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lunes, 14 de octubre de 2013
domingo, 13 de octubre de 2013
LA TALLA 38 OCCIDENTAL VISTA POR UNA MUJER FEMINISTA ÁRABE
Tánger a la vista, toca hacer la maleta. Acción a la que sigue la pregunta: ¿qué llevas para vestir allí en Marruecos? Respuesta: mi ropa. Con que sea de mi talla, tanto a mi cuerpo como a las y los marroquís, creo que les parecerá una vestimenta extranjera correcta.
Este pequeño dialogo pre-viaje me lleva a recordar con una sonrisa la experiencia vestimentaria de la genial Fatema Mernissi, como mujer feminista árabe, en Occidente y no me resisto a compartirlo. ¡Ahí va dicha experiencia y su reflexiva visión de nuestra talla 38!
El harén de las mujeres occidentales es la talla 38
“Mientras intentaba encontrar, sin éxito, una falda de algodón en unos grandes almacenes en Estados Unidos, oí por primera vez que mis caderas no iban a caber en la talla 38. A continuación viví la desagradable experiencia de comprobar cómo el estereotipo de belleza vigente en el mundo occidental puede herir psicológicamente y humillar a una mujer. Tanto, incluso, como la actitud de la policía pagada por el Estado para imponer el uso del velo, en países con regímenes extremistas como Irán, Afganistán o Arabia Saudí.
La elegante señorita del establecimiento me miró de arriba abajo desde detrás del mostrador y, sin hacer el menor movimiento, sentenció que no tenía faldas de mi talla: ¡Es usted demasiado grande! – dijo.
- ¿Comparada con qué? – repliqué.
- Pues con la talla 38. Lo normal es una 36 o una 38. Las tallas grandes, como la que usted necesita, puede encontrarlas en tiendas especiales.
Era la primera vez que me decían semejante estupidez respecto a mi talla.
- Y ¿se puede saber quién establece lo que es normal y lo que no? – pregunté a la dependienta como queriendo recuperar algo de mi seguridad si ponía a prueba las reglas establecidas. – ¿Quién ha dicho que todo el mundo deba tener la talla 38? – bromeé, sin mencionar la talla 36, que es la que usa mi sobrina de doce años, delgadísima.
- La norma está presente en todas partes, querida mía. En las revistas, en los anuncios. Es imposible no verlo. Si aquí se vendiera la talla 46 ó 48, que son probablemente las que usted necesita, nos iríamos a la bancarrota. Pero ¿en qué mundo vive usted, señora? Lo siento, pero no puedo ayudarla, de verdad.
- Pues vengo de un país donde no existen las tallas en la ropa de mujer – repliqué-. Yo misma me compro la tela, y la costurera del barrio o un artesano me hacen la falda que le pido a medida. De hecho, si quiere que le diga la verdad, no tengo ni idea de qué talla uso.
- ¿Quiere usted decir que no vigila su peso? – me preguntó con cierta incredulidad.”
Fatema Mernissi a partir de esta experiencia reflexiona sobre nuestra violencia simbólica en el último capítulo de su obra “El harén en Occidente”, uno de esos pequeños grandes libros de obligada lectura.
Fatema concluye que “a diferencia del hombre musulmán, que establece su dominación por medio del uso del espacio (excluyendo a la mujer de la arena pública), el occidental manipula el tiempo y la luz. Este último afirma que la mujer es bella cuando aparenta catorce años y al dar el máximo de importancia a esa imagen de niña y fijarla en la iconografía como ideal de belleza, condena a la invisibilidad a la mujer madura”. Mernissi añade que no se ataca directamente la edad, sino que se enmascara como opción estética. “En efecto, en aquella tienda no solo me sentí repentinamente horrorosa, sino también inútil. Mientras los ayatolás consideran a la mujer según el uso que haga del velo, en Occidente son sus caderas orondas las que la señalan y marginan… El objetivo es el mismo en ambos casos.” Prosigue: “el poder del hombre occidental reside en dictar cómo debe vestirse la mujer y qué aspecto debe tener. Es el hombre quien controla la industria de la moda, desde la cosmética hasta la ropa interior. Me di cuenta de que Occidente es la única parte del mundo donde las cuestiones de la moda femenina son un negocio dirigido por hombres. En países como Marruecos la moda es cosa de mujeres.”
Esta es la visión acerca de la violencia simbólica occidental para una mujer árabe culta como Fatema Mernissi. Una visión que personalmente me impactó cuando la leí por primera vez, en tanto que como mujer occidental era la primera vez que sentía sobre mi cultura patriarcal la mirada crítica de una persona de origen árabe, una mirada feminista y taninflexible como nuestras miradas cotidianas al uso del velo y otras costumbres de la cultura patriarcal árabe. Fue un choque enriquecedor. Verse a través de los ojos de “el otro” siempre lo es.
El fragmento que aquí he reproducido, resumido, su autora lo vivió y escribió hace más de una década, sin embargo no parece tan lejano. Por el contrario, resulta muy actual tanto en las cuestiones que aborda acerca del control sobre la mujer en occidente como aquellas relativas al mundo árabe. Cierto que, a distintos ritmos, se están produciendo avances positivos en ambos hemisferios, pero es un hecho que son lentos y que situaciones como las que vivió la escritora marroquí en aquella tienda estadounidense a finales de los 90, actualmente siguen presentes en nuestro día a día femenino.
Una de las últimas exclamaciones de Fatema Mernissi en este pasaje es: “¡Qué espanto si a los fundamentalistas les diera por imponer no solo el velo, sino también la talla 38!” Añado: ¡qué espanto si a los gurús de la moda occidental les diera por enmascarar de opción estética no solo la talla 38, sino también el velo! Doble e igual espanto si como mujeres de una cultura u otra, culquiera de ellas no son nuestra real, consciente y libre elección.
Este pequeño dialogo pre-viaje me lleva a recordar con una sonrisa la experiencia vestimentaria de la genial Fatema Mernissi, como mujer feminista árabe, en Occidente y no me resisto a compartirlo. ¡Ahí va dicha experiencia y su reflexiva visión de nuestra talla 38!
El harén de las mujeres occidentales es la talla 38
“Mientras intentaba encontrar, sin éxito, una falda de algodón en unos grandes almacenes en Estados Unidos, oí por primera vez que mis caderas no iban a caber en la talla 38. A continuación viví la desagradable experiencia de comprobar cómo el estereotipo de belleza vigente en el mundo occidental puede herir psicológicamente y humillar a una mujer. Tanto, incluso, como la actitud de la policía pagada por el Estado para imponer el uso del velo, en países con regímenes extremistas como Irán, Afganistán o Arabia Saudí.
La elegante señorita del establecimiento me miró de arriba abajo desde detrás del mostrador y, sin hacer el menor movimiento, sentenció que no tenía faldas de mi talla: ¡Es usted demasiado grande! – dijo.
- ¿Comparada con qué? – repliqué.
- Pues con la talla 38. Lo normal es una 36 o una 38. Las tallas grandes, como la que usted necesita, puede encontrarlas en tiendas especiales.
Era la primera vez que me decían semejante estupidez respecto a mi talla.
- Y ¿se puede saber quién establece lo que es normal y lo que no? – pregunté a la dependienta como queriendo recuperar algo de mi seguridad si ponía a prueba las reglas establecidas. – ¿Quién ha dicho que todo el mundo deba tener la talla 38? – bromeé, sin mencionar la talla 36, que es la que usa mi sobrina de doce años, delgadísima.
- La norma está presente en todas partes, querida mía. En las revistas, en los anuncios. Es imposible no verlo. Si aquí se vendiera la talla 46 ó 48, que son probablemente las que usted necesita, nos iríamos a la bancarrota. Pero ¿en qué mundo vive usted, señora? Lo siento, pero no puedo ayudarla, de verdad.
- Pues vengo de un país donde no existen las tallas en la ropa de mujer – repliqué-. Yo misma me compro la tela, y la costurera del barrio o un artesano me hacen la falda que le pido a medida. De hecho, si quiere que le diga la verdad, no tengo ni idea de qué talla uso.
- ¿Quiere usted decir que no vigila su peso? – me preguntó con cierta incredulidad.”
Fatema Mernissi a partir de esta experiencia reflexiona sobre nuestra violencia simbólica en el último capítulo de su obra “El harén en Occidente”, uno de esos pequeños grandes libros de obligada lectura.

Fatema concluye que “a diferencia del hombre musulmán, que establece su dominación por medio del uso del espacio (excluyendo a la mujer de la arena pública), el occidental manipula el tiempo y la luz. Este último afirma que la mujer es bella cuando aparenta catorce años y al dar el máximo de importancia a esa imagen de niña y fijarla en la iconografía como ideal de belleza, condena a la invisibilidad a la mujer madura”. Mernissi añade que no se ataca directamente la edad, sino que se enmascara como opción estética. “En efecto, en aquella tienda no solo me sentí repentinamente horrorosa, sino también inútil. Mientras los ayatolás consideran a la mujer según el uso que haga del velo, en Occidente son sus caderas orondas las que la señalan y marginan… El objetivo es el mismo en ambos casos.” Prosigue: “el poder del hombre occidental reside en dictar cómo debe vestirse la mujer y qué aspecto debe tener. Es el hombre quien controla la industria de la moda, desde la cosmética hasta la ropa interior. Me di cuenta de que Occidente es la única parte del mundo donde las cuestiones de la moda femenina son un negocio dirigido por hombres. En países como Marruecos la moda es cosa de mujeres.”
Esta es la visión acerca de la violencia simbólica occidental para una mujer árabe culta como Fatema Mernissi. Una visión que personalmente me impactó cuando la leí por primera vez, en tanto que como mujer occidental era la primera vez que sentía sobre mi cultura patriarcal la mirada crítica de una persona de origen árabe, una mirada feminista y taninflexible como nuestras miradas cotidianas al uso del velo y otras costumbres de la cultura patriarcal árabe. Fue un choque enriquecedor. Verse a través de los ojos de “el otro” siempre lo es.
El fragmento que aquí he reproducido, resumido, su autora lo vivió y escribió hace más de una década, sin embargo no parece tan lejano. Por el contrario, resulta muy actual tanto en las cuestiones que aborda acerca del control sobre la mujer en occidente como aquellas relativas al mundo árabe. Cierto que, a distintos ritmos, se están produciendo avances positivos en ambos hemisferios, pero es un hecho que son lentos y que situaciones como las que vivió la escritora marroquí en aquella tienda estadounidense a finales de los 90, actualmente siguen presentes en nuestro día a día femenino.

Una de las últimas exclamaciones de Fatema Mernissi en este pasaje es: “¡Qué espanto si a los fundamentalistas les diera por imponer no solo el velo, sino también la talla 38!” Añado: ¡qué espanto si a los gurús de la moda occidental les diera por enmascarar de opción estética no solo la talla 38, sino también el velo! Doble e igual espanto si como mujeres de una cultura u otra, culquiera de ellas no son nuestra real, consciente y libre elección.

Fatema Mernissi, nacida en Fez en 1940, estudió Ciencias Políticas y fue becada por la Sorbona para un doctorado en la universidad de Brandeis, Estados Unidos. Historiadora, ensayista, doctora en sociología y profesora en la Universidad Mohamed V de Rabat. También ha sido asesora de varios organismos como la UNESCO o la BIT. Es una de las intelectuales marroquíes más conocidas en Europa, destacando por su defensa de los derechos de la mujer y por ser una autoridad mundial en estudios de El Corán, así como por el estudio del impacto de las nuevas tecnologías en el mundo islámico.
Mernissi defiende un concepto humanista donde las mujeres tienen que asumir su papel luchando con la palabra, el arma principal para lograr la igualdad, y un enfoque por la lucha por los derechos humanos y la revolución a través de la mejora de las habilidades de comunicación.
En 2003 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, junto a Susan Sontag.
FUENTE: SSOCIOLOGOS
sábado, 12 de octubre de 2013
¿LAS MUJERES INVENTARON EL ARTE? COMPARACIÓN DE HUELLAS DACTILARES EN PINTURAS RUPESTRES ASÍ LO SUGIERE
UN ESTUDIO COMPARATIVO DE LAS PINTURAS RUPESTRES ENCONTRADAS EN 7 CUEVAS DE ESPAÑA Y FRANCIA SUGIERE, CONTRA LA IDEA DOMINANTE Y COMÚNMENTE ACEPTADA, QUE FUERON LAS MUJERES QUIENES TUVIERON POR VEZ PRIMERA LA IDEA DE LA REPRESENTACIÓN ARTÍSTICA.
La idea masculina, patriarcal, de la historia nos ha hecho creer que el arte es una invención de los hombres. Si, por ejemplo, ensayamos un ejercicio imaginativo y pensamos en las primeras personas que con pigmentos elementales representaron escenas de su cotidianidad en las paredes de las cuevas que habitaban, casi de inmediato, casi naturalmente, asignamos a esas personas el género masculino, porque de algún modo hemos sido formados en esa idea.
Ahora, sin embargo, un descubrimiento arqueológico podría revolucionar dicha concepción y hacer ver que en realidad las inventoras de la actividad artística fueron mujeres, quienes al parecer tuvieron por vez primera y de manera sostenida este impulso creativo, mucho más que los hombres que vivieron en el mismo tiempo.
Dean Snow, arqueólogo de la Universidad Estatal de Pennsylvania, analizó las pinturas hechas a mano de 7 cuevas repartidas entre Francia y España, en particular las huellas dactilares que se distinguen en los trazos. Al comparar la longitud relativa de los dedos de quienes pintaron las imágenes, Snow concluyó que al menos 3 de cada 4 huellas dactilares son de mujeres.
Manos impresas en la cueva de El Castillo, en Cantabria, España; presumiblemente, de un hombre la de la derecha, de una mujer la de la izquierda (Imagen: Roberto Ontanon Peredo)
“Ha habido un prejuicio masculina en los estudios durante mucho tiempo. La gente ha hecho muchas presunciones injustificadas sobre quién hizo estas cosas y por qué”, declaró el arqueólogo a la National Geographic Society, cuyo Comité para la Investigación y la Exploración apoyó su trabajo.
De acuerdo con Snow, en vista de que las escenas retratadas se refieren en casi todos los casos a animales como mamuts, caballos o bisontes, la tendencia fue asociar a estos con los posibles cazadores que los buscaron como alimento, una actividad que, por otro lado, se ha convenido en que fue casi exclusiva de los hombres. Sin embargo, esto no implica que ellos fueron también quienes tuvieron la idea de pintar al animal, pues una vez cazado este, eran las mujeres quienes se encargaban de administrar lo obtenido.
Pero aun sin considerar esta incipiente división del trabajo, la comparación de los indicios materiales dejados en las pinturas parece otorgar la razón al arqueólogo.

Imagen: Roberto Ontanon Peredo
La idea masculina, patriarcal, de la historia nos ha hecho creer que el arte es una invención de los hombres. Si, por ejemplo, ensayamos un ejercicio imaginativo y pensamos en las primeras personas que con pigmentos elementales representaron escenas de su cotidianidad en las paredes de las cuevas que habitaban, casi de inmediato, casi naturalmente, asignamos a esas personas el género masculino, porque de algún modo hemos sido formados en esa idea.
Ahora, sin embargo, un descubrimiento arqueológico podría revolucionar dicha concepción y hacer ver que en realidad las inventoras de la actividad artística fueron mujeres, quienes al parecer tuvieron por vez primera y de manera sostenida este impulso creativo, mucho más que los hombres que vivieron en el mismo tiempo.
Dean Snow, arqueólogo de la Universidad Estatal de Pennsylvania, analizó las pinturas hechas a mano de 7 cuevas repartidas entre Francia y España, en particular las huellas dactilares que se distinguen en los trazos. Al comparar la longitud relativa de los dedos de quienes pintaron las imágenes, Snow concluyó que al menos 3 de cada 4 huellas dactilares son de mujeres.

Manos impresas en la cueva de El Castillo, en Cantabria, España; presumiblemente, de un hombre la de la derecha, de una mujer la de la izquierda (Imagen: Roberto Ontanon Peredo)
“Ha habido un prejuicio masculina en los estudios durante mucho tiempo. La gente ha hecho muchas presunciones injustificadas sobre quién hizo estas cosas y por qué”, declaró el arqueólogo a la National Geographic Society, cuyo Comité para la Investigación y la Exploración apoyó su trabajo.
De acuerdo con Snow, en vista de que las escenas retratadas se refieren en casi todos los casos a animales como mamuts, caballos o bisontes, la tendencia fue asociar a estos con los posibles cazadores que los buscaron como alimento, una actividad que, por otro lado, se ha convenido en que fue casi exclusiva de los hombres. Sin embargo, esto no implica que ellos fueron también quienes tuvieron la idea de pintar al animal, pues una vez cazado este, eran las mujeres quienes se encargaban de administrar lo obtenido.
Pero aun sin considerar esta incipiente división del trabajo, la comparación de los indicios materiales dejados en las pinturas parece otorgar la razón al arqueólogo.
FUENTE: PIJAMASURF
miércoles, 9 de octubre de 2013
EL HERMANO SINIESTRO - VOCES ANÓNIMAS
El vínculo que une a los hermanos es algo tan poderoso y especial que ha generado infinidad de relatos que pretenden reflejar qué tan profundo puede llegar a ser ese lazo. Y qué tan peligroso, también.
Algunas de estas historias nos hablan de conexiones entre hermanos realmente poderosas. Tan poderosas, en algunos casos, que parecen trascender lo estrictamente físico, o incluso continuar más allá del implacable límite que impone la muerte.
Esta es la historia de Edward Mordrake, un joven que nació en el siglo XIX en la Inglaterra victoriana. Perteneciente a una familia de la realeza , apuesto, inteligente y con excelentes aptitudes para la música, Edward podría haber sido la envidia de muchos. Pero guardaba un secreto. Un oscuro secreto.
Algunas de estas historias nos hablan de conexiones entre hermanos realmente poderosas. Tan poderosas, en algunos casos, que parecen trascender lo estrictamente físico, o incluso continuar más allá del implacable límite que impone la muerte.
Esta es la historia de Edward Mordrake, un joven que nació en el siglo XIX en la Inglaterra victoriana. Perteneciente a una familia de la realeza , apuesto, inteligente y con excelentes aptitudes para la música, Edward podría haber sido la envidia de muchos. Pero guardaba un secreto. Un oscuro secreto.
lunes, 7 de octubre de 2013
INDÍGENAS DE SIBERIA: YAMAL SIGNIFICA EL FIN DEL MUNDO.

"La globalización les está alcanzando y creen que lo suyo no vale nada, tienen complejo de inferioridad. Los niños a los 10 años ingresan en internados en las ciudades, y allí se pasan el día delante del televisor y sus promesas."
Carmen Arnau Muro, antropóloga.
¿Te imaginas vivir a 70 grados bajo cero?
El 10% de Siberia son indígenas. Son 30 tribus, cada una con su cultura y su lengua. Aunque algunos pueblos indígenas, como los sakha (o yakutos) y los komi, poseen sus propias repúblicas dentro del estado ruso, muchos otros grupos menores están en zonas más remotas.
Hoy en día, el 10% de los pueblos indígenas de Siberia vive de forma nómada o seminómada, en comparación con el 70% de hace sólo 30 años.
"No son nómadas, pero tienen gran movilidad. Son los que siempre se escapan de la administración rusa, del servicio militar y de las cárceles. Rusia ha intentado controlarlos, pero es difícil llegar hasta ellos. Eso les ha permitido mantener sus creencias chamanísticas" explica Carmen Arnau Muro, antropóloga.
Esta mujer se apasionó por Siberia todavía siendo niña, después de haber leído el libro "Cuentos
mágicos de Siberia". Su primera expedición a Siberia data de 1997. Tras realizar un viaje a la región donde viven los chorses, continuó con muchas otras expediciones anuales, siempre en solitario. Describió a numerosos chamanes y sus rituales y anotó la letra de sus canciones. "He estado en numerosos poblados donde no habían visto a ningún extranjero", cuenta.

"Tengo allí un pequeño centro de investigación. El entorno es increíble, la atmósfera está limpísima, sin luz eléctrica ni coches. Hay una paz y una energía indescriptibles."
Estos indígenas hablan 30 lenguas que proceden de una gran variedad de familias lingüísticas: algunas no poseen semejanza con ninguna otra lengua, y ninguna tiene parecido con el ruso.

Los Sakhas, Sajá, o Yakutos viven en la república de Sajá (Yakutia), también conocido como el “polo del frío”. Se dedican principalmente a la caza, la pesca y la cría de caballos y ganado, y viven en yurtas. Es la república más grande en lo que a superficie se refiere: tres millones de kilómetros cuadrados. Además es una de las regiones más ricas de la Tierra: de aquí se extrae el 40% del oro ruso, así como uno de cada cinco diamantes del planeta."Aunque a los indígenas, esto no les llega" asegura la antropóloga. "Son gente brava y dura. cuando estuve de profesora, pasaban semanas con una niebla blanca con 40-45º bajo cero. Viven de lo que cazan y pescan, y en la tundra también tienen manadas de renos."
"Hay sitios en los que hay una amplitud térmica de 100º. En Yakutia, en verano puede llegar a los +35º grados y en invierno a los -70º"
Los Evenki fueron en sus orígenes un pueblo nómada, por lo que solían vivir en campamentos formados por diversas tiendas conocidas como cuoluozi.

Habitan una amplia zona de la taiga siberiana, también en Yakurtia, que puede alcanzar los 45º bajo cero. Los evenki son hábiles jinetes y muchos de ellos se dedican a la cría de renos. A partir de los siete años, los niños de este pueblo aprenden a montar estos animales para poder acompañar a sus padres en los trabajos de pastoreo. Usan unas sillas de montar especialmente adaptadas para poder montar a los renos, que también usan como animales de carga, en lugar de para arrastrar trineos, como hacen otras etnias. Nunca se comen a sus renos domésticos, mientras que sí cazan y comen los salvajes. Adoran a los espíritus de sus antepasados así como al fuego, al que consideran un dios. Antes de empezar a comer, los evenki tienen que realizar un ritual de saludo al dios del fuego. También adoran a los osos y después de matar a uno de estos animales se realizan rituales con el fin de dar un "entierro del viento" a las bestias. Los entierros del viento consisten en dejar los restos del cadáver al aire libre para que sean devorados por los cuervos.

"Creen en lo mismo que defiende la física quántica, que cada uno de nosotros somos una parte del todo. Para ellos, las plantas, los animales, las piedras, las montañas, los ríos... no son ajenos a nosotros, por eso son tan humildes y respetuosos con la naturaleza.
Dicen que nosotros no somos ni más ni menos que los otros seres. Para ellos, las plantas y los animales tienen espíritu, es decir, energía, alma, un sentir al que podemos apelar. Cuando hacen ritos de sacrificio, le piden primero permiso al animal, que puede aceptar o no."
"Llama la atención ver cómo esa gente habla con la naturaleza. Cuando pasan junto a un árbol lo saludan, y cuando hacen un fuego le agradecen su calor con unas gotas de leche, té o vodka. Ven la vida en todo lo vivo y lo respetan." explica Carmen.
Los Nenets, Nenezos, Yuracus, Samoyedos, Saamod o Saamid habitan en los distritos autónomos de Nenetsia, Yamalo-Nenets y Janti-Mansi y en el krai de Krasnoyarsk.
En la lengua de los indígenas nénets, Yamal significa el fin del mundo; es un lugar remoto, azotado por el viento, de permafrost, ríos serpenteantes y arbustos enanos, y desde hace más de mil años es el hogar de los pastores de renos del pueblo nénets. Los pastores nénets siempre se han trasladado con sus renos estacionalmente y han viajado por ancestrales rutas migratorias.

Aunque han sido influenciados por el cristianismo ortodoxo a partir de la conversión forzada,las creencias tradicionales animistas se han conservado y conviven con ellas. Num es considerado como dios supremo que habita en todos los elementos naturales e incorpora en sí mismo todos los fenómenos atmosféricos. Gobierna el mundo de los muertos Nga, hijo de Num, a veces representado como la "tierra vieja". Gran variedad de espíritus gobiernan la tierra y las aguas que impregnan todos los seres vivos. También están los espíritus domésticos de la chimenea (haehe), que son representados en figurillas antropomorfas de madera y piedra y pueden heredarse de padre a hijo. Entre estas figuras es muy importante la muñeca que representa la "anciana del chum", que protege el espacio de la tienda doméstica.
Sergei Hudi afirma que "La tierra lo es todo para nosotros. Todo. Los renos son nuestro hogar, nuestra comida y nuestro medio de transporte. Los abrigos de los nénets están hechos de piel de reno, y se cosen con los nervios del animal. Las herramientas y algunas partes del trineo, con sus huesos. Las cubiertas de las tiendas de campaña, de forma cónica (llamadas choom o miya) también se hacen con la piel de este animal. Cada nénets tiene un reno sagrado, que no puede tirar de un trineo o ser sacrificado hasta que ya no pueda caminar."

"Su solidaridad es absoluta y espontánea. Tienen unas normas muy civilizadas. No es que sean más
buenos que nosotros, sino que es una estrategia para sobrevivir. Nunca se puede negar ayuda, te piden algo y hay que hacerlo. Si te piden algo es porque realmente lo necesitan o lo quieren, no es un capricho. Allí, negarle la ayuda a alguien es un deshonor. Es impensable que una anciana le pida a un joven que le corte leña para el invierno y éste le diga que está ocupado. O ponerse a comer y no compartirlo."
"Le contaré una cosa curiosa. Los que se encargan de la sanidad de los chorses, un pueblo de la taiga siberiana, aseguran que no hay ni un solo caso de violencia doméstica. Las sociedades cazadoras recolectoras son las más igualitarias del mundo.
Porque no acumulan, no guardan para mañana, viven al día. Allí la mujer y el hombre son socios, comparten el trabajo duro, los mismos problemas. Se necesitan mutuamente. No tienen tan mitificada la sexualidad como nosotros y no la entienden como una propiedad de uno sobre otro. Cada cual se casa con quien quiere sin ningún tipo de presión familiar, y practican una cierta permisividad sexual. Tanto el hombre como la mujer pueden tener algún episodio de infidelidad sin que nadie se escandalice por ello. Y la mujer es muy independiente: en verano coge su caballo y se va a ver a sus parientes a otros pueblos durante varios días."

"En Siberia del sur, los chamanes y chamanas no toman ningún tipo de alucinógeno, entran en el estado modificado de conciencia a través de la música del tambor. De esa forma se comunican con los espíritus de la naturaleza para obtener ayuda, curar o adivinar. El chamanismo no necesita templos y es muy respetuoso.
No piden nada a cambio. Una vez llegué a un poblado en busca de una chamana, pero se había ido unos días a recoger el heno. Yo, con mi mentalidad occidental, me quejé. “No se preocupe”, me dijo un chaval. Al anochecer vi llegar al chaval con la chamana toda sudada y acalorada: “¿Necesita ayuda?”, me preguntó. Me dio una vergüenza horrible, yo sólo quería hacerle unas preguntas. En otra ocasión contraté a un chico y un par de caballos para visitar una población lejana. Teníamos que partir al amanecer, pero el chico no llegó hasta la tarde. Lo vi venir con una sonrisa de oreja a oreja.
Me enfadé, y el chico, apenado, me respondió: “Debería saber que si no he venido es porque no he podido”. Es otra filosofía."
"La mayoría de esas poblaciones tiene problemas de alcoholismo. Creo que es una forma de suicidio de los indígenas. Están muy frustrados. La globalización les está alcanzando y creen que lo suyo no vale nada, tienen complejo de inferioridad. Los niños a los 10 años ingresan en internados en las ciudades, y allí se pasan el día delante del televisor y sus promesas."
El escritor Yuri Rytkheu, de la tribu siberiana chukchee, nieto de chamán, describió el modo de vida de los chukchee y cómo se vio influenciado por la Unión Soviética. Fue crítico con la "civilización" y con cómo los pueblos indígenas eran tratados en lo que él llamó un "genocidio silencioso".
"No podía mostrar, no podía hablar de ello, sobre los problemas que la civilización está haciendo en un mundo de naturaleza virgen. Por eso recibí en repetidas ocasiones la máxima censura. A mí me acusaron de espía cuando recogí material sobre los desastres ambientales, la evidencia más convincente con fotografías de la tundra herida." criticaba.
http://www.etnomuseosiberia.org/index.htm
https://www.facebook.com/etnomuseo.siberia?fref=ts
http://carmenarnaumuro.com/conferen.htm
http://www.survival.es/articulos-fotos/3200-los-nenets-de-siberia
http://adoptaenrusia.net46.net/pueblossiberianos.pdf
http://www.rg.ru/2004/03/25/chukcha.html
http://sp.rian.ru/news/20070825/74315960.html
http://www.elmundo.es/albumes/2012/03/02/indigenas_nenets/index.html
FUENTE: UNAANTROPOLOGAENLALUNA
ANÁLISIS DEL CONSUMO ACTUAL: VIVIR ES CONSUMIR (I)
-Mira mi nuevo reloj, me lo acabo de comprar por 1500€.
-¿Por qué te ha costado tanto?
-Es un Rolex, sumergible a 100 metros.
-¿Y vas a bucear tan profundo alguna vez?
-No lo sé… Pero, ¿a que es bonito?
Hoy en día el sistema económico pone al alcance de las personas todo tipo de productos y bienes para el consumo, desde lo más básico, como alimentos o prendas de vestir, hasta lo más extraño, como gorras que pueden sujetar latas de refrescos.
El consumo como concepto no hace referencia a nada malo ni perjudicial. Podemos definirlo como el simple hecho de consumir para satisfacer necesidades o deseos. El problema llega cuando esta actividad se vuelve patológica. Entonces ya no hablamos de ‘consumo’, sino de ‘consumismo’. La Real Academia Española (RAE) define el consumismo como “la tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios.”
El modelo de bienestar de la sociedad actual se basa en la posesión y acumulación de bienes, lo cual sirve de justificación para que prolifere el consumismo entre las personas. Si el objetivo de la vida es tener muchas cosas, la principal actividad que se ve beneficiada es, lógicamente, el consumo. La posesión y acumulación de bienes suele darse siempre de forma inmoderada, tal y como apunta la definición de la RAE.
El término inmoderado parece ser un adjetivo demasiado subjetivo. ¿Qué es ser un consumidor inmoderado? ¿cuántos iPods hay que comprar para considerarlo algo inmoderado?. Las definiciones de la Real Academia destacan por ser objetivas y rigurosas, así pues, que incluya el adjetivo inmoderado en la definición de ‘consumismo’ puede sorprender. La RAE definemoderar como evitar el exceso, por lo tanto inmoderado es algo que no lo hace.
La utilización del calificativo inmoderado encuentra su explicación con la siguiente pregunta: ¿Hasta qué punto necesitamos lo que compramos? ¿En nuestro consumo necesario para nuestras vidas? Todo aquello que se consume sin ser realmente una necesidad puede considerarse como un exceso, en tanto en cuanto excede las necesidades básicas para la vida de un individuo. Así pues, decir que el consumo actual es inmoderado ya no es algo subjetivo, sino que se ha convertido en algo objetivamente cierto: todos consumimos inmoderadamente, porque consumimos en exceso. No necesitamos todo lo que compramos. La mayor parte de nuestras compras son excesos que se nos antojan necesarios.
Necesitamos lo que compramos en la medida en que nos auto-convencemos (o nos convencen) de que el producto en cuestión nos va a ayudar a ser más felices y a vivir mejor. En ese sentido, con la sociedad de consumo el individuo tiene como principal actividad consumir.
Para muchos autores que la defienden, la sociedad de consumo es reflejo de un alto nivel de desarrollo socioeconómico, que se manifiesta en el incremento de la renta de cada individuo. Consideran también que este tipo de sociedad basada en el consumo constante ofrece a las personas la posibilidad de adquirir bienes y servicios cada vez más diversificados, y que eso contribuye a mejorar la calidad de vida y produce una mayor igualdad social, ya que son muchos los individuos que pueden hacerse con una gran cantidad de productos que, según las tesis de los defensores del sistema, contribuirán a hacer sus vidas mucho mejores y más felices.
Así pues, el principal argumento para la defensa de la sociedad de consumo se apoya en que el consumo contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas y que ayuda a las sociedades a desarrollarse. Lo autores pro-consumo olvidan que en esta sociedad ideal donde las personas pueden comprar cualquier cosa que quieran, hay muchos que no pueden consumir, ya que el principal requisito para disfrutar de la sociedad de consumo, moderna y desarrollada, es tener dinero. En la sociedad actual sigue habiendo millones de pobres, incluso en países desarrollados, que no pueden participar en la sociedad de consumo.
Aunque quizás no es tan importante que participen, ya que el consumo de hoy en día no se puede entender como la actividad que permite sobrevivir a las personas.
La principal característica que diferencia al consumo de masas tal y como lo conocemos hoy del consumo tradicional en otras épocas de la historia es el objetivo que motiva a las personas a consumir. Si antes se consumía para cubrir necesidades básicas (comprar comida, ropa…), actualmente la mayor parte de la actividad consumista tiene como objetivo satisfacer los deseos de los consumidores, que consideran necesarios los bienes que demandan.
Uno de los rasgos del sistema económico y del consumo actual es que crea necesidades artificiales. Mediante la constante publicidad y otras técnicas, convencen y atrapan a las personas en el círculo vicioso del consumo, del que es muy complicado salir una vez se ha entrado.
Una vez dentro del ‘circo del consumo’, un sinfín de productos, anuncios, ofertas y posibilidades se aparecen ante los ojos del individuo, que, abrumado por todas esas luces, sonidos e imágenes, se siente incapaz de evitar comprar alguno de los productos que tiene ante él. Muchas veces incluso, la falsa necesidad se crea segundos después de ver por primera vez un producto. Verlo en el escaparate de la tienda y darse cuenta de que es indispensable para poder seguir caminando por la calle. ¡¿Cómo he podido vivir sin esto?! Pocas semanas después, el objeto en cuestión estará olvidado en algún baúl, o quizás estropeado y tirado a la basura.
En definitiva, el fenómeno del consumismo depende cada vez más del deseo que de la necesidad.
Pero el consumo actual no sólo tiene como objetivo cubrir necesidades o satisfacer deseos, además sirve para distinguir a las personas entre sí, evidenciando aun más el sistema de clases sociales que forma nuestra sociedad hoy en día.
Como hemos comentado, para consumir sólo es preciso una cosa: tener dinero. A partir de ahí, todo depende de la cantidad de dinero de que se disponga. A más dinero, más productos. O, también, a más dinero, productos más caros.
Cuanto más caro es un producto menos gente lo puede poseer. Esta regla básica explica el sistema de clases. No es lo mismo una falda de la tienda del barrio que un vestido de Chanel, por lo tanto, no es igual la mujer que lleva esa falda a la que viste el vestido. Son dos mujeres diferentes. Diferentes socialmente.
Pero aunque es la vestimenta el rasgo que las diferencia exteriormente, en realidad el factor diferencial es el dinero. La cantidad de dinero. Aunque eso no se puede ver ni saber con certeza, se puede deducir, entre otras cosas, por la manera en que visten.
Precisamente por eso la mujer que tiene más cantidad de dinero decidió no comprar la falda de la tienda de barrio (aunque podía hacerlo). Si hubiera comprado esa sencilla falda y la hubiera llevado puesta por la calle, nadie podría haber sabido cuánto dinero tiene en realidad. Para mostrar en qué estrato social se encuentra, gracias a su dinero, la mujer con posibilidades compró el vestido de Chanel. Y así, cuando pasea por la calle, no hay dudas sobre su posición. Todos pueden ver que ella es diferente a los demás. Es más que los demás.
Con la expansión del consumo por distintos escalones sociales, esta realidad ejemplificada con la falda y el vestido se observa también a niveles de mucha menos opulencia y riqueza. En la misma clase media de la sociedad (incluso en algunos sectores de la clase baja) ya observamos los mismos comportamientos entre personas que, aunque son social y económicamente parecidos, pretenden diferenciarse a través de los productos que consumen.
Así, el joven de barrio que tiene una moto más grande es mejor que el que la tiene más pequeña, o el que puede llevar pantalones de Levi’s es más que el que lleva un pantalón de chándal. También es mejor tener el último modelo de gafas de sol, y llevar un teléfono móvil de gran tamaño.
Así pues, una de las funciones del consumo es proporcionar al individuo formas de distinguirse de otros grupos de distinto nivel social. Las empresas y las marcas lo saben, y ofertan sus productos como exclusivos, punteros e inigualables. Ante esos astutos anuncios publicitarios, es fácil rendirse a la tentación de ser la chica o el chico más exclusivo, puntero e inigualable del barrio.
Lo curioso es que, en el afán de distinguirse de los demás mediante la compra de objetos y productos aparentemente únicos, las personas, en esta sociedad actual, caen en la paradójica situación de que cada vez son más parecidas entre sí.
Con el consumo de masas desenfrenado se avanza hacia una progresiva pérdida de identidad personal, ya que los ciudadanos (que en realidad ya no son ‘personas’, sino ‘consumidores’) responden ante modelos de consumo idealizados mediante las efectivas técnicas de marketing. Es decir, hay un gran número de personas que consumen sintiéndose especiales y que realmente forman parte de un mismo grupo social, en el que todos los individuos tienen un comportamiento y una cultura similar.
El consumidor de clase media español tiene los mismos hábitos que el consumidor de clase media italiano, y ambos se parecen cada vez más a sus semejantes brasileños, coreanos o saudíes. Todos ellos consumen las mismas marcas de ropa, escuchan las canciones de los mismos ídolos juveniles, llevan en las orejas los mismos cascos de música, utilizan los mismos teléfonos móviles y ven las mismas películas en el cine.
La globalización cultural puede considerarse en realidad una occidentalización. Aun sumido en crisis económicas, políticas y sociales, Occidente sigue siendo el centro del mundo, muy especialmente en lo que a cultura y consumo se refiere. Es en Occidente donde nacen las marcas y las empresas que venden sus productos alrededor del mundo.
Regresando a la homogeneización que fomenta el hecho de consumir masivamente, hay que añadir otro apunte interesante: el consumo connota socialización. En la medida que un individuo se reconoce con determinadas marcas, se reconoce con los otros consumidores de esas marcas y se distingue de otros que no son como él.
El cliente de una marca de gafas de sol tenderá a encontrar más afinidad con las personas que lleven esas gafas, ya que el consumo forma parte de la cultura, y en esta sociedad actual todos aquellos que son iguales en sus hábitos de consumo pueden considerarse también iguales en su cultura. Así pues, se crean culturas nuevas a raíz de los productos que se consumen (principalmente por el tipo de prendas que se visten o el tipo de música que se escucha).
Por otra parte, el consumo, además de atender a necesidades básicas, atiende a lo aspiracional. Las personas quieren ser algo más. Y eso no se consigue usando siempre los mismos pantalones ni teniendo siempre el mismo televisor. Siempre existe la posibilidad de hacerse con un producto nuevo y mejor, y, como existe la posibilidad, existe también el deseo.
La sociedad se expresa a través del consumo. Como ya hemos dicho no basta con cubrir una necesidad. Actualmente con el consumo se deben conseguir otro tipo de beneficios, como el reconocimiento en un grupo social.
Si se tiene sed, se puede consumir agua, pero hay muchas más opciones que el agua para cubrir esa necesidad. El mercado te ofrece cientos de bebidas y refrescos. Aunque son mucho más caros que el agua, ésta se torna un bien demasiado simple y sencillo como para consumirlo en público. Es mejor comprar una lata de un refresco que transmita a los demás lo activo, joven y moderno que uno es. El agua no transmite ningún valor. Las bebidas comerciales sí.
Así, hemos llegado a convertirnos en una sociedad materialista, consumista y muy competitiva. La competitividad tiene su reflejo también en el consumo, ya que el hecho de comprar cada año un teléfono móvil o un bolso nuevos no responde a una necesidad real, sino a un deseo de ser mejor (o aparentarlo) en este mundo en el que vivimos. Aquel que sólo tiene un abrigo, o que vive en un piso pudiendo vivir en un chalet, es considerado como un perdedor.
Porque es mucho mejor tener un armario lleno de abrigos y chaquetas para poder llevar uno distinto cada día. Es mejor tener dos coches que uno. Es mejor cambiar el teléfono por el último modelo, que vivir siempre con el mismo móvil. Es mejor volver con bolsas del centro comercial, que volver con las manos vacías. Es mejor tener muchas cosas que tener tan sólo las suficientes.
El que no consume no está disfrutando la vida al completo porque, hoy en día, vivir es consumir.
Artículo de Juan Pérez Ventura, columnista de este blog.
FUENTE: SSOCIOLOGOS
viernes, 4 de octubre de 2013
LOS ÁRBOLES RETORCIDOS DE SLOPE POINT
Slope Point es el punto más meridional de la Isla Sur (Nueva Zelanda). Las corrientes de aire frío del océano Antártico recorren 2.000 kilómetros sin encontrar tierra hasta llegar a este lugar.
La fuerza extrema y constante de estos vientos ha conseguido modelar en mágicas formas retorcidas a los árboles. Slope Point es un lugar casi deshabitado (en un radio de 8 kilómetros viven 58 personas) donde la presencia del hombre se limita a la cría de ovejas. Los pastores para intentar proteger a sus animales del persistente viento plantaron árboles. Al crecer las ramas se orientaron al norte de forma caótica por la fuerza de los vientos fríos del Polo Sur. En estas fotografías se puede apreciar la singular belleza de este lugar; creado por la Naturaleza, y también por el hombre para proteger a sus animales domésticos.
FUENTE: KURIOSITAS
La fuerza extrema y constante de estos vientos ha conseguido modelar en mágicas formas retorcidas a los árboles. Slope Point es un lugar casi deshabitado (en un radio de 8 kilómetros viven 58 personas) donde la presencia del hombre se limita a la cría de ovejas. Los pastores para intentar proteger a sus animales del persistente viento plantaron árboles. Al crecer las ramas se orientaron al norte de forma caótica por la fuerza de los vientos fríos del Polo Sur. En estas fotografías se puede apreciar la singular belleza de este lugar; creado por la Naturaleza, y también por el hombre para proteger a sus animales domésticos.
















FUENTE: KURIOSITAS
jueves, 3 de octubre de 2013
LA CULTURA DEL DINERO EN NUESTRA SOCIEDAD
La cultura del dinero, como todas las culturas, es un producto del ser humano y como tal es una creación subjetiva y sometible a reflexión. Hoy la creación cultural del dinero tiene un propósito fundamental y es mantener a la sociedad controlada y cohesionada a la vez que muchas personas y entidades obtienen grandes beneficios por ello.
El elemento material a través del cual se crea esta cultura del dinero es el propio dinero, un valor que permite el intercambio de productos. Este intercambio es inmenso ya que, en un mercado tan desarrollado como el actual, el tipo de productos que se pueden adquirir mediante el consumo es profundamente variado. Se pueden consumir desde productos básicos como los alimentos hasta las sensaciones que se pueden obtener en un parque de atracciones temático. El concepto consumir siempre ha estado cargado de connotaciones negativas y en realidad solamente hace alusión al proceso de adquirir cierto producto mediante dinero, sin hacer ninguna valoración ética o moral de ese acto. Este tipo de connotaciones se disipan cuando se hace referencia a otros tipos de consumo como el consumo de salud al comprar medicamentos.
Hoy casi todo servicio y producto se adquiere mediante dinero menos aquellos servicios gratuitos que provienen del voluntariado o de las acciones benéficas, que en ningún caso son el motor de la economía. Pero lo importante del dinero no es el dinero mismo sino su cultura. Pero, ¿qué es la cultura?. Podríamos definir la cultura como un conjunto de rasgos espirituales, materiales e intelectuales que caracterizan a una sociedad y a su sistema de valores. Según esta definición tan genérica lo ideal seria hacer un análisis de la cultura del dinero en cada momento y lugar, pero eso escapa a la pretensión de este breve ensayo y además resultaría imposible. Es correcto, por lo tanto, un análisis valorativo de la cultura del dinero desde una posición que abarque a la generalidad.
Es obvio que nuestra cultura del dinero es una continua herencia de la cultura del dinero norteamericana, la cual está marcada por motivaciones externas y es además resultado del capitalismo económico y del libre mercado. Este capitalismo se basa en la oferta persuasiva de productos que no solamente satisfacen un deseo interno sino que además tienen una dirección hacia el exterior, es una cultura del dinero dirigida hacia la calle. Un sencillo ejemplo aclarará mejor este punto. Por decirlo de alguna manera en nuestra cultura del dinero se prefiere adquirir un coche que sea lujoso por fuera a un coche que sea lujoso por dentro, se prefiere tener un móvil de tamaño miniatura aunque uno de tamaño mayor cumpla nuestras exigencias. Nuestra actividad económica está dirigida hacia el exterior y de esa manera indicamos la clase social a la que pertenecemos o a la que creemos pertenecer. Es cierto que hay otros elementos de clasificación social como lo pueden ser la cultura o los conocimientos pero hoy el elemento primario de clasificación más importante es el económico. Por esto, entre otras cosas, se entiende que la población sea presa de las modas, del agresivo marketing y de los escaparates comerciales, porque de esa manera no pierde el criterio social que debe seguir para demostrar su poder o simplemente sentir seguridad. Además mediante la cultura del dinero se consigue sentir cierta identidad o cierto rol al desarrollar preferencias, como por ejemplo elegir el restaurante en el que se quiere comer o el lugar al que se prefiere ir de vacaciones.
Uno de los efectos secundarios de la cultura del dinero del presente es la ansiedad. Una ansiedad por conseguir más cantidad de dinero para adquirir más productos sin tener un motivo real para ello. Los creadores de esta conducta son las empresas y grandes multinacionales cuyo propósito es crear e incentivar un gran consumo para aumentar sus beneficios.
En la actualidad las nuevas tecnologías, como por ejemplo las telecomunicaciones, son la apuesta clave y el mayor motor económico mundial. Sabiendo esto veamos como actúan las empresas de telefonía móvil para generar consumo. Hagamos un ejercicio de reflexión con un ejemplo sencillo: ¿cuando no existía el teléfono móvil se hablaba el mismo tiempo que ahora?. En la respuesta podemos apreciar como existe una creación de necesidades ficticias por parte de las grandes empresas. Antes no había necesidad de usar el teléfono móvil nada más que en situaciones muy especiales y solamente lo utilizaba una minoría. Sin embargo, las empresas que controlan la telefonía móvil han generado una nueva necesidad entre las personas, una necesidad que antes no existía, la de hablar frecuentemente por el móvil. Esto ha llegado a ser tan claro que incluso se han vendido -en Italia por ejemplo- teléfonos móviles de plástico. La gente los compraba para usarlos en la calle y así parecía que utilizaban uno real, esto es otro ejemplo de conducta orientada hacia el exterior.
El mayor peligro que entraña nuestra actual cultura del dinero es que el espacio individual para nuestros gustos propios y nuestra forma crítica de ver la realidad sea suplantada por los intereses del capitalismo. El consumo genera muchos beneficios e intereses como para que su cultura no esté fuertemente controlada y nuestro sentido crítico quede minimizado. Otro sencillo ejemplo aclarará este punto. Si una persona tiene un gusto propio, por ejemplo, consumir un alimento de determinado sabor -fresa- y pasado un tiempo las empresas de este alimento hacen una gran publicidad de un sabor diferente al que tenía esa persona -menta-, esa persona tendrá un criterio propio y podrá elegir entre su gusto personal -fresa- y el gusto implantado -menta-. Hasta aquí no aparece ningún problema, el problema surge cuando la presión sea tan grande que esa persona no consiga distinguir cuál es su gusto personal y cuál es el gusto impuesto. Es decir, el individuo como tal quedaría anulado y sus gustos e intereses responderían únicamente a las intenciones económicas del capitalismo.
Frente a este problema la única solución es la visión crítica y la reflexión sobre nuestras acciones en la economía. Hacer un ejercicio de reflexión frente a la cultura del dinero, conocer quien la domina y bajo que motivaciones, conocer nuestra forma de consumir y ser críticos ante ella nos hará capaces de sustraernos de la cultura del dinero impuesta y podremos hacer la nuestra propia. Cada cual conforme a sus intereses creará la más adecuada para sí mismo. Así se toma dirección hacia el propósito más alto que es la libertad. No existe un ser libre si éste no tiene capacidad de elección y no hay capacidad de elección si no conocemos las reglas del juego económico moderno. Analicemos la realidad, comprendámosla y actuemos en ella moviendo nuestra pieza como si de una partida de ajedrez se tratase. El dinero existe por necesidad práctica, es un invento artificial para que el mundo moderno y supuestamente avanzado se sostenga. Por último, recordemos que lo importante es saber utilizar el dinero, o mejor dicho, saber evitar que el dinero nos utilice a nosotros.
Fco. Javier Lozano
Estudiante de sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Visto en www.sociologicus.com
FUENTE: SSOCIOLOGOS

El elemento material a través del cual se crea esta cultura del dinero es el propio dinero, un valor que permite el intercambio de productos. Este intercambio es inmenso ya que, en un mercado tan desarrollado como el actual, el tipo de productos que se pueden adquirir mediante el consumo es profundamente variado. Se pueden consumir desde productos básicos como los alimentos hasta las sensaciones que se pueden obtener en un parque de atracciones temático. El concepto consumir siempre ha estado cargado de connotaciones negativas y en realidad solamente hace alusión al proceso de adquirir cierto producto mediante dinero, sin hacer ninguna valoración ética o moral de ese acto. Este tipo de connotaciones se disipan cuando se hace referencia a otros tipos de consumo como el consumo de salud al comprar medicamentos.
Hoy casi todo servicio y producto se adquiere mediante dinero menos aquellos servicios gratuitos que provienen del voluntariado o de las acciones benéficas, que en ningún caso son el motor de la economía. Pero lo importante del dinero no es el dinero mismo sino su cultura. Pero, ¿qué es la cultura?. Podríamos definir la cultura como un conjunto de rasgos espirituales, materiales e intelectuales que caracterizan a una sociedad y a su sistema de valores. Según esta definición tan genérica lo ideal seria hacer un análisis de la cultura del dinero en cada momento y lugar, pero eso escapa a la pretensión de este breve ensayo y además resultaría imposible. Es correcto, por lo tanto, un análisis valorativo de la cultura del dinero desde una posición que abarque a la generalidad.
Es obvio que nuestra cultura del dinero es una continua herencia de la cultura del dinero norteamericana, la cual está marcada por motivaciones externas y es además resultado del capitalismo económico y del libre mercado. Este capitalismo se basa en la oferta persuasiva de productos que no solamente satisfacen un deseo interno sino que además tienen una dirección hacia el exterior, es una cultura del dinero dirigida hacia la calle. Un sencillo ejemplo aclarará mejor este punto. Por decirlo de alguna manera en nuestra cultura del dinero se prefiere adquirir un coche que sea lujoso por fuera a un coche que sea lujoso por dentro, se prefiere tener un móvil de tamaño miniatura aunque uno de tamaño mayor cumpla nuestras exigencias. Nuestra actividad económica está dirigida hacia el exterior y de esa manera indicamos la clase social a la que pertenecemos o a la que creemos pertenecer. Es cierto que hay otros elementos de clasificación social como lo pueden ser la cultura o los conocimientos pero hoy el elemento primario de clasificación más importante es el económico. Por esto, entre otras cosas, se entiende que la población sea presa de las modas, del agresivo marketing y de los escaparates comerciales, porque de esa manera no pierde el criterio social que debe seguir para demostrar su poder o simplemente sentir seguridad. Además mediante la cultura del dinero se consigue sentir cierta identidad o cierto rol al desarrollar preferencias, como por ejemplo elegir el restaurante en el que se quiere comer o el lugar al que se prefiere ir de vacaciones.
Uno de los efectos secundarios de la cultura del dinero del presente es la ansiedad. Una ansiedad por conseguir más cantidad de dinero para adquirir más productos sin tener un motivo real para ello. Los creadores de esta conducta son las empresas y grandes multinacionales cuyo propósito es crear e incentivar un gran consumo para aumentar sus beneficios.
En la actualidad las nuevas tecnologías, como por ejemplo las telecomunicaciones, son la apuesta clave y el mayor motor económico mundial. Sabiendo esto veamos como actúan las empresas de telefonía móvil para generar consumo. Hagamos un ejercicio de reflexión con un ejemplo sencillo: ¿cuando no existía el teléfono móvil se hablaba el mismo tiempo que ahora?. En la respuesta podemos apreciar como existe una creación de necesidades ficticias por parte de las grandes empresas. Antes no había necesidad de usar el teléfono móvil nada más que en situaciones muy especiales y solamente lo utilizaba una minoría. Sin embargo, las empresas que controlan la telefonía móvil han generado una nueva necesidad entre las personas, una necesidad que antes no existía, la de hablar frecuentemente por el móvil. Esto ha llegado a ser tan claro que incluso se han vendido -en Italia por ejemplo- teléfonos móviles de plástico. La gente los compraba para usarlos en la calle y así parecía que utilizaban uno real, esto es otro ejemplo de conducta orientada hacia el exterior.
El mayor peligro que entraña nuestra actual cultura del dinero es que el espacio individual para nuestros gustos propios y nuestra forma crítica de ver la realidad sea suplantada por los intereses del capitalismo. El consumo genera muchos beneficios e intereses como para que su cultura no esté fuertemente controlada y nuestro sentido crítico quede minimizado. Otro sencillo ejemplo aclarará este punto. Si una persona tiene un gusto propio, por ejemplo, consumir un alimento de determinado sabor -fresa- y pasado un tiempo las empresas de este alimento hacen una gran publicidad de un sabor diferente al que tenía esa persona -menta-, esa persona tendrá un criterio propio y podrá elegir entre su gusto personal -fresa- y el gusto implantado -menta-. Hasta aquí no aparece ningún problema, el problema surge cuando la presión sea tan grande que esa persona no consiga distinguir cuál es su gusto personal y cuál es el gusto impuesto. Es decir, el individuo como tal quedaría anulado y sus gustos e intereses responderían únicamente a las intenciones económicas del capitalismo.
Frente a este problema la única solución es la visión crítica y la reflexión sobre nuestras acciones en la economía. Hacer un ejercicio de reflexión frente a la cultura del dinero, conocer quien la domina y bajo que motivaciones, conocer nuestra forma de consumir y ser críticos ante ella nos hará capaces de sustraernos de la cultura del dinero impuesta y podremos hacer la nuestra propia. Cada cual conforme a sus intereses creará la más adecuada para sí mismo. Así se toma dirección hacia el propósito más alto que es la libertad. No existe un ser libre si éste no tiene capacidad de elección y no hay capacidad de elección si no conocemos las reglas del juego económico moderno. Analicemos la realidad, comprendámosla y actuemos en ella moviendo nuestra pieza como si de una partida de ajedrez se tratase. El dinero existe por necesidad práctica, es un invento artificial para que el mundo moderno y supuestamente avanzado se sostenga. Por último, recordemos que lo importante es saber utilizar el dinero, o mejor dicho, saber evitar que el dinero nos utilice a nosotros.
Fco. Javier Lozano
Estudiante de sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Visto en www.sociologicus.com
FUENTE: SSOCIOLOGOS
CONTROL MENTAL: ESTIMULACIÓN DE LOS SENTIDOS PARA QUE COMPREMOS MÁS

Son pocos los que pueden entrar a un supermercado y llevarse sólo lo que está en su lista de compras. Los comercios son inteligentes y han desarrollado una serie de técnicas de estimulación de los sentidos para que sus clientes compren más.
Aprovechando las debilidades de nuestro cerebro, las tiendas utilizan estímulos que hacen irresistible gastar más dinero, interrumpiendo la lógica de nuestro pensamiento. ¿Quieres saber cómo hacen esta suerte de control mental?


Colores
Los colores nos hacen percibir las cosas de cierta manera, llevándonos a realizar distintas acciones. Sí, los colores afectan nuestras acciones. Por ejemplo, el rojo es estimulante y energético y los pasillos o zonas de venta en donde el rojo se destaca, nos llevan a comprar más.
Por su parte, el verde se asocia a suerte y riqueza. Artículos que pueden parecer comunes, bajo el color verde, pueden percibirse mejores o más exclusivos, lo que combinado al precio nos harán comprarlos.
El azul, nos provoca una sensación de seguridad sobre la calidad de lo que estamos por comprar y, el amarillo se utiliza para llamar la atención en vitrinas.

Aromas
El sentido del olfato pone en alerta a nuestro cerebro. Está comprobado que, un olor agradable, nos pone de mejor humor, haciendo sentir que los productos son mejores o más atractivos. Si sentimos un olor penetrante que nos guste, nos veremos estimulados a comprar. Por ejemplo, el café de grano que suelen preparar en los supermercados nos llevan a desear café, esté o no en nuestra lista de compras.
El olor a pino durante la temporada navideña también evoca las ganas de comprar productos relacionados con la festividad.

Oído
La música que se toca en las tiendas no es al azar, sino que está cuidadosamente seleccionadapara causar un efecto en el cerebro de los compradores.
El uso de música clásica o retro trae la nostalgia a los compradores, que se sienten atraídos por la bonanza del pasado y, aún en tiempo complicados económicamente, compran más, ya que les hace sentir seguros con respecto a un momento que ya conocen.
La música navideña o de festividades genera un sentimiento positivo y levanta nuestro espíritu, lo que nos hace más propensos a gastar.

Tacto
Solemos comprar lo que tocamos, ya que alterna nuestra percepción. Si se ofrece una muestra de papel y, sentimos su suavidad, podríamos vernos estimulados a comprarlo, aún cuando no lo necesitemos.
Si un producto está ubicado al centro de un display, a la altura y lugar perfecto, probablemente lo toquemos y, quizá se gane un lugar en el carro.

Sentimientos
Los comercios juegan con nuestra afectividad y ansiedad. Si se ve a muchas personas comprando o varias ofertas que se topan, subirá nuestra actividad cerebral y la ansiedad por participar de ese fenómeno colectivo.
La presión de las masas también actúa. Si se promociona una oferta y vemos al resto corriendo a comprar, quizá hagamos lo mismo, sin importar de qué se trate.
¿Conocías estas técnicas de estimulación de los sentidos? ¿Crees que es una suerte decontrol mental sobre nosotros? Entrena tu cerebro, cierra tus sentidos y, la próxima vez que vayas a una tienda, prepárate para resistir los engaños con los que el comercio quiere dominar tus acciones.
FUENTE: OJOCIENTIFICO
SUEÑOS BAJO EL AGUA: FOTÓGRAFA REALIZA INQUIETANTE SECUENCIA ONÍRICA SUBMARINA
Olas de sombra
mojan mi pensamiento
—y no lo apagan.
Octavio Paz, “Campanas en la noche”
El agua es un símbolo poderoso. En Ka, su libro exegético sobre la mitología hindú, Roberto Calasso las caracteriza como un “irreductible plural femenino”. Las aguas, ese vientre ubicuo donde todo comienza.
Susanna Majuri, fotógrafa de origen finlandés, dio a conocer recientemente una serie en que esta característica metafísica del agua se revela a la luz de las ensoñaciones oníricas, haciendo de este elemento primordial el sustrato donde ocurren los sueños-
Para sus tomas Majuri efectivamente sumergió a sus retratados y también se sumergió ella misma, acaso el rito de paso necesario para penetrar ese otro mundo, el requisito ineludible de cruzar una frontera para llegarse a un territorio que de ordinario y por definición está en otra parte.
“Mi corazón palpita salvajemente cuando puedo sentir la presencia de las sorpresas. Mi reto es ver la realidad con una luz no tradicional. Cuando tomo las imágenes, tengo la premonición de que algo extraño está a punto de suceder”, dice la artista a propósito de su trabajo.
El efecto conseguido, por cierto, por momentos parece alejar a las imágenes del ámbito de la fotografía para acercarlas más bien al de los óleos y las pinturas, una afortunada confusión que otorga todavía más fantasía a las escenas.








FUENTE: PIJAMSURF
EL TESORO DE TILLYA TEPE Y LA CIVILIZACIÓN PERDIDA DE AFGANISTÁN
El soberbio ajuar funerario hallado en 1978 por un arqueólogo soviético reveló la brillante cultura de Asia Central a inicios de la era cristiana
En 1978, el arqueólogo soviético Viktor Ivanovich Sarianidi llegó al noroeste de Afganistán para iniciar una excavación en un lugar de nombre evocador: Tillya Tepe, la «colina dorada». El yacimiento había sido descubierto nueve años antes y Sarianidi quería confirmar si correspondía a alguno de los grandes Estados que se formaron en Asia Central a principios de la era cristiana, sobre los que se poseía muy escasa información.
Al cabo de algunas semanas de trabajo, los arqueólogos desenterraron seis tumbas en cuyo interior se guardaba un riquísimo ajuar: más de veinte mil objetos, entre ellos una enorme cantidad de discos de oro, joyas, monedas y armas. Sarianidi llegó a la conclusión de que las tumbas pertenecían a nobles de Bactriana, una región de Asia Central conquistada por Alejandro Magno en el siglo IV a.C., que conformó un poderoso reino en el que se reunían influencias helenísticas, indias y persas. El arqueólogo creyó que eran concretamente nobles kushanos, un pueblo nómada procedente de Xinjiang, en el oeste de China, que conquistó el reino grecobactriano en el siglo II a.C. y acabó adoptando sus costumbres.
Salvar el tesoro
Sin embargo, el momento del hallazgo de las tumbas y de su espectacular tesoro no podía haber sido peor. En 1978, Afganistán vivía en un ambiente de guerra civil, con los comunistas que habían tomado el poder en Kabul y los muyaidines de las distintas tribus de las regiones montañosas que se preparaban para lo que iba a ser una larga guerra contra el ejército soviético, que invadió el país al año siguiente. Tillya Tepe no quedó al margen de esta situación. Sarianidi recordaría más tarde cómo «una mañana aparecieron a caballo unos hombres armados de unas tribus, como demonios de la arena surgidos del desierto; rodearon Tillya Tepe e hicieron airadas preguntas. Los asustados trabajadores nos imploraron que no dijéramos nada o nos fusilarían». Esa vez el peligro pasó, pero Sarianidi comprendió que había que poner a salvo los tesoros hallados, por lo que en febrero de 1979 decidió trasladarlos a Kabul.
Tumbas regias
Tillya Tepe fue hace unos 3.200 años el emplazamiento de un templo dedicado al fuego, compuesto por una gran plataforma y flanqueado por muros y torres circulares. A mediados del I milenio a.C., el lugar había quedado abandonado, pero más tarde, en el siglo I a.C., se convirtió en una necrópolis para los pueblos que vivían en la zona. Concretamente, Sarianidi interpretó que las seis tumbas excavadas y estudiadas pertenecieron a aristócratas nómadas locales, quizás una familia real que vivió en el cercano enclave de Yemshi-Tepe.
Los innumerables tesoros que contenían estas tumbas, datadas en el siglo I d.C., indican que los entierros debieron realizarse de un modo velado, muy posiblemente durante la noche. Los cuerpos fueron introducidos en ataúdes de madera que se depositaron en fosas excavadas con tal propósito y cubiertos con tierra. De los seis enterramientos, cinco eran de mujeres y sólo uno pertenecía a un varón, identificado con la figura de un príncipe. Todos los cuerpos estaban cubiertos por ricos atuendos, adornados con oro y piedras preciosas. En los ajuares se hallaron pendientes, cinturones, brazaletes, collares, armas y coronas, elaborados con materiales preciosos: oro, turquesa, cornalina y lapislázuli.
La gran cantidad de objetos de oro localizados sorprendió a los arqueólogos, y algunas piezas de particular belleza –como la corona y unos pendientes hallados en la tumba de quien fuera muy posiblemente una princesa– atrajeron la atención del gran público, que conoció el hallazgo gracias, entre otros, a un reportaje de National Geographic Magazine de 1990. Asimismo, los objetos desenterrados ofrecen una preciosa clave para saber más sobre el período conocido como la Edad Oscura de Asia Central.
Imperio multicultural
Es posible que, como creía Sarianidi, las tumbas estén relacionadas con el Imperio kushano, que se extendió desde el actual Tayikistán hasta el mar Caspio y desde Afganistán hasta el valle del Ganges. Pero hoy día los estudiosos creen que las piezas localizadas, en particular las monedas, presentan mayor afinidad con los partos que vivían en el noroeste de Irán. De lo que no hay duda es de que Tillya Tepe se hallaba en el centro de una tupida red de conexiones e influencias de diversas culturas que se extendía por Asia Central, a lo largo de la Ruta de la Seda. De ahí el origen variopinto de las piezas que forman su tesoro, en el que hallamos un cinturón de oro con una diosa flanqueada por dos leones, motivo asociado al mundo parto, monedas romanas, partas e indias, e incluso un espejo de plata con caracteres chinos.
Para saber más
Gandhara, la memoria de Afganistán. Berenice Geoffroy-Schneiter y H. Kliczkowski. Madrid, 2003.

La corona de una princesa nómada
Corona de oro desmontable hallada en la tumba Vi de Tillya Tepe. Siglo I. Museo de Kabul.

Carnero de oro
Esta exquisita pieza formó parte en su día del tocado del noble nómada enterrado en la tumba IV, la única sepultura masculina.

Pendiente ritual
De oro, turquesa y lapislázuli, representa a un señor de los animales que sujeta dos dragones y viste pantalones típicos persas.

Esqueletos y joyas
Cinco de las tumbas de Tillya Tepe contenían esqueletos de mujer, como el que se muestra en la imagen, cubierto de joyas. Esparcidos entre los huesos se encontraron discos de oro, pendientes y otros adornos.
FUENTE: NATIONALGEOGRAPHIC
miércoles, 2 de octubre de 2013
EL MISTERIOSO MAPA DE PIRI REIS
El mapa de Piri Reis, muestra la costa occidental de África, la costa oriental de América del Sur y la costa norte de la Antártida. Fue elaborado en 1513, publicado en 1523, extraviado y recuperado en 1929, y ahora se guarda con celo en el Museo Topkapi Sarayi de Estambul. La precisión de sus líneas siempre ha sido un misterio, sobre todo el hecho de que incluyera la Antártida, entonces por descubrir.
Esta representación gráfica de los nuevos territorios del Atlántico se elaboró como una power point de la época, para enseñarle visualmente a Selim I los descubrimientos de los españoles y los portugueses. Sin embargo, el atlas del almirante turco fue mucho más allá, hasta el punto de convertirse en una leyenda. ¿Cómo pudo dibujar América con tanta precisión, solo unos años después de la llegada de Colón? ¿Cómo pudo siluetear la Antártida, mucho antes de que nadie pusiera los ojos en sus hielos?
Respecto a la primera parte de la pregunta, parece que Piri Reis bebió directamente de los mapas elaborados por la tripulación de Colón. Era un marinero bien informado, con todo tipo de contactos, por lo que se supone que fue de los primeros en conocer y valorar la hazaña del descubrimiento. En cuanto al segundo interrogante, lo cierto es que en otros mapas medievales ya aparecían referencias a un territorio ignoto, que podría ser la Antártida. Sin embargo, el acabado tan perfecto de unos territorios tan desconocidos en Europa como cabe suponer sigue resultando asombroso. De hecho, el almirante es hoy un símbolo en Turquía, una referencia para todos los aficionados a la cartografía y a la belleza de los mapas.
FUENTE: ABC
Esta representación gráfica de los nuevos territorios del Atlántico se elaboró como una power point de la época, para enseñarle visualmente a Selim I los descubrimientos de los españoles y los portugueses. Sin embargo, el atlas del almirante turco fue mucho más allá, hasta el punto de convertirse en una leyenda. ¿Cómo pudo dibujar América con tanta precisión, solo unos años después de la llegada de Colón? ¿Cómo pudo siluetear la Antártida, mucho antes de que nadie pusiera los ojos en sus hielos?
Respecto a la primera parte de la pregunta, parece que Piri Reis bebió directamente de los mapas elaborados por la tripulación de Colón. Era un marinero bien informado, con todo tipo de contactos, por lo que se supone que fue de los primeros en conocer y valorar la hazaña del descubrimiento. En cuanto al segundo interrogante, lo cierto es que en otros mapas medievales ya aparecían referencias a un territorio ignoto, que podría ser la Antártida. Sin embargo, el acabado tan perfecto de unos territorios tan desconocidos en Europa como cabe suponer sigue resultando asombroso. De hecho, el almirante es hoy un símbolo en Turquía, una referencia para todos los aficionados a la cartografía y a la belleza de los mapas.
FUENTE: ABC




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