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sábado, 17 de junio de 2017

ESTA ES LA NUEVA FORMA CON LA QUE LA ELITE MUESTRA SU RIQUEZA (YA NO CON BIENES MATERIALES)

ANTE LA DEMOCRATIZACIÓN DE LO BIENES DE CONSUMO, LO MÁS RICOS UTILIZAN OTRAS SEÑALES MENOS CONSPICUAS PARA DIFERENCIARSE

 

Ante la proliferación de los bienes de consumo, en un mundo en el que los artículos de lujo cada vez son más accesibles, la forma en la que los más ricos despliegan su riqueza y mantienen su estatus de superioridad está cambiando. La profesora Elizabeth Currid-Halkett sostiene que actualmente la riqueza se señala a través de bienes intangibles.

El paradigma anterior estaba basado en el consumo conspicuo. Desde que el economista Thosrtein Veblen observara en 1899 que la vajlla de plata y los corsets eran los signos de una posición social elite y acuñara el término "consumo conspicuo", mucho ha pasado y sobre todo el hecho de que el capitalismo ha llegado a todo el mundo y la mano de obra y la materia prima se han abaratado. En suma estamos viendo la democratización de los bienes de consumo -y pagando el precio ecológico de esto. Sin embargo, todo esto no va acompañado de menor desigualdad económica, por el contrario. Y aunque muchos de las personas más ricas aún se destacan por tener aviones y yates que otros no pueden igualar, la forma de demarcar la posición social se ha vuelto más sutil y tácita, según explica Currid-Halkett.

El cambio dramático en la elite es su gasto en la educación y la salud: "la nueva elite cementa su estatus al valorar el conocimiento y construir capital cultural, por no mencionar los hábitos de gasto que van con esto -prefieren gastar en servicios, educación e inversiones en capital humano que en meros bienes materiales". Esto es lo que llama "consumo inconspicuo". Elecciones de consumo que no son ostensibles, pero sí excluyentes. Un ejemplo de esto es el hecho de que las colegiaturas de las universidades aumentaron un 80% del 2003-2013, mientras que el costo de los atuendos femeninos sólo el 6% en el mismo periodo. En Estados Unidos, el gasto del 1% ( de la élite) en educación se ha incrementado 3.5 veces desde 1996 mientras que las personas de clase media no gastan más en educación en el mismo periodo.

Currid-Halkett explica que aunque este consumo inconspicuo es muy caro no se muestra por productos caros o señales muy obvias. Se puede mostrar por leer una revista como The Economist, comprar huevos orgánico de granja o en niños que llevan lunchs de galletas de quinoa en escuelas privadas (aunque ninguna de estas cosas son una señal inequívoca por sí misma, el cruce de factores es lo que lo revela). "El consumo inconspicuo -ya sea amamantar o educación -es un medio para una mejor calidad de vida y una mayor movilidad social para los propios hijos, mientras que el consumo conspicuo es simplemente un fin en sí mismo -mera ostentación".

Es de notarse también que la tendencia actual ya no es que los ricos muestren su riqueza a los otros, sino que se la muestren entre sí, ya que ellos mismos son los garantes de la movilidad social.

Todo esto evidentemente sugiere que la brecha entre las clases sociales se está volviendo cada vez más grande, cada vez más difícil de salvar, a la vez que cada vez menos visible.

Por otro lado, el hecho de que los ricos inviertan en capital cultural y en educación no necesariamente resulta en una oligarquía más ilustrada, ya que la razón por la que invierten en esto es justamente para ser parte de y mantenerse en la elite, es decir, por razones materialistas -y no puramente culturales.. La cultura es vista como algo que realmente se puede presumir, y entonces se usa como una nueva bolsa de lujo. No se trata del enriquecimiento del alma de la persona sino de un medio para mantener el estatus, lo cual notoriamente impide que el bien cultural sea un bien que transforma a la persona.

FUENTE: PIJAMASURF

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