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martes, 25 de septiembre de 2012

LA HISTORIA DETRÁS DEL PRIMER MUSEO DEL MUNDO


En 1925, el arqueólogo Leonard Woolley descubrió una curiosa colección de objetos mientras excavaba un palacio de Babilonia. Eran cosas de muchos tiempos y lugares diferentes, y sin embargo, estaban organizadas de forma clara y hasta correctamente etiquetadas. Woolley había descubierto el primer museo del mundo.

Es fácil olvidar que los pueblos antiguos también estudiaban la historia –los babilonios que vivieron hace 2,500 años eran capaces de mirar retrospectivamente en los milenios anteriores de la experiencia humana. Eso es en parte lo que hace extraordinario el Museo de la princesa Ennigaldi. Su colección contenía maravillas y objetos tan antiguos para a ella como la caída del Imperio Romano lo es para nosotros. Pero también es un símbolo sombrío de una civilización agonizante consumida por su vasta historia propia.


El arqueólogo

El Museo Ennigaldi fue sólo uno de los muchos hallazgos notables hechos por Leonard Woolley, generalmente considerado como entre los primeros arqueólogos modernos. Nacido en Londres en 1880, Woolley estudió en Oxford antes de convertirse en asistente de guardián en la escuela del Museo Ashmolean. Fue allí donde Arthur Evans –el renombrado arqueólogo que estudió la civilización minoica en la isla griega de Creta– decidió que Woolley sería de más utilidad en el campo, y por eso Evans lo envió a Roma para empezar a excavar ahí.
Aunque Woolley tenía un añejo interés en las excavaciones, contaba con poca capacitación formal en lo que respecta a hacerlo técnicamente bien. Lo dejaron a su suerte como autodidacta, y así encontró sus propias técnicas e interpretaciones que influyeron en futuros arqueólogos. Justo antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, él exploró la antigua ciudad hitita de Carquemis junto con su joven colega T.E. Lawrence, quien hizo a un lado su historial como arqueólogo para asumir un papel más famoso como… bueno, como Lawrence de Arabia.


Woolley (der.) y Lawrence de Arabia

Pero fue el trabajo de Woolley en la antigua ciudad mesopotámica de Ur lo que realmente consolidó y proyectó su legado histórico. A partir de 1922, Woolley excavó una gran porción de una ciudad-Estado antigua que había durado miles de años, desde la antigua civilización sumeria del 3,000 a.C. hasta el imperio Neo-Babilónico de 500 antes de Cristo. Uno de sus mayores descubrimientos –que se puede considerar el equivalente de la tumba del rey Tut, pero sumerio– fue el de la tumba de Shubad, una mujer de gran importancia en Sumer en el siglo 27, cuya tumba había permanecido inalterada durante 4,600 años.

Se trata de algo que desde el final de la existencia de Ur nos interesa en este caso particular. Y para eso, también podríamos ir directamente a las palabras del propio Leonard Woolley.

El descubrimiento

En su libro Ur de los Caldeos, Woolley hace el recuento histórico de sus excavaciones en un complejo del palacio de Ur. Este palacio en particular data del final de la larga historia de la ciudad-Estado, justo antes de la absorción de sus territorios por el Imperio Persa y el abandono de la ciudad alrededor de 500 a.C. Esta fue la época del Imperio Neo-Babilónico y Babilonia, mientras que (como era de esperar) era la capital de este imperio, la antigua ciudad de Ur seguía siendo importante por su ubicación estratégica cerca del Golfo Pérsico, y como un legado de lo que alguna vez fue una gran potencia.
Como el propio Woolley lo explica en su libro, él y su equipo estaban seguros de estar excavando el último período de Ur, por lo que los artefactos encontrados, en particular la cámara, tenían para ellos muy poco sentido:
De repente, los trabajadores sacaron un gran óvalo con tapa de piedra negra cuyos lados estaban cubiertos con inscripciones en relieve; era una piedra que marcaba una frontera y registraba la posición y el esbozo de una propiedad de tierras, con una indicación de la manera en que legalmente había llegado a las manos del propietario y una maldición terrible dirigida a todo aquel que intentase eliminar aquel hito histórico o dañar o destruir el registro.
Esta piedra perteneció al período Kassita de alrededor de 1400 a.C. Casi tocándola, al lado había un fragmento de estatua, parte del brazo de una figura humana donde aparecía una inscripción, y el fragmento había sido cuidadosamente recortado para darle un buen aspecto y preservar la escritura, y el nombre de la estatua era Dungi, el rey de Ur en el año 2,058 antes de Cristo. Luego apareció un cono cuya base de arcilla representaba a un rey de Larsa de alrededor de 1700 a.C., luego unas pocas tablillas de arcilla de aproximadamente el mismo período, y una gran piedra votiva –cabeza de maza– sin inscripciones, pero que bien puede haber sido más antigua en unos quinientos años.
¿Qué íbamos a pensar? Ahí había una media docena de diversos objetos encontrados en un impecable piso del siglo VI a.C., sin embargo, el más nuevo tenía setecientos años más que el pavimento y los primeros tal vez dieciséis siglos.
En este solo cuarto, Woolley había descubierto por lo menos 1,500 años de historia, todos mezclados, un poco como si alguien al azar encontrara una estatua romana y un trozo de mampostería medieval mientras hace la limpieza de su clóset. Dejados a su suerte, estos objetos nunca se hubieran hallado de esta manera. Alguien había estado tocándolos –pero nadie podría adivinar hacía cuánto tiempo y con qué propósito se había realizado dicha manipulación.

Hallazgo en Tell Asmar (cortesía de Gerardo P. Taber)

El Museo
Pronto se dio cuenta Woolley de que en realidad podría ser un antiguo museo, el equivalente del siglo VI a.C. del tipo de instituciones patrocinadoras de sus exploraciones. En efecto, una evidencia clave era la manera en que los artefactos estaban ordenados y dispuestos –mientras que desde una perspectiva temporal estaban todos mezclados, el que había reunido todos esos objetos hizo el trabajo con muchísimo esmero y atención.
Lo concluyente fue el descubrimiento de la más antigua cédula de museo jamás conocida en el mundo. En su libro, Woolley narra cómo encontró cilindros de arcilla en la cámara, cada uno con texto escrito en tres idiomas diferentes, incluido el idioma del antiguo sumerio y el más moderno (para el período) en lengua semítica tardía. Él cita una de estas descripciones, junto con una irónica evaluación de lo que ahí se decía:
“Estos”, dijo, “son copias de ladrillos encontrados en las ruinas de Ur, obra del rey Bur-Sin de Ur, que mientras buscaba el plano original [del templo] el gobernador de Ur encontró, y yo vi y escribí para la maravilla de futuros espectadores. “
Por desgracia, el escriba no era tan sabio como quería parecer, pues sus copias están tan llenas de errores que las hacen casi ininteligibles, pero sin duda hizo lo mejor que pudo, y es cierto que nos dio la explicación que queríamos. El salón era un museo de antigüedades locales …y entre la colección se encontró ese tambor de barro, la primera cédula de museo conocida, elaborada cien años antes y mantenida junto con –es de suponer– los ladrillos originales, como un registro de las primeras excavaciones científicas en Ur.
Claro, Woolley no pensó mucho en la atención a los detalles del escriba. Pero le bastó su humildad para aceptar que fue sorprendido y en este caso fácilmente reconoció que la arqueología de Ur había estado prosperando durante unos 2,500 años antes que él hubiese puesto los pies allí. Y, aún más notable es que el museo más antiguo se anticipó a los primeros museos modernos por unos dos milenios.
El rey y el curador
Entonces, ¿quién fue el responsable de esta antigua maravilla llena de maravillas aún más antiguas? Ese honor le corresponde a la princesa Ennigaldi, la hija del rey Nabonido, el último monarca del Imperio Neo-Babilónico. Como era tradicional entre las hijas de los reyes de Mesopotamia, sus funciones principales eran de naturaleza religiosa, como sacerdotisas de la Diosa-luna Nanna y como administradoras de una escuela de jóvenes sacerdotisas. Alrededor de 530 a.C. Ennigaldi creó su museo. El hecho se acerca peligrosamente a todo lo que sabemos sobre la mujer detrás del primer museo del mundo.
Sabemos de cierto que el museo fue construido con el apoyo y el aliento de su padre el rey, él mismo entusiasta anticuario y coleccionista de artefactos antiguos. Es difícil saber de dónde le vino el interés en el pasado histórico, pero podría tener algo que ver con la información que él da y donde se describe a sí mismo de origen humilde y dice que si se sentó en el trono fue porque había destronado a su predecesor. Sin una rica historia regia y sin real alcurnia, es posible que Nabonido haya encontrado un sustituto en la antigua ciudad de Ur.
A tal fin, el rey emprendió lo que sería la contribución más duradera a la arqueología histórica, y que fue la restauración del gran zigurat de Ur. Si bien no estamos 100% seguros de para qué servía esta estructura masiva, es posible conjeturar que ese y otros zigurats fueron un tipo de templos –sabemos que el zigurat sumerio original se había derrumbado en el tiempo en que Nabónido reinaba, y por lo tanto decidió restaurarlo para devolverlo a su antiguo esplendor. El descubrimiento de los restos de este segundo zigurat en el siglo XIX sería clave para la identificación de este sitio como la antigua ciudad de Ur, y a su vez la realización de las excavaciones de Leonard Woolley en la década de 1920.

El mundo que se muere
Puesto que no contamos con registros directos de Nabonido o Ennigaldi, sólo podemos conjeturar por qué decidieron crear el museo en Ur. Empero, en sus 1927 recuentos de sus resultados, Excavaciones en Ur: La Neo-Babilonia y el período persa, Leonard Woolley sospecha que fue el resultado natural de una era obsesionada con su pasado.
Que debe haber una colección es del todo congruente con la devoción del anticuario y en especial del gobernante Nabonido, cuya hija puede ser asociada con este edificio. Que el museo sea relacionado con la escuela no debe sorprender a nadie. A menudo las escuelas fueron organizadas en los templos, y por lo menos algunas de las enseñanzas eran ilustradas con los testimonios materiales de la antigüedad. En las escuelas de Larsa nos encontramos con que las copias de antiguas inscripciones históricas existentes en la ciudad eran objetos normales de estudio.
Como es tal vez propio de una ciudad que llega al final de más de dos mil años de historia, la Ur del reinado de Nabonido se vio inundada por un sentimiento de nostalgia abrumadora expresado en la fascinación por los tiempos pasados. Eso no es sorprendente por completo –incluso la escuela para sacerdotisas de la princesa Ennigaldi ya tenía 800 años cuando ella asumió el cargo, por lo que es aproximadamente tan antigua como Oxford y Cambridge lo son para nosotros ahora. Ur se había convertido en un gran museo que conmemoraba tiempos muy remotos.
De hecho, Ur fue sólo el ejemplo más extremo de todo un imperio dominado por la nostalgia. El Imperio Neo-Babilónico lanzó una mirada retrospectiva muy consciente del pasado, ya que representaba el primer período de soberanía después de siglos de dominación por parte de sus vecinos del norte. Lo podemos ver en las inscripciones imperiales, que se remontan a las expresiones de por lo menos 1,500 años atrás, y que de pronto empezaron a aparecer en diversas partes, así como selecciones de textos en lengua sumeria, muerta hacía mucho tiempo. Incluso el sistema de escritura fue alterado para que pareciera que se había hecho miles de años antes.
En ese contexto, la invención del museo en el año 530 a.C. no parece particularmente nuevo o revolucionario. En cambio, parece la evidencia de una civilización consumida por su propia historia y con miedo a entrar en el futuro. En retrospectiva, tenían buenas razones para temer, tomando en cuenta que sus vecinos en el este de Persia pronto conquistarían el imperio y Ur sería abandonada, víctima de una grave sequía y los caprichos del río Éufrates.
Y aun con todo aquel estancamiento cultural, la princesa Ennigaldi y su padre tuvieron una brillante idea que permanece vigente 25 siglos más tarde.


Fuente: www.uk.io9.com

Traducción de Mariano Flores Castro

FUENTE: VERITAS-BOSS

NEUROCIENCIA: LA MENTE EN REPOSO

Los neurocientíficos están tratando de averiguar por qué el cerebro hace tanto cuando parece estar haciendo tan poco.
Para los voluntarios, un experimento de escaneo cerebral puede ser muy exigente. Los investigadores generalmente piden a los participantes que hagan algo, ya sea resolver problemas de matemáticas, ubicar unas caras o pensar acerca de sus líderes políticos favorecidos, mientras sus cerebros están siendo escaneados.



Sin embargo, en los últimos años, algunos investigadores han estado añadiendo un poco de tiempo a sus protocolos de estudio. Mientras que los sujetos son todavía tendidos siendo explorados en la resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI), los investigadores les pidieron que trataran de vaciar sus mentes. El objetivo es averiguar qué sucede cuando el cerebro simplemente está inactivo. Y la respuesta es que ocurren muchas cosas.

Algunos circuitos deben permanecer activos, los que controlan las funciones automáticas como la respiración y el ritmo cardíaco. Pero gran parte del resto del cerebro sigue traqueteando a medida que la mente de forma natural se pasea por listas de compras, refritos de conversaciones y ensueños en general. Dicha actividad se ha denominado estado de reposo. Y los neurocientíficos han visto evidencias de que las redes involucradas se parecen mucho a las que están activas durante las tareas.

En el estado de reposo la actividad es importante, en tanto la cantidad de energía que se le dedica es cualquiera indicacada. El flujo de sangre al cerebro durante este tiempo suele ser sólo de un 5 a un 10% menor que durante los experimentos basadas ​​en tareas [1]. Y el estudio del cerebro en reposo debe ayudar a mostrar cómo funciona el cerebro activo. En este estado, las redes está ayudando a mapear las conexiones intrínsecas del cerebro, mostrando, por ejemplo, qué áreas del cerebro son las preferidas para hablar con otras áreas, y cómo esos patrones pueden diferir en la enfermedad.

Pero, preguntan los neurocientíficos, ¿qué es toda esta actividad? Y muchos de ellos suspiran o encogen de hombros. "Realmente estamos en el principio, mayormente son hipótesis", dice Amir Shmuel, especialista en imágenes cerebrales de la Universidad McGill en Montreal, Canadá. La actividad de reposo podría estar haciendo una labor de mantenimiento recorriendo las conexiones cerebrales cuando no están en uso. O podría estar preparando al cerebro para responder a los estímulos del futuro, o manteniendo las relaciones entre las áreas que a menudo trabajan juntas para realizar tareas. Incluso puede estar consolidando recuerdos o absorbiendo información producidos durante la actividad normal.

"Hay mucho entusiasmo ahora por este enfoque, y los conocimientos básicos son muy pocos", comenta Michael Greicius, neurocientífico de la Universidad de Stanford en California, que comenzó a estudiar el estado de reposo de estas redes desde hace ya una década.

Siempre activo

Una serie de experimentos en la década de 1990 sugirieron por primera vez que el cerebro, realmente, nunca se tomaba un descanso. Bharat Biswal, por entonces estudiante de doctorado en el Colegio Médico de Wisconsin en Milwaukee, estaba tratando de hallar formas de identificar y eliminar las señales de fondo de las exploraciones con fMRI, con la esperanza de que mejorar la interpretación de señales de las tareas. "La suposición fue que todo era ruido", señala Biswal, que ahora es ingeniero biomédico en el Instituto Tecnológico de Nueva Jersey, en Newark. Pero cuando miraba las exploraciones hechas de la gente estando en reposo, él veía fluctuaciones regulares de baja frecuencia en el cerebro [2]. Los experimentos de Biswal sugerían que dichas fluctuaciones eran causadas por la actividad neuronal.

En los primeros días de la investigación, algunas personas estaban seguras de que habían encontrado algo profundo. "Cuando empecé a mirar estas redes, estaba convencido de que estábamos tocando el flujo de la conciencia, y esto era en tiempo real, con el procesamiento consciente en marcha", reseñaba Greicius. Pero, añadió, "pronto quedamos desengañados por ese concepto". Las redes de actividad también aparecieron en los estados alterados de conciencia, como cuando se duerme o bajo los efectos de la anestesia [3], [4], por lo que no estaban necesariamente relacionados con el procesamiento consciente.

Para ellos tampoco tenía ningún sentido. Varios años después del descubrimiento de Biswal, comenzaron a emerger estudios sobre el estado de reposo. Un equipo dirigido por Marcus Raichle, neurocientífico de la Universidad de Washington en St. Louis, Missouri, caracterizó[5] la actividad en esta red como un estado por defecto del cerebro, considerándolo su configuración inicial. Durante las tareas, es estado por defecto de la actividad se quedaba suspendido, guardado en línea, para cuando el cerebro ya no estaba centrado tan intensamente [5].

La red en modo por defecto se sumaba a decenas de otras formas de red en estado de reposo, algunos de los cuales se asemejaban a los circuitos que contribuyen a la atención, la visión, el oído o el movimiento. Estas redes parecían muy similares en todos los participantes en el estudio, aunque también son dinámicas, cambian con el tiempo. "El hecho de que esté siempre presente, pero modificables, dice mucho de su importancia", señala Michael Milham, director del Centro para el desarrollo cerebral del Instituo Infantil de Nueva York.

Sin embargo, algunos investigadores se preguntan si estos patrones de reposo representan algo real. Después de todo, el fMRI no mide la actividad eléctrica cerebral directamente, sino que monitorea el flujo sanguíneo. La actividad ralentizada de bajo nivel podría ser un mecanismo. "La gente sospechaba que los escáneres eran malos o que se trataba de ruido respiratorio", apunta Andreas Kleinschmidt, director de investigación del French National Institut de la Health and Medical Research's Cognitive Neuroimaging Unit in Gif-sur-Yvette. Pero con el uso del fMRI y la electroencefalografía (EEG), Kleinschmidt y su equipo confirmaron [6] que varias redes en estado de reposo se correlacionan con la actividad neuronal real.

Shmuel y David Leopold, neurofisiólogo de US National Institute of Mental Health en Bethesda, Maryland, realizó muchas imágenes de estos mismos estados [7] en reposo en monos mientras grababan la actividad eléctrica del cerebro de los animales, mediante sondas implantadas profundamente en la corteza visual. Ellos descubrieron correlaciones entre las redes en reposo y la actividad eléctrica, en una banda de frecuencias alrededor de los 40 hercios. Esta "actividad γ" está asociada con la comunicación entre las áreas cerebrales distantes, y ver esto convenció a Shmuel de que las redes en estado de reposo representaban la actividad cerebral real. "Creo firmemente que hay un mecanismo neurofisiológico que subyace a toda aquello que llamamos redes en estado de reposo."


Trastornos del pensamiento

Se trata de un mecanismo que sale mal en los trastornos cerebrales. Las personas con signos tempranos de la enfermedad de Alzheimer, por ejemplo, tienen firmas inusuales de estado de reposo que se pueden detectar incluso en niveles muy leves de demencia y que varían según progresa la enfermedad [8]. En los niños con el espectro del trastorno autista, las redes en estado de reposo pueden estar 'hiperconectadas', mostrando más conexiones que para los niños sin ese espectro [9]. Las razones de estas diferencias no están aún claras, y es posible que sin importar quién, todos están interesados ​​en la búsqueda de estos marcadores de la enfermedad. "Desde la perspectiva clínica, no siempre vamos a entender por qué un biomarcador actúa como marcador biológico", señala Milham. Sin embargo, algunos neurocientíficos sienten una profunda curiosidad en cuanto a lo que hacen estas fluctuaciones. "Eso me quita el sueño", dice Timothy Ellmore, de la Universidad de Texas, en el Health Science Center en Houston, que está estudiando la actividad cerebral en reposo en pacientes con la enfermedad de Parkinson.

Algunos investigadores piensan ahora que las redes en estado de reposo pueden preparar el cerebro para responder a los estímulos. "El sistema no está sentado ahí sin hacer nada y esperando", dice Kleinschmidt. El ciclo de actividad de estas redes pueden ayudar al cerebro a utilizar experiencias pasadas para informar sus decisiones. "Es increíblemente exigente, en términos computacionales, calcular todo sobre la marcha", subraya Maurizio Corbetta, en la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis. Él ha estado estudiando el estado de reposo mediante magnetoencefalografías, una técnica que mide los campos magnéticos asociados con la actividad eléctrica de las neuronas. "Si tengo patrones en curso que están adivinando lo que puede pasar en mi vida, entonces no hace falta calcularlo todo". Él lo compara con la actividad al ralentí de un vehículo. "Si su coche está listo para marchar, puedes empezar más rápido que si tienes que encender el motor."

Pero las redes al ralentí no sólo pueden ahorrar tiempo. También pueden influir en las percepciones, aunque sea inconscientemente. Para estudiar cómo la actividad espontánea en reposo afecta a la percepción, Kleinschmidt y sus colegas, escanearon [10] los cerebros de las personas que estaban buscando a una imagen que pueda ser percibida como una cara o como florero. Los participantes del estudio que dijeron haber visto un rostro tenía una actividad más espontánea en el área fusiforme facial, una región del cerebro que procesa las caras, antes de que se les mostrra la imagen. Kleinschmidt sospecha que el cerebro está funcionando con varios modelos del mundo de fondo, listos cada uno de ellos para convertirse en realidad. "Idealmente, usted está siempre preparado para lo que pueda suceder."

Corbetta ha descubierto pruebas en personas con daño cerebral cuya actividad en reposo puede cambiar su comportamiento. En un trabajo inédito, él halló indicios de que las lesiones en las regiones frontales del cerebro, causadas, por ejemplo, por accidentes cerebrovasculares, puede dar lugar a cambios en la actividad cerebral espontánea en zonas distantes. Es más, los cambios en la actividad de reposo están ligadas al déficit de comportamiento. "Esto es una clara evidencia de que los impedimentos del estado de reposo están afectando a la forma en que se hace cargo la red durante una tarea."

El Zen y el arte de mantenimiento de la red

Raichle está a favor de la idea que la actividad en el estado de reposo ayuda al cerebro a mantenerse organizado. Las conexiones entre las neuronas están continuamente cambiando conforme la gente envejece y aprende, pero los seres humanos mantienen un sentido de sí mismo a través de esta agitación. La actividad espontánea podría desempeñar un papel en el mantenimiento de la continuidad. "Las conexiones entre las neuronas retornan en minutos, horas, días y semanas", señala Raichle. "Y pese a que la estructura del cerebro será diferente mañana, todavía podemos recordar quiénes somos."

O tal vez, dicha actividad se enmarca dentro del proceso de reestructuración, tocando estas conexiones mientras estamos al ralentí. Varios equipos han informado de cambios en la conectividad de reposo después de ejecutar tareas de lenguaje y memoria y de aprendizaje motor. Chris Miall, científico del comportamiento cerebral en la Universidad de Birmingham, Reino Unido, y sus colegas, han demostrado que la actividad espontánea en reposo puede ser alterada por lo que acaba de ocurrir [11]. El equipo escaneó a los voluntarios en reposo, y posteriormente les pidió que aprendieran una tarea que implicaba el uso de un joystick para seguir un objetivo en movimiento. Cuando estos participantes fueron examinados de nuevo en reposo, el equipo pudo ver los efectos del aprendizaje motor en las redes de reposo. Este estudio, y un trabajo posterior en el mismo sentido, sugiere que "el cerebro no sólo está pensando en la cena por venir, sino también procesando el pasado reciente y convirtiendo algunos en recuerdos a largo plazo", explica Miall. Los cambios en la red son específicos de las tareas realizadas.

Trabajar sobre la consolidación de la memoria en animales respalda esta conclusión. Antes se suponía que los recuerdos del día se fortalecían durante una noche de sueño. Pues trabajando con ratas, sin embargo, Loren Frank y Mattias Karlsson, neurocientíficos de la Universidad de California, San Francisco, han descubierto [12] que la repetición y consolidación de los nuevos recuerdos se consigue bajo cualquier oportunidad, incluso cuando se está despierto. "Y esto ocurre aun cuando el animal se vea sin hacer nada", afirma Frank.

Se especula que la actividad de reposo podría estar haciendo lo mismo en el cerebro humano, reactivando patrones que se corresponden con las experiencias pasadas. Al mismo tiempo, la actividad en las redes podrían tener una normalización, una función doméstica". ¿Cómo mantener un cerebro flexible?" pregunta Frank. "Si uno tiene patrones aleatorios de actividad limpiadora a través de la red, eso puede ayudar a reducir la resistencia de las vías asociadas con aquello que has aprendido". Esto aliviaría al cerebro del continuo refuerzo de las mismas vías. "Quizá el período de desconexión también sean importantes para esa tarea."

Shmuel dice que, todavía no es posible descartar la idea de que esta actividad sea sólo un subproducto de un cerebro vivo. La corriente fluye a través de estos circuitos, "simplemente porque hay corriente (el cerebro no está muerto) y hay conexiones anatómicas que dan a esta corriente una estructura no aleatoria". Aunque, admite, "espero que este no sea el caso. De todas formas es muy interesante."

Puede llevar tiempo el precisar un abanico de posibilidades interesantes, ya que la naturaleza misma de la ciencia del estado de reposo hace que sea difícil poner a prueba esta hipótesis. Cuando un investigador desliza a alguien en un escáner, y le instruye a no pensar en nada en particular, no hay tarea por hacer ni hipótesis que dirigir. Así que, los investigadores tienen que generar grandes cantidades de datos y alinear las hipótesis sobre la marcha. "El estado de reposo se abre al descubrimiento científico", señala con entusiasmo Milham, antes de admitir que, tal como se formó como neurocientífico cognitivo, al impulsar esta hipótesis es una herejía que me haya metido en esto".

Cualquiera que sea la actividad que se esté haciendo en reposo, su existencia demuestra una cosa cierta, comenta sin rodeos Miall, "el cerebro sólo descansa cuando está muerto."


- Nature 489, 356–358 (20 September 2012 doi:10.1038/489356a
- Referencia:
1. Raichle, M. E. & Mintun, M. A. Annu. Rev. Neurosci. 29, 449–476 (2006). Article |PubMed.
2. Biswal, B., Yetkin, F. Z., Haughton, V. M. & Hyde, J. S. Magn. Reson. Med. 34, 537–541 (1995). Article | PubMed.
3. Greicius, M. D. et al. Hum. Brain Mapp. 29, 839–847 (2008). Article | PubMed.
4. Boly, M. et al. Ann. NY Acad. Sci. 1129, 119–129 (2008). Article | PubMed.
5. Raichle, M. E. et al. Proc. Natl Acad. Sci. USA 98, 676–682 (2001). Article | PubMed.
6. Laufs, H. et al. Proc. Natl Acad. Sci. USA 100, 11053–11058 (2003). Article | PubMed.
7. Shmuel, A. & Leopold D. A. Hum. Brain Mapp. 29, 751–761 (2008). Article | PubMed.
8. Brier, M. R. et al. J. Neurosci. 32, 8890–8899 (2012). Article | PubMed.
9. Di Martino, A. et al. Biol. Psychiatry 69, 847–856 (2011). Article | PubMed.
10. Hesselmann, G., Kell, C. A., Eger, E. & Kleinschmidt, A. Proc. Natl Acad. Sci. USA 105, 10984–10989 (2008). Article | PubMed.
11. Albert, N. B., Robertson, E. M. & Miall, R. C. Curr. Biol. 19, 1023–1027 (2009). Article |PubMed.
12. Karlsson, M. P. & Frank, L. M. Nature Neurosci. 12, 913–918 (2009). Article | PubMed.

FUENTE: BITNAVEGANTE

SOFÍA GATICA, LA GUERRA DE UNA MADRE CONTRA MONSANTO




Esta argentina, galardonada con el Goldman 2012 por su lucha contra las fumigaciones masivas en los cultivos de soja transgénica, advierte de los riesgos que estas prácticas entrañan también para Europa

No era una prestigiosa abogada ni practicaba el activismo ambiental. Tampoco cuenta con una titulación secundaria superior ni alberga conocimientos sobre química o ciencias biológicas.

Sofía Gatica es, sencillamente, una madre argentina que cuando perdió a su hija al poco de nacer por una repentina parada de riñón decidió averiguar por qué.

Desde aquel momento, hace casi 13 años, emprendió una lucha por acabar con las fumigaciones sobre los campos de plantaciones de soja que rodean Ituzaingó, un barrio en la provincia de Córdoba (Argentina) con cientos de casos parecidos al suyo.

Sus reivindicaciones le han hecho valedora del premio Goldman 2012, considerado como el Nobel de Medio Ambiente. Fundó, junto con otras vecinas afectadas,
el grupo ‘Madres de Ituzaingó’ y recorrió el municipio puerta por puerta para documentar y demostrar los efectos nocivos para la salud del glifosato, el herbicida más vendido del mundo, comercializado por la multinacional Monsanto.

Los resultados desprendieron datos alarmantes: niños con malformaciones, problemas respiratorios y de riñón, lupus, púrpura, leucemia y un altísimo porcentaje de afectados por cáncer (alrededor de 300 en una población de tan sólo 6.000 habitantes).

“El problema es el enorme negocio que hay detrás”, asegura a Público Gatica, de gira estos días por Europa para contar su experiencia y reunirse con otros colectivos ambientalistas en la Good Food March (marcha por los buenos alimentos) que culminó este miércoles en Bruselas en protesta por la repercusión de las políticas agrarias en la sociedad y la inminente reforma de la PAC.

En efecto, el cultivo de esta leguminosa se mueve en un círculo cerrado. Cerca del 80% de los terrenos agrícolas en Argentina están dedicados al cultivo de soja transgénica, esto es, soja cuyas semillas han sido modificadas genéticamente para hacerlas resistentes al glifosato o Roundup, como se vende en el mercado. Tanto las semillas como el agroquímico que debe tratarlas son propiedad de la compañía norteamericana Monsanto.

“A medida que crecieron las plantaciones de soja y por ende las fumigaciones, aumentan las malformaciones en los niños. Además, la cantidad de glifosato necesario para tratar los cultivos va aumentando por la resistencia que desarrollan las plantas”, asegura María Godoy, otra de las ‘madres’ que acompaña a Gatica en su movilización.

Entre otras cosas, ambas han cruzado a este lado del charco para advertir de los “riesgos” que entrañan los transgénicos, una cuestión con fuertes posiciones contradictorias dentro del mismo seno comunitario.

Mientras que el rechazo al cultivo de estos alimentos ha ido creciendo en buena parte de Europa, España no sólo ha aumentado el número de hectáreas dedicadas a los organismos genéticamente modificados (OGM), sino que acapara la gran mayoría de esta agricultura.

Según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, de las 114.624 hectáreas que hay en Europa de cultivos transgénicos, el 85% (97.326 hectáreas) son españolas.

En todas se cultiva la variedad de maíz MON810, también de la empresa Monsanto y también cuestionado por diversos estudios independientes, entre ellos el patrocinado por el Ministerio de Medio Ambiente y Salud de Austria, que evidenció problemas significativos en el descenso de la fertilidad en ratones alimentados con esta variedad de grano.

En todo caso, y aunque las superficie de cultivos biotecnológicos en Europa supone sólo el 0,1% del total de terrenos agrícolas, la importación de este tipo de productos, sobre todo la soja transgénica, dedicada en su mayor parte a laelaboración de piensos para la ganadería, se mide en millones de toneladas. “La Unión Europea está importando toneladas y toneladas de soja transgénica envenenada de Argentina para consumo animal. Y estos animales son consumidos por todos los habitantes de Europa y a la larga van a tener las mismas consecuencias que estamos teniendo nosotros”, denuncia Gatica.

La dependencia europea de los cultivos transgénicos provenientes de terceros países es enorme. Según la Federación Europea de Fabricantes de Alimentos Compuestos (FEFAC), el 68% de la materia prima de proteína que se utiliza en la alimentación animal en la UE se compone de harina de soja.

Sólo el 2% es producida dentro de las fronteras comunitarias. El resto se importa, mayoritariamente de Argentina (el 51%).

“Acá y allá, estamos peleando por lo mismo, que no nos impongan qué comer, que los cultivos salgan de los campesinos, de los pequeños productores y no de las multinacionales. Se está haciendo un genocidio encubierto a nivel mundial. Se está matando gente, destruyendo el planeta y nadie dice nada”, lamenta.

El glifosato no está prohibido en la Unión Europea, aunque sí se encuentra dentro de la lista de compuestos químicos que serán revisados en 2015.

Pese a los múltiples estudios que se realizaron en Ituzaingó gracias a la presión del colectivo de vecinas, las fumigaciones masivas cercanas a zonas pobladas no están prohibidas en todo el territorio nacional.

Un informe de 2009 encargado por la presidenta Cristina Fernández reveló que sólo en este pequeño barrio cordobés el 33% de la población muere de cáncer y que aproximadamente el 80% de los menores tienen entre 6 y 7 tipos de agroquímicos en la sangre.

Sin embargo, sólo algunas directivas a nivel local y provincial limitan estas prácticas. Gatica y las demás ‘madres’ luchan por que se apruebe una ley con vigencia para todo el Estado, donde se estima que cerca de 12 millones de personas están en riesgo de contaminación.


OSADA GRABACIÓN DE VOLCÁN

Osada grabación de volcán


Este video muestra las imágenes de un volcán en erupción, donde un equipo de expedición llegó al interior del Ambrym, que se encuentra en la costa de Australia, en el archipiélago de Vanuatu.

El equipo se adentró lo suficiente como para grabar en video la erupción, poniendo en peligro sus propias vidas.

En el video se pueden ver a un grupo de fotógrafos acercándose al volcán. Todos estos profesionales de la imagen se encontraban a sólo 30 metros de distancia del boquete en erupción.

Las personas que formaron parte de la expedición usaron unos trajes especiales con la capacidad de aguantar las altas temperaturas durante 40 minutos.

Así, los reporteros del video, que está dando la vuelta al mundo, y los espectadores del mismo han asegurado que son las imágenes más increíbles que se han podido obtener de un volcán en erupción.