan extraer estaño, tántalo, tungsteno y oro de fundidoras en áreas libres de conflicto. Nintendo, por otro lado, permanece utilizando estos metales para hacer vibrar sus controles, a pesar de los reclamos de asociaciones humanitarias.

El panorama, según Bleasdale, es que “a los mineros [en las minas "verdes"] se les está pagando más dinero que a los mineros de las minas administradas por la milicia y de las minas en territorio rebelde. Y la comunidad se está beneficiando mucho más de ello”, según entrevista conCo.Exist. Para el periodista, la industria “debe llegar a un punto de madurez en que hayan muchas más minas que puedan ser clasificadas como minas verdes. Y una vez que esa masa crítica ocurra, entonces realmente siento que los congoleses verán la diferencia en la economía local. Está llegando justo a ese momento crítico.”


© Marcus Bleasdale/National Geographic

© Marcus Bleasdale/National Geographic

 


© Marcus Bleasdale/National Geographic


© Marcus Bleasdale/National Geographic

FUENTE: PIJAMASURF


EL PROGRESO DE MOLONG: LA DEFORESTACIÓN DE LOS PENAN



“Los que vienen de fuera siempre dicen que traen el progreso, pero todo cuanto traen son promesas vacías. Por lo que realmente luchamos es por nuestra tierra. Por encima de cualquier cosa, es lo que necesitamos." Arau, hombre penan, Sarawak, Malasia, 2007
Los penan practican el "molong", palabra que significa "nunca tomar más de lo necesario".


Imponer el “desarrollo” o el “progreso” a los pueblos indígenas no les hace ni más felices ni más saludables. De hecho, los efectos son desastrosos advierte Survival, ONG por los derechos de los indígenas.

"El progreso impuesto ha destruido a muchos pueblos y amenaza a muchos más. Unos lo saben y deciden mantenerse aislados. Otros tienen una relación más estrecha con los foráneos; algunos reciben atención sanitaria destinada a contrarrestar los efectos de las enfermedades introducidas y la devastación generada por la pérdida de sus tierras.

El factor más importante, con diferencia, para el bienestar de los pueblos indígenas es que sus derechos territoriales sean respetados.

 

Este estudio no niega los logros de la ciencia, ni defiende una visión romántica que añora una mítica edad de oro. Tampoco es un rechazo al cambio: todas las sociedades cambian constantemente. Pero las estadísticas muestran que cuando se les fuerza a abandonar sus tierras, su salud y su bienestar se deterioran, y las tasas de depresión, adicción y suicidio se disparan. Éstos son hechos demostrables. Los proyectos que desalojan a los indígenas de sus tierras e imponen el “progreso” causan una miseria incalculable. Esto no es sorprendente: el “progreso”, la convicción de que “nosotros” sabemos más, comparte con el colonialismo el efecto de apropiación de tierras y recursos nativos. Los pueblos indígenas no sobreviven a esta situación. Por el contrario, cuando están en sus propias tierras y eligen su propio desarrollo, simplemente prosperan."

“¿Qué clase de desarrollo es éste que acorta la vida de las personas? Se infectan de VIH/SIDA. Nuestros niños reciben palizas en la escuela y no quieren ir. Algunos comienzan a prostituirse. No se les permite cazar. Pelean porque están aburridos y se emborrachan. Están empezando a suicidarse. Nunca antes vimos algo así. ¿Esto es desarrollo??" se pregunta Roy Sesana, bosquímano gana, de Botsuana.
Jumanda Gakelebone, también bosquímano, añade: “Estos lugares (campos de reasientamiento) han convertido a nuestra gente en ladrones, mendigos y borrachos. Yo no quiero esta vida. Primero nos hacen indigentes al quitarnos nuestras tierras, nuestra caza y nuestro modo de vida. Luego dicen que no somos nada porque somos indigentes!" "Nadie puede decirme como vivir. Si yo fuera al ministro y le dijera "váyase de su casa" pensaría que estoy loco"


El impacto de dos culturas que se encuentran siempre ha tenido sus peligros. El antropólogo Wade Davis contaba un ejemplo drástico pero real. En 1957, cinco misioneros cometieron el grave error de lanzar desde el avión fotografías en actitud amistosa a los huaorani (Ecuador), una tribu que jamás había visto un objeto bidimensional. Concluyeron que era la tarjeta de visita del diablo y mataron con sus lanzas a los cinco misioneros.

Hoy, los choques culturales son mucho menos inocentes, y en pos de un "desarrollo" colonialista, tienen consecuencias devastadoras. La multinacional suiza Nestlé, la empresa alimentaria más potente del mundo, impulsa una promoción irresponsable de la leche en polvo en detrimento de la leche materna en países del sur. La leche en polvo, disuelta en agua no potable y administrada con un biberón no esterilizado, provoca la muerte de un gran número de niños y la desnutrición de muchos de ellos. Según UNICEF, cada año mueren 1.5 millones de bebés por ser alimentados con leche en polvo.

“No es que los yanomami no quieran el progreso u otras cosas que tienen los hombres blancos. Lo que quieren es poder elegir y que el cambio no les venga impuesto, lo deseen o no. No estoy diciendo que esté en contra del progreso. Creo que es muy positivo cuando los blancos vienen a trabajar entre los yanomami, a enseñar a leer y escribir, y a plantar y usar plantas medicinales. Para nosotros, esto es progreso. Lo que no queremos son las empresas mineras, que destruyen la selva, o a los mineros que traen tantas enfermedades. Estos blancos deben respetar a nuestra tierra yanomami. Los mineros traen armas, alcohol y prostitución, y destruyen toda la naturaleza donde quiera que van. Para nosotros, esto no es progreso. Queremos progreso sin destrucción.” afirma Davi Kopenawa, líder y chamán yanomami.



Un ejemplo esclarecedor que cuenta Davis en la revista de National Geographic es el caso de los penan, Malasia. A medida que se talan los árboles, privados de sus sustento tradicional, se trasladan a sentamientos del gobierno construidos con la intención de sacar a los nativos de los bosques. Como resultado, menos de 300 de los aproximadamente 7000 penan siguen siendo nómadas.

Tu'o, hombre penan, se disculpa al antropólogo invitado por la cena: "¿Cómo se puede dar de comer a los invitados en un asientamiento? No es como en el bosque, donde hay comida en abundancia. Aquí sólo podemos sentarnos y mirar a los invitados, sin poder ofrecerles nada. Esta casa está bien construida, y tenemos colchones y almohadas. Pero las almohadas no se comen."

Long Iman es un campo de reasientamiento con una casa comunal de madera con el tejado de cinc y grandes habitaciones vacías, y con un río sucio de agua no potable, lleno de lodazales donde juegan los niños. Recientemente, programas de turismo por parte del gobierno permiten viajes organizados a estos asentamientos para que los habitantes del pueblo puedan vender sus artesanías. Sin embargo, pocos equipamientos prometidos (escuelas y clínicas) han llegado a construirse, y los que hay, se encuentran a largas distancias. Tampoco hay trabajo, y el poco que hay es en explotaciones forestales, destruyendo el bosque del que vivían.

Peter Brousius, antropólogo, vivió entre los penan casi cuatro años, y cuenta:

 

"La tierra está llena de significados culturales. Sólo para los ríos tienen más de 2.000 nombres, cada uno de ellos con su propia historia. Las excavadoras y las carreteras destruyen (...) la resonancia cultural del paisaje, todos los sitios con significado biográfico, social e histórico, quedan ocultos y se produce una especie de amnesia colectiva. "

"Los penan son tan profundamente diferentes" cuenta Ian Mackenzie, lingüista canadiense que lleva años recopilando la lengua de esta comunidad "No tienen escritura, de modo que todo su vocabulario depende del conocimiento del mejor contador de historias. Hay un palabra para "el" "ella" y "ello", pero seis para "nosotros". Existen ocho palabras para sagú, porque es la planta que les permite sobrevivir. Compartir es una obligación, así que no hay una palabra para "gracias". Aunque en los asentamientos se está perdiendo esta tradición: no hay suficiente comida para repartir.

Y continua: "Pueden nombrar cientos de árboles pero sólo tienen una palabra para bosque. Su universo se divide en "tana 'lipeh, tana 'lalun, tierra de sombra, tierra de abundancia, y tana 'tasa' la tierra que ha sido destruida."

"En otros lugares en los que vivamos" afirma Asik, uno de los pocos penan nómadas que quedan, refiriéndose a los campos de reasientamiento, "el sagú ha desaparecido, han destruído los árboles y la tierra está asolada. Los animales se han ido y los ríos están llenos de barro. Nosotros dormimos en troncos duros, pero tenemos mucha comida".



Los jabalíes son la principal fuente de carne para los nómadas penan, pero su número ha decrecido porque los leñadores cortan los árboles frutales de los que se alimentan. Como practican “molong”, palabra en idioma penan que significa "nunca tomar más de lo necesario", ponen poca presión sobre el bosque: dependen del bosque y les suministra todo lo que necesitan. Son cazadores excepcionales que cazan su presa utilizando un “lepud” o cerbatana, hecha del árbol bilian de madera magnífica y esculpida con una precisión increíble con la ayuda de taladro de hueso. La madera no está rajada como en otros sitios, de manera que el calibre tiene que ser preciso casi al milímetro, incluso con palos que miden 3 metros. Las flechas están hechas de la palmera sagú y con puntas de látex venenoso, procedente de un árbol del bosque, que puede matar a un hombre en cuestión de minutos. Todo lo que cazan lo dividen.



Asik conoce las hojas que curan, las que matan, y hierbas mágicas que se cree otorga poderes a los perros de caza y disipan las fuerzas de la oscuridad. Hay árboles que producen extrañas resinas y gomas que luego intercambian con mercaderes nómadas, enredaderas que producen guita y fibra para hacer cestas, una liana que arde durante días y permite transportar fuego. La planta más importante es la palmera sagú, el árbol de la vida. Asik ha talado varias en una mañana. Unicamente se cortan los troncos más grandes; los retoños más pequeños se preservan cuidadosamente para cosechas futuras. Esto es lo que se llama "molong". En un lecho de hojas frescas, extrae su pulpa que, mezclada con agua, se convierte en una pasta espesa que al secarse se convierte en harina de sagú. En una tarde, aseguran suficiente comida para una semana.

En una hora, levantan lamin, refugios construídos en una hora que les servirán de casa durante un mes. Los hombres y los niños cortan palos y rattan para hacer la estructura, las mujeres recogen hojas de palmera para hacer el tejado. Dos familias de cinco adultos y once niños, comparten una olla, una cazuela china, varias piedras de afilar, algunos dardos y cerbatanas, una caja de hojalata con llave, dos linternas, un radiocassette, tres cintas, ocho perros y dos monos.



"No hay nada romántico en esta gente desamparada, desnutrida y acosada por las enfermedades" señaló el primer ministro Mahathir Mohamad en 1990. James Wong, ministro de Vivienda y Sanidad Pública, por su parte señaló que "No queremos que corran por ahí como animales. Nadie tiene derecho ético de privar a los penan de del derecho a integrarse en la sociedad malaya"


Muchos políticos malayos han criticado a las ONG´s por meterse en asuntos nacionales de Malasia y las han acusado de intentar inhibir proyectos de desarrollo y de mantener a los penan sin desarrollo y sin asimilarse con el resto de la sociedad malasia. Muchos consideran la forma de vida de los penan incivilizada y anticuada. Un ejemplo de esta perspectiva es un poema frecuentemente recitado por el ex ministro de medioambiente y turismo, Datuk James Wong.


“O penan, Vagabundos del Árbol en la selva.
Adónde el futuro os llevará?...
Quizás nos parezcáis desaventajados y pobres,
Pero qué más puede ofreceros la civilización?...
Mas aún la sociedad y limpia la conciencia
Podría mirar vuestra miseria con indiferencia,
Sobre todo ahora que la nación sacudió la dependencia
Sin aún levantar la mano que ayude a nuestro hermano?
En cambio permitirle subsistir con cerbatana y chawats [taparrabos]
Curiosidad antropológica de arte y naturaleza?
Ay, el destino al final es vuestra decisión,
Seguid siendo lo mismo – ¡o pasad el Rubicón!”



La tasa de deforestación de Malasia es la más alta del mundo tropical (142 km²/año), con una pérdida total de 14.860 km² desde 1990. Casi ha desaparecido la selva tropical de la tierra baja de Borneo, que es el hábitat primario de los penan, y que al mismo tiempo tiene los árboles más valiosos.

Maybury-Lewis, antropólogo, afirma que "el genocidio, el exterminio físico de un pueblo, está condenado internacionalmente, pero el etnocidio, la destrucción de la forma de vida de un pueblo, no sólo no está condenado, sino que además se defiende como política adecuada".



Y asegura: "La idea de que las sociedades indígenas son incapaces de cambiar y están condenadas a desaparecer es errónea. Las culturas sólo desaparecen cuando las aplastan fuerzas externas y las condiciones que se les imponen no les permiten adaptarse."


Fuentes:
http://assets.survivalinternational.org/static/files/news/PPM_informe_resumido.pdf
http://www.ourplanet.com/tunza/issue0403sp/pages/nothing_11.html
http://www.wildasia.org/main.cfm/ideas_lab/Neck_Ring_Girls
http://www.ted.com/talks/wade_davis_on_endangered_cultures.html

MÁSCARAS AFRICANAS: EL ROSTRO DE LOS ESPÍRITUS

Las señoritas de Avignon, de rasgos esculturales y alargadas, fueron fruto del contacto de Picasso con la famosa máscara Fang, el Ngil que el pintor español descubrió en el taller de Derain en 1907.


No es una excepción. El arte africano ha sido fuente de inspiración para los nombres más destacados de la historia del arte europeo como Vlaminck, Matisse, Picasso, Derain y Braque, desde el siglo XIX.


Pero las máscaras africanas no son trozos de madera más o menos decorativos, sino símbolos religiosos y sociales con una función reguladora en la vida del poblado. Generalmente se utilizan en ritos agrarios, funerarios, festivos e iniciáticos, son garantes de lacohesión y de la regulación social en el seno del grupo. Según su vocación, se reúnen durante las ceremonias religiosa, educativa, terapéutica o judicial.


En los ritos funerarios, la máscara capta la fuerza vital que se escapa de un ser cuando muere, controla esa fuerza vital y evita que dañe a la colectividad y la distribuye en beneficio de todos.


Como parte de las celebraciones como la cosecha de cultivos, las máscaras se utilizan para suplicar a los dioses por lluvia y una tierra fértil para los cultivos, así como para comunicarse con los ancestros.


 

Como parte de una iniciación, preside un cambio, una transición: de niño/a a hombre/mujer, de ciudadano a guerrero, de la siembra a la cosecha.


Algunas mascaradas son meramente lúdicas, como puede ser un desfile o una danza que afianza la identidad cultural de una comunidad.
En el momento del baile, la máscara protege al que la porta, y no es que interprete otro papel, sino que le convierte durante ese tiempo en otro ser. Cuando alguien se coloca la máscara, puede hablar de otra forma, moverse de otro modo, comportarse de otra manera... porque la línea que separa realidad e ilusión, dios y hombre, vida y muerte se desdibuja. Se considera máscara también al vestido, aunque lo más importante es la cabeza, donde reside la fuerza vital.


La fotógrafa y profesora de bellas artes, Phyllis Galembo, lleva más de 20 años viajando a África y su diáspora para documentar el arte de la mascarada.


"Es su creatividad. No es sólo la máscara, sino todo el conjunto y la singularidad del atuendo ritual"


Mientras estuvo en Nigeria, Galembo comenzó a interesarse por “aso-ebí” un rito en el que familias enteras se visten con trajes idénticos en festivales públicos para demostrar su parentesco. Después, viajó fotografiando desde Benin a Bahía, las visiones del Vodou Haitiano, los disfraces de Halloween y por último, Maske, las máscaras africanas. Un trabajo que la misma autora define tanto “artístico como antropológico”.


“Lo que más me importa en mi trabajo es documentar cómo la gente consigue vivir una vida aceptable bajo condiciones adversas. Como observadora artística me fascina la belleza que sobrevive incluso en las barriadas más pobres de nuestro planeta."


“Siempre me ha fascinado cómo un trozo de tela puede transformar una persona común en un ser mágico, sea en el teatro, en un lugar sagrado o en la calle. Visitando estos rituales, tuve la maravillosa oportunidad de investigar mi propia obsesión por atuendos elegantes, en forma de retratos. Un par de veces fui literalmente invitada a dejar aparte mi Hasselblad y a participar en la ceremonia.”


“A lo largo de un proyecto, me esfuerzo por acercarme a la gente que me planteo fotografiar. Siempre llevo conmigo un asistente que sea de la región. Ejercen de intérprete, organizan encuentros y solicitan los permisos correspondientes a las autoridades, los grupos religiosos y demás. También trato de entablar un diálogo fructífero con los miembros y los líderes de los grupos religiosos. Estos contactos a veces se convierten en amistades que duran muchos años. Como amiga y fotógrafa documental implicada es fácil conseguir acceso incluso a los lugares más sagrados.”


Un jovén de Haití sostiene las herramientas de las revoluciones modernas, una pistola y un teléfono. El pasado de Haití se encuentran en las cuerdas que simbolizan el sufrimiento de los esclavos.





En Benin, este extraño personaje aparece en una ceremonia en honor a las mujeres llamada Agnoli. Se conoce como "la sabiduría no se vende en el mercado"






En la variopinta región de Cross River, en Nigeria, existe una gran cantidad de tradiciones de máscaras. En la aldea de Alok una talla de Mmai Wata, un espíritu acuático femenino relacionada con la salud y la riqueza, corona el tocado de un hombre disfrazado.





Otros espíritus representan a la naturaleza.



 

En Eshinjok, una trupe de acróbatas llevan fibras tejidas a mano y teñidas de vivos colores, adornadas con conchas, cascabeles y tapones de botella.






Durante las fiestas de Freetown, Sierra Leona, los clubes sociales desfilan por las calles de la ciudad guiados por un diablo ancestral. 




En Kroo Bay, representan al espíritu del ciervo, propio de una sociedad cazadora, con una máscara tradicional de madera, unos guantes comprados y una armadura que en realidad es una red con rodajas de calabaza.






De Francia a Bulgaria y de Italia hasta Finlandia, cientos de comunidades rurales europeas también conservan la costumbre de disfrazarse de bestias diabólicas y animales indomables, a través de espectaculares atuendos confeccionados con pieles de oso, cuernos de cabra y ramas de la vegetación más frondosa. En esta ocasión, fue Charles Fréger quien fotografió decenas de comunidades rurales a lo largo de 18 países en losque siguen celebrando estos ritos.