Seguidores

lunes, 30 de noviembre de 2015

LA HISTORIA DEL DINERO - DOCUMENTAL SOBRE EL SENTIDO COMÚN EN LA ECONOMÍA

Este excelente video preparado por "Queue Politely" de Inglaterra (con subtítulos en español) explica con mucha claridad la trampa que se esconde detrás de muchos procesos y eventos financieros, bancarios y monetarios del mundo actual.
Explica temas fundamentales como Moneda, Crédito y Deuda Pública. Ayuda a comprender dos Pilares fundamentales del Proyecto Segunda República (PSR): el Segundo Pilar, MONEDA SOBERANA y el Tercer Pilar, DEUDA PUBLICA.


domingo, 29 de noviembre de 2015

DEPREDACIÓN VS SUPERVIVENCIA: ANIMALES EN EL MOMENTO JUSTO EN EL QUE CAPTURAN A SU PRESA (FOTOS)

La vida es un continuum, un tránsito incesante, una violenta oposición de contrarios. La vida sufre (o goza) la doble condena de morir y renacer, de no cesar nunca, de consumirse en medio de las condiciones más sufrientes pero también de resurgir en las más inesperadas. La vida, cambiando el sujeto en las líneas con que Borges finaliza su “Nueva refutación del tiempo”,

es un río que me arrebata, pero yo soy el río;
es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre;
es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego.

Las fotografías que presentamos en esta ocasión podrían tomarse como ejemplo de la dialéctica violenta inherente a todo proceso vital. Se trata de escenas que comunes, corrientes en el sentido de cotidianas, pero al mismo tiempo síntesis instantáneas de la pulsión fatídica que, imprescindiblemente, anima la vida.

Depredación versus supervivencia: ¿la dinámica cíclica inevitable para nosotros que estamos vivos?

Si te interesa participar en la conservación de estas y otras especies visita lanaturalezanosllama.com y entérate de todo de los que esta haciendo Telcel para contribuir a la preservación de la biodiversidad. ¡Respondamos el llamado!

[My Modern Met]

Búho y ratón

Águila calva y pato


Halieto (águila pescadora) y pez

Pelícano y pez


Abubilla y oruga


Frailecillo y un puñado de peces



Garcilla india y ratón


Halcón de cola roja y roedor


Serpiente y pez


Oso pardo y salmón


Cocodrilo y pez


Foca leopardo y pingüino papúa

 
Cebra y hienas

FUENTE: PIJAMASURF

FOTÓGRAFO TARDA 6 AÑOS EN OBTENER LA FOTO PERFECTA DEL CLAVADO DE UN MARTÍN PESCADOR (FOTO)

UN MOMENTO NATURAL ÉPICO: EL MARTÍN PESCADOR ENTRA AL ESPEJO DEL AGUA EN PERFECTA SIMETRÍA

perfect-kingfisher-dive-photo-wildlife-photography-alan-mcfayden-311



La fotografía de la naturaleza es un arte casi meditativo en el que se necesita mucha paciencia. Un ejemplo extremo de esto es el trabajo de Alan McFayden, un fotógrafo que sostiene que lleva desde el año 2009 cazando la imagen perfecta de un martín pescador entrando al agua. Según McFayden este laborioso proceso tardó más de 4 mil 200 horas e implicó 720 mil fotos. Por suerte vivimos en la época digital; de otra forma, su obsesión le habría salido muy cara.

McFayden define la foto perfecta de un martín pescador como aquella tomada en el instante exacto en el que está penetrando el agua y que a la vez no muestre ningún splash. Además debe tener una composición simétrica; esto significa que no sólo el fotógrafo debe estar en el lugar correcto, sino que el pájaro debe también realizar un clavado perfecto.

La obsesión de este fotógrafo con dichas aves empezó cuando su abuelo lo llevó de niño a observarlas, y desde ese entonces quedó maravillado por su majestuosidad. Ahora puede compartir al mundo esta percepción de la belleza de estos pájaros, también conocidos como alciones, dueños de plumajes brillantes, un gran talento mimético y un altivo porte.

Ve más fotos de esta sesión

FUENTE: PIJAMASURF

viernes, 27 de noviembre de 2015

LAS DIOSAS VIVIENTES DE NEPAL

En el valle de Katmandú, algunas niñas newar -las llamadas kumaris- son adoradas como deidades omnipotentes.

Unika Vajracharya podría estar a un paso de la divinidad, a punto de convertirse en una de las figuras más célebres de Nepal. Tiene seis años y hoy es una simple colegiala. Pese a su timidez, en sus ojos se enciende la luz de la curiosidad. No está acostumbrada a recibir a extraños. Una sonrisa dibuja hoyuelos en sus mejillas cuando le pregunto qué hará si dentro de unas horas resulta elegida kumari, o diosa viviente, un estatus que inducirá a la gente a postrarse ante ella.

«Estar callada –responde–. No podré ir al colegio. Estudiaré en casa y vendrán a adorarme todos los días.»

Unika es nepalí del grupo étnico newar, un pueblo tibetanobirmano de Nepal. Vive en Patan, ciudad conocida oficialmente como Lalitpur, de 230.000 habitantes, mayoría budista y ubicada en el fértil valle de Katmandú, en las estribaciones del Himalaya. Los newar se enorgullecen de ser custodios de la cultura del valle, y una de sus más antiguas e importantes tradiciones es la adoración de niñas como diosas vivientes.

El proceso de selección entraña un ritual secreto que estará vedado incluso a los propios padres de Unika. Le pregunto si está nerviosa. «No –contesta alegremente–. Solo impaciente.»
Cuando salimos de su casa –un viejo edificio de ladrillo y madera, de techos bajos, situado en el barrio de Thabu– Unika va saltando por las callejuelas, tirando de la mano de su madre, Sabita, y de su hermana mayor, Biphasa. No hay que andar mucho para llegar al Hakha Bahal, el patio en torno al cual residen desde hace siglos miembros de su extensa familia, donde se congregan para celebrar los ritos y festividades religiosas y donde tendrá lugar la primera parte de la selección. Unika lleva su sudadera favorita: con capucha, amarilla y con un Snoopy en la espalda. Si es elegida, esta será una de las últimas veces que podrá ponérsela. Las diosas vivientes solo pueden vestir de rojo, el color de la energía creativa, por lo general reservado a las mujeres casadas.
Las kumaris son reverenciadas en la comunidad newar. Se les atribuyen poderes premonitorios y la capacidad de curar enfermos, hacer realidad deseos concretos e impartir bendiciones de protección y prosperidad. Y por encima de todo se las considera un puente inmediato entre este mundo y el divino, capaz de generar en sus devotos el maitri bhavana, un ánimo de bondad benevolente hacia todo y hacia todos.
La tradición se remonta al siglo X como mínimo, cuando en todo el sur de Asia niños y niñas hacían de agentes de adivinación en rituales hinduistas y budistas. La conexión con lo divino y la facultad de predecir el futuro que se les atribuía despertaban especial interés en los gobernantes de Asia. Siglos más tarde la tradición fue adoptada por los pueblos de la periferia del subcontinente indio –Cachemira, Assam, Bengala, Tamil Nadu y Nepal–, seguidores de religiones subversivas que hacían hincapié en el poder femenino (el shakti) y la posesión tántrica, un estado inducido por invocaciones y rituales mágicos en el cual los humanos supuestamente alcanzan la posibilidad de transformarse en divinidades dotadas de poderes sobrenaturales.
Solo en el remoto corazón montañoso de Nepal la práctica de glorificar a las niñas prepúberes (en nepalí, «kumari» significa «niña virgen») como diosas vivientes durante varios años llegó a convertirse en un culto profundamente arraigado, y solo en Nepal sigue manteniéndose la tradición con la misma fuerza. Los budistas newar ven en la kumari la encarnación de la deidad femenina suprema Vajradevi. Para los hindúes la kumari encarna a la gran diosa Taleju, una versión de Durga.
Hoy solo hay diez kumaris en todo Nepal, nueve de ellas en el valle de Katmandú. Siguen eligiéndose en el seno de familias vinculadas a determinados bahals, un tipo de patio en torno al cual residen familias newar tradicionales, y todos sus antepasados tienen que proceder de una casta elevada. Ser elegida para el puesto se considera el honor supremo, que puede traducirse en innumerables bendiciones para la familia de la kumari. Ello explica que, pese a la carga financiera y los enormes sacrificios personales que implica mantener a una niña dándole consideración de diosa viviente en el mundo moderno, y pese a los problemas de readaptación que tendrá la kumari cuando alcance la pubertad y deba retomar su vida normal, ciertas familias sigan estando más que dispuestas a presentar a sus hijas como candidatas.

Unika se presenta a kumari por segunda vez. La primera tenía dos años, demasiado pequeña para recordar los rituales esotéricos del proceso de selección. Si su familia se ha prestado a presentarla de nuevo es en parte por la ilusión que le hace a la propia Unika. Está deseando poder vestirse de kumari, con el cabello recogido en un moño alto, los ojos perfilados con gruesas rayas de kohl hasta las sienes y, los días festivos, una tika carmesí pintada en la frente con un agni chakchuu –el tercer ojo, conocido como el ojo de fuego– plateado mirando fijamente desde el centro. El deseo de vestir las galas de kumari se considera en sí algo especial, un signo de que tal vez el destino –o karma– la está llamando.
Masinu, abuela de Unika, teme que la niña se lleve una desilusión si esta vez tampoco la eligen. «Espero que sí. No quiero verla triste.»
El padre de Unika, Ramesh, dueño de una pequeña zapatería, tiene otras inquietudes. «Me preocupa el gasto –me dice–. Y las exigencias de pureza que se le impondrán a toda la familia.»
Una kumari es una responsabilidad onerosa para todos, una responsabilidad que en primer lugar recae sobre Ramesh, quien mantiene a la familia. La kumari debe engalanarse a diario con ropas y maquillajes especiales y, como mínimo dos veces al año, hay que confeccionarle nuevos trajes de fiesta con tejidos caros. En la casa hay que reservar una habitación –un lujo inestimable en una ciudad superpoblada– para convertirla en sala de la puja (o adoración) y equiparla con un trono desde el que la diosa pueda recibir a sus devotos. Todas las mañanas la familia ha de celebrar ante ella las nitya puja, o rituales diarios de adoración. La kumari no puede salir de casa si no es para asistir a los festivales y ceremonias religiosas, y siempre tiene que ser transportada en brazos o en un palanquín para que en ningún momento toque el suelo con los pies. Solo puede comer ciertos alimentos, de los que se excluyen los prohibidos, como el pollo o los huevos de gallina. Todo cuanto contenga la vivienda ha de mantenerse puro conforme a los rituales pertinentes. Nadie que tenga contacto con ella puede llevar algo de cuero. Y sobre todo, la kumari no puede sangrar. Según la creencia, el espíritu de la diosa –el shakti– que entra en el cuerpo de la niña cuando se convierte en kumari la abando­naría en caso de hemorragia. Hasta el arañazo más superficial podría poner fin a su reinado. La diosa viviente es invariablemente destronada en cuanto tiene la primera menstruación.
A Ramesh también le preocupa el futuro de su hija si es elegida. Al término de su reinado se esperará de ella que retome la vida normal, pero después de años de agasajos y reclusión la transición de diosa a simple mortal no siempre es fácil. Además están los inquietantes rumores sobre las perspectivas matrimoniales de las que han sido diosas vivientes. «Los hombres tienen recelos supersticiosos de casarse con exkumaris –explica Ramesh–. Creen que sufrirán accidentes terribles si piden su mano.» Se dice que el espíritu de la diosa puede seguir viviendo en la antigua kumari, incluso después de los ritos de limpieza a los que se somete cuando deja de serlo. Hay quien cree que de la vagina de una exkumari sale una serpiente que devora al desventurado que tenga relaciones sexuales con ella.
En Patan, solo las niñas pertenecientes al linaje budista de la familia que vive en el complejo del Hakha Bahal pueden llegar a ser kumaris.
Y ha sido el poder de persuasión de los ancianos del bahal y el deseo de mantener viva la tradición lo que ha llevado a la candidatura de Unika.
«Debemos perpetuar las costumbres de nuestros antepasados –me dice Sabita–. Es nuestro deber aportar una diosa viviente de nuestra comunidad.» En el valle de Katmandú la gente siente una gran veneración por el pasado, un sentimiento de que en tiempos pretéritos existía una conexión más íntima con los dioses y que por esa razón deben seguirse las antiguas tradiciones, a pesar de que en pleno siglo XXI esas tradiciones ya no se comprendan.



En la Edad Media casi todas las poblaciones del valle de Katmandú tenían su propia kumari. En las ciudades de Katmandú, Bhaktapur y Patan había una prácticamente en cada vecindad, además de una kumari «real» especial, venerada por los antiguos reyes hindúes. Desde entonces muchas tradiciones han desaparecido, algunas en las últimas décadas. En el Mu Bahal, a cinco minutos a pie al norte de la plaza Durbar de Kat­mandú, los devotos adoran un trono vacío desde que en 1972 se retiró su última kumari. La kumari de Patan es una kumari real y representa una de las tradiciones de diosas vivientes del valle. En los últimos años la tradición ha sido criticada por defensores de los derechos humanos que ven en ella una forma de maltrato infantil que frustra la libertad y la educación de las niñas, en especial de las kumaris reales de Katmandú y Patan, las cuales deben respetar unas normas de pureza y segregación muy severas.
Sin embargo en 2008 el tribunal supremo de Nepal rechazó la petición de una mujer newar de que se prohibiese la tradición, apelando a su significado cultural y religioso. Cuatro kumaris –en Katmandú, Patan, Bhaktapur y Nuwakot, una fortaleza situada en la ruta comercial que une el Tibet con el valle– reciben apoyo del Gobierno en forma de un estipendio mensual mientras ejercen como tales y una pensión vitalicia desde el momento en que se retiran. No obstante, la subvención apenas cubre el gasto de indumentaria y material para el culto.
El Hakha Bahal, con sus imponentes pagodas, sus plataformas de madera para el descanso y su altar de bronce repujado en honor al buda Akshobhya (hoy encerrado en una antiestética jaula metálica antirrobo), es un hervidero de gente cuando llego acompañando a Unika, Sabita y Biphasa. Entre la muchedumbre de es­pecta­dores y partidarios está Anjila Vajracharya, la otra candidata a kumari junto con Unika; tiene tres años y, quizás en un alarde de optimismo, se ha vestido para la ocasión de color rojo, como una kumari.
Ananta Jwalananda Rajopadhyaya, el principal sacerdote del templo de Taleju (contiguo al antiguo palacio real donde los reyes de Patan adoraban a la kumari real, en quien veían a la diosa de su linaje, Taleju), aguarda en el patio. Es la primera vez, me dice con tristeza el sacerdote de 77 años, que solo hay dos candidatas a la elección final. Tener tres habría sido más alenta­dor. Achaca a la planificación familiar que cada vez haya menos niñas entre las que elegir y añade que los padres son cada vez más reticentes. «Hoy la gente no está acostumbrada a seguir las disciplinas religiosas. Se distraen con otras cosas.»
Rajopadhyaya lamenta que pocos de los hoy presentes sepan identificar los 32 lakshina, o signos de perfección. Dicta la tradición que los sacerdotes deben examinar a las candidatas para identificar dichos signos (muslos de ciervo, pecho de león, cuello de caracola, cuerpo de baniano, tez dorada, suave voz de pato, etcétera), indicios de que están ante un bodhisattva, o ser iluminado. «Hoy nos limitamos a pedir a los padres que se aseguren de que sus hijas están sanas y no tienen defectos o marcas de nacimiento –dice–. Luego revisamos su horóscopo.»
Cada newar tiene su horóscopo, trazado en el nacimiento por un astrólogo. El horóscopo, un rollo de complejos cuadros y diagramas pintados a mano que se custodia en una caja fuerte en el cuarto que la familia dedica a la adoración, consigna el nombre privado de la persona y los signos astrológicos que se cree determinarán su vida. El de la candidata no debe revelar augurios poco propicios. El signo más favorable de la kumari es el pavo real, símbolo de la diosa.
Rajopadhyaya se lleva a ambas niñas a un cuarto cerrado en una esquina del patio para proceder en privado al primer paso de la selección. La finalidad es reducir a tres el número de las candidatas, pero al haber solo dos, se convierte en un mero trámite liquidado en un par de minutos.
La elección final es competencia de su esposa Maiya, y tiene lugar en la casa del matrimonio, un edificio de hormigón a medio construir en el barrio del Pim Bahal, al norte del Hakha Bahal. A la cuarentena de personas que nos desplazamos hasta allí en procesión –curiosos y partidarios de cada niña a la zaga del sacerdote, las dos candidatas a kumari y sus familias– nos lleva diez minutos llegar, esquivando el tráfico por la avenida principal de Patan.
Preparada tras haber meditado, Maiya espera en un cuarto vacío del piso de arriba con la parafernalia ritual –lámpara, recipiente de agua, guirnaldas de flores, bandejas de puja, cuencos de cuajada, arroz roto (llamado baji) servido en hojas, entre otras cosas– dispuesta en una zona del suelo de hormigón previamente untado con una mezcla purificante de arcilla roja y excremento de vaca. A las niñas, separadas de sus madres, se las sienta en sendos cojines rojos ante Maiya. La pequeña Anjila está emocionada y no deja de saltar de su cojín al de Unika una y otra vez. Unika está absolutamente inmóvil, pero su mirada recorre la estancia a la velocidad del rayo. Todos los espectadores, entre ellos las madres de las candidatas, reciben la orden de salir. Solo Maiya y una nuera suya que hace las veces de ayudante se quedan con las candidatas.
Desde fuera, apretujados en unas escaleras que empiezan a estar en penumbra a medida que se acerca la noche, percibimos el murmullo de los mantras, el tintineo de una campanilla y el aroma a incienso procedentes del cuarto cerrado. Instantes después oímos que Anjila se pone a gemir. Cuando se abre la puerta, está histérica y corre a los brazos de su madre. Unika continúa en perfecta compostura sobre el cojín. Se respira un aire de liberación después de tan agónico sus­pense. Con creciente aplomo, la kumari electa empieza a recibir las ofrendas de sus devotos, que, uno por uno, se arrodillan e inclinan la cabeza hasta sus pies. A partir de ahora nadie la llamará Unika, sino Dya Maiju: Diosa Infantil. No solo su actitud serena confirma a los fieles que la diosa reside en ella: para enorme placer del sacerdote, el horóscopo de la elegida, revisado momentos antes de que comenzara el ritual, contiene el portentoso signo del pavo real.

Samita Vajracharya, la kumari saliente, brilló por su ausencia durante la elección en el Hakha Bahal. Su casa da al mismo patio, pero estaba tan afectada por el fin de su reinado, que se produjo cinco semanas antes al haber tenido la primera menstruación, que no fue capaz de asistir.
Meses después me entrevisto con Samita, de 12 años, en la casa de su amiga Chanira Vajracharya en la transitada avenida principal, a unos metros del Hakha Bahal. Chanira había sido kumari de Patan antes que Samita. Sus familias siempre habían tenido amistad, pero compartir la experiencia de haber sido diosas vivientes ha estrechado aún más el lazo entre las niñas.
Nos sentamos juntas en el suelo sobre unos cojines planos, rodeadas de fotografías de antiguas kumaris enmarcadas en las paredes. Con mallas negras y una camiseta naranja, Samita, virtuosa del sarod –un tipo de laúd– viene de clase de música. La ha llevado (como siempre) su madre, pues no se atreve a enfrentarse sola al gentío, el tráfico, el transporte público, el ruido, el suelo irregular. Los extraños también la in­­quietan. Aunque recibe mis preguntas con una sonrisa, no despega los labios.
«Cuando eres kumari nunca hablas con extraños –explica Chanira mientras Samita se empeña en bajar la mirada–. Yo tardé cerca de un año en poder conversar con un desconocido. Incluso hoy, estando en la universidad, me cuesta exponer los trabajos delante de toda la clase.»
Chanira tiene 19 años y está estudiando en la Universidad de Katmandú administración de empresas. Instruida en casa por profesores particulares que ofrecían gratis sus servicios mientras ella fue kumari, obtuvo el graduado escolar con matrícula de honor. Inteligente, expresiva, con un impresionante dominio del inglés, resulta difícil imaginar que en algún momento haya tenido dificultades para hablar con nadie.
«Yo tuve la menstruación a los 15 años, así que para entonces ya me la esperaba –dice Chanira–, pero a Samita le llegó a los 12 y el choque fue más brusco. Es un momento de muchas emociones. Cuando cedes las galas y el trono de diosa, te sientes como si alguien hubiese muerto. Estás de luto.»
¿Cómo lo vivió Samita?, pregunto. Chanira repite la pregunta en newari bajando la voz y traduce concienzudamente las respuestas que musita su amiga.
Para Samita, las primeras semanas tras la elección de su sucesora fueron muy dolorosas. Lo ideal es que la kumari viva junto a su bahal ancestral. La familia de Unika estuvo un mes alojada en casa de Samita mientras acondicionaban la vivienda contigua. Todos los días Samita veía a los devotos esperando su turno en la sala de estar de su propia casa mientras otra niña ocupaba el trono en la que fuera su antigua sala de la puja.
Ahora Unika y su familia –y con ellos el trono de kumari– están instalados en la casa de al lado. Samita está escolarizada y avanza a buen ritmo. Tiene amigas, algunas de las cuales la visitaban en los tres años y medio que fue kumari. Pero aún sueña a veces que sigue siéndolo, y al despertar siente una punzada de añoranza.
¿Qué quiere ser ella cuando termine los estudios?, pregunto. Chanira traduce la respuesta murmurada por Samita. «Dedicarse a la música.» Y el matrimonio, ¿queda descartado, verdad?, pregunto, recordando lo que Ramesh había relatado sobre los terribles accidentes que sufren los maridos de las exkumaris.
«Esos rumores de que te mueres si te casas con una exkumari son falsos –responde Chanira–. Es un mito que siempre repite la prensa.» En realidad casi todas las exkumaris en edad de contraer matrimonio, tanto en Patan como en Katmandú y en el resto del valle, están casadas.
«Ser kumari es un don. Soy afortunada de que me eligieran –añade Chanira–. Pero habría que aumentar la subvención oficial de las kumaris para costear los gastos de los rituales y la educación. Y brindarles ayuda psicológica para explicarles cómo les cambiará la vida cuando dejen de ser kumaris. Me gustaría que hubiese una red de exkumaris que apoyase a las que acaban de retirarse. Me preocupa que, si no se hacen esos cambios, la tradición desaparezca.»
Más tarde Chanira me lleva ante la nueva diosa viviente de Patan. A la kumari se le iluminan los ojos cuando entro en la sala de puja. Está en el trono dorado, con un cetro de plata a cada lado y un dosel de cobras de oro protegiéndola.
En el rostro que tengo delante reconozco a Unika, pero me resulta difícil creer que sea la misma niña que conocí hace cinco meses de camino al proceso de selección. Me traspasa con la mirada, envuelta en un aura imperial que me hace sentir como si la niña fuese yo. Al cuello lleva un amuleto de plata. Los pies, adornados con ajorcas de cascabeles de plata y tintados de bermellón, reposan sobre una bandeja de ofrendas de bronce, entre arroz y pétalos de flores. Arrodillada ante ella, le ofrezco un cuaderno de colorear, ceras y una modesta donación en rupias nepalíes. Con destreza ella mete los dedos en un plato que tiene a su lado para mojarlos con pasta de bermellón, y yo alargo el cuello para ofrecerle la frente y recibir su bendición.

La kumari de Tokha –Dangol, de nueve años– se convirtió en diosa viviente siendo un bebé. Se cree que los ojos de la kumari tienden un puente entre quien la mira y lo divino. En las fiestas religiosas se le pinta la 58 frente de rojo, un signo de energía creativa.


Con sumo cuidado para no contaminarse tocando el suelo en un día en que se ha invocado el poder de la diosa, Dangol es llevada en brazos por su padre hasta un palanquín que la elevará por encima de la multitud durante la fiesta de Bisket Jatra.


Unika Vajracharya, de seis años, es entronizada en su primer día como la kumari de Patan. Sus pies reposan sobre una bandeja de ofrendas, y una deidad ofídica protege su cabeza.


Aun siendo una diosa, Resuka, la kumari de Kilagal, de dos años de edad, se niega a comer. Según la creencia, si Resuka y la kumari real de Katmandú, que vive cerca, llegan a verse algún día, sus almas abandonarán sus cuerpos.


Dangol, de nueve años, ha de vestir de rojo; la corbata escolar es la única prenda con la que se salta esta convención. En otros aspectos es una escolar más, excepto porque sus maestros y compañeros se dirigen a ella llamándola Dya Maiju: Diosa Infantil.


En la sala de estar de su casa, Unika juega con su hermano menor mientras sus padres ponderan si presentarla a la elección de kumari. La kumari saliente ha sido destituida al alcanzar la menarquia.


Como otras kumaris, Dangol luce un maquillaje especial en las festividades. Pero no es solo el maquillaje lo que varía en las grandes ocasiones. Antiguas kumaris han declarado sentirse más fuertes y haber irradiado calor por la frente.

En una tienda de Lagankhel y sentada en su trono, a Unika le ajustan un collar de plata al que se le atribuye la capacidad de imbuirla de poder divino. La primera misión de la nueva kumari es presenciar el baño ritual de la imagen de un dios de la lluvia.


Cuidadores, sacerdotes tántricos y otros asistentes arropan a la kumari real de Katmandú, Matina Shakya, mientras la diosa viviente recorre la capital en un templo móvil de oro de 255 años de antigüedad durante la fiesta anual de Indra Jatra.


En su tiempo libre, Unika se comporta como cualquier niña de su edad, pero jamás se la regaña. Cuando juega con su hermano pequeño y su hermana mayor, siempre manda ella. Nadie se arriesga a enojar a una diosa viviente

CASI ESTATUA - DIVIDIDOS


jueves, 26 de noviembre de 2015

FRASE DE EDUARDO GALEANO

"El ciudadano de la sociedad industrial despierta al mundo a través del consumo, y no de su participación

"La angustia ante la fuga del tiempo, ante la vejez y ante la muerte, no se incorpora a una cultura que le otorga sentido, sino que se resuelve por el consumo de servicios médicos"


Fragmento del libro Nosotros decimos no. Crónicas 1963 - 1988



miércoles, 25 de noviembre de 2015

ROMANCE DE LA LUNA - FEDERICO GARCÍA LORCA (POEMA)


La luna vino a la fragua 
con su polisón de nardos. 
El niño la mira mira. 
El niño la está mirando. 

En el aire conmovido 
mueve la luna sus brazos 
y enseña, lúbrica y pura, 
sus senos de duro estaño. 

Huye luna, luna, luna. 
Si vinieran los gitanos, 
harían con tu corazón 
collares y anillos blancos. 

Niño déjame que baile. 
Cuando vengan los gitanos, 
te encontrarán sobre el yunque 
con los ojillos cerrados. 

Huye luna, luna, luna, 
que ya siento sus caballos. 
Niño déjame, no pises, 
mi blancor almidonado. 

El jinete se acercaba 
tocando el tambor del llano. 
Dentro de la fragua el niño, 
tiene los ojos cerrados. 

Por el olivar venían, 
bronce y sueño, los gitanos. 
Las cabezas levantadas 
y los ojos entornados. 

¡Cómo canta la zumaya, 
ay como canta en el árbol! 
Por el cielo va la luna 
con el niño de la mano. 

Dentro de la fragua lloran, 
dando gritos, los gitanos. 
El aire la vela, vela. 
el aire la está velando.

FUENTE: POEMAS-DEL-ALMA

viernes, 20 de noviembre de 2015

FUTBOLISTA MUSULMÁN: "UNA VIDA FRANCESA NO TIENE MÁS VALOR QUE LA DE UN NIÑO PALESTINO"

FRÉDÉRIC KANOUTÉ HACE UNAS LÚCIDAS Y TAMBIÉN POLÉMICAS DECLARACIONES SOBRE LOS ATAQUES EN PARÍS Y SU RELACIÓN CON LA PERCEPCIÓN DEL MUNDO ISLÁMICO EN OCCIDENTE

Kanouté3



Lúcidas y polémicas declaraciones del futbolista maliense-francés Frédéric Kanouté al diarioMarca en torno a los recientes ataques en París. Kanouté es un jugador de religión musulmana que cobró notoriedad formando parte del Sevilla y que muestra un notable conocimiento político, como puede verse en sus declaraciones al diario español:

Lo que pasó es una calamidad, pero también pasan cosas así todos los días en otras partes del mundo. Una vida francesa no tiene más valor que la de un niño palestino. En Europa todo el mundo se solidariza y se vuelca cuando pasa en un país europeo o americano y si pasa afuera no pasa nada, que se maten entre ellos.

Kanouté recordó un episodio en 2008 cuando la Liga lo multó por manifestar su apoyo a Palestina y dijo que lo sucedido en ese entonces “era por algo mil veces peor que lo que pasó en Francia el otro día”. Las comparaciones en estos casos son delicadas; quizás aquí se puede tener un poco más de diplomacia y, sin embargo, hay que entender a Kanouté, quien se siente muy cercano a los grandes crímenes contra la humanidad que también se han realizado en Palestina y en países musulmanes, los cuales difícilmente reciben la misma atención mediática

El jugador maliense hace una lectura interesante, explicando que la problemática tiene que ver más con cuestiones políticas y sociales que religiosas:

Hay problemas sociales desde hace muchos años. Les cambian las ideas y con 18 o 20 años, sin haber tenido buena educación, fácilmente se pueden dejar atrapar por estas cosas. Los problemas en Francia son sociales, no son religiosos y hay gente que aprovecha para decir que es una guerra de religión

El Islam es una religión de paz y nos empuja y nos pide vivir en paz con todo el mundo.

Desde el 11-S, no he parado de tener que explicar que el 99% de los musulmanes no aceptan esas atrocidades y son gente pacífica. La gente saca conclusiones rápidas, como que nuestra religión empuja a la violencia o algo así. Es todo lo contrario. El Islam es una religión de paz y nos empuja y nos pide vivir en paz con todo el mundo: musulmanes, cristianos…

Es necesario explicar al mundo que los musulmanes no son terroristas (es decir, estas palabras no tienen identidad vinculante), así como también resolver problemas políticos en algunos países para impedir la radicalización de grupos dentro del Islam –que no son la mayoría, pero dan un mal nombre al conjunto.

FUENTE: PIJAMASURF

GEMINOID F, LA PRIMERA ACTRIZ ANDROIDE

El filme nipón "Sayonara", el primero coprotagonizado por una actriz androide, llegará el próximo día 21 a los cines de Japón tras su estreno internacional durante el 28 Festival de Cine de la capital japonesa.

La película es un proyecto conjunto del realizador nipón Koji Fukada ("Hospitalité"), el dramaturgo Oriza Hirata y el profesor e ingeniero Hiroshi Ishiguro, líder del Laboratorio de Telecomunicaciones Avanzadas de Japón que lleva su nombre y conocido por sus diseños de autómatas de aspecto humano.

"Sayonara" ("Adiós", en japonés) relata la relación entre Leona, una robot humanoide, y Tania, una mujer que ha caído gravemente enferma tras quedar afectada por las radiaciones emanadas de un accidente nuclear sin especificar.

El filme es una adaptación de una obra de teatro del citado autor nipón y constituye la "primera película protagonizada por una pareja de humano y androide", según el Festival Internacional de Cine de Tokio (TIFF), donde se estrenó la película el pasado fin de semana.

La robot protagonista es capaz de hablar y de reproducir expresiones humanas en su rostro, aunque no puede caminar, por lo que aparece en la película sobre una silla de ruedas.

Su cuerpo está construido con un esqueleto metálico articulado y y cubierto por goma y silicona de aspecto similar a la piel, y durante el rodaje fue operado por control remoto.

El androide es un modelo "Geminoid-F" desarrollado por Ishiguro, quien desde 2005 ha diseñado y construido varias generaciones de autómatas de aspecto humano y capaces de interactuar con personas, entre ellos un clon robótico de sí mismo.

FUENTE: EXCELSIOR


Sayonara: Película japonesa tendrá a robot como protagonista





miércoles, 18 de noviembre de 2015

LA MICROESTÉTICA DE LOS MINERALES Y LOS ELEMENTOS QUÍMICOS

LAS FOTOGRAFÍAS DE R. TANAKA NOS ADENTRAN EN LA MAGIA DE LOS ELEMENTOS QUÍMICOS Y LOS CRISTALES

Screen Shot 2015-10-24 at 10.09.15 AM

Algunas personas encuentran belleza en los detalles más pequeños; gracias a ellos podemos ver el mundo como un cristal de mil colores. El fotógrafo japonés R. Tanaka nos invita a ver por nosotros mismos el maravilloso mundo de los elementos de la tabla periódica, uno por uno, en su más esplendorosa luz.

El rutenio, el bromo, el bismuto, el oro, todos ellos son exquisitos pedazos de algo que pareciera venir de otro mundo. Esa psicodelia y esas texturas estarían veladas a nuestros ojos de no ser por la envidiable obsesión de Tanaka por la química y la fotografía (aunque algunos elementos, como el bromo, sean parecidos a lo que vemos cuando nos tallamos los ojos con la cara al Sol).

Tanaka es productor ejecutivo del estudio de microfotografía Cat’s Glove, que se dedica a la farmacografía y la fotomicroscopía. Y aunque su obra es vastísima, él se especializa en química orgánica-metálica y cristalografía, la última como una de las grandes puertas hacia la sanación que existen en el mundo.


La colección de su trabajo se encuentra en Flickr o en su website (en japonés). Cada una de las imágenes es alucinante, tranquilizante e inspiradora. Sin duda el misterio caracteriza a la formación de los elementos que componen nuestra Tierra.







FUENTE: PIJAMASURF

jueves, 12 de noviembre de 2015

LAS MISTERIOSAS PIRÁMIDES DE CRIMEA



Imagínense por un segundo que el interés internacional en Ucrania y concretamente por mantener el control de la península de Crimea fuese otro ajeno al petróleo, la posición geoestratégica o la soberanía rusa.
Quizás la lucha por parte de Ucrania para impedir la independencia de Crimea tenga un 5º elemento del que no se habla, curiosamente, en verano del 2001, se descubrieron una serie de formaciones que aparentemente tenía origen artificial, concretamente se elaboró un grupo de científicos multidisciplinares procedentes de diversos países para investigar que eran exactamente aquellas formaciones.
Como resultado de las expediciones, se ubicaron 37 formaciones megalíticas y 28 de ellas de un enorme tamaño con base romboidal, y la mayoría están total o parcialmente enterradas, la ubicación son las siguientes. Cerca de Sebastopol, al Oeste de Simeiz- Yalta – la ciudad de Konerchino en Bakhchisaray Raion.Otra pirámide de 56 metros se encuentra en la pequeña ciudad de Krasniy Mak y otras 7 pirámides muy próximas a Yalta rodeándola.Según los investigadores, las pirámides de Crimea son de una técnica semejante a las de la meseta de Giza. Asimismo, podemos añadir la siguiente nota de prensa. Simferopil / AQMESCIT (QHA) – Un científico ucraniano descubrió la pirámide más antigua del mundo. Lo más interesante, es que se encuentra ubicada en el rincón más bonito del país, en Crimea. Según ha informado el canal ICTV, el hallazgo fue descubierto por accidente, cuando durante sus métodos alternativos de prueba para encontrar agua, el científico ucraniano Vitalii Goh descubrió objeto subterráneo desconocido, que resultó ser una pirámide gigante de 45 metros de altura y una longitud de unos 72 metros . Goh dijo que la pirámide fue construida durante la época de los dinosaurios.


¿Podemos pensar que el NWO quiere apoderarse de dichas riquezas históricas?, no olvidemos que una de las primeras operaciones en la toma de Bagdad fue el saqueo de su increíble y maravilloso museo arqueológico por parte de las tropas norteamericanas.

FUENTE: VERITAS-BOSS

¡ADOPTE UN BANQUERITO! 15 DE SEPTIEMBRE - EDUARDO GALEANO (LOS HIJOS DE LOS DÍAS)