“Dame la mano, amor mío, y partamos a los campos
Para amarnos y caer juntos bajo las cuchilladas».
"Si buscas el calor de mis brazos, debes arriesgar la vida,
pero si estimas tu cabeza, abraza el polvo en vez del amor".
"Anoche estaba junto a mi amante, ¡oh velada de amor que nunca volverá!
Como un cascabel, con todas mis joyas, estuve tintineando en sus brazos hasta bien entrada la noche".
"El amor de la mujer es tabú, marcado con la prohibición por el código del honor de la vida pastún y por el sentimiento religioso. Los jóvenes no tienen derecho a frecuentarse, a amarse ni a elegirse. Las muchachas son objeto de intercambio, y es la política tribal de las relaciones entre su boda. En casa del esposo, la mujer sufre todavía con más dureza dos tipos de mal casamiento. Su marido es con frecuencia un niño o un viejo y es a este compañero impuestos al que ella llama "el pequeño horrible". No hay un solo landay que de testimonio de amor conyugal".
"El «pequeño horrible» no hace nada: ni el amor ni la guerra.
Por la noche, en cuanto tiene el vientre lleno, sube a la cama y ronca
hasta el amanecer."
"¡Oh, Dios mío! Me envías de nuevo la noche oscura.
Y de nuevo tiemblo de la cabeza a los pies, pues debo entrar en el lecho que odio".
"En un medio social dónde lo que nombra la pasión y la sexualidad pasa por ser estrictamente tabú, no teme abordar estos temas sin rodeos, con una brutal sinceridad. Se enorgullece de glorificar su cuerpo, el amor carnal y el fruto prohibido".
"Ven y sé una flor en mi pecho,
para que pueda refrescarte cada mañana con un estallido de risa."
"Pero en este juego de audacia, ella es la que más se arriesga, pues el hombre puede defenderse, huir o refugiarse en un país lejano. Mientras que la mujer no posee tales recursos. Si la descubren, no puede hacer otra cosa que dejarse matar".
"Mi amante es hinduista y yo musulmana,
por amor barro los escalones del templo prohibido".

"Los hombres duros y severos aparecen ante ellas cómo críos, y ellas parecen decir a esos niños barbudos "ya que estáis tan orgullosos de vuestra virilidad y os gusta tanto jugar al juego del honor, pues bien, yo voy a entrar en vuestro juego obligando a asumir las consecuencias extremas de vuestros propios principios". Así, cuando estalla un conflicto armado, el hombre se ve obligado a partir. No puede quedarse atrás, pues las chicas del pueblo se burlaran de él. Si vuelve de una batalla, de un largo viaje o de una aventura cualquiera, piensa irremediablemente en lo que van a decir las mujeres de la aldea. Al final, la inversión se realiza plenamente: es la opinión de la mujer, la mirada de la mujer, la que decide cómo el hombre debe comportarse según su propio código del honor. La mujer hace caer al hombre en la trampa de sus propios valores".
“Oh, amor mío, si tiemblas tanto en mis brazos,
¿Qué harás cuando el entrechocar de las espadas se convierta en mil relámpagos”

Banksy & Shamsia Hassani
"A lo largo de los años de guerra, Afganistán ha sufrido las más crueles devastaciones y las más sangrientas masacres, a lo que habría que añadir deportados del interior y un gran número de refugiados. Los pastún, más afectados que otros por dichos movimientos forzados de población, han pasado masivamente a Pakistán. En el seno de la resistencia y entre los refugiados, el número de los que se entregan a la poesía ha aumentado claramente. Lo mismo sucede con los landay, que surgen en abundancia.
El nuevo landay femenino pone el acento en la lejanía como un desgarro o una herida, lejanía del amante en combate y lejanía de la tierra natal. La mujer exiliada se dirige al viento, así solo el amor-pasión conserva intacta la antigua llama viva, rebelde y libre, esto es: libertaria".
"Son ecos heridos de la gran voz anónima de las mujeres en el exilio. La mujer pastún se haya confinada en el espacio de su tienda. Cada vez está más velada por la presión que ha crecido de los prejuicios religiosos. Ya no tiene campos que cultivar, ni permiso para ir con el rostro descubierto, ni la libertad de bailar y cantar en las bodas. Se convierte en algo semejante a un pez que expira arrojado fuera del río y a una planta arrancada que se seca bajo el sol ardiente.
"Mi amante prefiere los ojos color de cielo,
y yo no sé dónde cambiar los míos color de noche"
"Permanece indiferente tanto a las gesticulaciones masculinas como a los juegos de los niños. Su único deseo, volver una vez más a buscar agua a la fuente del pueblo al pie de las altas montañas nevadas".
"Brisa que soplas del otro lado de las montañas donde combate mi
amante.
¿Qué mensaje me traes?
El mensaje de tu lejano amante es este olor de pólvora de cañón.
Y este polvo de las ruinas que conmigo llega".
"Infinite Woman"de Meena Saifi.