Referencia: Science.Daily.com, 28 de marzo 2013
via EurekAlert!, a service of AAAS.
Las luchas de los adolescentes por conectarse con sus iguales en los primeros años de adolescencia, sin consentir ser barridos por las influencias negativas de sus compañeros, predice su capacidad de formar fuertes lazos de amistad y evitar así graves problemas, incluso una década más tarde. Esas son las conclusiones de un nuevo estudio longitudinal realizado por los investigadores de la Universidad de Virginia, que aparece en el journal Child Development.
"En general, hemos descubierto que estos adolescentes se hallan en la cuerda floja respecto a sus iguales", explica Joseph P. Allen y Hugh P. Kelly, profesor de la Universidad de Virginia que dirigió el estudio. "Ellos necesitan establecer conexiones fuertes y positivas con ellos, mientras que al mismo tiempo establecen su independencia para resistir las influencias desviadoras. Aquellos que no consiguen manejar esto se ven abocados a importantes problemas tanto en el presente como una década más tarde."
Los investigadores hicieron un seguimiento a 150 adolescentes durante un período de 10 años (desde los 13 años hasta los 23) para conocer a largo plazo los efectos de sus primeras luchas entre iguales de la adolescencia. Reunieron información de múltiples fuentes, de los propios adolescentes, de sus padres y compañeros, y mediante la observación de interacciones posteriores con sus parejas románticas. Los adolescentes estaban compuestos por grupos raciales, étnicos y de diversa socioeconomía.
Los adolescentes que tenían problemas para conectar bien con sus iguales en la adolescencia temprana, también tuvieron dificultades para establecer amistades íntimas en su joven edad adulta. Los adolescentes que no conectaban bien a los 13 años, tuvieron también más dificultades para manejar los desacuerdos en sus relaciones románticas como adultos.
Los adolescentes que tuvieron problemas para establecer cierta autonomía e independencia con sus iguales (especialmente respecto a formas leves de desviación, como el hurto y vandalismo) se encontraron con un mayor riesgo de problemas ante el consumo de alcohol y sustancias y con el comportamiento ilegal, casi una década después.
Por el contrario, los adolescentes que fueron vistos como compañeros deseables, aquellos empáticamente considerados, capaces de ver las cosas desde diferentes perspectivas y controlando sus impulsos, además de tener un buen sentido del humor, tenían mayores probabilidades a tener relaciones positivas en la edad adulta.
Los adolescentes que fueron capaces de establecer una cierta autonomía frente a las influencias de sus iguales, 'tuvieron más probabilidades de evitar un comportamiento problemático en la edad adulta; los adolescentes que se mostraron más capaces de pensar por sí mismos frente a las influencias negativas de sus iguales consumían menos alcohol y tenían menos problemas con el abuso de alcohol y las demás drogas en la etapa de jóvenes adultos. Sin embargo, los adolescentes que fueron vistos como compañeros deseables fueron más propensos a tener futuros problemas asociados con el consumo de alcohol y de sustancias.
"Los resultados dejan claro que, el establecimiento de la competencia social en la adolescencia y la joven adultez, no es un proceso fácil, pues implica negociaciones desafiantes y, en ocasiones, conflicto de objetivos entre iguales por la aceptación y la autonomía respecto a las influencias negativas de sus compañeros", señala Allen.
"Enseñar a los adolescentes a mantenerse a sí mismos, de manera que puedan preservar y profundizar las relaciones (resguardarse a sí mismos, mientras se mantienen las conexiones con otros), es la tarea central del desarrollo social que padres, maestros y otros, deben trabajar por su promoción", añadió Allen.
Los adolescentes que lograron ambos objetivos simultáneamente, la conexión con sus iguales sin perder su autonomía, fueron calificados por sus padres en general como más competentes a los 23 años. "Hay un camino positivo a través de la selva de iguales en la temprana adolescencia", aduce Allen, "aunque es un asunto difícil para muchos adolescentes encontrarlo y recorrerlo".
- Fuente: Society for Research in Child Development.
- Publicación referente: Joseph P. Allen, Joanna Chango, David Szwedo. The Adolescent Relational Dialectic and the Peer Roots of Adult Social Functioning. Child Development, 2013; DOI: 10.1111/cdev.12106.
Los investigadores hicieron un seguimiento a 150 adolescentes durante un período de 10 años (desde los 13 años hasta los 23) para conocer a largo plazo los efectos de sus primeras luchas entre iguales de la adolescencia. Reunieron información de múltiples fuentes, de los propios adolescentes, de sus padres y compañeros, y mediante la observación de interacciones posteriores con sus parejas románticas. Los adolescentes estaban compuestos por grupos raciales, étnicos y de diversa socioeconomía.
Los adolescentes que tenían problemas para conectar bien con sus iguales en la adolescencia temprana, también tuvieron dificultades para establecer amistades íntimas en su joven edad adulta. Los adolescentes que no conectaban bien a los 13 años, tuvieron también más dificultades para manejar los desacuerdos en sus relaciones románticas como adultos.
Los adolescentes que tuvieron problemas para establecer cierta autonomía e independencia con sus iguales (especialmente respecto a formas leves de desviación, como el hurto y vandalismo) se encontraron con un mayor riesgo de problemas ante el consumo de alcohol y sustancias y con el comportamiento ilegal, casi una década después.
Por el contrario, los adolescentes que fueron vistos como compañeros deseables, aquellos empáticamente considerados, capaces de ver las cosas desde diferentes perspectivas y controlando sus impulsos, además de tener un buen sentido del humor, tenían mayores probabilidades a tener relaciones positivas en la edad adulta.
Los adolescentes que fueron capaces de establecer una cierta autonomía frente a las influencias de sus iguales, 'tuvieron más probabilidades de evitar un comportamiento problemático en la edad adulta; los adolescentes que se mostraron más capaces de pensar por sí mismos frente a las influencias negativas de sus iguales consumían menos alcohol y tenían menos problemas con el abuso de alcohol y las demás drogas en la etapa de jóvenes adultos. Sin embargo, los adolescentes que fueron vistos como compañeros deseables fueron más propensos a tener futuros problemas asociados con el consumo de alcohol y de sustancias.
"Los resultados dejan claro que, el establecimiento de la competencia social en la adolescencia y la joven adultez, no es un proceso fácil, pues implica negociaciones desafiantes y, en ocasiones, conflicto de objetivos entre iguales por la aceptación y la autonomía respecto a las influencias negativas de sus compañeros", señala Allen.
"Enseñar a los adolescentes a mantenerse a sí mismos, de manera que puedan preservar y profundizar las relaciones (resguardarse a sí mismos, mientras se mantienen las conexiones con otros), es la tarea central del desarrollo social que padres, maestros y otros, deben trabajar por su promoción", añadió Allen.
Los adolescentes que lograron ambos objetivos simultáneamente, la conexión con sus iguales sin perder su autonomía, fueron calificados por sus padres en general como más competentes a los 23 años. "Hay un camino positivo a través de la selva de iguales en la temprana adolescencia", aduce Allen, "aunque es un asunto difícil para muchos adolescentes encontrarlo y recorrerlo".
- Fuente: Society for Research in Child Development.
- Publicación referente: Joseph P. Allen, Joanna Chango, David Szwedo. The Adolescent Relational Dialectic and the Peer Roots of Adult Social Functioning. Child Development, 2013; DOI: 10.1111/cdev.12106.
FUENTE: BITNAVEGANTE
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