En las últimas décadas, especialistas en la salud emocional y relacionan consideran que existen conductas y premisas culturales que fomentan relaciones cargadas de celos excesivos, insultos, negligencia emocional, humillaciones, sumisión, violencia física, entre otros. Desgraciadamente tienden a normalizarse en la relación al tildarse de “conductas románticas” porque “es una manera de demostrar el amor.”
Una manera de descubrir que una persona está en una relación tóxica es ser sincero con uno mismo y observar si alguno de estos síntomas forman parte de la vida en pareja:
– Hay un “Pero tú lo has hecho también/peor”
Se trata de un fenómeno en el que ambos miembros continúan reclamando y culpando los errores que el otro cometió semanas, meses o años atrás. Por ejemplo, puede que A reclame semanalmente una conducta seductora que B realizó años atrás, y B le reclame a A sobre la manera de relacionarse con algún compañero de trabajo. Ambos actúan con la intención de remover su “derecho a estar celosos.” Sin embargo, esta dinámica posee su base en el abuso de poder, en donde uno pretender tener el control sobre el otro mediante la manipulación y el sentido de culpa o vergüenza. En el caso que se prolongue durante mucho tiempo, la pareja no sólo vivirá en una sensación de desgaste energético y emocional, cualquier mínimo error o malinterpretación será pretexto de cualquier debacle.
En su lugar, los terapeutas de pareja recomiendan que cada persona aprenda a elaborar y regular aquella acción que los lastimó de manera individual. Es decir que si hubo una conducta de A que lastimó a B, el último puede esforzarse para remediar el daño y el primero, para superar el dolor lo más pronto posible.
– Tener conductas pasivoagresivas
Es decir, en vez de ser directos y claros con aquello que puede estar molestando, uno de los miembros de la pareja puede hacer comentarios –a veces bajo la excusa de ser broma– que nos hagan sentir humillados, insultados o culpen de alguna conducta. Los terapeutas de pareja recomiendan hablar de manera abierta acerca de los sentimientos y sus deseos, recalcando que la otra persona no es responsable ni está obligada a cumplirlos, sólo puede apoyar con su amor y esfuerzo hacia el bienestar mayor de la relación.
– Hay amenazas de ruptura o de vida
Ante el menor roce, crítica o queja, surge la amenaza de terminar la relación. Por ejemplo, cuando A siente que B está siendo frío, en vez de comentar “Siento que a veces eres frío”, expresan “No puedo salir con alguien que es frío conmigo todo el tiempo.” Este tipo de comentarios no sólo fomentan chantaje emocional, también cantidad desbordante de estrés, crisis, inseguridad y manipulación.
Es normal y saludable molestarse con la pareja, pues se trata de la interacción entre dos seres humanos. Por ello es indispensable aprender a comunicar esos pensamientos y sentimientos negativos sin la intención de lastimar ni lastimarse más; y mucho más, el poder comprender que el compromiso con una persona es diferente a verse obligado a disfrutar cada parte de la pareja. Es decir, uno puede estar eternamente devoto a alguien y enojarse con la misma persona en ocasiones.
– Culpar a la pareja de las emociones y reacciones de uno
Supongamos que uno pasó un mal día en el trabajo y la pareja no se encuentra tampoco en el mejor de los estados. Es común resentir el trato de la otra persona como insensible, y por tanto actuar en función de esa interpretación. Sin embargo, el culpar a las parejas de las acciones y sentimientos de uno tiene a ser un “tira y afloje” hasta derivar en una pelea. Uno sólo es responsable de las emociones y acciones de uno. Eso incluye el ser capaces de pedir verbalmente deseos, necesidades y cuidados; de esa manera uno se puede volver responsable de las propias emociones y así notar la diferencia entre apoyar y verse obligado a apoyar a la pareja. De lo contrario, se tiene el riesgo de caer en un circuito de codependencia, cargado de resentimiento y expectativas sin cumplir.
– Hacer escenas de celos
Los celos, en exceso, siempre son tóxicos. Las pláticas, flirteos, tocamientos, llamadas, textos, salidas, pueden ser causa de celos. Sin embargo, al hablar sobre celos surgen preguntas como: ¿acaso la pareja no tiene un pasado y la misma libertad de uno para vincularse con distintas personas?, ¿acaso no confiamos en que la elección que uno mismo hizo es la adecuada, y por tanto elegimos a una persona leal a la relación?, entre otros.
– Comprar las soluciones a los problemas de pareja
Es común que ante una serie de conflictos, la pareja decida casarse o tener un hijo. Si bien la excitación del principio puede generar adrenalina, el evento no desaparecerá mágicamente el problema y en su lugar brindará precedentes insalubres en la relación de pareja. Por ello es siempre recomendable comunicarse para resolver un problema; y si, por ejemplo, la confianza se rompió, se puede volver a construir con acciones de intimidad, comunicación y aprecio.
FUENTE: PIJAMASURF
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