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jueves, 22 de enero de 2015

SABIDURÍAS DE OTRAS CULTURAS PARA APRENDER A VIVIR EL PRESENTE

En muchas sociedades chamánicas, si vas a visitar a un chamán o una persona de la medicina lamentándote de sentirte desalentad@, desanimad@ o deprimid@, te hará una de estas cuatro preguntas. ¿Cuándo dejaste de bailar? ¿Cuándo dejaste de cantar? ¿Cuándo dejaste de encantarte por historias? ¿Cuándo dejaste de encontrar consuelo en el dulce espacio del silencio? ” Gabrielle Roth, bailarina.

Sabidurías de otras culturas para aprender a vivir el presente.

La vida amazónica sabe vivir y disfrutar del presente aún viviendo al filo de la supervivencia. 

Filosofías orientales como el taoísmo o el budismo zen también adoctrinan sobre la impermanencia propia de la vida, en la que nada es duradero, estable e inherente, y nos recuerdan la importancia de sobrellevar esta vacuidad a través de la educación de la mente y el desprendimiento. 

Otras muchas culturas, y la nuestra propia en el pasado, nos advierten que en realidad, el tiempo medido y calculado por una esfera o un calendario no existe, y que el tiempo vital es saber disfrutar de las experiencias y los hitos de la vida del presente. 

En realidad, arraigar nuestras vidas al pasado y al futuro significa arraigarnos a un sueño que no es real. 

Lo idóneo es pensar, 

como dicen lo amazónicos, 

que nadie muere en su víspera.

FUENTE: UNAANTROPOLOGAENLALUNA

SAHARA LIBRE: UNA ANTROPÓLOGA EN EL DESIERTO


“Los fosfatos, que para el colonizador europeo son de enorme interés, para el nómada camellero y pastoril del Sahara no significan nada o casi nada, o, por lo menos, significan otra cosa. En cambio, una hierba minúscula que nosotros contemplamos indiferentes, es para él de gran importancia” Julio Caro Baroja, antropólogo, 1955.

"En los campamentos de refugiados, las mujeres fueron adoptando la costumbre de permanecer con su madre, ya que, como no les quedaba más remedio que vivir sin hombres, más valía vivir con la madre y las hermanas que no con la suegra y las cuñadas.  A una situación fuera de lo habitual correspondió una respuesta fuera de lo habitual." Sophie Caratini, antropóloga.


'El conflicto del Sáhara en menos de 3.000 palabras', es un cómic de Mauro Entrialgo, sobre la historia de Sáhara Occidental y que se puede descargar de forma gratuita aquí: en su web

Ideal para entrar en contexto de manera muy digerible.
"Es un tema delicado y he consultado a mucha gente. Aunque seleccionar determinados hechos implica un sesgo, he intentado ser objetivo. Está claro que ante un tema polarizado como éste siempre habrá críticas" se exculpaba ya el autor. De todas formas, la activista y defensora de los derechos del pueblo saharaui Aminetu Haidar fue la que acompañó al autor a presentar esta obra.




La antropología también ha estado interesada en este pueblo, aunque realmente el primero de los objetivos fuera el de conocer para colonizar mejor. Julio Caro Baroja, en 1955, fue enviado por las autoridades coloniales españolas para hacer trabajo de campo como mejor sabía hacer: recopilando y detallando, creencias, remedios, métodos de subsistencia... “los fosfatos que para el colonizador europeo son de enorme interés, para el nómada camellero y pastoril del Sahara no significan nada o casi nada, o, por lo menos, significan otra cosa. En cambio, una hierba minúscula que nosotros contemplamos indiferentes, es para él de gran importancia”
También líneas genealógicas, donde la unidad social en el Sahara occidental es la cabila. En opinión de Julio Caro Baroja, "cada una tiene un fundador, y cada miembro debe saber el nombre de siete antepasados suyos, uno tras otro. El que no sabe estos –dicen– es tratado de asno por los alfaquíes. La razón de esta obligación, estriba en que el grado de parentesco desde el séptimo abuelo para acá establece más solidaridad agnática”




"La sociedad nómada saharaui se proyecta en el tiempo más que en el espacio" explica sobre esto la antropóloga Sophie Caratini, que con veintipocos años, se internó en lo más profundo del Sáhara para estudiar a esos “hijos del pasto estacional y de la nube portadora de lluvia”, especialmente a los Erguibat.

"Así fue como partí en búsqueda de los camelleros erguibat... y me encontré con los jóvenes combatientes del Polisario, con sus uniformes de campaña y sus kalachnikovs..."

Ella, cuaderno en mano, comenzó por vía directa:


"-¿Quienes son los Erguibat?"

"-¡¿Que quienes son los Erguibat?! ¿Cómo? ¿no lo sabes?, pues, claro, son Chorfa! (descendientes del profeta Mohammed) Sid Ahmed Erguibi era un hombre muy santo y tenía la Baraka, la bendición divina. Hacía milagros: podía curar enfermedades incurables, devolver la fecundidad a las mujeres estériles y sanar la locura. Hasta podía transformar la arena en oro.
- ¡La arena en oro!


- Sí, así fue como compró la tierra de los Erguibat.

Para conmemorar aquel día, los erguibit nunca utilizan el oro para adornarse. En sus casas no encontrarás joyas ni objetos de oro. Si por descuido un erguibit se monta en en un camello, aunque sólo fuera con un trocito minúsculo de oro, el camello se desplomaría."




Pero no toda la población respondía encantada a sus preguntas etnográficas sobre las tribus. En realidad, el contexto histórico requería tener pies de gato en ese asunto.

- ¡Pero es que aún no te has dado cuenta de que la época de las tribus ya ha pasado! Ningún saharaui te responderá a una pregunta así. No te olvides de que esos que ves aquí son señores feudales y que sus discursos son mentiras. Todos los que perpetúan el tribalismo, refiriéndose continuamente a sus antepasados, son como ellos.- Le espetó un joven.

El primer y radical paso que dieron para unirse por la rebelión, fue el silencio sobre el "tribalismo", pero sin olvidar una historia de largas traiciones hacia su pueblo. Un saharaui le explicó:

- "Cuando los españoles llegaron a las costas del Sáhara hacia 1900-1905, (...) se instalaron en la costa a cambio de un alquiler que los habitantes consideraron como un tributo, crearon mercados y favorecieron el comercio, sobre todo el de armas. Cuando las tribus del conjunto del Sahara se unieron para resistir el avance francés que amenazaba el sur y luego el norte, los españoles se comportaron en apariencia como auténticos aliados. Hasta 1934, prohibieron a los franceses y a sus tropas franquear la frontera (...). Pero cuando los franceses ocuparon el conjunto del Sahara argelino, todo Marruecos y toda Mauritania, España empezó por su lado a conquistar el interior de las tierras del Sáhara y los habitantes descubrieron que habían sido engañados."

"Al principio era casi imperceptible, pero después se dieron cuenta de que estaban colonizando todo el país. Distribuyeron mucho dinero para comprar a los notables y los nómadas terminaron convirtiéndose en asistidos. Entonces acabaron perdiendo poco a poco su territorio y el control de su economía."




"Franceses, españoles y hasta el sultán de Marruecos, en febrero de 1958, organizaron una operación militar para aplastar cruentamente la resistencia de los habitantes. La llamaron Operación Escobillón. A continuación, los países del Magreb y de África Occidental obtuvieron la independencia: Marruecos, Túnez, Mauritania, Senegal, Mali, Argelia, todos menos el Sáhara Español. Claro que España hizo todo lo posible para no llamar la atención, porque había descubierto fosfatos. Para conformar a los saharauis gastó aún más dinero. Halagaron a los notables con dinero, enviaron a sus hijos a la Universidad de Madrid y a las universidades árabes de los países del Magreb. Casi todos volvieron con la intención de luchar por la independencia, pero los españoles no querían escuchar y además los jóvenes no podían tomar la palabra en las reuniones de los notables. Entonces crearon el Frente Polisario, que declaró la lucha armada el 20 de mayo de 1973."

"Queremos construir una sociedad justa, igualitaria. Nuestras tradiciones prueban que somos capaces de ello. Los habitantes del desierto siempre practicaron la solidaridad, la ayuda mutua y el sentido del honor. Entre nosotros, no hay clases explotadoras, ni reyes, ni emires. Queremos recuperar el concepto de propiedad compartida de la antigua sociedad nómada. Somos un pueblo libre y orgulloso, y en nosotros tenemos con qué construir una sociedad moderna mucho más democrática que la vuestra."




Sophie Caratini continuó el estudio de esta lucha que la consideró justa, y en su libro "La República de las arenas" estudió como, a partir de la revolución social, "los saharauis de los campos de refugiados han creado, sin duda, una nueva sociedad y una nueva identidad. En el plano social, se han igualado las diferencias de condición entre los grupos y los individuos; la esclavitud, en particular, ha desaparecido por completo, y el protagonismo social y político de la mujer se ha multiplicado. La práctica de la escisión ha desaparecido completamente, y el montante de la dote, inscrito en los preceptos religiosos del islam, se redujo a un dinar simbólico. La escolarización de todos los niños –chicos y chicas— es completa, lo que significa que toda una generación, y en este momento ya casi dos, han sido escolarizadas a un nivel nunca alcanzado por ningún otro país africano"



"En la actualidad, el matrimonio es libre, ningún saharaui obliga a su hija a casarse con un hombre que no haya escogido, y el matrimonio entre jóvenes de tribus diferentes es algo habitual, lo que no sucedía en el pasado." Pero, aclara Caratini "Las mujeres saharauis no corren el peligro de que vuelvan a mandarlas “al hogar”, como sucedió con las mujeres argelinas después de la revolución." "Los grandes nómadas, es decir, los camelleros que recorren cada año enormes distancias concedían un lugar importante a la mujer, pues a menudo los hombres se ausentaban de los campamentos y ya entonces eran las mujeres las que se ocupaban de la vida cotidiana e incluso recibían a forasteros bajo la tienda, en ausencia de sus esposos, padres y hermanos. Además, entre los guerreros, la religión no era omnipresente, y la mujer disfrutaba de una libertad de comportamiento y también de lenguaje mayor que en las tribus “morabíticas” de la sociedad mora."




Quizás por esa libertad, la sociedad saharaui pasó de ser de patrilocal a matrilocal. "Cuando la dote era simbólica, y los hombres, siempre en armas, solo volvían a su tienda 15 días cada seis meses, las uniones duraban poco. Como consecuencia de ello, las mujeres se encontraban al cargo de hijos de padres diferentes y, consiguientemente, con diferentes suegras. Como en la sociedad nómada el hijo pertenece al linaje del padre, la mujer se va a vivir con su marido y levanta su tienda en el campamento del esposo. Pero en la situación de los campamentos de refugiados, la situación fue haciéndose cada vez más difícil y dolorosa, y, poco a poco, las mujeres fueron adoptando la costumbre de permanecer con su madre, ya que, como no les quedaba más remedio que vivir sin hombres, más valía vivir con la madre y las hermanas que no con la suegra y las cuñadas, sobre todo cuando se tienen hijos nacidos de uniones anteriores que la nueva familia va a tratar como a extraños. Además, las mujeres casadas han adoptado la costumbre de construir junto a su tienda una pieza de tierra batida que les proporciona un poco más de confort, pese a lo costoso de su construcción. Por lo tanto, una vez instalada, a la mujer ya no le apetece mudarse. No hay que olvidar que en los campamentos ya solo quedaban las mujeres con los viejos y los niños. A una situación fuera de lo normal correspondió una respuesta fuera de lo habitual. Probablemente, los cambios no se detengan ahí y sigan produciéndose cuando los saharauis de los campos accedan a verdaderas casas y pasen definitivamente de una sociedad nómada a otra sedentaria. De momento se encuentran a mitad de camino entre una y otra."




Fuentes: 
"Los hijos de las nubes", Sophie Caratini. 
http://sophiecaratinienespagnol.blogspot.com.es/2009/03/hijos-de-las-nubes-entrevista-en-el.html 
http://manueldelgadoruiz.blogspot.com.es/2012/02/los-hijos-de-la-nube-resena-de-estudios.html

LESOTO Y RUHANDA: LA MUJER SHOTO, LA MUJER AMAHORO


Sarah Brokaw´s photo


Lesoto y Ruanda han estado en los puestos más altos del ranking de Igualdad de género del Foro Económico Mundial. Lesoto estuvo hace un par de años en el octavo puesto, y Ruanda en el séptimo en el 2014. ¿Sabes por qué?

Sula, curandera, vive en la aldea ruandesa de Gitarama, al suroeste de Kigali. Durante el genocidio ruandés salvó la vida de diecisiete personas, tutsis, hutus moderados y cuatro europeos entre ellos. 

Un día, advertida del inevitable asalto de las fuerzas hutus, Sula recurrió al oficio que había heredado de sus ancestros. La anciana preparó extraños mejunjes que provocaron vómitos y produjeron una estrepitosa diarrea colectiva a sus protegidos. Tras esparcir aquel reguero de inmundicias a los guardias, simuló estar en trance y comenzó a lanzar maledicencias de grotescos gritos y movimientos epilépticos. Los guardias huyeron despavoridos de aquella mujer poseída por el demonio.

En otra ocasión, Sula consiguió esquivar la muerte cambiando la señalización del camino principal, desviando la ruta de los guardias armados.


Sarah Brokaw´s photo.

Por Ruanda es frecuente escuchar historias de tenacidad y solidaridad de las 

Sarah Brokaw´s photo.
mujeres. Después del genocidio, la ruina era tal que las mujeres tuvieron que avanzar con el lastre de mutilaciones y enfermedades, violaciones, hijos desaparecidos y maridos asesinados o responsables de las matanzas. Se trata de un genocidio que en tan solo 100 días fueron asesinados casi un millón de tutsis y de hutus moderados.

“Trabajamos juntas para reconstruir nuestras casas. Entre nosotras hay viudas de asesinados y también mujeres de hombres acusados de participar en el genocidio”, dice Hanina, una joven viuda de la Red de Mujeres Ruandesas.

Sí: levantar las casas con sus propias manos fue un paso determinante, ya que anteriormente era una tarea reservada a los hombres. “Cuando las mujeres se dieron cuenta de que podían levantar sus propias casas, supieron que iban a poder con muchas otras cosas”, dice Donnah Kamashazi de UNIFEM.

Así, no tuvieron tiempo para pensar en el rencor ni en la venganza. “Antes del genocidio no nos conocíamos, ahora estamos más unidas que nunca. Juntas lloramos, bailamos, cantamos y aprendemos a defender nuestros derechos”, explica Felicite. “Aquí estamos sentadas hutus y tutsis, nos sentimos ruandesas, queremos salir de la pobreza y trabajar por el futuro de nuestros hijos”, añade Hanina. 



David Joles´ photo

Poco a poco pero sin pausa, emprendieron pequeños proyectos cooperativos y recogieron a decenas de miles de niños que se habían quedado sin familia. Hoy en Ruanda es frecuente encontrar hogares en los que viven hasta 12 niños y adolescentes. “Además de las miles de viudas, en el país había más de 300.000 niños huérfanos, sin padres o perdidos, sin saber a dónde ir. Con el paso de los años esa cifra se redujo”, sostiene por su parte Fatuma Ndangiza, ex secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional por la Unidad y la Reconciliación. Es lo que ella define como “solidaridad africana”, que sobrevivió al genocidio.

Hoy en Ruanda, del documento de identidad han desaparecido las señas hutus y tutsis que los colonos belgas habían establecido en 1932, convirtiendo en étnicas las diferencias que hasta entonces habían sido categorías socioeconómicas (algo así como castas). Esa medida de los belgas fue decisiva para alentar el genocidio.

“El principal problema es el trauma. Escuchamos los problemas e intentamos encontrar soluciones. En general las mujeres se muestran abiertas, receptivas, cuando se les ofrece ayuda. Por lo demás, cada cual vive con su trauma como puede. Algunas reciben asistencia y siguen con su vida, pero hay otras que necesitan superarlo para empezar nuevamente” cuenta Assumpta Umurungi, integrante de las Viudas del Genocidio (AVEGA), con más de 25.000 ruandesas viudas.

Ruanda se ha convertido en el país con mayor número de mujeres diputadas de todo el mundo (64% de los escaños del Parlamento). Derechos como heredar o emprender un negocio sin el permiso del marido han sido conquistados por las ruandesas.



El marido de Uyisabye, Vincent Niyonambaza, dice que "cuando ella va a una

reunión, nos explica la importancia de tener mosquiteras contra la malaria, pagar un seguro de salud y tener una huerta con verduras para luchar contra la malnutrición. Las cosas han cambiado. Cuando mi mujer va a las reuniones, yo cuido de los niños. Esto es igualdad de género… esto es desarrollo"

"Nuestro gran número de parlamentarias ha ayudado mucho a tener una legislación sensible a la mujer." añade Alphonsine Mukarugema, directora del Foro de Mujeres Parlamentarias de Ruanda. "Pusimos en marcha una serie de leyes destinadas a luchar contra la violencia de género, y se enmendaron aquellas que perjudicaban a las mujeres. De esta manera, hoy las chicas pueden heredar las propiedades de sus padres, incluida la tierra", añade. "Influimos en las actividades del Parlamento y las leyes aprobadas son sensibles a los temas de género, y velan porque los presupuestos cuiden tanto de las mujeres como de los hombres".


Un ejemplo de que en Ruanda se alteró el orden y las jerarquías sociales es Ingoma Nshya, el primer grupo de mujeres tamborileras del país. Los tambores, al igual que la construcción de casas, sólo podían ser tocados por algunos hombres, cuidadosamente seleccionados. Hoy en día, Ingoma está reconocido internacionalmente. No en vano, es una forma de terapia colectiva a través de la música.




Lesoto es un pequeño estado montañoso y pobre en medio de Sudáfrica, pero rico en fortaleza. Las mujeres gozan desde niñas de una gran independencia y respeto en su entorno.





"Nuestros padres nos enseñan desde niñas a ser fuertes, a cuidar de una misma y de la comunidad. Las shoto debemos ser fuertes. Es algo con lo que crecemos y está en nuestra mentalidad." cuenta Matabiso Tafeng.
Mientras los hombres y los niños cuidan durante meses del ganado en las montañas, las mujeres se ocupan de sacar adelante a los suyos. En el pasado, explica el periodista Xavier Aldekoa, "la mayoría de hombres debía irse a trabajar a las minas de Sudáfrica y muchas veces pasaban varios meses fuera de casa, incluso a veces algún año, porque estaban en época de apartheid y tampoco se les permitía viajar tanto."

"Mi madre nos sacó adelante sola y yo lo haré con mi hija." explica Mafransi Moshebi.

"La independencia de las shotos tiene mucho que ver con la pobreza." cuenta Linah Maseko "La mujer se vio en la necesidad de reducir la pobreza de su hogar y entendió que la mejor forma de hacerlo era estar educada."




"¿Qué ocurre?" continúa Aldekoa "Que cuando la mujer está al frente de la educación de sus hijos, enviaba no sólo a los niños, a sus hijos varones, a la escuela, sino también a las niñas. En Lesoto el 95% de las mujeres sabe leer y escribir. Y ahora mismo Lesoto es uno de los países con más igualdad de género del mundo, por encima de España y de otros muchos países que se suponen desarrollados. Allí la responsable de la policía es una mujer. Pese a todas las dificultades que hay de educación, de sanidad, la mujer tiene una voz y se la escucha en Lesoto."

"Cuando le das una oportunidad a la mujer, normalmente suele mirar hacia el futuro de sus hijos, mira más hacia el futuro y, cuando no hay ninguna otra oportunidad de salvar a los suyos, la mujer normalmente no te decepciona."

"La mujer es el motor de África."




Amahoro es una palabra de la lengua kinyarwanda que significa paz.

Fuentes:
http://www.europapress.es/internacional/noticia-ranking-igualdad-genero-2014-no-hay-buenas-noticias-espana-20141029131318.html
 http://www.fronterad.com/?q=mujeres-ruanda-reconstruccion-y-control-politico
 http://www.elmundo.es/elmundo/2012/03/13/solidaridad/1331623261.html
 http://www.ipsnoticias.net/2014/04/20-anos-del-genocidio-las-mujeres-lideran-en-ruanda/

FUENTE: UNAANTROPOLOGAENLALUNA