Fotografía de David Coventry
A menos de que sea especificado, los artefactos son cortesía de la Dirección Nacional de Patrimonio Histórico, del Instituto Nacional de Cultura de Panamá; fotografiados en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales. Los ornamentos que fueron obtenidos de las excavaciones en el sitio incluyen un colgante con forma de cabeza humana, de aproximadamente 13 centímetros.
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
El tesoro personal de un cacique incluye un colgante de caballo de mar de aproximadamente 8 centímetros de alto, adornos para las orejas, parte de un peto, un collar y placas. Todo fue enterrado en una bolsa llena con cuentas de piedra de los alrededores, que se dispersaron al deteriorarse las fibras.
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
Cerca del cementerio en El Caño, los monolitos de piedra se levantan casi hasta los dos metros. Los prisioneros de guerra podrían haber sido azotados contra ellos antes de ser sacrificados y enterrados con los caciques, durante los funerales que incluían varios días de banquetes y danzas.
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
Bajo la dirección de la arqueóloga Julia Mayo, totalmente a la izquierda y de pie, el equipo en El Caño descubre ornamentos de oro del entierro de un cacique a unos cinco metros por debajo del nivel del suelo. Al fondo, es excavado el nivel medio de una segunda tumba.
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
A la izquierda la directora de la excavación, Julia Mayo, trabaja con miembros de su equipo para remover un peto de los restos de un jefe supremo. El agua de los mantos freáticos se ha colado al interior de la tumba, que se encuentra a casi cinco metros de profundidad.
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
Los ornamentos excavados incluyen unos pequeños brazaletes y un peto, hechos probablemente para el bebé de un cacique.
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
El único cráneo intacto de El Caño es envuelto en telas para su transportación al laboratorio; perteneció a alguien que fue sacrificado para acompañar a un cacique al siguiente mundo. La cabeza yace en un ángulo antinatural con respecto al cuerpo, indicando quizás la ruptura del cuello. Dos pequeñas figuras de oro y resina fueron encontradas encima de la mandíbula inferior.
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
Una esculturilla similar con manos de oro de aproximadamente dos y medio centímetros (retratada) fue enterrada con el jefe, cuyos huesos –como la mayoría de todos los de este sitio- se degradaron hace mucho tiempo como resultado de las inundaciones de temporada.
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
El experto en metales, Kim Cullen Cobb, trabaja hasta entrada la noche y dibuja las 389 cuentas de oro que alguna vez fueron parte de la armadura y adornaban las piernas de un jefe supremo. Los hallazgos son registrados generalmente de esta forma en las excavaciones arqueológicas. "Estudias el objeto mientras lo recreas pieza por pieza," dice Cobb. "El proceso revela patrones que podrían no haber sido discernidos de otra manera".
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
El tesoro de un tercer gran jefe salió a la luz en la orilla de la fosa de la excavación, durante la temporada del 2011. Enterrado en una bolsa, incluía un colgante de esmeralda, un halcón de una piedra de color oscuro, unos aretes con forma de sombrero, dos esculturillas misteriosas de oro, una rana de piedra con la punta de oro y una pequeña campana en forma de cabeza de pecarí (sentado en una placa circular, a la derecha inferior).
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
Un colgante de piedra de cinco centímetros de alto, con forma de halcón fue encontrado en la pila de otro tesoro, en la tumba de otro cacique. Probablemente una bolsa tejida contenía todo en el tiempo del entierro, pero hace mucho que pudo haberse degradado.
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
Un colgante de oro de dos y medio centímetros de alto retrata a un murciélago de dos cabezas. Colgaba del cuello de uno de los guerreros enterrados con un gran jefe.
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
Un guerrero enterrado con un gran jefe uso estos colgantes: una piedra cubierta en oro, con forma de colmillo de casi 6 centímetros de largo y un humano de dos cabezas de oro puro que sostiene una trompeta de concha, de alrededor de 2 centímetros de alto.
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
La campana de oro de un cacique apenas mide dos y medio centímetros de la corona a la boca. Suena a través de un pequeño silbido que se produce cuando la bola golpea el interior de la boca del pecarí.
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
Los artefactos son cortesía del Museo Antropológico Reina Torres de Araúz, DNPH/INAC. Estatuas de basalto que alguna vez fueron erigidas en la plaza ritual en El Caño. La estatua sin cabeza en la izquierda lejana, de aproximadamente 1.20 de alto, podría mostrar a un prisionero de guerra que espera su destino; las manos están atadas por detrás de su cuerpo sentado.
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
Un río serpenteante atraviesa los campos de caña de azúcar alrededor de El Caño, el cual se localiza en las arboledas bajo la montana central. Quizás consideradas sagradas hace mucho tiempo, las orillas de los canales podrían albergar muchas más tumbas aún sin ser descubiertas.
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
Artefacto por cortesía del Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad de Pensilvania, No. 40-13-27, fotografiado en el Dennos Museum Center, en la ciudad de Traverse, Michigan. Este colgante de oro de casi trece centímetros de largo alguna vez perteneció a un cacique. Representa una creatura imaginaria y lleva una esmeralda, probablemente de Colombia. Se encontró en Conte, a casi tres y medio kilómetros de El Caño.
Foto: National Geographic
Fotografía de David Coventry
El pico de una jarra de cerámica retrata un rostro humano. Los llamativos patrones geométricos que resaltan los gestos faciales podrían representar tatuajes, que seguramente fueron insignias de algún rango.
Foto: National Geographic
FUENTE: NGENESPAÑOL
2 comentarios:
Como descendiente de los antiguos propietarios de estos fabulosos tesoros tan codiciados no solo por los invasores europeos sino por muchos más: antes, ahora, y después, no me queda más que desear que donde quiera que estas grandes riquezas que fueron defendidas tan valerosamente por sus verdaderos dueños a costa de mucho sufrimiento, dolor y muerte, a donde sea que vayan a parar se les de el mejor uso en beneficio de la humanidad que vive en la miseria, los cuales son sus VERDADEROS ACTUALES DUEÑOS.
OJALÁ ESTOS TESOROS, COMO TANTOS OTROS PERDUREN POR MUCHAS GENERACIONES MÁS, PORQUE NO DEBEMOS OLVIDAR NUNCA NUESTRO GLORIOSOS PASADO, SIN OLVIDAR EL PRESENTE, PARA CONSTRUIR UN MEJOR MAÑANA.
Publicar un comentario