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sábado, 1 de abril de 2017

ANTROPOLOGÍA DE LA SALUD: LOS NIÑOS ÉTICOS


La medicina cura una enfermedad, pero no a un enfermo, es decir, a un hombre inscripto en una trayectoria social e individual”. David Le Breton, antropólogo.

... frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, a la angustia y al infortunio social de los pueblos, los microbios como causa de enfermedades son unas pobres causas...” Dr. Ramón Carrillo.

El Dr. Carlos E. García Martínez, decidió estudiar antropología para entender mejorenfermedades de las que nunca le hablaron en la escuela de medicina, pero que sí le hababan en San Felipe de Jesús, situado en el Municipio de Texcoco (México). Allí aprendió otras costumbres y tradiciones, creencias, cosmovisión... en el concepto de salud y enfermedad; en la 'relación' médico-paciente.

"La inquietud de estudiar antropología salió como consecuencia de un choque cultural, que tuvo lugar cuando me mandaron hacer mi servicio social. Es un momento fundamental en la vida de todos los médicos porque enfrentas una realidad social que está en las comunidades distantes.
Fue un gran desconcierto personal cuando me llevaban a consulta muchos padecimientos que jamás había escuchado en la universidad ni en la vida familiar."

"Imagínense la angustia del médico que tiene que consultar padecimientos como "caída de la mollera", "pérdida de la sombra" "niños que están enfermos de susto" o de "empacho", "niños éticos". Yo no sabía de que se trataba. Después lo supe, la etiques es una manera de nominar a una desnutrición severa, pero para mi era angustiante porque le preguntaba a mi enfermera: ¿y cuales son los niños éticos? y ella que me asesoraba me decía "los éticos son como los marláchicos" "¿y cuales son los marláchicos??" "pues como los chípiles"
Eso empezó a generar la preocupación de que los estudios de medicina no eran suficientes para este México nuestro."


"La mayor angustia llegó cuando me llevaron a consulta niños clasoludos, enfermos de clasol. La denominación que sobreviene a los niños menores de un año cuando son tomados en brazos por el padre, después que éste viene de andar con otra mujer."
"De entrada el pensamiento que me vino fue el negarlo, dije eso no es posible, uno no puede enfermar de eso y eso no me enseñaron en la universidad. Pero me desconcertó cuando me describieron la sintomatología y yo la veía claramente: eran niños irritables, tenían abundantes legañas (chingiñas decían ellos), pero el tercer diagnóstico era que cruzaban las piernitas "como tijeritas"."

"Era una unidad médica rural, y atendía a 4 o 5 comunidades, y realizaba hasta 40 consultas. La mayoría no eran padecimientos tradicionales, pero sí había un buen número de casos de este tipo."

"Este país es de una diversidad asombrosa, son 62 por lo menos, cosmovisiones diferentes del mundo, de la vida. Yo ya llevaba el virus de la antropología, llevaba mi cuadernito personal con mis propias notas. Me llamó mucho la atención la cantidad de consejas y de diálogos que escuchaba yo a los pacientes y no sólo en comunidades rurales sino en ciudades. Así que escribí el libro:
"La puericultura y la mitología popular en México" Pretendía analizar desde el punto de vista del médico hospitalario que tanto hay de cierto o no en esos conceptos en los que fuimos criados. ¿Es cierto que si a los niños se paran tiernitos se pandean? ¿Es cierto que si le limpian la baba, se empachan? ¿Las mujeres, si salen durante el eclipse, el niño sale cucho? Logre compilar 50, cuando todavía no era antropólogo. Ahora, lo escribiría de manera diferente, no tan irrespetuoso como fui en aquel tiempo, mi incomprensión me hacía ser irreverente, mordaz."

Ahora lo sabemos, el espanto o el susto tiene ya sus protocolos, están más estudiadas.


¿Qué le pasó?, se asustó, por eso está enfermo. Si lo dicen así, se ve como una superstición tonta; pero si el médico afirma: “está con stress”, ahí sí lo entiendes. Es un problema de semántica. Hay que usar la palabra correcta, pero en el fondo es lo mismo. Que venga un médico a explicarme cómo funciona el stress, eso tiene tanta dificultad como cuando un curandero me quiere aclarar qué es el susto.” explica otro antropólogo médico, Fernando Cabieses.

Por otro lado, también está el contexto económico-cultural, en múltiples casos la pobreza y el hambre. La antropóloga Nancy Scheper-Hugues, en su libro “La muerte sin llanto”, analiza este punto:

...No quisiera cometer el error de simplemente hacerlos equivalentes [al hambre y a los “nervios”] o sugerir que desnudando las capas culturales que rodean la diagnosisnervos, siempre vamos a encontrar en su base el hambre.” "En el contexto particular que analizamos, la cuestión que nos debemos preguntar es: ¿cómo han llegado estas personas a verse a sí mismas en primer lugar como “nerviosas”, y sólo en un segundo plano como hambrientas?"


"Aunque algunos eran graciosos" admite el Dr. Carlos E. García Martínez, "como que a los niños hay que amarrarles la manos de chiquitos para que de mayores no sean tentones", "que si a los niños les hablan por la espalda, se vuelven bizcos", que si les hacen cosquillas en los pies, se vuelven mudos. Que si a los niños les hablan cuando están dormidos, se vuelven sonámbulos, o que si a los niños les sientan antes de 3 meses "se le caen los cachetes".


Fuente:
https://www.ivoox.com/de-medicina-a-antropologia-de-audios-mp3_rf_1854701_1.html
http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-73562010000200002
Nancy Scheper-Hugues, “La muerte sin llanto”
http://www.elortiba.org/carrillo.html

DESCUBREN QUE LOS ÁRBOLES EMITEN UNA SUSTANCIA QUE MEJORA LA FUNCIÓN DEL SISTEMA INMUNE

UNA SUSTANCIA VOLÁTIL EMITIDA POR LOS ÁRBOLES ES RESPONSABLE DE LOS BENEFICIOS DE LOS "BAÑOS DE BOSQUE"


La cultura japonesa tradicionalmente ha sentido una inclinación a la naturaleza, desde los jardines zen hasta la iniciativa gubernamental de los "baños de bosque". Esto se refleja en su particular costumbre de pasar tiempo en el bosque, en una relajación que es a la vez una estimulación estética y del sistema inmune.

A partir de 1982, Japón ha incluido en su programa de salud nacional, bajo el término shinrin-yoku, exponerse a la naturaleza como un proceso terapéutico.

En un estudio de más de 8 años en el que se inviertieron más de 4 millones de dólares, se encontraron cambios en las células del sistema inmune antes y después de realizar caminatas en el bosque. Se han reportado efectos positivos en el sistema inmune, con una duración de más de 1 mes, después de la exposición a la naturaleza.

Estos efectos, según descubrieron los científicos, se deben a una serie de aceites esenciales llamados "fitoncidas" o compuestos orgánicos volátiles antimicrobianos que se encuentran en plantas y árboles y se emiten como protección ante insectos y parásitos. Los estudios muestran que el aire del bosque no sólo se "siente" bien sino que, en realidad, inhalar esta sustancia mejora la función inmune. En otras investigaciones se ha comprobado que los baños de bosque promueven niveles inferiores de cortisol, bajan la presión sanguínea y reducen el estrés en general.

FUENTE: PIJAMASURF

LA MÚSICA DE TUS ESTRELLAS: CONVIERTE TU CARTA ASTRAL EN UNA PIEZA MUSICAL

UN SISTEMA PARA TRANSFORMAR LOS SIGNOS Y ASPECTOS PLANETARIOS DE LA CARTA NATAL EN MÚSICA QUE PUEDE SER USADA COMO UN MANTRA PERSONAL



Desde Pitágoras, uno de los primeros filósofos de la historia --él mismo acuñó la palabra "filosofía", la música ha tenido un vínculo con las matemáticas y con las estrellas. Pitágoras consideraba que los planetas en sus movimientos matemáticos podían asociarse con un sonido, lo que llamó "la música de las esferas". Posteriormente diversos astrólogos elaborarían sobre este concepto pitagórico añadiendo al alfabeto de correspondencias, el cual precede incluso a Pitágoras, una relación entre los astros y las notas musicales, agregando así a esta doctrina de signaturas que mantiene que existe una relación entre los planetas, los colores, los metales, las plantas, las partes del cuerpo, los elementos, los humores y demás.

El astrólogo argentino Néstor Echarte sugiere que existe la posibilidad de "extraer los sonidos que identifican a ese mandala", es decir, la carta natal como expresión geométrica del alma, "a la manera de un mantra único". En este sentido Echarte basa su trabajo en la explicación sobre El Arqueómetro de Ernesto Roca, donde se vincula el zodiaco con diferentes terapias, ya sea la musicoterapia o la cromoterapia, las gemas, los metales y las flores.




En un artículo muy amplio (que recomendamos leer) explica cómo transformar la carta natal en música, inclusive haciendo mención de una serie de softwares que pueden ayudar a convertir a nuestros astros en un sello musical. En la conformación de la partitura musical, "la representación en el pentagrama del teclado con las notas equivalentes a los signos zodiacales, pertenecen, en principio a la primera octava", aunque esto no significa que no se pueda luego experimentar con diferentes ocatavas, sobre todo para representar aspectos astrológicos o tránsitos.

Los esquemas de estas correspondencias no suelen utilizar a los planetas transaturninos (Urano, Neptuno y Plutón), que no eran conocidos en épocas antiguas; sin embargo, se pueden incorporar desde el concepto de "octava superior". Al traducir un aspecto entre dos planetas se obtiene un "acorde"; aspectos que involucran más de dos planetas se pueden volver secuencias de notas "como si se tratara de un arpegio o una pequeña melodía".





Un ejemplo de cómo se puede empezar a transformar los signos y los planetas en notas es dado por Echarte usando el caso de la carta natal de Argentina, que es tomada como si fuera una persona:

En el caso de la Argentina encontramos dos dispositores finales. Uno de ellos es claramente el planeta Saturno que en la carta se encuentra en el signo de Acuario, por lo que la combinación de DO# y LA# sería la representación del mismo. El otro dispositor final es un ciclo repetitivo entre los planetas Júpiter en el signo de Escorpio y Plutón en el signo de Piscis siendo importantes y representativos por encontrarse además en disposición mutua. La combinación de las notas DO y SOL por Júpiter en Escorpio y las notas SI (en una octava superior) y SI (primera octava) por Plutón en Piscis hablaría claramente sobre esta secuencia de disposición final.

Si logramos hacer de manera coherente la conversión podremos obtener nuestra propia pieza musical que de alguna manera signifique nuestra naturaleza. "Una vez obtenidos los distintos archivos de audio finales, éstos me servirán para utilizarlos de distintas maneras, tanto terapéuticas como motivacionales, dependiendo esto de las diferentes lecturas y necesidades que pueden surgir del análisis y evaluación de una Carta Natal", dice Echarte.

FUENTE: PIJAMASURF

CIENTÍFICOS CONVIERTEN HOJAS DE ESPINACA EN TEJIDO CARDÍACO FUNCIONAL

EN UN DESARROLLO SORPRENDENTE, INVESTIGADORES DEL INSTITUTO POLITÉCNICO DE WORCESTER USARON HOJAS DE ESPINACA PARA DESARROLLAR TEJIDO MUSCULAR DE CORAZÓN HUMANO




En la búsqueda de alternativas médicas para el trasplante de órganos humanos, un grupo de investigadores del Instituto Politécnico de Worcester, Massachusetts, desarrolló recientemente una técnica en la que usaron hojas de espinaca para reconstruir tejido cardíaco.

Este desarrollo, sin duda sorprendente, surgió ante la dificultad de regenerar vasos sanguíneos del tejido muscular del corazón, utilizando incluso técnicas avanzas de impresión 3D.

Ante el reto, el equipo dirigido por Joshua Gershlak recurrió a hojas de espinaca, cuyas “venas” conducen agua y nutrientes a las células de forma análoga a como la sangre fluye en los tejidos humanos.

El trabajo de los investigadores consistió en reemplazar las células de la planta en la estructura venosa con células humanas, con lo cual, poco a poco, el tejido vegetal fue sustituido también con tejido humano. Así, la hoja se transformó en un pequeño corazón capaz de bombear sangre a las células a través de un sistema de irrigación que originalmente era de celulosa, un biopolímero que se ha usado ya en la medicina regenerativa.

Por el momento, los científicos consideran que este método podría utilizarse para reparar tejido cardíaco dañado en individuos que han sufrido ataques al corazón o en otros que por una condición genética o de otro tipo son propensos a que dicho músculo se contraiga, y con éste los vasos sanguíneos necesarios para conducir oxígeno, sin el cual no se puede crear nuevo tejido.

Compartimos a continuación el video en donde se explica el desarrollo y, en este enlace, el artículo original de la investigación.




FUENTE: PIJAMASURF

XAVIER CASALTA: EL PODER DEL PUNTO

DISFRUTA DE 2 HERMOSAS PIEZAS SOBRE LA NATURALEZA HECHAS CON PACIENCIA, CONSTANCIA Y MILLONES DE PUNTOS





El artista francés Xavier Casalta se ha especializado en la técnica del puntillismo. Gracias a este delicado trabajo a base de puntos hechos con estilógrafo, logra dotar a todas sus creaciones de profundidad, volumen, textura y una enriquecida gama de grises que da la sensación de un cuadro lleno de diferentes colores.

Desde hace un par de años prepara una serie de ilustraciones sobre las estaciones del año. Hasta ahora ha completado dos de ellas: "Otoño" ("Autumn") e "Invierno" ("Winter").













"Otoño" fue creada sobre una hoja de 56x56cm, la inició en el 2015 y le tomó 370 horas competarla con tinta negra y una punta de 0,10mm. La pieza contiene alrededor de 7 millones de puntos.












"Invierno" es la segunda pieza de la serie; la empezó en el 2016, le tomó 400 horas completarla y contiene 8 millones de puntos. Fue creada en una hoja de las mismas dimensiones que la anterior y con herramientas de las mismas características.

El trabajo de este artista es verdaderamente impresionante;
aquí puedes ver un poco más.

FUENTE: PIJAMASURF

11 PALABRAS QUE DESCRIBEN EMOCIONES QUE HAS SENTIDO Y SEGURO NO SABÍAS NOMBRAR

LA RIQUEZA EN LA DIVERSIDAD DE LOS IDIOMAS NOS DA PALABRAS PARA COMPRENDER LO QUE NOS PASA Y LO QUE SENTIMOS




Cuando en nuestro acervo hallamos palabras que dan forma exacta a eso que estamos sintiendo, es como si pudiéramos verlo. Las palabras nos permiten asociar imágenes o formas a cosas abstractas, como los sentimientos, y también nos ayudan a no sentirnos tan solos y extraños, ya que si alguien asignó un nombre a un sentimiento como el nuestro, también lo sintió en su momento.

A veces, sin embargo, cuando no encontramos la manera de describir una emoción o situación, la dejamos pasar; es así que aplica la famosa premisa de Ludwing Wittgenstein: "los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo".

Ponerle nombre a las cosas ayuda a verlas con más claridad, a entenderlas mejor (a entendernos mejor), e incluso a sanarlas cuando es debido. Seguro te habrás dado cuenta de la necesidad de saber platicarte lo que sientes, ya que si no pasas esta prueba, muy probablemente podría quedarse allí atorado.

Las siguientes son emociones comunes pero que sólo tienen nombre en algunos idiomas, o bien, son recientes en el mundo de la psicología, y quizá con ellas puedas darle mejor forma a eso que te cuentas sobre ti mismo y el mundo:


Lypophrenia (inglés):

Es una vaga sensación de melancolía o tristeza sin un motivo aparente.


Hiraeth (galés):

Añoranza por un lugar al que no puedes retornar, o incluso un lugar que nunca ha existido, o una gran nostalgia por lugares de tu pasado.


Gigil (filipino):

Esa necesidad de apretar los cachetes o algo que te resulta adorable.

Tebar Pesona (indonesio):

Cuando sientes la necesidad de verte atractivo (arreglarte) para los extraños, normalmente con el fin de conseguir una conquista.


Waldeinsamkeit (alemán):

La solitud en los bosques, la sensación de soledad estando únicamente con el bosque.
Gemes (javanés):

Cuando sientes un gran enojo pero no consigues expresarlo.
Kilig (filipino):

La sensación de escalofrío en la base de la espina dorsal cuando encuentras algo romántico estando con alguien.

Kachou Fuugetsu (japonés):

Es un momento que combina la experimentación de la belleza de la naturaleza al tiempo que comprendes o aprendes algo sobre ti mismo.


Lítost (checo):

La sensación de agonía o tormento luego del momento en que sientes el misterio de la propia existencia.

Compersión:

Es un sentimiento de alegría, contrario a los celos, de que alguien muy querido para ti se sienta feliz estando con alguien más. En una relación poligámica, por ejemplo, este sentimiento es muy común.
Abjection:

Una emoción que nos recuerda lo frágiles que somos como humanos. El mayor sentimiento de abyección que vivimos es cuando, recién nacidos, encontramos que estamos separados del cuerpo de nuestra madre. Luego se presenta en momentos peligrosos, generalmente acompañado de náuseas, como cuando vemos una herida horrible o nos hallamos ante un precipicio.

FUENTE: PIJAMASURF

EL TIEMPO SIN TIEMPO: UNA REFLEXIÓN, A LA LUZ DE BAUDELAIRE, SOBRE LA ETERNIDAD CONSUMISTA EN QUE VIVIMOS

EN NUESTRA ÉPOCA SE HA CUMPLIDO PARCIALMENTE UNA DE LAS FANTASÍAS MÁS IMPOSIBLES DEL CAPITALISMO: LA ABOLICIÓN DEL TIEMPO.



Pocas cosas que asusten tanto al hombre contemporáneo como el tiempo libre, el tiempo vacío, los tiempos muertos, el tiempo ocioso, el tiempo sin obligaciones, el tiempo inútil, el tiempo sin sentido manifiesto ni propósito declarado; en pocas palabras: el tiempo para sí. Apenas se encuentra con una de estas pausas, uno de esos intermedios en que no sabe qué hacer, en el hombre contemporáneo se dispara un acto reflejo: lleva la mano a su bolsillo, tantea un poco, encuentra su teléfono portátil, lo desbloquea, toca dos o tres veces la pantalla y comienza a ver el espectáculo mínimo que se despliega en la palma de su mano, ese teatro bufonesco que se monta a cada instante, infatigable, siempre renovado y siempre igual, y que por otro nombre se conoce como redes sociales. No es nada urgente y ni siquiera necesario. No es que el hombre contemporáneo tenga el pretexto de contestar un mensaje impostergable o de revisar un correo relacionado con su trabajo. Nada de eso. Simplemente, el hombre contemporáneo no sabe estar haciendo nada; dicho de otro modo, parece que necesita estar siempre haciendo algo.

Pero no algo así como así. No algo ambiguo, indefinido, abierto, ni azaroso. Algo, por el contrario, muy específico: consumir. A juzgar por lo que sucede actualmente a todas horas, en muchísimos puntos del planeta, el hombre contemporáneo no sabe estar si no está consumiendo.

Desde hace algunos años, Internet ha vuelto realidad una de las fantasías más imposibles del capitalismo: abolir el tiempo real para convertirlo en una sucesión perpetua de consumo ininterrumpido.

Si por un momento y en un ejercicio de imaginación consideramos únicamente los minutos del día que pasamos conectados, ¿encontraremos alguna diferencia que indique la temporalidad de cada uno? ¿Podríamos decir que hacemos algo distinto cuando estamos conectados por la mañana que cuando nos conectamos en la tarde o en la noche? ¿No pasa que, en términos generales, al estar conectados hacemos siempre lo mismo?

Revisamos nuestro feed de Facebook, compartimos una imagen que nos hizo reír, subimos nosotros mismos una fotografía, miramos un video (o empezamos a verlo e, impacientes, lo dejamos a los 5 o 6 segundos si no cautivó nuestra atención)… y poco más que esto. Y esto, repetido a cada momento, todos los días, sin importar las circunstancias. Puede ser un día cualquiera, común y corriente, en nuestro trabajo; un domingo que pasamos con la familia; un sábado por la noche, en medio de una fiesta. Si reuniéramos eso que hacemos al estar conectados, si lo aisláramos y lo sacáramos de su contexto, ¿no nos quedaría una suma monótona, repetitiva, de actos siempre iguales?

Hace un par de siglos, Charles Baudelaire encontró inspiración en el aburrimiento. Al hombre contemporáneo esto le puede sonar contradictorio pero, aunque lo dude o le parezca absurdo, fue posible. Aburrirse no siempre fue tan terrible como a nosotros nos hicieron creer. Baudelaire, decíamos, valoró el aburrimiento, al que en distintas ocasiones y por distintos motivos llamó ennui y spleen, el primero un tanto más vital, el segundo un tanto más fisiológico (como la melancolía, la “bilis negra” de los antiguos). Como si habláramos, en español, de tedio y de acedia, de esa pesadez que nos sobreviene y no nos suelta los domingos a partir de las 6 de la tarde, por ejemplo; y, por otro lado, esa desidia inexplicable que nos ha impedido emprender tantas cosas que quisiéramos hacer pero frente a las cuales algo siempre se interpone, así sea un maratón innecesario de la serie de la que todo mundo está hablando.

Más allá de estas especulaciones filológicas, lo importante es que Baudelaire, a diferencia del hombre contemporáneo, no rehuyó al aburrimiento. No intentó, como nosotros, evadirlo y llenar su vacío engañoso con ocupaciones triviales. Por el contrario: lo enfrentó, lo investigó, lo diseccionó, expuso sus entrañas y, finalmente, lo convirtió en otra cosa. En poemas, sobre todo. Baudelaire, acaso intuitivamente, se dio cuenta de que no es cierto que el aburrimiento sea el reflejo de un tiempo vacío, un tiempo muerto, sino, en todo caso, es señal de nuestra falta de creatividad para vivir y hacer algo con el tiempo que nos fue dado. Mirar una nube, recordar nuestros amores pasados, imaginar qué diría el perro que acompaña nuestras tardes… Hacer algo que sea cualquier cosa.

Un par de poemas de El spleen de París arrojan una luz inesperada sobre este tiempo sin tiempo de nuestra época, este tiempo sin divisiones evidentes, sin separación clara entre tal o cual momento del día, este tiempo en que podemos estar conectados siempre que queramos y sin diferencia alguna para quienes convierten nuestra acción en consumo.

Dice Baudelaire en “El crepúsculo de la noche”:

Va cayendo el día. Una gran paz llena las pobres mentes, cansadas del trabajo diario, y sus pensamientos toman ya los colores tiernos o indecisos del crepúsculo.

Y más adelante, en este mismo texto:

El crepúsculo excita a los locos.

¿Quién podría decir esto ahora? ¿Quién, en este reloj amputado de manecillas en el cual vivimos, podría elogiar o al menos distinguir así el crepúsculo? ¿Cuántos de los que viajan del trabajo a su casa por la tarde, absortos en su teléfono, tienen tiempo y atención para percibir los efectos del crepúsculo en su estado de ánimo?

En Baudelaire mismo encontramos una posible respuesta a estas preguntas. Escribe en “La estancia doble”, también de El spleen de París:

Ha reaparecido el tiempo; el tiempo reina ahora soberano, y con el horrible viejo ha regresado su demoniaco cortejo de recuerdos, pesares, espasmos, miedos, angustias, pesadillas, cóleras y neurosis.

Os aseguro que ahora los segundos están fuerte y solemnemente acentuados, y cada uno, al brotar del péndulo dice: "Yo soy la vida, la insoportable, la implacable vida".

Que el consumo nos aleja de nuestra propia vida, es evidente por la forma en que lo ejercemos en nuestra época. Pero, si Baudelaire tiene razón, podría decirse que rehuimos a los tiempos muertos, al aburrimiento, al aparente vacío propio de toda cotidianidad, porque éste, apenas rompemos la membrana finísima que separa la distracción de la atención, nos revela eso que señala el poeta: recuerdos, pesares, espasmos, miedos, angustias, pesadillas, cóleras y neurosis. ¿Y quién quiere enfrentar eso?

¿Quién quiere ahora vivir su propia vida, cuando parece más fácil vivir la vida que se nos ha asignado?

¿Quién quiere crear su propia vida cuando parece mucho más fácil tan sólo consumir la formas de vida que ya se nos ofrecen?

Twitter del autor:
@juanpablocahz

FUENTE: PIJAMASURF

POR QUÉ LA DISTRACCIÓN ES EL GRAN MAL DE NUESTRA ÉPOCA

NO NOS DAMOS CUENTA -POR LO MISMO QUE ESTAMOS DISTRAÍDOS- DE QUE LA DISTRACCIÓN ES UNA DE LAS CAUSAS PRINCIPALES DE NUESTRO MALESTAR EXISTENCIAL Y SU CÍCLICA PROPAGACIÓN


Desde hace algunos años se viene diciendo que en la era actual, regida por la tecnología de la información y el capitalismo, la divisa más preciada es la atención. Los ciudadanos ya no son sólo consumidores sino también productos; si una empresa logra captar su atención no sólo puede venderles un objeto de consumo sino que puede también vender o beneficiarse de la información que produce la captación de la atención. Y es justamente debido a que la atención es tan valiosa, y por el hecho de que lo económico supera en importancia a lo estético o a lo espiritual, que estamos creando y programando una sociedad de individuos distraídos. (En este sentido es de notar el trabajo de Tristan Harris, quien desmenuza cómo las compañías de tecnología diseñan sus plataformas con la intención de hacer adictos a los usuarios).

El economista ganador del Nobel, Herbert Simon, escribió en 1971: "en un mundo rico en información, la riqueza de información significa una carencia de otra cosa: una escasez de aquello que sea que la información consume. Lo que la información consume es algo bastante obvio: consume la atención de sus receptores". Simon de manera visionaria entendió que la sobreabundancia o riqueza de la información produce una pobreza de atención. Si el bombardeo de estímulos del caudal informativo fuera sumamente relevante, lleno de bits intencionados a llevar a la reflexión profunda, al deleite estético y demás, sería un poco diferente. Pero como notó Aldous Huxley, el método de propaganda actual no es la represión de la verdad sino su anegación en un mar de irrelevancia. El mar de información en el que navegamos es un mar de trivialidad... pero incluso si fuera un mar significativo tendría el peligro de hacernos adictos a sus emisiones constantes y hacernos desatender nuestro mundo inmediato. El peligro de todo esto es sustantivo: perder la capacidad de dirigir y controlar nuestra atención. Lo anterior es lo que define a un hombre de genio, según William James. "Ya sea que la atención llegue como genio o logro de la voluntad, entre más se atiende un tema evidentemente más maestría se logra. Y la facultad de comandar una atención divagante una y otra vez es la raíz misma del juicio, el carácter y la voluntad... Una educación que aumente esta facultad sería la educación por excelencia". James, uno de los más brillantes pensadores de los últimos 150 años, había sugerido basar nuestra educación en el entrenamiento de la atención. El mundo actual ha hecho todo lo contrario y se puede argumentar que colectivamente padecemos un trastorno de déficit de atención.

Sugerimos aquí que vivimos en la era de la distracción, un contexto cultural que está mermando aceleradamente la capacidad de dirigir la atención a voluntad. Por necesidad esto ha producido que por primera vez de manera masiva Occidente empiece a ser consciente de la necesidad de cultivar su atención, de paliar las fuerzas del estrés y la tensión, apropiándose de técnicas orientales de samadhi o concentración, generalmente bajo el término "mindfulness". El cultivo de la atención en Oriente es tan viejo, por lo menos, como los primeros textos religiosos que tenemos (en los vedas se exalta el tapas). Los sabios de la India notaron que de hecho el mundo en el que vivimos, este mundo sujeto al cambio, la muerte, el sufrimiento, etc., es el resultado de la distracción. Todas las eras que sufrimos bajo el sol son de hecho las hijas de la distracción. Lo que otorga al hombre la liberación o ese estado que trasciende el sufrimiento, a veces equiparado con la luz de la divinidad, es el dominio de la atención. Este es el origen de la meditación.


El maestro budista Dzongsar Khyentse Rinpoche nota la centralidad de la distracción en la continuidad formativa del samsara, el mundo cíclico ilusorio en el que naufragamos.

Todas las religiones parecen hablar de una fuerza negativa, de un enemigo... El budismo no cree en la existencia de una fuerza maligna que exista externamente pero si nos viéramos obligados a hablar de una fuerza maligna en el budismo diríamos que es la distracción. Esta distracción es más sutil que la distracción de pasar tiempo navegando la Web... la distracción es el no estar atendiendo plenamente al presente... constantemente no estamos conscientes de lo que está pasando en nuestra esfera de conciencia. Esta forma de vida inconsciente es lo que los budistas llaman ignorancia, avidya. Este es el agente que da vueltas en la existencia cíclica del samsara.

Literalmente el samsara se reproduce permanentemente del acto de percepción que no es consciente de su propia naturaleza y que confunde la manifestación de la luminosidad inherente con fenómenos externos, separados de su propia conciencia, a los cuales proyecta una existencia sólida e independiente. En otras palabras, es el no darse cuenta que no hay separación entre lo que vemos y lo que somos, lo que produce la incesante rueda de sufrimiento, cuyo fundamento es la dualidad, la ignorancia primordial que surge de la inconciencia o distracción. El gran maestro budista del siglo 19 Mipham Rinpoche explica que la distracción (viksepa, en sánscrito, yang en tibetano) entra en la categoría de los tres venenos de la existencia. "Es la moción mental o divagación hacia un objeto que causa la inhabilidad de permanecer unipuntualmente en un objetivo virtuoso". Los tres venenos o kleshas, son las tres raíces fundamentales que causan el deseo o avidez (tanha) que es la causa del sufrimiento.

Dzongsar Khyentse Rinpoche nos dice que en tibetano el término para distracción tiene la connotación de no estar ahi, de una ausencia. Quizás algo así como un estado de sonambulismo, un estado zombie más o menos funcional.

La razón por la que tomamos analgésicos es para no estar ahí con el dolor y luego los tenemos que tomar otra vez, esa es la razón por la que hacemos fiestas, bebemos alcohol, navegamos la Web, vamos de shopping, todo tipo de adicciones. Y la sociedad de consumo lo ama, porque si todas las personas lograran cultivar la atención y evitaran estar distraídos el mercado colapsaría. Pero no creo que nos debemos preocupar mucho de esto ahora. Todos anhelamos distraernos... a veces la distracción nos produce dicha, pero el problema es que la distracción lleva a más distracción y hace que nos enredemos con las cosas... Si tienes distracción no tiene una vida plena, no estás al 100%. Estas pensando en algo más, estás en el pasado o en el futuro.

El enredarnos con las cosas es justo lo que produce deseo, miedo o esperanza y genera karma y da energía a la rueda del samsara. Por otro lado, el hecho de que la distracción nos hace estar disminuidos, a medio gas, por así decirlo, puede constatarse por un estudio realizado por investigadores de la Universidad Carnegie Mellon, el cual mostró que cuando un grupo de estudiantes era interrumpido con mensajes de texto mientras tomaban un examen sus resultados eran 20% más bajos que cuando sus teléfonos estaban apagados.

La idea de que la distracción es una fuerza relativamente maligna bien entendida tiene un significado radical que debe hacernos sobresaltarnos y reflexionar profundamente. Va en radical oposición al curso que lleva nuestra sociedad y a los valores tácitos que promueve. En el mundo contemporáneo se asume que la distracción es un bien o un beneficio de la vida moderna. Nos ganamos el derecho a distraernos luego de trabajar, como dios en el séptimo día. Creemos que nuestra realización es poder entretenernos en familia o en pareja. La libertad es poder escoger cómo nos entretenemos, como matamos nuestro tiempo. Ya que la existencia no tiene significado, ya que no existe más que esta realidad material, todo lo que podemos hacer es pasar bien el rato, entretenernos y distraernos de la inminencia de la muerte, de la nada. Nuestra cultura generalmente no se preocupa por producir obras de arte que nos hagan cuestionar esta forma de existencia o que nos inspiren a buscar el significado, a buscar con pasión una forma alternativa de vida que permita trascender la mezquinidad de lo convencional. Toda la creatividad está puesta al servicio del entretenimiento, de la captación de la atención con un fin comercial.


La imagen que define a nuestra época es la siguiente: una joven pareja cena en un restaurante; ella mira fotos y mensajes en su teléfono celular; él hace lo mismo. Sus miradas casi no se encuentran, y cuando lo hacen son interrumpidas por las demandas de la pequeña insaciable pantalla. (Esta misma escena idéntica puede también traspolarse a la recámara antes de dormir, acaso con tabletas). La tristeza de esto, en la cual no se ha reparado la suficiente, es que si no somos capaces de cultivar la atención, de atender completamente al otro y al entorno, no somos capaces del amor como acción sostenida. El amor sin atención es sólo algo que decimos que tenemos y con lo cual nos distraemos de una realidad que, si la miráramos atentamente, nos dejaría tan insatisfechos que no podríamos más que comenzar a hacer algo al respecto para sanearla, acaso de la misma manera que un hombre que está ahogándose en el mar lo único que tiene en mente es liberarse del peso del agua y salir a la superficie para respirar.

Twitter del autor: @alepholo

FUENTE: PIJAMASURF

ERIQUE ROMERO - CRÒNICA TV - ENTREVISTA CON ANABELA ASCAR

Entrevista realizada el día 26/8/16 en el programa "Hechos y Protagonistas", que conduce Anabela Ascar y se emite por Crónica TV.




LIGEIA (EDGAR ALLAN POE) POR ALBERTO LAISECA