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viernes, 16 de octubre de 2015
LA VENTANA DEL HOSPITAL - CUENTO
Cuento corto de origen y autor desconocido
Dos hombres enfermos de gravedad compartían el mismo cuarto de un hospital. Uno de ellos tenía permitido sentarse durante una hora de la tarde para drenar el líquido de sus pulmones. Su cama estaba al lado de la única ventana de la habitación. El otro tenía que permanecer acostado de espaldas sin moverse.
Conversaban incesantemente, un día tras otro, de los temas más variados y, sobre todo, de sus experiencias. Cada tarde, cuando el hombre del lado de la ventana se sentaba, le describía a su compañero de cuarto todo lo que veía en el exterior. Con el tiempo, el hombre acostado de espaldas, que no podía asomarse por la ventana, esperaba ansioso que llegara esa hora durante la cual disfrutaba con los relatos de su compañero.
La ventana daba a un gran parque con un lago hermoso. Los patos y los cisnes se deslizaban por el agua, mientras los niños jugaban en la orilla. Los enamorados se paseaban de la mano entre jardines con flores de todos los colores y árboles majestuosos. Al fondo de este paisaje, en la distancia, se distinguía recortada sobre el cielo una bella vista de la ciudad con sus monumentos. Cuando el señor de la ventana describía todo esto con detalle, su compañero cerraba los ojos y lo imaginaba con una gran sonrisa en su boca. Una tarde, le describió un desfile que pasaba por la puerta del hospital y, aunque no pudo escuchar la banda, era casi como si lo hubiera visto. Otra tarde le retransmitió un partido que jugaban unos niños enfrente, con sus goles y todo.
En otra ocasión le contó con precisión cómo iba vestida la gente y lo que hacían cuando pasaban por allí en su ir y venir. Prácticamente cada vez le contaba una cosa distinta.
Así se sucedían las tardes, los días y las semanas. Una mañana, la enfermera, al entrar en la habitación para el aseo diario, se encontró con el cuerpo sin vida del señor de la ventana, que al parecer había muerto tranquilamente durante el sueño. Al día siguiente, el otro señor pidió que lo trasladaran cerca de la ventana. La enfermera realizó el cambio y después de asegurarse de que estaba cómodo, le dejó solo. El señor, con mucho esfuerzo y dolor, se apoyó en un codo para poder mirar el mundo exterior por primera vez desde su llegada al hospital, ¡por fin podría verlo todo por sí mismo!
Una vez que consiguió incorporarse, miró por la ventana y lo único que vio fue la pared gris de un edificio. Confundido y triste a la vez, llamó a la enfermera y le preguntó si sabía por qué su compañero muerto le había engañado describiendo tantas cosas maravillosas y distintas de lo que se veía por la ventana. La enfermera le respondió: "Tu compañero era ciego. Ni siquiera podía ver la pared de enfrente. Un día me comentó que lo hacía para animarte".
Es una tremenda felicidad el hacer felices a los demás, sea cual sea la propia situación.
El dolor compartido es la mitad de pena, pero la felicidad, cuando se comparte, es doble. Si quieres sentirte rico, solo cuenta todas las cosas que tienes y que el dinero no puede comprar.
La ventana daba a un gran parque con un lago hermoso.
Conversaban incesantemente, un día tras otro, de los temas más variados y, sobre todo, de sus experiencias. Cada tarde, cuando el hombre del lado de la ventana se sentaba, le describía a su compañero de cuarto todo lo que veía en el exterior. Con el tiempo, el hombre acostado de espaldas, que no podía asomarse por la ventana, esperaba ansioso que llegara esa hora durante la cual disfrutaba con los relatos de su compañero.
La ventana daba a un gran parque con un lago hermoso. Los patos y los cisnes se deslizaban por el agua, mientras los niños jugaban en la orilla. Los enamorados se paseaban de la mano entre jardines con flores de todos los colores y árboles majestuosos. Al fondo de este paisaje, en la distancia, se distinguía recortada sobre el cielo una bella vista de la ciudad con sus monumentos. Cuando el señor de la ventana describía todo esto con detalle, su compañero cerraba los ojos y lo imaginaba con una gran sonrisa en su boca. Una tarde, le describió un desfile que pasaba por la puerta del hospital y, aunque no pudo escuchar la banda, era casi como si lo hubiera visto. Otra tarde le retransmitió un partido que jugaban unos niños enfrente, con sus goles y todo.
En otra ocasión le contó con precisión cómo iba vestida la gente y lo que hacían cuando pasaban por allí en su ir y venir. Prácticamente cada vez le contaba una cosa distinta.
Así se sucedían las tardes, los días y las semanas. Una mañana, la enfermera, al entrar en la habitación para el aseo diario, se encontró con el cuerpo sin vida del señor de la ventana, que al parecer había muerto tranquilamente durante el sueño. Al día siguiente, el otro señor pidió que lo trasladaran cerca de la ventana. La enfermera realizó el cambio y después de asegurarse de que estaba cómodo, le dejó solo. El señor, con mucho esfuerzo y dolor, se apoyó en un codo para poder mirar el mundo exterior por primera vez desde su llegada al hospital, ¡por fin podría verlo todo por sí mismo!
Una vez que consiguió incorporarse, miró por la ventana y lo único que vio fue la pared gris de un edificio. Confundido y triste a la vez, llamó a la enfermera y le preguntó si sabía por qué su compañero muerto le había engañado describiendo tantas cosas maravillosas y distintas de lo que se veía por la ventana. La enfermera le respondió: "Tu compañero era ciego. Ni siquiera podía ver la pared de enfrente. Un día me comentó que lo hacía para animarte".
Es una tremenda felicidad el hacer felices a los demás, sea cual sea la propia situación.
El dolor compartido es la mitad de pena, pero la felicidad, cuando se comparte, es doble. Si quieres sentirte rico, solo cuenta todas las cosas que tienes y que el dinero no puede comprar.
FUENTE: WEBISLAM
LOS INCREÍBLEMENTE CLARIVIDENTES SABIOS DE LA ANTIGÜEDAD: APOLONIO DE PERGA
Un lúcido hombre de ciencias que creó algunos de los nombres más famosos de la geometría y además fue tesorero de un célebre faraón egipcio. Te presentamos los hechos fundamentales en la vida del inteligente y hábil Apolonio de Perga, un científico que vivió entre los siglos III y II a. e. c.
La teoría de los epiciclos
Por fortuna, los sabios de la antigüedad no se conformaron con endosar a los dioses la responsabilidad por explicar el funcionamiento del universo. Indagaron, imaginaron, se hicieron preguntas y formularon respuestas. Se equivocaron en muchas ocasiones, lo que no impidió que varias teorías se convirtieran en paradigmas hasta ser reemplazadas por otras.
Casi dos mil años antes del invento del telescopio, Apolonio de Perga formuló la teoría de los epiciclos para explicar las variaciones de posición, en movimientos que se suponían circulares, de los cuerpos celestes conocidos (el Sol, la Luna y algunos planetas).
Hubo que esperar hasta la fundación de la moderna Astronomía, por parte de Nicolás Copérnico, con su teoría heliocéntrica, 1800 años después de Apolonio, para que el modelo del científico griego fuera desechado.
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Un buen calculista para llevar las cuentas del tesoro nacional
Ptolomeo II Filadelfo fue un faraón egipcio débil como militar, lo cual compensó con el fortalecimiento económico de su imperio. La abundante mano de obra esclava (en el antiguo Egipto, prácticamente todos los extranjeros estaban sometidos a la esclavitud) cultivaba los fértiles campos en las riberas del Nilo y Alejandría era el principal centro de comercio, lo que enriqueció al Estado y a su monarca.
El auge económico requería de un tesorero capaz y Ptolomeo II Filadelfo tenía a mano a un matemático muy competente, Apolonio de Perga, a quien convirtió en su «Ministro de Finanzas».
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El hombre que nombró a las principales secciones cónicas
Apolonio expuso su obra científica en 8 libros en los que analizó las cónicas, de los cuales solo se conservan dos, aunque los aportes contenidos en los originales desaparecidos fueron dados a conocer por sabios posteriores. Formuló y resolvió el problema matemático que ahora lleva su nombre, consistente en encontrar la circunferencia que es tangente a tres circunferencias iniciales dadas.
Razones más que suficientes para que Apolonio de Perga fuera llamado «El Gran Geómetra».
FUENTE: OJOCURIOSO
5 MITOS SOBRE CRISTÓBAL COLÓN EN LOS QUE DEBERÍAS DEJAR DE CREER
Lo cierto es que mucho, pero realmente mucho de lo que se habla sobre Colón, es una exagerada patraña, un pintoresco mito que ha perdurado a lo largo de los años. Conozcamos algunos de los más grandes mitos sobre Cristóbal Colónque, increíblemente, se sostienen aún en nuestros días. Presta mucha atención... quizá en los próximos días tengas que corregir a tus profesores.
5. Colón no intentó demostrar que la Tierra era redonda
El mito de que Colón quería demostrar que la Tierra era redonda (y no plana como sostenían las autoridades eclesiásticas que defendían el creacionismo) es de los más comunes y frecuentes al hablar de esta personalidad, pero lo cierto es que profundas investigaciones históricas han demostrado que esto es falso. El hecho de que la Tierra no era plana, sino redonda, se supo miles de años antes, cuando varias personalidades de la antigua Grecia (Pitágoras, Aristóteles y Eratóstenes, entre otros) así lo sugirieron en sus escritos.
En realidad Colón solo subestimó la circunferencia del planeta, el creía que Europa era mucho más grande de lo que realmente era y que Japón estaba mucho más lejos de China de lo que en verdad estaba, pensando que si navegaba en dirección oeste, llegaría a Asia. Colón simplemente tuvo mucha suerte...
4. Colón no fue el primer europeo en llegar a América
Como lo vimos cuando hablamos acerca de los tantos mitos sobre los vikingos, uno de los grupos culturales más espléndidos e interesantes sobre los cuales uno puede leer, estos verdaderos expertos de la navegación fueron los primeros en llegar desde Europa a América. Lo hicieron mucho antes que Colón y volvieron a Europa —sin apropiarse de nada—. Numerosas investigaciones sugieren que (también antes que Colón) incluso también hubo contacto previo con civilizaciones orientales.
3. «La Niña» y «La Pinta» no eran los verdaderos nombres de las carabelas de Colón
Las mentiras y errores sobre los viajes de Colón llegan a punto tal que hasta existen equivocaciones respecto a los nombres de las navegaciones. Lo que siempre se dijo es que estas eran: Niña, Pinta y Santa María. Sin embargo, lo cierto es que en la España del siglo XV, las embarcaciones tradicionalmente recibían el nombre de santos y solo la Santa María mantuvo su nombre oficial.«La Niña» y «La Pinta» fue el apodo que los marineros le dieron a Santa Clara, mientras que el verdadero nombre de «La Pinta» se perdió.
2. Colón descubrió América
Alguien simplemente tiene que tener muy pocas luces como para creer que una persona puede descubrir un continente en el que millones de personas vivieron durante miles de años, formaron enormes civilizaciones y culturas realmente espectaculares. Como ya lo mencionábamos, existe amplia evidencia científica de que los vikingos ya habían llegado a este continente mucho antes y al único lugar al que Colón llegó (creyendo que había llegado a Asia), fue al archipiélago de las Bahamas.
1. Colón no hizo nada verdaderamente significante, murió pobre y desconocido
Ahora bien, entonces ¿qué hizo Colón? ¿Qué es lo interesante de Cristóbal Colón? ¿Qué tiene de ejemplar o maravilloso? Nada.
Cristóbal Colón fue un tipo terco que tuvo suerte, aunque tampoco le duró mucho. Murió a los 54 años en España, pobre y desconocido, en una pocilga de Valladolid, después de haber sido detenido durante semanas por la Corona Española por acusaciones de tiranía y brutalidad hacia los pueblos indígenas. En forma posterior, se le negaron las ganancias que reclamó por «sus descubrimientos» y que ya le había prometido el Rey Fernando e Isabel.
Años más tarde, sus herederos reclamaron indemnizaciones a la corona real y hasta hubo varias demandas, conocidas como los pleitos colombinos. En fin, ¿qué opinas al respecto? ¿Qué otros mitos y errores sobre las historias de Colón conoces tú?
FUENTE: OJOCURIOSO
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