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miércoles, 14 de junio de 2017

CÓMO SUPERAR EL MIEDO A LO DESCONOCIDO SEGÚN UN MONJE BUDISTA

LA COMPASIÓN ES EL ANTÍDOTO AL MIEDO, Y EL KARMA UN MÉTODO PARA COMPRENDER SU EFECTIVIDAD


Hemos sido testigos y víctimas de cómo el miedo provoca atentados, guerras, actos de intolerancia, discriminación, matanzas, acosos, violencia. Hemos vivido la apabullante reacción del miedo: inmediata, torpe, autodestructiva. Hemos abrazado al miedo como un único modo de vida, olvidando que es tan sólo una alternativa de supervivencia. Hemos sufrido el miedo.

Para Gyalwang Drukpa, director de la Drukpa School of Tibetan Buddhism, el miedo en la actualidad navega entre elementos extremistas, inestabilidad geopolítica y recursos naturales limitados; entre las comparaciones, las inseguridades y la envidia. Sin embargo, ¿cómo combatir el miedo que destruye todo lo bueno que hay en el mundo? La respuesta reside, según Drukpa, en la compasión.

La compasión es el antídoto al miedo, y el karma un método para comprender su efectividad. Drukpa explica que el karma no es un destino predeterminado ni la aceptación de la injusticia o inequidad, sino el fenómeno de la naturaleza de la causa y el efecto: “El karma significa empoderamiento, y puede ser parte de la solución. El karma nos da un método para combatir miedo, terror, injusticia e inequidad. El karma significa que no estamos definidos por una situación, sino por las decisiones que realizamos”.

Esta idea abre la posibilidad de que un individuo no sólo elija el coraje y la compasión –en vez del miedo y el odio; también reduce la expectativa y la pasividad de que los líderes o gobernadores establezcan la paz. Es decir que una persona, como el lector mismo, puede “construir paz, y es fuerte, es duradera y es genuina”, pero requiere acciones, “un verdadero sentido de urgencia, coraje y mucho trabajo duro”. Porque, para Drukpa:

La paz significa que cada uno de nosotros tiene una obligación de construir un entendimiento mutuo y una obligación a rechazar el miedo. La paz nos requiere no sólo aceptar, sino celebrar las diferencias entre nosotros. El miedo necesita que rechacemos las diferencias. La paz nos motiva a aprehender las diferencias.

Actividades cotidianas como el trabajo en equipo pese a las diferencias físicas, sociales, raciales, religiosas, derivadas de la sexualidad –orientación sexual y de género, sexo…– son actos de paz y de coraje, pues al rechazar la diversidad se elige el miedo y el odio. Drukpa agrega que “estas diferencias no son las que nos fraccionan. Es la diversidad la que nos fortalece. La diversidad es algo que no debería ser tolerado, sino celebrado. Deberíamos darle la bienvenida con curiosidad, iluminación y goce. Esto es lo que el miedo teme”. Y celebrar la diversidad es algo que se puede realizar de inmediato, algo que impacta kármicamente en la construcción de la paz.

FUENTE: PIJAMASURF

ESPECIAL TLV1 N°18 - MEDIO ORIENTE: "UNA POLÍTICA PARA EL SIGLO XXI"

Especial TLV1 N°18 - Medio Oriente: "Una política para el Siglo XXI" Encuentro organizado por el Instituto La Hora de los Pueblos dirigido por el Dr. Juan Gabriel Labaké, expusieron El Sr. Embajador de Irán Mohammad Farhad Koleini y los consultores y analistas políticos Adrian Salbuchi, Miguel Barrios, Carlos Andrés Ortíz y Daniel Di Giacinti en el Círculo de Legisladores de la Nación Argentina. Buenos Aires - 23 de mayo de 2017.


TLV1 - PSR NAC: FONDOS SANTA CRUZ: EL ROBO "K" DEL SIGLO!!!

Segunda República N° 20 - PSR Internacional: FONDOS SANTA CRUZ: EL ROBO "K" DEL SIGLO!!! Enrique Romero, conductor del programa, analiza junto a Adrian Salbuchi el renovado escándalo del robo kirchnerista de los Fondos de Santa Cruz desde 1993!!!!: 
(01:00) EXPLOTA (OTRA VEZ!!) EL ESCANDALO DEL ROBO KIRCHNERISTA DE LOS DESAPARECIDOS FONDOS DE STA CRUZ. 
(03:10) EXTRAÑA MUERTE DE ALDO DUCLER, "ASESOR" FINANCIERO DE LOS KIRCHNER 
(08:30) NUESTRO DOSSIER COMPLETO: Pida su copia GRATUITA enviando un mail a: arsalbuchi@gmail.com 
(20:00) CLARAMENTE, EL ROBO DEL SIGLO!!! 
(36:40) FONDOS P U B L I C O S EN AREAS DE BANCA P R I V A D A DE GRANDES BANCOS EN PARAISAOS FISCALES!?!? 
(45:26) 1993: EL GOBERNADOR KIRCHNER ANUNCIA POR TV QUE SE ROBABA LOS FONDOS DE SANTA CRUZ!!!! 
(48:00) MACRI LE REGALÓ 72 MILLONES DE PESOS AL CEO DE YPF. 
(51:30) YPF QUEBRADA DESDE HACE 40 AÑOS 
(55:00) HUIDA HACIA ADELANTE DE LOS KIRCHNERS 
(56:17) MACRI DENTRO DEL ESCANDALO ODEBRECHT BRASIL 
(59:20) VISITA DE LA CANCILLER ALEMANA ANGELA MERKEL (62:00) MALVINAS: ¡¡VOLVEREMOS!! HASTA LA VICTORIA!!!!


CAPOEIRA, BERIMBAUS, ZUNGUS Y MANDINGAS: EL QUILOMBO RESISTE


"Me diga de onde veio/Me diga prá onde vai/
Se é casado ou solteiro/Que trabalho você faz
O diabo respondeu/Eu não tenho superior/Sou filho da liberdade
Eu não conto minha vida, o meu bem/Pois não há necessidade
Eu não sou foragido/Nem vocês autoridade
Camaradinho
Iê...
(Eu já canto há muitos anos)

(Dígame de dónde vino / Dígame por donde va /
Si usted está casado o soltero / Qué trabajo hace usted
El diablo respondió / No tengo superior / Soy hijo de la libertad
Yo no cuento mi vida, mi bien / Pues no hay necesidad
No soy pródugo / Ni ustedes autoridad
Camarada
Ie...) 




La procedencia de la palabra "zungu" en diferentes lenguas africanas es la misma: no consentimento, ruido de muchas voces. En swahili significa conspiración, o la mirada sin rumbo ni objetivo. También girar en el mismo lugar, deambular. Así les llamaron en el siglo XVIII a los blancos colonos los de África Oriental, los vagabundos que deambulaban y buscaban, sin rumbo. Las casas que se llamaban así en la ciudad de Rio de Janeiro, las casas zungu, albergaron a los capoeiras, esclavos negros fugitivos que vivían en la capoeira o monte, y que asaltaban a los viajantes por supervivencia. Eran hombres y mujeres que participaban en la lucha contra la autoridad. 

Estas casas zungu, gestionadas por mujeres, sustituyeron a las casas de quilombo, lugares donde se refugiaban y vivían los esclavos que habían huido. Eran casas secretas, ya que al esclavo que huía, si le atrapaban, le cortaban los tendones o las orejas, o los ahorcaban. En Luisiana, eran simplemente una prescripción facultativa por "drapetomanía", enfermedad creada en 1851 y acuñada por el reconocido cirujano y benemérito psicólogo del estado de Luisiana, Dr. Samuel A. Cartwright, quien alegaba que los negros y negras se contagiaban de la discapacidad de querer escaparse epidémicamente. 


Estas casas "zungu" eran como los quilombos que, cosas del lenguaje, actualmente, en el lenguaje rioplatense, común en Argentina, Uruguay, sur de Brasil, Paraguay, significa: caos, desorden, burdel. Quilombo viene de la legua bantú, y significa "campo de iniciación". Además de refugio, las casas zungu también ofrecían el servicio de las "quitandas" o establecimientos en los cuales se hacían negocios (abiertos o cerrados, ambulantes o no) para comprar frutas y hortalizas, que después pasaron a llamarse "casas de angu", y finalmente zungus. Aquí, les ofrecían a los esclavos fugitivos el "angu" una masa espesa a base de harina de maíz, de mandioca o de arroz, y agua. Todavía hoy, en lengua portuguesa, "angu" no es solamente alimento, sino también alude a la intriga, confusión, complicación. Aquello que sorprende por ser inesperado. Será porque además del angu, también les ofrecían batuques, bailes que llegaron a Brasil desde África, realizados en círculo, acompañados de instrumentos de percusión y sueños por escaparse.

"Las mujeres que cuidaban y mantenían estos espacios situados en el centro de la ciudad eran acusadas por la policía de complicidad de una red esclava de fuga" explica Gustavo Ferreira Simões. Eran grupos que pertubaban "la tranquilidad de la élite de la capital del Imperio, que entre 1835 y finales de la década de 1840, temía la posibilidad de que estallara un alzamiento similar al de los malês, ocurrida en Salvador, liderada por negros africanos de procedencia islámica. El objetivo inmediato de los malês era la liberación de los esclavos, el fin de la imposición del catolicismo y la guerra contra la élite bahiana".
Los malês eran los Mandinga, un gran grupo étnico de África occidental conocidos también como mandinka, malinkém, mandé o manden, con un lenguaje común que se llama mandinga. Residen en diferentes países del oeste de África, en las naciones de Sierra de Leona, Gambia, Guinea, Guinea Bissau, Malí, Senegal, Burkina Faso y Costa de Marfil.

El 24 de enero de 1835, un grupo formado por cientos de esclavos musulmanes mandinga y ex esclavos hicieron varios intentos para apoderarse de los puestos claves de Salvador. Aunque la revuelta duró sólo un día, sirvió para despertar las conciencias dormidas convirtiéndose en un símbolo de la resistencia de los esclavos en Brasil.



"Los zungus promovían pequeños movimientos que burlaban las autoridades y permitían la fuga de esclavos, proveyendo alimento, hospedaje y contactos con ex cautivos que resistían en los  quilombos. Los zungus articularon motines y rebeliones, organizaron pandillas y ayudaron a maltas de capoeiras (grupos de capoeiras) en batallas incesantes contra el régimen esclavista.

En un principio, la práctica de la capoeira no era considerada criminal, y la principal acusación que pesaba era la de ser "vagos" causantes de desórdenes, perturbación del orden público y porte de armas. Es a partir del alzamiento de los malês que en la décadade 1870, aparecen las primeras acusaciones de criminalización por la necesidad de "extirpar esta enfermedad moral" según algunas autoridades. En 1890, con la publicación del Código Penal, está finalmente prohibida. El capítulo 402 del nuevo Código, titulado "De los vagones y capoeiras", trataba del asunto explicitando la penalización a "hacer en las calles y plazas públicas ejercicios de agilidad y destreza corporal conocidos por la denominación capoeira; Caminar con armas o instrumentos capaces de producir una lesión corporal, provocando tumulto o desórdenes, amenazando a una persona cierta o incierta, o incutando temor de algún mal".

Los capoeiras, además de encarcelados, también podían ser deportados a Fernando de Noronha y al Mato Grosso. Algunos permanecían detenidos en la Casa de Detención de Río de Janeiro o eran reclutados para el servicio militar, que costó la vida de miles de negros en la Guerra del Paraguay (1865-1870). "Si la capoeira fue capaz de soportar la tremenda presión de la violencia del Estado durante largas décadas, es porque contó con aliados subterráneos, apoyos ocultos, que se escondían por debajo de la ciudad oficial que aparece en los documentos" explica Carlos Eugenio Líbano Soares.
La institucionalización de la capoeira como deporte nacional ocurrió en el gobierno de Getúlio Vargas. Pero antes, aún a principios del siglo XX, militares proponían la enseñanza de la capoeira con los lemas de "perfeccionamiento de la raza brasileña", "defensa de la soberanía nacional". Aunque en la sociedad republicana y supuestamente igualitaria de aquel comienzo de siglo, la capoeira bárbara, para existir, debía civilizarse como arte especializada, enseñada en espacios cerrados, dividida en estilos, jerarquías y grados. Y manejada por la población blanca.


Es en este período, escribe Leticia Vidor Reyes, que "todos los negros serán entonces considerados sospechosos, no más por ser potenciales esclavos sediciosos, sino "hordas de salvajes y bárbaros", que comprometían el "progreso". Existía la oposición barbarie (negro) / civilización (blanco), que sirvió para oponer la capoeira-lucha del siglo XIX, a la capoeira-deporte del siglo XX"


La capoeira es hoy conocida como arte marcial de raíz afrobrasileña que combina aspectos de lucha, danza y juego, al ritmo de la música ejecutada por los mismos practicantes. Se trata de una interacción cara a cara entre dos individuos dentro de un círculo de combate, donde el objetivo consiste en exhibir los puntos vulnerables de un oponente usando la simulación de ataques como arma, y movimientos acrobáticos como defensa. Todo es simulación, se trata de jugar como "malandragem", ser deshonesto al actuar, embaucando, mintiendo, enredando, confundiendo. Se trata de actuar como dicta la Ley de Gérson: "gosto de levar vantagem em tudo" ("me gusta llevar ventajita en todo").
Y también con "mandinga", que es como se le llama a ese poder, fuerza o estilo propio que se activa durante el juego. También es la oración, el "cachimbó", para amarrar las piernas del contrincante, o el don de la palabra que tiene poder. Los mandinga son esos esclavos malês que despertaron las conciencias dormidas aquel día de 1835, y que aún lo hacen al nombrarlos en la capoeira. Mandinga según el lenguaje yoruba de Malí, significa sacerdote o erudito.

En cuanto a la música, los instrumentos los componen los berimbaus, dos panderos, una doble campana que se llama agogó, un güiro llamado recoreco, y un tambor largo llamado atabaque.
El berimbau es un instrumento musical de resonancia, formado por una vara de 1.5 metros de largo, un cable de acero "arame", una calabaza hueca "cabaca" y una sonaja "caxixi". Se asemeja a un arco y su sonido es producido por la tensión que ejerce el cable de acero con la vara de madera y la calabaza que se ajusta en la base como caja de resonancia. En las capoeiras de angola normalmente se cuenta con la presencia de tres berimbaus: gunga, medio y viola. Algunos maestros "mestres" de capoeira afirman que este instrumento era utilizado como una especie de campana por los recolectores de basura para llamar la atención de las personas en los barrios del centro de la ciudad. De acuerdo con el etnomusicólogo Richard Graham, los orígenes del berimbau están fuertemente asociados con las tribus hungu de Luanda y mbulumbumba en el sudoeste de Angola.






"Después de una batalla terrible, la diosa protectora convirtió el arco del Guerrero en el primer instrumento musical de la tribu, para que la música y la paz reemplazaran las armas y las guerras para siempre"
 se dice que cuenta la mitología zulú nguni sobre el origen del berimbau, el arma de la feminidad de las mujeres bantú.

El birimbao (en portugués berimbau) está documentado ampliamente en toda África subsahariana, recibiendo distintos nombres en las diferentes lenguas y culturas del vasto continente. Samuius para los zulúes, gom-gom para los hotentotes, bobre en Mozambique, zedzi de lava en Madagascar, hunga o kungo en Angola etc... Este último, es el arco musical que más se asemeja con el berimbau brasileño de todos los que conocemos en África.

Se dice que el arco musical partió desde África y se extendió por todo el mundo a medida que las tribus esclavizadas eran transportadas a otras naciones. A pesar de no poder portar sus instrumentos con ellos, sabían cómo construirlos y así lo hicieron. Después, las culturas hicieron el resto, cambiando el nombre e incluso los materiales y la manera de tocar a su antojo.

Marcelino González, músico toba-guaraní, cuenta que en su cultura tocan el Gualambau, que viene de "gualang", onomatopeya guaraní del sonido de la cuerda del arco al lanzar la flecha.


De aquí, este instrumento se fue llevando a otros países de Centro América. Aunque digan muchas cosas, lo que mis papás y mis abuelos me contaron y lo que yo he estudiado, aquí en Guanacaste nació el quijongo”, cuenta Eulalio Guadamuz, el músico de casi 80 años que toca el quijongo. El quijongo es el berimbau de Costa Rica. En otros países, como en Salvador, se lo conoce como "carimba".

Otro ejemplo claro son los africanos que llegaron a la India de la mano de los comerciantes aproximadamente en el año 1100. A estos africanos deportados desde su tierra se les conoció como los Siddis, una población afro-asiática que hoy todavía existe. Los Siddis son descendientes de las naciones de habla bantú de África Oriental, de Etiopía y del sur de África, como Angola. Tocan un instrumento exactamente igual al berimbau, conocido como Malunga.


Y ahí que un día se encontraron...






¿Doña Isabel, qué historia es ésa?
¿Doña Isabel, qué historia es ésa?
De estar hecha la abolición
De ser princesa buena
Que acabó con la esclavitud
¡Estoy cansado de hablar!
¡Estoy cansado de engaños!
Abolición se hizo con sangre
Que inundó este país,
Que el negro transformó en lucha
Cansado de ser infeliz.
Abolición se hizo mucho antes
Se sigue haciendo ahora,
Con la verdad de los barrios pobres
Doña Isabel,
No con la mentira de la escuela
Isabel llegó la hora
De acabar con esa mentira
Y de enseñar para nuestros hijos
Isabel,
Cuánto cuesta la libertad
¡Viva Zumbi nuestro guerrero
Se hizo héroe allá en Palmares!
¡Viva la cultura de este pueblo,
La libertad verdadera,
Que ya corría en los Quilombos
Doña Isabel,
Que ya jugaba capoeira.
Fuentes:
http://www.nu-sol.org/artigos/ArtigosView.php?id=24
Reis, Letícia Vidor. O Mundo de pernas para o ar: a capoeira no Brasil. São Paulo, Publisher Brasil, 1997.
Soares, Carlos Eugênio Líbano. A Capoeira escrava e outras tradições rebeldes no Rio de Janeiro (1808-1850).Campinas, Editora Unicamp, 2001.
Casas de zungu: sorpresas de lo inesperado. Gustavo Simões
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-92742012000300009

MUSICOFILIA: MÚSICA Y CEREBRO

"La música parece ser una invención cultural que hace uso de partes del cerebro ­desarrolladas para otros propósitos" Oliver Sacks, neurólogo.

"Todos los que estaban en la sala aquel día padecían tics, cada uno con su propio ritmo. Pude ver erupciones de tics, contagios de tics, que pasaban como una onda por los treinta y pico pacientes con Tourette que había allí. Pero cuando comenzó el círculo de percusión, liderado por Matt, todos los tics desaparecieron a los pocos segundos. De repente, había sincronización, e iban unidos como grupo, tocando al compás del ritmo"
Los síntomas del síndrome de Tourette son irrefenables tics del movimiento, pero también de un explosivo e inapropiado lenguaje. El que relata este curioso concierto de percusión es Oliver Sacks, un neurólogo que, más que de enfermedades o trastornos, habla de personas, y de cómo sus dolencias afectan a sus vidas y de qué manera conviven con ellas. A veces, a través de la música.

"Todos nosotros (con muy pocas excepciones) podemos percibir la música, los tonos, el timbre, los intervalos, los contornos melódicos, la armonía y (quizás de una manera sobre todo elemental) el ritmo. Integramos todas estas cosas y “construimos” la música en nuestras mentes utilizando muchas partes distintas del cerebro. Y a esta apreciación estructural en gran medida inconsciente de la música se añade una reacción emocional a menudo intensa y profunda."


 

La música, única entre todas las artes, es a la vez completamente abstracta y profundamente emocional. No tiene la capacidad de representar nada en particular o eterno, pero sí una capacidad única para expresar estados o sentimientos interiores. La música puede atravesar el corazón directamente; no precisa mediación. […] Y hay aquí, en fin, una profunda y misteriosa paradoja, pues mientras que esa música te hace experimentar dolor y pesar más intensamente, al mismo tiempo trae solaz y consuelo”.

En su obra "Musicofilia. Relatos de la música y el cerebro", cuenta sobre la neurología y la música: cómo el cerebro percibe e interpreta la música, y tiene el poder de despertar zonas dañadas de nuestra mente.

Hay personas que son incapaces de percibir la música como tal (amusia), que sufren de disarmonía o arritmia, como la condición del Che Guevara, de quien dice que “era famoso por su sordera al ritmo”. Mientras, otras poseen oído absoluto (Mozart), capaces de describir cualquier sonido en términos de notas musicales, o incluso de frecuencias. Como el caso de Frederick Ouseley, quien ya de pequeño decía: “papá se suena en Sol”. Hay quienes no pueden reconocer ninguna melodía, y las personas que como Martin, con retraso mental profundo, sabe de memoria más de dos mil óperas completas; es lo que se conoce como “savant” musical.


 

A las personas con Parkinson les afecta "la música silenciosa del cuerpo", ese fluir y elegante del cuerpo, el movimiento normal con naturalidad y fluidez. Cuando caminamos, nuestro paso surge en un flujo rítmico, automático. En el parkinsonismo, este automatismo desaparece. "Es música lo que necesitan los parkinsonianos, pues sólo la música, que es rigurosa aunque espaciosa, sinuosa y viva, puede suscitar respuestas que también lo sean. Y necesitan no sólo la estructura métrica del ritmo y el movimiento libre de la melodía, sino la “voluntad” e intencionalidad de la música, para poder recuperar la libertad de su propia melodía cinética"


Clive Wearing, un músico y musicólogo inglés, a los cuarenta y cinco años sufrió una devastadora infección cerebral que afectó gravemente a su memoria. Su memoria es de siete segundos. La primera vez que escribió en su diario, anotó: 2.10 pm: esta vez estoy perfectamente despierto (…) 2.14 pm: esta vez estoy por fin despierto (…) 2.35 pm: esta vez absolutamente despierto… A su esposa le saluda como si fuera la primera vez en el día, cuando en realidad hacía tiempo que se encontraba en la habitación. Pero cuando Clive se sienta al piano, su capacidad para tocar el piano y el órgano, para cantar o dirigir un coro se conservan intactas, y su memoria se dilata.
En cuanto a la demencia “En el hospital donde yo trabajo –explicaba Sacks- y en un gran número de hogares de ancianos, hay muchas personas que tienen alzhéimer u otro tipo de demencias. Algunos están confundidos, otros agitados, los hay en un estado letárgico y también que han perdido el lenguaje. Pero todos ellos, sin excepción, responden a la música. Especialmente, a las viejas canciones que alguna vez conocieron. Estas melodías tocan los resortes de la memoria y de las emociones, que de otra manera permanecerían inaccesibles. Este tipo de lucidez puede durar horas después”.

"Uno nunca está sin nada, nunca es una tábula rasa (...) algunos aspectos esenciales del caracter, la personalidad y la persona, el yo, junto con algunas formas indestructibles de memoria, sobrevivien incluso en la demencia más avanzada." "En particular, la reacción a la música se mantiene, aun cuando la demencia está muy avanzada".

El video ‘Aive Inside’ (Vivo en mi interior), realizado por Michael Rossato-Bennett, muestra cómo Henry Dryer se sienta, desplomado sobre la bandeja atada a su silla de ruedas. Él no habla, y rara vez se mueve, hasta que un trabajador del hogar de ancianos le pone los auriculares. A continuación, Henry comienza a mover los pies, moviendo los brazos flexionados hacia adelante y hacia atrás, y canta en voz alta en perfecta sincronía con sus canciones favoritas. "Vemos a Henry inerte, tal vez deprimido, sin responder y casi sin vida. Entonces se le da un iPod que contiene su música favorita... Y en seguida se enciende" explica Sacks.




La percepción musical, la sensibilidad, la emoción y otras formas de memoria musicales pueden sobrevivir mucho después de que otras formas de memoria han desaparecido. […] Oír una música conocida actúa como una especie de mnemotecnia proustiana, suscitando emociones y asociaciones olvidadas hace mucho tiempo, lo que le permite a los pacientes acceder a estados de ánimo y recuerdos, pensamientos y mundos que parecían haberse perdido del todo. En las caras se dibuja una expresión a medida que se reconoce la música y se experimenta su poder emocional.

"La música forma parte del ser humano, y no existe ninguna cultura en la no esté enormemente desarrollada y valorada"."Para aquellos que padecen demencia (...) la música no es un lujo, sino una necesidad, y tiene un poder que está por encima de cualquier otra cosa para recuperarlos para sí mismos, para los demás, al menos durante un tiempo."




En 2015, Sacks descubrió que un melanoma ocular del que había sido tratado hacía nueve años se había reproducido y propagado al hígado. Le quedaban pocos meses de vida y encontró al último paciente a quien observar: a sí mismo. Y en cuatro emocionantes artículos en el New York Times, describió esos momentos de confusión física.
Su párrafo final es una oda a la vida bien vivida.

    “Y ahora, débil, sin aliento, con mis músculos, antes firmes y ahora desvanecidos por el cancer, me encuentro pensando cada vez más, no en lo espiritual o sobrenatural, sino en lo que significa vivir una vida buena y plena – logrando una sensación de paz interior. Mis pensamientos se van al sabbat, el día de descanso, el séptimo día de la semana, y quizás también el séptimo día de la vida misma, cuando uno puede sentir que el trabajo está hecho, y puede, en consciencia, descansar.