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lunes, 24 de marzo de 2014

SIMBOLISMO DEL OCTÓGONO: LA GEOMETRÍA DEL 8

Este número se divide en dos partes iguales 4 + 4, que a su vez se dividen en otros dos números iguales 2 + 2, los cuales también se dividen en dos números iguales 1 + 1, de ahí que indica equidad, justicia, equilibrio. El octavo día de la creación se considera simbólicamente como la resurrección de Cristo, razón por la cual a menudo las pilas bautismales son octogonales. Recuerda la vida eterna que se obtiene con el bautismo. Es como una recreación, el comienzo de una nueva etapa expansiva en el mundo terrenal, una vez conocido lo trascendente. La resurrección proviene de la lucha, de la muerte al mundo de los deseos, de la liberación de la rueda de la existencia y del sufrimiento. Esto está expresado en el Budismo a través del Óctuple Sendero, y en el Sufismo por el símbolo del Octógono. En Numerología, este número esta relacionado con el karma, ya que en épocas en las que su influencia sea preponderante, será cuando recibamos como un boomerang los efectos de nuestros actos del pasado.

Muchísimos baptisterios, fuentes, pozos de claustros en iglesias y monasterios, y también de edificios civiles, han sido construidos en forma de prisma de ocho lados. Podemos ver esta geometría repetida una y otra vez en los baños árabes, y también en diversas iglesias de planta octogonal (la Veracruz segoviana, Eunate y el Santo Sepulcro en Navarra, la Capilla Palatina, el Baptisterio de Milán, San Lorenzo Maggiore en Italia, etc.), así como en múltiples torres mudéjares o de esta influencia. Numerosas pilas bautismales muestran igualmente la geometría de ocho lados.

Ya que el número 8 reúne la combinación de la cruz y el cuadrado da la estabilidad en la vida material. El ocho representado por un octógono, simboliza la figura intermedia entre el cuadrado (orden terrestre) y el circulo (orden celeste), por lo tanto es símbolo de regeneración, del paso de lo que es contingente a lo que es eterno.

Como antecedente de la arquitectura de planta octogonal debe destacarse el edificio que hoy conocemos como Torre de los Vientos, situado en Atenas, en las inmediaciones del mercado romano, que fue levantado en el siglo I a.C. por el arquitecto sirio Andrónikos Kyrrestés. Hasta la Edad Media se pensó que era un monumento funerario que albergaba la tumba de Sócrates pero lo cierto es que se trata de una interesante torre veleta que informaba a los ciudadanos sobre los vientos que soplaban en cada momento. En la parte superior de la torre existe un friso que representa a un total de ocho figuras aladas que personifican a los distintos vientos: Bóreas, Cecias, Apeliotes, Euro, Noto, Lipso, Céfiro y Escirón. Es significativo que en tiempos de la conquista otomana de Atenas este edificio octogonal fuese utilizado como lugar de culto por una comunidad islámica, los derviches giróvagos, que a través de rituales y danzas giratorias buscaban la ascensión por la senda de lo divino en busca de la integración con el Altísimo.

Desde un punto de vista simbólico, el octógono representa el enlace entre el cuadrado y la curvatura de la esfera. Es sabido que, en las ciencias sagradas aplicadas al arte, el cuadrado estaba relacionado con la Tierra por sus cuatro elementos, o sus cuatro puntos cardinales; por eso, casi siempre se utilizaba en el románico o en el gótico como base de la columna que se unía al arco o al circulo situado en lo mas alto del templo o del edificio. La forma circular, por su perfección, sin aristas, y al mismo tiempo por su sentido de la globalidad que todo lo abarca, sé refería al cielo, a la realidad divina, o a la materia primordial del Universo. El octógono era así, por consiguiente, el puente que resolvía la unión entre el Cielo y la Tierra, permitiendo – como en el caso de la columna – el tránsito de espíritus, Ángeles y hombres de un lado al otro, en una suerte de Cosmos no quebrado. El polígono de los ocho lados aportaba, asimismo, la polaridad de la búsqueda: cuando la esfera estaba situada dentro del cuadrado, en una variante de la doctrina, entonces el octógono indicaba el camino hacia la interioridad, el paso de lo cuantitativo a lo cualitativo, la vía hacia el latido del corazón, la senda del retorno hacia la madre siempre Virgen del Universo. Pero cuando era el circulo el que abarcaba al cuadrado, el símbolo afirmaba la presencia de la sabiduría divina abrazándolo y penetrándolo todo. El octógono, pues, era la síntesis, a la vez, de una disciplina – en este caso caballeresca de realización espiritual universal y de inspiración eminente en los principios eternos.

Por último podemos mencionar los laberintos octogonales que aparecen en algunas catedrales góticas francesas - Amiens, Reims, Arras,…- que plantean muchos interrogantes sin respuestas fiables.

TEORÍA NEOPLATÓNICA SOBRE EL OCTAEDRO

EXTRACTO DEL CAPÍTULO XV “DE DIVINA PROPORTIONE” DE FRA LUCA PACIOLI (1498)



“Platón asignó las mencionadas cinco formas regulares a los cinco cuerpos simples, es decir, a la tierra, el aire, el agua, el fuego y el cielo, como aparece en su Timeo, donde trata sobre la naturaleza del universo. Al elemento tierra le atribuyó la forma cúbica, es decir, la del hexaedro, dado que ninguna figura necesita de mayor violencia para moverse y, entre todos los elementos, ninguno es más fijo, constante y firme que la tierra. La forma del tetraedro la atribuyó al elemento del fuego, dado que éste , cuando vuela hacia arriba , origina la forma piramidal, como nos muestra nuestra vista cuando vemos que en la base es ancho y uniforme, y que va adelgazándose hacia arriba, de tal modo que su llama en lo alto termina en punta como el cono de la pirámide. La forma del octaedro la atribuye al aire, pues, así como el aire sigue al fuego en un pequeño movimiento, del mismo modo la forma del octaedro sigue a la piramidal por su facilidad para el movimiento. La figura de veinte bases , o sea, el icosaedro, la asignó al agua, ya que limitada por más bases que ninguna otra figura, que en la esfera convenía más el movimiento de la cosa que desciende derramándose que no al de la cosa que asciende. Y la forma de doce pentagonales la atribuyó al cielo como a aquello que es receptáculo de todas las cosas, del mismo modo que el dodecaedro es receptáculo y albergue de todos los cuerpos regulares, como se puede comprobar por la inscripción de un cuerpo en otro …


El Domo de la roca en Jerusalén es un edificio de ocho lados, en cuyo panel exterior hay una orla de octógonos estrellados inscritos en un círculo.; El catolicismo mantiene la estrella de ocho puntas como atributo de la Diosa Chaxiraxi, en su representación católica como Virgen de Candelaria, cuya imagen primitiva tiene una serie de estrellas de ocho puntas grabadas en su manto. La actual está coronada por un arco, en él también pueden verse las estrellas de ocho puntas. Así mismo, este símbolo asociado a otros representativos de la Diosa-Madre existe en los diversos yacimientos de grabados rupestres diseminados por todas las Islas Canarias e incluso decorando piezas de cerámica, además de los específicos de la Diosa púnica Tanit ubicado en el pozo del Rubicón en Lanzarote, Aripe, Los Baldíos, etc., en Tenerife.

((La estrella de ocho puntas se asocia a las diosas Inanna, Astarté e Ishtar)).

((La Luna, Venus y la geometría del 8 ))

La forma de los templos es indicativa de su naturaleza. Buena parte de las iglesias cristianas tienen planta de cruz latina, pero no todas. En la Arquitectura de Vitrubio se habla de las diferencias de estilo que corresponden a los templos según se dediquen a un Dios o a otro. (M. Vitrubio Polión. Architectura. Libro I, 18. Traducción y comentarios Don Joseph Ortíz y Sanz. Madrid, 1787, pág. 11). Acerca de ello, el traductor de la edición que manejamos, el presbítero Joseph Ortíz y Sanz, dice lo siguiente:; He traducido rito la voz statio, que parece verbal de statuo; porque los sacerdotes Gentiles tenían establecido qué forma y figura de Templo pertenecía a cada deidad, determinada por algunas congruencias o atributos de cada una… (M. Vitrubio Polión. Idem, pág. 11 nota nº 11).; El grupo simbólico femenino del 8 podemos verlo vivo aún tanto en la arquitectura civil como en la religiosa. Muchísimos baptisterios, fuentes, pozos de claustros en iglesias y monasterios, y también de edificios civiles, han sido construidos en forma de cilindro poligonal de ocho lados. Podemos ver esta geometría repetida una y otra vez en los baños árabes, y también en diversas iglesias de planta octogonal (la Veracruz segoviana, Eunate y el Santo Sepulcro en Navarra, la Capilla Palatina, el Baptisterio de Milán, San Lorenzo Maggiore en Italia, etc.), así como en múltiples torres mudéjares o de esta influencia. Numerosas pilas bautismales muestran igualmente la geometría de ocho lados.


En primer lugar hemos de recordar aquí que Venus aparece representada en los kudurrus babilónicos por una estrella de ocho puntas: la diosa, una de las estrellas más observadas por los sacerdotes, formaba parte de la triada básica de las religiones astrales, y será relacionada aquí y posteriormente en culturas sucesivas con la lluvia, con la fecundidad, con el erotismo. Lo más chocante es que en la cultura maya, tan distante en el tiempo y en el espacio, es representada de una forma similar y se le atribuye un influjo parecido. Los egipcios la asociarán a la estrella Sirio y a la inundación del Nilo. El cetro de la Virgen de la Estrella, en Tortosa, va rematado por un creciente lunar sobre el que campea un astro radiante con ocho perlas, dos rojas y dos azules haciendo la cruz principal y otras cuatro secundarias, también opuestas dos a dos.; Los ocho rayos de la estrella Ishtar (Venus) podrían venir de los puntos principales del ciclo sinódico Sol-Venus: las dos apariciones del planeta, una por oriente y la otra por occidente, las dos desapariciones, las dos conjunciones con el Sol (inferior y superior) y los dos estacionamientos. Una de las edificaciones religiosas de planta octogonal que más ha dado que hablar en los últimos tiempos es la de Eunate, en Navarra, la patria de nacimiento de Ibn Ezra. Tiene la peculiaridad de que la planta octogonal es irregular, lo cual ha disparado la imaginación de los más conspicuos esoteristas. Se ha atribuido también su edificación a los templarios sin ninguna base probatoria.

La leyenda sobre la capilla de Eunate )) dice que fue mandada construir por una reina, y que allí está enterrada. Efectivamente, allí se encontraron enterramientos: era cosa habitual enterrar a los muertos dentro de recinto sagrado en siglos pasados. Pero pensamos que en esta edificación ha sido depositada otra reina: la talla de Santa Mª de Eunate es reciente, y sin duda debió de haber otras anteriormente. La actual sostiene al niño, que muestra un libro cerrado en la mano izquierda, mientras señala al cielo con la otra en actitud de bendecir.; A nuestro entender, en las dimensiones de la irregular planta octogonal de esta iglesia se ha vertido la doctrina de las claves de la Luna con proporciones precisas, concretas.

Tal sería la reina simbólica enterrada en el lugar. Si la órbita de la Luna fuese circular, barrería ángulos iguales en tiempos iguales. Pero es elíptica: con arreglo a la 2ª ley de Kepler -no conocida en la época de la construcción de Eunate, al menos que sepamos-, la Luna va rápida en velocidad angular cuando está cerca del perigeo (mínima distancia a la Tierra), y lenta cuando se mueve cerca del apogeo (distancia máxima). En este último caso, los astrólogos de la época hablaban de la Luna en movimiento de Saturno, que tiene un significado similar al de este planeta La relación entre el polígono de 8 lados y el principio femenino simbolizado por la concha podemos verla en la mezquita de Córdoba, donde para mayor claridad en su significado simbólico, la concha de la capilla de Alhaken II se halla inscrita en un octógono.;Los nabateos, siguiendo doctrinas anteriores, atribuyeron a cada planeta un día de la semana, un color, un metal, y una figura geométrica: a Saturno le correspondió el hexágono, a Júpiter el triángulo, a Marte el rectángulo, al Sol el cuadrado, a Venus y Mercurio la combinación triángulo-rectángulo. Pues bien, a la Luna le correspondió como cualidad el octógono, según consta de sus escritos. (Juan Antonio Belmonte. Las leyes del cielo. Ediciones Temas de hoy. Madrid, 1999, pág. 122). Parece que la reina enterrada en Eunate, podría ser muy bien una clave astronómica lunar. [6]

((El Octógono))

Uno de los aspectos que más sorprende en el misterio de la orden templaria es la presencia de la figura octogonal en todas sus construcciones. Ermitas, iglesias y castillos repiten por toda Europa y en el Oriente cercano, no por casualidad, este elemento ornamental. La cruz que portaban los caballeros tenía también mucho que ver con esta figura geométrica.; ((SIMBOLISMO: Representa el enlace entre el cuadrado y la curvatura de la esfera.)) Es sabido que en las ciencias sagradas aplicadas al arte, el cuadrado estaba relacionado con la tierra por sus cuatro elementos, o sus cuatro puntos cardinales; por eso, casi siempre se utilizaba en el románico o en el gótico como base de la columna que se unía al arco o al círculo situado en lo más alto del templo o del edificio.; La forma circular, por su perfección, sin aristas, y al mismo tiempo por su sentido de la globalidad que todo lo abarca, se refería al cielo, a la realidad divina, o a la materia primordial del Universo.; El octógono era así, “la unión entre el Cielo y la Tierra”, permitiendo – como en el caso de la columna – el tránsito de espíritus, ángeles y hombres de un lado al otro, en una suerte de Cosmos no quebrado.

El polígono de los ocho lados aportaba, asimismo, la polaridad de la búsqueda: “cuando la esfera estaba situada dentro del cuadrado, entonces el octógono indicaba el camino hacia la interioridad, el paso de lo cuantitativo a lo cualitativo, la vía hacia el latido del corazón, la senda del retorno hacia la madre siempre Virgen del Universo”. Pero cuando era el círculo el que abarcaba al cuadrado, el símbolo afirmaba “la presencia de la sabiduría divina abrazándolo y penetrándolo todo”. El octógono, pues, era la síntesis, a la vez, de una disciplina – en este caso caballeresca – de realización espiritual universal y de inspiración eminente en los principios eternos. La vivencia del octógono en el caballero templario reactualizaba a cada paso de su vida, en la paz y en el combate, la unidad de lo celeste y lo terrenal; en un grado más pequeño tendía a propiciar el equilibrio y el enlace entre el alma y el cuerpo, entre la idea y la acción, entre la salud y el alimento, mediante la movilidad del llamado “espíritu vital”, con que tantas y tantas técnicas de realización han designado a la “respiración”.

Pero el octógono también tenía que ver con la no distorsión del Universo o del mundo, con la unión del cuaternario material pasivo y el cuaternario material activo. Era ya una doctrina conocida por los musulmanes, y a través de éstos por los cristianos, que ambos habían recibido por herencia del mundo clásico aristotélico y platónico. Con la superposición de los dos cudrados, el de los cuatro elementos (agua, tierra, fuego y aire), junto a los cuatro humores y los cuatro estados de los elementos (frío, humedad, calor y sequedad), y haciéndolos girar, tendríamos de nuevo la geometría octogonal. De este modo, ni el mundo ni el hombre estarían, desgajados, ni mucho menos enfrentados como ocurre en nuestro tiempo. El octógono, aparece muy relacionado con (( la Cruz templaria y el alfabeto hermético)), que es sabido utilizaban en sus transacciones económicas y en sus comunicaciones internas. Se encuentra, no solo en los muros de los castillos e iglesias, en las criptas de sus adoraciones, en las masmorras de su dramático cautiverio, sino también en sus documentos.

Algunos autores han dicho que el alfabeto debió serles inspirado durante su presencia en Palestina y otros han dicho que tales gráficos tenían un alcance talismánico o mágico. Lo más seguro es que tuviera un sentido criptográfico a la usanza de otras sociedades esotéricas medioevales.. El uso de ese alfabeto secreto no puede ser entendido sin el empleo de una cruz especial que los caballeros templarios portaban siempre como alhaja, colgada de una cintacuriosamente roja. A esta cruz se la denominaba “de las ocho beatitudes” o “bienaventuranzas”.


LA CRUZ DE OCHO PUNTAS

La cruz de ocho puntas, incluida en un polígono, producirá un octógono. Así pues, dicha cruz serviría como símbolo base para el trazado octogonal en la planta de las capillas templarias. En el plano arquitectónico, al signo mediador del ocho, los caballeros constructores añadían la significación central de la cruz, la Unidad, invisible en la construcción material pero sin la cual ésta no existiría.; Las capillas octogonales se extienden con relación al centro, a la Unidad, al Uno. Este centro supremo, invisible e intangible, que sumando a la realidad visible del ocho producirá el nueve: 8 + 1 = 9.; Vale decir, que el esquema constructivo de estos edificios, basado en la cruz de ocho puntas, contiene en si tanto el número ocho como el nueve.

¿Por qué estos dos números precisamente?. ¿A qué simbolismo cabalístico respondían?. Atendiendo a sus raíces sustentadas por la cábala hebraica, la expresión simbólica del número ocho indica lo que tiende a la forma, el plasma-mater en cuyo seno dormita la vida, en una palabra: la existencia elemental.; Se asocia a la justicia o equilibrio de las cosas porque está formado por dos pares, es luz y sombra. En la cábala el número ocho indica predominio del intelecto sobre la materia, de la experiencia sobre la fuerza, del conocimiento organizado sobre el simple impulso. Ahora bien, esa vida latente, esa existencia elemental, adquiere carácter definido solamente cuando entra en contacto con la unidad. Ese plasma-mater que contiene la vida no es otra cosa que la expresión simbólica de la Madre- Tierra: la Virgen Eterna o Virgen Negra venerada por el Temple, que solamente toma forma cuando es fecundada, cuando entra en contacto, con la Unidad Divina: Dios, produciendo una nueva vida semihumana – semidina.


El nueve, en la cábala, significa serpiente y sabiduría, ocultación, conservación y renovación. Es el número del iniciado; es la síntesis del bien y del mal; la resta y la suma de todo lo que ha sucedido. Su significado esotérico más oculto es el de la muralla econdida y erigida para salvaguardar un anhelado tesoro o custodiar un objeto apreciado rodeado de peligros. En la cábala, el número 8 o letra Heth corresponde al octavo sefirá: Hod (GLORIA); el número 9 o letra Teht corresponde al noveno sefirá: Hesod (FUNDACIÓN). El modelo poligonal de construcción no es un invento templario, ello es evidente. En esto como en tantas otras cosas, los caballeros se limitaron a tomar prestado elementos de la tradición ancestral, realizando un sincretismo acorde cons sus circunstancias y propósitos. A partir del asentamiento de la Orden del Temple en Jerusalén, en el Templo de Salomón y más concretamente en la mezquita de Omar o Cúpula de la Roca, Occidente retoma con pujanza el tipo de construcción poligonal y es la Orden del Temple la que, salvo contadas excepciones, construye estas curiosas edificaciones un poco por toda Europa.

El esquema constructivo octogonal, está claramente inspirado en la Cúpula de la Roca o Santuario de la Roca en Jerusalén. El octógono, la estrella de ocho puntas: en el esoterismo islámico, hace referencia a los cuatro profetas principales (Abraham, Moisés, Jesús y Mahoma), y a los cuatro ángeles mayores que sujetan el Trono de Dios (Miguel, Rafael, Gabriel, Uriel). El domo de la Roca es un edificio de ocho lados, en cuyo panel exterior hay una orla de octógonos estrellados inscritos en un círculo. El edificio está compuesto por un triple cuerpo: el más interior circular, rodeado de una galería octogonal y encerrados ambos por el cuerpo exterior, también octogonal. Su simbolismo responde a ese centro sagrado ya citado: el punto central, ocupado por la Roca Sagrada, es circular y pasa al cuadrado a través de un octógono (o viceversa), en este caso un doble octógono representando la doble unión del Cielo y la Tierra, en ese punto donde la divinidad entra en contacto con los hombres y donde también los hombres – si bien unos hombres muy especiales – pueden traspasar la puerta dimensional que los separa del universo divino. Este santuario islámico fue la primera iglesia de la Orden del Temple. Cuando escogieron el Santuario de la Cúpula como Iglesia Madre o Primer Templo, conocían el significado simbólico del edificio en la escatología esotérica islámico-hebraica y lo tradujeron a su gnosis particular, considerándolo como Templo del Grial (donde se guarda la Copa Sagrada del Conocimiento) y manifestando esta creencia mediante la presencia material de un recipiente, conteniendo la sangre de Cristo, suspendido sobre la Roca Sagrada.


((El Templo del Grial era considerado como Centro del Centro del Mundo.))

Los Templarios conscientes de su valor ritual, señalaron todos los lugares Santos de la Cúpula de la Roca; ordenándolos según una ronda secuencial que los peregrinos debían seguir dentro del recinto sagrado, deteniéndose a meditar ante cada uno de ellos. ¿Es posible que los Templarios reprodujesen, repetidas veces, el modelo poligonal del Templum Domini (Templo de Dios) en sus pequeños recintos iniciáticos?. Un modelo que desde el primer momento fue adoptado como emblema de la Orden y del Gran Maestre, siendo ampliamente repetido en sus sellos – con variantes estilísticas – mostrando siempre el santuario de la Roca coronado por la magnífica cúpula islámica que luce en su cúspide una cruz paté, o a veces, una cruz de ocho puntas.


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