“Puesto que la percepción está condicionada por la cultura, la manera en que se percibe el mundo varía según las culturas" señala Constance Classen.
¿De qué manera el orden sensorial de una cultura se relacionan con su orden social? ¿Hay un orden natural de los sentidos?
Esta historiadora del Center for the Study of World Religions de la Universidad de Harvard explica que:
"La mayoría de nosotros en el mundo occidental estamos acostumbrados a aprender sobre el mundo principalmente a través de nuestros sentidos de la vista y el oído. El olfato, el gusto y el tacto tienden a estar asociados tanto con el "salvajismo" como con los más "bajos" instintos.
Cuando nos fijamos en otras culturas, sin embargo, emerge una imagen sensorial diferente, en el que cada uno de los sentidos tiene un papel vital que desempeñar en la adquisición de conocimiento del mundo."
Entre los Desana de la Amazonía colombiana y brasileña, es la visión sinestésica cromática el sentido que reina el mundo. El Sol crea la vida mezclando y conjugando colores, cada uno de los cuales se asocia con un valor cultural y un estrato cósmico: el amarillo, con el poder generador masculino y la luz solar; el rojo, con la fertilidad femenina y la tierra; el azul, con las situaciones de transición y la Vía Láctea; y el verde, con el crecimiento y el paraíso subterráneo.
Cada ser vivo consiste fundamentalmente en un flujo de energías cromáticas que ha de mantenerse en equilibrio. El papel de chamán, armado de un cristal de roca que funciona como un microcosmos, maneja el espectro cromático del interior del cristal para tratar de alterarlo también en el exterior. Y es que las enfermedades son debido a una falta de armonía cromática.
Toda la vida cultural se rige por un simbolismo de los colores, pero también van unidos a otros sentidos. Dicen de cierto sonido de flauta que es un ‘sonido amarillo’. Las flautas de pan producen silbidos de invitación y sus tambores y cascabeles producen el sonido de la integración.
Los Desana se llaman a sí mismo "wira", "gente del viento". Clasifican todos los animales del bosque de acuerdo con el olor que captan en el viento. Los roedores (paca, agouti, armadillo) se agrupan por tener un olor agradable, dulce. Los animales grandes (tapir, mono, pecarí), en cambio, tienen un desagradable olor a almizcle. Las diferentes tribus humanas también tienen un olor diferente. Los Desana, cuando caminan por la pluriselva, rastrean y conocen a través del viento y el olor que lleva, qué animales y qué grupos humanos han pasado por ahí.
"Todo canto de pájaro, el color y olor de toda flor, el sabor de toda fruta lleva un mensaje sobre el orden social y cósmico. Los Desana nos recuerdan que el conocimiento no sólo viene los libros y la informática: viene de la experiencia corporal y la interpretación de nuestro medio ambiente." explica Classen.
Pero para los tzotzil, todo en el cosmos contiene, en uno u otro grado, cierta cantidad de energía calorífica, que ordena el universo a partir de su fuente principal, el Sol: “Nuestro Padre Calor” ("Htotik K'ak'al").
También el orden social se estructura de acuerdo con el orden térmico universal: los miembros más importantes de la comunidad, se asocian con el sol naciente, simbólicamente son los que tienen más energía calorífica. Mientras que los de menor estatus están vinculados al poniente.
"Caminando por un sendero verde, puedo ver tu rostro lejos, blues del sol.
En el nombre de mi sonido, mis sueños me van a matar. Vamos despacio.
Blues del sol es el nombre de mi sonido.
Blues del sol en el cielo oscuro"
Para los Onge de las Islas Andaman en el Pacífico Sur, la vida está regida por el olfato. El olor es la fuerza vital del universo y la base de la identidad, tanto personal como colectiva. Para referirse a sí mismo, un ongee apunta con el dedo a su nariz, tal y como nosotros nos señalamos el pecho como referencia de mismidad. Y cuando un ongee saluda a otro le pregunta: “¿Cómo va tu nariz?”.
La palabra onge para crecimiento, "genekula", significa "un proceso de olor". El olor es la fuerza vital que anima a todos los seres vivos. Su calendario está construído en función del olor de las flores que están presentes en diferentes épocas del año.
Los onges se autodenominan "en-iregale", que significa “persona perfecta”.
Hasta los años cuarenta, los Onge eran los únicos habitantes permanentes de Goubalambabey (nombre onge para Pequeña Andamán). Ahora, viven desplazados obligatoriamente por colonos en una reserva en Dugong Creek que supone una pequeña parte del tamaño de su territorio original.
En nuestra sociedad, está mal visto hablar de olores. Ya ni siquiera hace falta que alguien señale de otra persona que huele "mal": basta con decir “¡huele!”. El olfato es el sentido más devaluado, por ser el más "animal" e incivilizado en la escala de los sentidos. Es un sentido que tiene más referentes colectivos que individuales. El ojo delimita con la visión a una persona de manera individual, pero las emanaciones olorosas, aún siendo parte de uno mismo, exceden las fronteras y se entremezclan con los olores de otros y del ambiente.
En Occidente gobierna la vista. El monopolio de la visión se expandió desde la Ilustración en detrimento de los sentidos de la intimidad: el tacto, el olfato, el gusto, el oido.
El mismo concepto de demostración, deîxis, significa "hacer ver", "mostrar". La palabra "idea" viene del griego ἰδέα: "imagen ideal de un objeto". La palabra “cosmovisión” implica la preeminencia del sentido de la vista sobre los demás sentidos y pone en escena un modo de inteligibilidad del mundo que es hegemónico en Occidente, la vista.
"Mi cuerpo estaba adolorido luego de caminar la selva por varias semanas. Había comido casi nada por los últimos días. Estaba hambrienta y cansada. Para mis adentros susurré: nada puede ser peor. No habían pasado ni diez minutos cuando explotó una lluvia pesada. Escuchamos el eco martillante del chubasco tropical antes de que tocara nuestro espacio. Llegó en segundos sin anunciarse. En vano corrí intensamente. Me detuve. No había abrigo para guarecerse o lugar seco. Esperé desesperanzadamente mientras todo intersticio era ocupado por el agua. (...) anotó en su diario la bióloga Eglee López Zent en Mayo de 1996 sobre la selva de los Hotï.
"Repentinamente, entre las fisuras de los sonidos de lluvia, fluyeron vientos armónicos. A modo de paraguas, Jkilëjka había sujetado una amplia hoja a la parte posterior de su guayuco, y secando su flauta la sopló en melodías bajo la lluvia. Mientras creaba música, Jkilëjka me miraba penetrante pero amablemente. Los sonidos acurrucaban el aire transportados por el agua diluidos en la selva. Ristras de notas jugaban con los múltiples ecos de la selva que recibían al agua acá y allá. Era hermoso. Un vínculo intangible congelaba las ideas y las transformaba en una fuerte afirmación de totalidad. Éramos integridad. Jkilëjka tocó la flauta y no detuvo su ejecución hasta que la lluvia cedió y llegó a su fin. Esta experiencia fue mucho más allá que un evento estético para mí. Jkilëjka me estaba enseñando."
"Jkilëjka con su mirada y al tono de las notas me expresaba con claridad que el bosque y sus criaturas dependen de la lluvia, de las dinámicas y flujos que el agua impulsa. La suya fue una enseñanza de iniciación a aceptar el bosque tal como es. Fue una afirmación de vida: celebrar la lluvia sin la cual la selva húmeda no existiría, no sería tal."
Fuentes:
http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?p=5469
"Other ways to wisdom: learning the senses across cultures". Constance Classe. http://link.springer.com/article/10.1023/A%3A1003894610869
Worlds of Sense: Exploring the Senses in History and Across Cultures. Constance Classe.
Ecogonía III. Jkyo Jkwainï: la filosofía del cuidado de la vida de los Jotï del Amazonas Venezolano. Egleé L. Zent. Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas (IVIC), Laboratorio de Ecología Humana
Altos de Pipe, Venezuela. http://www.etnoecologica.com.mx/pdf/EE10%283%29.122-149.pdf
FUENTE: UNAANTROPOLOGAENLALUNA