Alguien muy sabio dio la siguiente recomendación a los buscadores de la Verdad:
Piensen con un martillo
Sin duda ese es uno de los mejores consejos que he recibido. Es tanta la desinformación que hay allá afuera, tantos los engaños y tantas las medias verdades (el "ruido"), que aceptar ciegamente lo que se le pone a uno enfrente, sin antes pasarlo por el rigor de un martillo imparcial donde se encuentren en equilibrio la apertura y el escepticismo, sería tan peligroso como aventurarnos en la selva desnudos y sin ningún tipo de entrenamiento.
Sin un martillo, puede ocurrir que asumamos
1. que toda información oficial es cierta, o
2. que toda información "alternativa" es cierta - lo que sería igualmente peligroso.
De modo que no crean, estimados lectores, que por tratar temas "alternativos" estoy aceptando todo lo que la postura oficial rechaza sin una debida consideración - sin un martillo. De hecho, si lo hiciera ¡yo mismo estaría contribuyendo con la desinformación! Eso estaría muy mal, especialmente porque lamento que haya muchos allá afuera que así lo hagan, conscientemente o no.
De modo que cuando propongo algo, créanme que siempre intento recordar que puedo estar equivocado, porque la verdad no es fácil de alcanzar.
Lo de arriba es fácil de entender cuando se aplica al mundo externo. Pero el martillo tiene otra función que podríamos calificar de esotérica...
Si han leído a Fulcanelli sabrán que los alquimistas de la Edad Media (de los más sabios "alternativos" de ese entonces) ocultaban su conocimiento en el arte religioso de las catedrales góticas.
La escritora Laura Knight-Jadczyk, fundadora del sitio de Cassiopaea, tiene un artículo interesante que entre otras cosas discute el simbolismo alquímico de una impresionante catedral en Francia, la del pueblo de Auch.
Entre otras cosas, dicha catedral cuenta con un coro de madera labrado con las más extraordinarias figuras alegóricas. De ellas, mi favorita es la siguiente:
Piensen con un martillo
Sin duda ese es uno de los mejores consejos que he recibido. Es tanta la desinformación que hay allá afuera, tantos los engaños y tantas las medias verdades (el "ruido"), que aceptar ciegamente lo que se le pone a uno enfrente, sin antes pasarlo por el rigor de un martillo imparcial donde se encuentren en equilibrio la apertura y el escepticismo, sería tan peligroso como aventurarnos en la selva desnudos y sin ningún tipo de entrenamiento.
Sin un martillo, puede ocurrir que asumamos
1. que toda información oficial es cierta, o
2. que toda información "alternativa" es cierta - lo que sería igualmente peligroso.
De modo que no crean, estimados lectores, que por tratar temas "alternativos" estoy aceptando todo lo que la postura oficial rechaza sin una debida consideración - sin un martillo. De hecho, si lo hiciera ¡yo mismo estaría contribuyendo con la desinformación! Eso estaría muy mal, especialmente porque lamento que haya muchos allá afuera que así lo hagan, conscientemente o no.
De modo que cuando propongo algo, créanme que siempre intento recordar que puedo estar equivocado, porque la verdad no es fácil de alcanzar.
Lo de arriba es fácil de entender cuando se aplica al mundo externo. Pero el martillo tiene otra función que podríamos calificar de esotérica...
Si han leído a Fulcanelli sabrán que los alquimistas de la Edad Media (de los más sabios "alternativos" de ese entonces) ocultaban su conocimiento en el arte religioso de las catedrales góticas.
La escritora Laura Knight-Jadczyk, fundadora del sitio de Cassiopaea, tiene un artículo interesante que entre otras cosas discute el simbolismo alquímico de una impresionante catedral en Francia, la del pueblo de Auch.
Entre otras cosas, dicha catedral cuenta con un coro de madera labrado con las más extraordinarias figuras alegóricas. De ellas, mi favorita es la siguiente:
© cassiopaea.org
Un martillo a la cabeza
¡Vaya, pero si no es esa una elegante alegoría de precisamente de lo que hablábamos arriba! ¡Pensar con un martillo!
Hay otro detalle interesante que podemos aprender de las figuras en esa sección. Es necesario poner atención a lo que rodea a la imagen del martillo. Justo a su izquierda se encuentra la de una mujer que muestra su corazón:
© cassiopaea.org
Con el corazón en la mano
Dado que muy probablemente el tema general de la catedral sea justamente el desarrollo esotérico - o la "alquimia del alma" - ¿no sería acertado pensar que el mensaje conjunto de esas dos imágenes es que el crecimiento interno pasa necesariamente por la aplicación del martillo sobre el caos que normalmente reina sobre nuestras emociones?
Si han leído a Gurdjieff o a Mouravieff, quizá entiendan mejor a lo que me refiero.
En otras palabras:
Así como en el mundo externo debemos hacer un esfuerzo por distinguir la información verdadera de la falsa, en el mundo interno debemos separar las emociones mecánicas y egoístas de las que nos hacen más libres, objetivos y capaces de amar. Con el rigor de un martillo.
O eso creo yo.
FUENTE: SOTT
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